Los políticos de este país nos toman por idiotas, cuando nos embaucan en las campañas preelectorales, cuando incumplen
sus programas una vez que han recibido los votos. Desgraciadamente, la política
en España durante los últimos años consiste precisamente en eso: engañar a los
electores, cuanto más mejor.
Zapatero prometió pleno empleo, Rajoy que iba a bajar los
impuestos, ambos mintieron, pero además no pidieron siquiera disculpas a los
españoles por habernos estafado. Tampoco las han pedido por los numerosos casos
de corrupción y las barbaridades que hemos ido conociendo hechas a costa de
sacrificar el bienestar de los españoles.
La crisis no afecta a los políticos prácticamente, pero ha
llevado al borde de la miseria a millones de ciudadanos y no es justo, que mantener
sus privilegios se haga a costa de incrementar nuestros perjuicios. Quien más y
quien menos, ha reducido un 30 % de sus ingresos durante la crisis, para pagar
los desfalcos que los partidos, sindicatos y organizaciones empresariales
cometieron en las Cajas de Ahorros.
Los españoles estamos hartos de la farsa política que se
representa cada día en este país, con más aforados que Europa entera, con más
casos de corrupción política que toda la Unión Europea, con más imputados,
posiblemente que ningún país del mundo. No es de recibo, ni de paciencia,
seguir soportando a tanto imbécil dar lecciones morales, cuando todos son
incapaces de rendir cuentas ante los ciudadanos.
Por eso voy a hacer una propuesta, porque veo muy interesados
a los políticos en no resolver el problema que tenemos con ellos y seguro que
no se les ocurre nada para poder resolverlo, así que les ofreceré mi
alternativa.
Hacer una ley de tolerancia cero con la corrupción que
indique que todo político que simplemente sea acusado y resulte
imputado deberá abandonar de forma inmediata sus responsabilidades, y si resulta
acusado y condenado por corrupción, no poder volver a ocupar cargo público, ni
relacionado con cualquier empresa que trabaje con las administraciones públicas
en su vida. En caso de que sea absuelto, podrá volver a ocupar cargos públicos. La presunción de inocencia en quienes se conceden a sí mismos aforamiento para evitar el funcionamiento ordinario de la justicia que a todos los demás nos corresponde y permanecer en la impunidad más bochornosa, no puede admitirse, ni es ecuánime, ni es lícito, ni es justo. Ese aforamiento es un privilegio que no se merece quien usa la política y los recursos públicos para cometer delitos, como se ha demostrado en numerosas ocasiones. Ni puede ser un cortafuegos para la acción de la justicia tanto con los autores de los delitos que son una minoría, como con sus cómplices, que son todos los demás.
Señores políticos que dicen representarnos es fácil resolverlo,
mañana mismo pueden hacerlo, pero a ustedes no les interesa hacerlo, pero no se
preocupen porque se les agota el tiempo, las cosas nunca volverán a ser como
cuando ustedes se rieron de todos nosotros desde su despotismo y malversación.
Si no lo hacen, alguien lo propondrá y ese alguien recibirá los votos de la
inmensa mayoría de los españoles para que se lleve adelante una ley anticasta.
Su miseria y mezquindad ha sido tan inmensa y tan intensa,
que este pueblo no puede pasar página sobre sus delitos. Sólo se merecen el
desprecio de los ciudadanos de este país, el desprecio y el olvido.
Enrique Suárez