Cada día me sorprende más el papanatismo de Mariano Rajoy, ahora se deja decir, que cuando Cascos se mostró disponible para ser el Presidente del Principado de Asturias por el partido en el que había militado durante 34 años, todavía tenía su ficha en Madrid, sólo le ha faltado decir que Cascos es madrileño de nacimiento. En fin, Rajoy cada día decepcionas a más españoles, y una vez que Zapatero se aparte de los focos del escenario público, algo que ocurrirá en breve, la intensidad de la luz pública, en su heliotropismo contumaz, va a destrozar al “Ícaro de Pontevedra”, porque desde el PSOE largarán la especie de ¿qué ha hecho Rajoy, esa recreación del tancredismo expectante, para ser Presidente del Gobierno de España?
Si no fuera gallego, se le podría perdonar lo que ha dicho, pero siéndolo, no se puede. El Presidente del PP debería saber que la condición asturiana, al igual que la gallega, no se adquiere por el lugar de nacimiento, sino por el vínculo a nuestra tierra. No es más asturiano quien nace en Oviedo, que quien nace en Buenos Aires, México, Hamburgo o Bruselas, siendo hijo o nieto de asturianos. Ni siquiera hay que nacer en Asturias para ser asturiano, porque los asturianos no somos segregacionistas, al contrario, desde que hay crónicas escritas (hace más de 2.000 años) somos acogedores con los que vienen, siempre que respeten nuestra libertad y nuestras costumbres.
Nunca ha habido xenofobia en Asturias, con razones para haberla, como cuando en el Avilés de los años sesenta sólo 1/3 de su población era de origen avilesino y 2/3 de otros lugares de Asturias o de España, al final nos arreglamos; porque los asturianos nos hemos movido por el mundo, venciendo nuestra condición de aislamiento y somos extraordinariamente cosmopolitas. Nadie en Asturias desdeña lo ajeno, aunque todos presumamos de lo propio. Ambas cosas son compatibles.
En Asturias nunca han medrado los nacionalismos, porque los asturianos nos sabemos españoles sin complejos, aquí se dice: Asturias es España y lo demás tierra conquistada. Y ciertamente es así, el concepto de comunidad integrada con el resto de las comunidades españolas surge en Asturias antes que en ningún otro lugar y si la unidad de la nación se resiente, en Asturias nos enfrentamos a quien sea, porque buena parte de la historia de España nace en Asturias.
Rajoy no tiene idea de la historia de Asturias, hasta en siete ocasiones Asturias se ha levantado contra los opresores que han tratado de cambiar su destino, desde fuera, en todas ellas tuvo repercusiones en España, lo que aquí hicimos. La invicta Asturias siempre ha sido la última frontera contra la opresión, el inexpugnable territorio tras las montañas, en el que un puñado de asturianos rechazaban doblegarse y se enfrentaban a los invasores, hasta la muerte si era neceario, porque aquí sabemos que la vida sin libertad no es vida.
La primera ocasión, en la noche de los tiempos, hace milenios, fue con la resistencia de los celtas y castreños a las invasiones de los ligures del norte de Italia. Hasta aquí llegaron y no pasaron.
La segunda, en la que la mayoría del pueblo astur fue exterminado, fue contra los romanos: Asturias fue el último lugar por conquistar de la Europa Continental por el Imperio Romano. El mismo emperador Augusto tuvo que desplazarse hasta Astorga para someter a la gente que poblaba estas tierras.
En el año 718, Asturias fue el lugar donde se resistió a las invasiones musulmanas y la Batalla de Covadonga fue el inicio de una monarquía asturiana con afán de reconquista, el último foco de resistencia y el origen de una España cristiana y occidental, con la fundación de su monarquía. No pudo ser una simple refriega, lo que terminó siendo un alineamiento con el orden occidental, cristiano y europeo.
En la época de Enrique II de Trastámara, heredero del Conde de Noreña, Asturias fue el último reducto de la España cristiana que se enfrentó a la vesania de su hermanastro, Pedro I el Cruel, al que derrotó definitivamente en la batalla de los Campos de Montiel, provocando un cambio de dinastía y orden, en los destinos de España.
El 9 de mayo de 1808, cuando se tardaba 15 días en llegar desde Madrid a Asturias, sólo siete días después del alzamiento de los madrileños contra la invasión francesa, los asturianos enviaron embajador a Londres, comenzaron a crear juntas locales, declararon la guerra a Napoleón, y decidieron gestionar sus propios asuntos frente al pequeño corso. En 1812, en Cádiz, se promulgó la primera constitución española, en buena parte, gracias a la participación de los ilustrados liberales asturianos. En 1820 fue sancionada porque el General Riego sometió al felón Fernando VII al orden constitucional, algo que le costó la vida tres años después.
En octubre de 1934, Asturias se levantó contra la República, en una revolución sin precedentes, declarándose independiente de los destinos del Gobierno de Madrid, algo que intentaron en otros lugares de España, pero que sólo en Asturias se materializó. El mismo general Franco sofocó la revuelta a distancia, por medio del General López Ochoa (y el abuelo de Rodríguez Zapatero). Sin embargo, dos años después, Asturias permaneció leal a la República cuando el general Franco decidió alzarse contra el orden establecido y el desorden existente. Durante la dictadura posterior, Asturias fue el lugar de España donde hubo más enfrentamientos contra el poder franquista, desde los maquis que se echaron al monte, hasta “la huelgona del 62”. En Asturias se configuraron las opciones políticas que se enfrentaron al régimen franquista desde la clandestinidad.
La séptima ocasión en que Asturias se ha levantado, ha sido el pasado domingo, 22 de mayo, cuando los asturianos han concedido con sus votos el triunfo en las elecciones a Francisco Álvarez Cascos y a su partido Foro Asturias, en tan solo cinco meses de existencia, por delante del PP y del PSOE al mismo tiempo, contra la campaña más infame de estos partidos en el desprestigio del candidato ineludible, contra viento y marea, contra la mayoría de los medios de comunicación, sin apenas recursos, con un puñado de indignados asturianos, a pico y pala, a tres turnos, y con un Francisco Álvarez Cascos que ye más asturiano que la boina de Pinón, que ha recorrido 60.000 kilómetros en esta campaña y realizado más de 120 actos electorales y muchos más, no electorales, para recoger el apoyo de sus paisanos.
La semana pasada, tras conocerse el resultado electoral, Fernando Alonso decidió cambiar su domicilio fiscal de Suiza a Asturias, ayer David Villa, paseaba su asturianía con orgullo envuelto en su bandera azul con la cruz de la victoria, en el Camp Nou, tras haber obtenido el barsa su cuarta copa continental. Hoy Rafael Fernández Tomás, hijo del primer presidente socialista de Asturias en la actual democracia, nieto del último presidente asturiano de la República, se ha afiliado a Foro Asturias, tras que un indigente intelectual de la FSA dijera que Foro Asturias representaba "la entrada de la extrema derecha" en España.
Y tú, Rajoy, que tuviste que traer autobuses de León, Valladolid y Palencia, para rellenar el mismo auditorio, en el que se quedaron 1000 personas en el hall, por no haber ya espacio posible, cuando Cascos cerró la campaña, nos vienes a instruir, una vez más, a los asturianos y asturianas sobre el pensamiento políticamente correcto. Perdona, ¿pero no tienes sentido del ridículo?, ¿te ha contagiado Zapatero la estupidez? Por cierto, Zapatero también tuvo que traer autobuses de otros lugares fuera de Asturias, para rellenar su acto central.
Mariano Rajoy, a pesar de ser gallego, tú no entiendes Asturias, nosotros no somos como en otros lugares de España que juegan a ser naciones para sacar tajada, al contrario nosotros somos españoles y nos han condenado a la dependencia porque quieren someternos, lo mismo hizo Franco, que el PP, que el PSOE, pero también nos rebelamos contra el “sometimiento féliz”, sabemos que lo que no depende de nosotros mismos no sirve.
No se puede ser asturiano sin amar la libertad hasta enfrentarse con los opresores, tanto si te quitan como si te dan, eso es lo que define a nuestro pueblo, la independencia, pero no la sedición y para eso no hay que nacer asturiano, hay que sentir, sencillamente, que somos diferentes, y eso se logra amando Asturias. Te dejo con Melendi, sigue aprendiendo, marianín, que te queda todavía mucho para que en esta tierra te recibamos con los brazos abiertos.
Te lo vuelvo a repetir Mariano, Asturias será tu talón de Aquiles, trátanos sin respeto, como estás haciendo y terminarás tus últimos días como Napoleón en Santa Helena, en un pazo de las Rias Baixas, maldiciendo Asturias, porque fue el origen de los errores que malograron tus ambiciones. Sin acritud, por ahora.
Enrique Suárez