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lunes, 15 de marzo de 2010

La financiación ilegal del PSOE


Es fascinante comprobar cada día como desde los medios de comunicación patrocinados por y para el Gobierno, se va forjando la construcción de la verdad oficial, entre los presentadores y los contertulios que entrevistan a los discrepantes de la doctrina del buen talante. Hoy le ha tocado a Esperanza Aguirre en los desayunos de TVE, una cadena de televisión que pagamos todos los españoles, para que el PSOE la utilice en su interés político, cierto es que lo mismo se podrá decir de Tele Madrid, con la diferencia de que la cadena nacional se recibe en toda España y la de la capital en la comunidad madrileña y algunas plataformas digitales.

En uno de los momentos culminantes del interrogatorio (no se puede llamar entrevista al esperpento), la presentadora dicharachera, Ana Pastor, llegó a decirle a la Presidenta de la Comunidad de Madrid: “yo pregunto y usted responde”, “ha venido usted rebelde” y cosas por el estilo. Me gustaría ver a la inquisidora ante el líder mesiánico del partido, el ínclito José Luis, para contabilizar las chiribitas entre sus parpadeos. Respecto a los dos contertulios que preguntaron a Esperanza Aguirre, a los que desconozco –solo les he visto en ese programa de TVE-, se pudo observar la misma tendencia.

Quiero felicitar a Esperanza Aguirre por las magníficas verónicas y chicuelinas con que recibió los embates de los mansos, mostrando que las preguntas empitonadas, se pueden librar con respuestas inteligentes. Una gran lección de retórica la de la Presidenta de la Comunidad de Madrid (que envidia nos da a la mayoría de los españoles tener a alguien competente en el gobierno, aunque sólo sea autonómico).

El Gürtell y las ONGs

Los discípulos de José Luis siguen pensando que los españoles somos idiotas, resulta muy molesta su falta de respeto por nuestra inteligencia. A propósito de la entrevista comentada, y las preguntas sobre las implicaciones del caso Gürtell en la Comunidad de Madrid, nada que añadir a lo expresado por Esperanza Aguirre: “tengo la certeza de que no habrá consecuencias penales para los implicados en los distintos ayuntamientos y comunidad , pero evidente si hay consecuencias políticas, y eso es lo que se ha resuelto ya con la dimisión de los imputados”. Una respuesta muy inteligente.

Pero vamos a ver, ¿cuándo se ha invitado en Televisión Española –la cadena que pagamos todos los españoles- al señor Montilla para que explique lo ocurrido en el caso Pretoria?. Nunca, eso no toca. Tampoco se hará un monográfico sobre el desastre eléctrico de Gerona, ni se pedirán responsabilidades políticas a los implicados en la enajenación de Endesa. Nada de nada, silencio absoluto.

Verán ustedes, en este país todos los partidos políticos se financian ilegalmente, lo hace el PP, pero también lo hace el PSOE, aunque las ilegalidades del primero se destaquen en letras de neón y las del segundo se enmascaren en numeras circunstancias y figuren en letra muy pequeña en todos los medios subvencionados por el Gobierno. Por supuesto, los nacionalistas se financian ilegalmente y pobre del que se le ocurra decir que el caso Millet era algo más que una prueba de avaricia personal.

La estafa de la solidaridad

Pero lo que llama poderosamente la atención es el ejército de financiados del partido desde el Gobierno nacional, autonómicos y municipales, con la única función de realizar propaganda permanente a costa del erario público. No solo me refiero a los miembros del club de la ceja y patronos de la SGAE, sino a todos los trabajadores contratados por las agencias sociales, ONGs y colectivos que se dedican a promover el PSOE por cielo, tierra y mar, sin descanso ni interrupción, desde que el partido entra en el Gobierno hasta que dure.

También están los sindicatos de clase, CCOO y UGT, con cerca de 300.000 liberados dispuestos a echar una mano cuando se precise. Y por supuesto, los funcionarios contratados por servicios creados por el Gobierno ex profeso, para dejarles tiempo libre y ejercer de propagandistas permanentes del partido que les da de comer. Calculen ustedes entre contratados permanentes y temporales, alrededor de un millón de activistas políticos del PSOE a los que todos los meses pagamos el sueldo –un buen sueldo-, para que “hablen bien del partido a todo el mundo”.

Por poner un ejemplo, les dejo el caso de la ONG que la Secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, dirigía antes de ascender en el partido, porque Solidaridad Internacional ha recibido para los próximos tres años alrededor de 30 millones de euros, más que la Cruz Roja o Cáritas, con programas tan singulares como el siguiente: “Convenio Regional en Derechos sexuales y reproductivos de las mujeres palestinas, jordanas y libanesas en situación de vulnerabilidad (2.600.000 €)”, teniendo la desfachatez de decir que se someten anualmente a una auditoría singular: Solidaridad Internacional somete anualmente sus cuentas a una auditoría externa que es depositada en el Protectorado, de acuerdo a Ley. Las cifras auditadas están contenidas en las memorias anuales (informes económicos y de actividad), que ustedes pueden comprobar porque son un auténtico prodigio de ingeniería financiera. Al final, tienen la desfachatez de considerar como parte del voluntariado a los que cobran todos los meses, y resulta “extraordinariamente eficaz” la gestión, pues con poco menos de 2 millones de euros cubren todos los gastos de personal, dicen.

Es curioso y singular comprobar que todos los que trabajan en “empresas solidarias” son de izquierdas, pero no se piensen ustedes que es porque son los únicos solidarios, sino más bien que para las empresas solidarias sólo se contratan a los “voluntarios” de la izquierda, porque ya se sabe que lo social es en este país de su exclusivo patrimonio.

Haciendo un cálculo estimativo de lo que nos cuesta a los españoles al año la contratación del aparato de activismo y propaganda del PSOE, a costa de nuestros impuestos, se puede decir que este partido nos esquilma a los españoles, alrededor de 25.000 millones de euros para que los amigos de la causa socialista patrocinen las cejas de José Luis, eso de sueldos; luego añádanse las subvenciones periódicas a las causas magníficas, como la de financiar (con 2,6 millones de euros) las prácticas anticonceptivas de las mujeres libanesas, jordanas y palestinas, que no utilizan anticonceptivos porque su religión musulmana se lo prohíbe (y lo cumplen a rajatabla).

Observando las distintas partidas por países, se puede comprobar que la financiación de esta ONG es un patrocinio encubierto de los partidarios y afines al socialismo, es decir, un "patrocinio ideológico" que nada tiene que ver con la solidaridad, sino con el apoyo internacional a los grupos afines, que recibirán dinero público español con fines solidarios y lo utilizarán con la finalidad de propagar el socialismo en sus respectivas comunidades. Así que los españoles, no solo financiamos ilegalmente al PSOE por medio del patrocinio del voluntariado (activismo y propaganda), sino que además somos "solidarios a la fuerza" en el patrocinio de la expansión internacional del socialismo, a lo que desde el pensamiento políticamente correcto se denomina "solidaridad internacional", cuando en realidad es una tapadera para estafar a los ciudadanos. No sé porque llaman a la ONG "Solidaridad Internacional", cuando si la hubieran llamado "Socialismo Internacional" hubiera quedado todo más claro.

Pero lo importante es el Gürtell y la corrupción del PP. Y al que diga lo contrario se le califica de “facha”, por apartarse de la doctrina social de José Luis y sus “voluntarios”. Y 4 millones y medio de españoles en el paro involuntario, por “fachas”, se lo tienen bien merecido, que se hagan del PSOE ya verán que pronto encuentran trabajo como "voluntarios".

Biante de Priena

El arte de lo imposible


El canciller Von Bismarck definió la política como “el arte de lo posible” y la definición mantuvo su vigencia hasta que José Luis llegó a La Moncloa; este innovador rebelde que el destino nos ha brindado a los españoles como penitencia por nuestros pecados democráticos, se ha propuesto -y está consiguiendo- que también se pueda definir como “el arte de lo imposible”, demostrando que su un arte está en lograr que la gente vea lo que no puede ser -ni aquí, ni en Pandora- también como posible, siempre que haya alguien como él, de profundas convicciones e ignorancia extrema, pilotando el viaje de este país hacia su futuro.

Es lo que tiene confundir la Ilustración con el brillo de los zapatos, el despotismo iletrado, que no tiene límite, ni freno, en su osadía. El ínclito José Luis, es un hombre de enraizadas certidumbres al mismo borde de la iluminación, empeñado en demostrar que la realidad se equivoca y que todos, menos él, viven en el error y además son los únicos culpables de todo lo malo que nos ocurre, porque el piensa: “si mis intenciones son buenas ¿cómo voy a ser responsable de que las cosas no vayan bien si hago todo lo mejor que sé y puedo?". Cuando se reflexiona en serenidad sobre su comportamiento, su talante zangolotino invita más al miedo que a la ternura.

La lógica difusa de la ciencia infusa

Ayer he leído que la ministra de Ciencia e Investigación, Cristina Garmendia, quiere dotar a este país de una Nueva Ley de la cosa, aventurándose a decir que supondrá una estrategia novedosa, una especie de panacea para salir de la crisis económica que nos asola. Nada más lejos de la realidad, querida ministra, porque para que esa ley tuviera alguna posibilidad de resultar beneficiosa, primero tendría que convencer a sus compañeros de gabinete de que tienen razón "los fachas” porque el mundo es esférico, y no cúbico como ellos se piensan.

En primer lugar, ser ministra de Ciencia es un cargo político que invita a mofa y burla por su antítesis –política y ciencia son agua y aceite, no mezclan bien-; en segundo lugar, ser ministra de Investigación en un Gobierno que lo único que hace es promover el espionaje de sus rivales políticos para continuar en el poder, sin la mínima autocrítica y prudencia, es un tributo al enmascaramiento propio de los edecanes de la corte de La Moncloa, ocultar e investigar nada tienen que ver; por último, ser ministra de Ciencia e Investigación en un gobierno que pretende que los problemas económicos se resuelven con buena voluntad y total desconocimiento, es algo que denota una aproximación a la acción desesperada al proponer una nueva ley, nada más lejos de la ciencia, señora Garmendia, que nada tiene que ver con el oportunismo y el engaño urdido para estafar al prójimo.

La buena de Cristina Garmendia, en su inocencia irredenta, no se ha dado cuenta de las incompatibilidades, ni de las suyas -posiblemente transgredidas para hacerse con un patrimonio considerable siendo funcionaria del Estado-, ni las de sus queridos compañeros de bancada ministerial, que emulan esa magnífica obra de El Bosco titulada La Nave de los Locos, sin rumbo, ni destino, pero extraordinariamente animada y jocosa.

Con la ciencia hemos topado, querida Cristina, con los paradigmas y las falsaciones; con el rigor y la prudencia; con la discrección y el propósito; con las hipótesis, discusión y conclusiones de la investigación predeterminada; con el trabajo arduo, individual y colectivo, para descubrir nuevos caminos donde antes no existían. Es decir, con la previsión y el control que provienen del esfuerzo y la perseverancia, y no con la ocurrencia y el milagro (laico, pero milagro) que provienen de la iluminación de un “adanista”, un Peter Pan de la política que prefiere vivir en “el País de Nunca Jamás” de sus sueños, antes que enfrentarse a la resolución de los problemas de los ciudadanos que gobierna, que lo están pasando fatal –al menos once millones- después de haberle votado y confiado en sus promesas.

Un gobierno para la eternidad

Descontada la petulancia que supone llevar bajo el brazo una cartera ministerial en representación de aquellos mártires del conocimiento que, como Servet o Cajal, se dejaron la vida en la obra para que luego llegaran unos iletrados y determinaran que la única verdad posible es la verdad revelada por ellos, en pleno diletantismo, llama la atención la osadía de su propuesta, más que nada, por el contexto de irracionalidad en el que acontece, con energías eólicas, desaceleraciones económicas livianas, coches eléctricos y bombillas de bajo consumo que la anteceden, mejor estarían tus conocimientos al servicio del analfabetismo ministerial que te circunda haciendo un poco de pedagogía, - labor en la que puede ayudarte, sin duda, el señor Gabilondo-, que inventando ilusiones y utopías, para entretener al desesperado respetable con nuevas ocurrencias.

Como científica de valía y prestigio demostrados le propongo a Cristina Garmendia que trate de responder a unas hipótesis desde el rigor científico que caracteriza su trayectoria, antes de seguir enmarañando la cosa para que los sufridos ciudadanos, que desconocen en su mayoría de que va lo de la Ciencia y la Investigación, recobren nuevas esperanzas, que a la larga terminarán siendo, nuevamente, baldías y frustradas.

¿Hay alguna posibilidad de que un Presidente como José Luis, con “su exquisito respeto por la racionalidad”, resuelva los problemas económicos y políticos que sufrimos los ciudadanos españoles?; o al menos, ¿hay alguna posibilidad de qué ayude a que los resolvamos –sin distraernos, incomodarnos y engañarnos reiteradamente-?. Por último, Cristina, responde con sinceridad: ¿Es José Luis el Presidente que este país necesita para salir de la crisis en la que se encuentra?.

Alguien debería recordarle a tu jefe, Cristina, que lo de hacerse el paladín de lo imposible es a costa de nuestros problemas y dificultades, de nuestro disgusto, malestar e insatisfacción; que lo de ser el Peter Pan de sus sueños que se enfrenta a los malvados piratas y los cocodrilos de las agencias económicas, era tan solo un cuento infantil.

Sé coherente Cristina, defiende la razón antes que lo imposible, porque es preferible que el émulo del “niño que no quiere crecer” eche ahora unas lágrimas, por despertarle de su profundo sueño, antes de que terminemos llorando todos los españoles por soportar sus ocurrencias en una interminable pesadilla.

Despiértalo
Cristina, por lo que más quieras, porque vale más que la Ciencia no tenga Ley, que la Ley no tenga sentido

Biante de Priena

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