Un amigo ha llamado por teléfono para comunicarnos lo que veníamos temiendo desde hace semanas y que al final ha acontecido: la coordinadora electoral de UPyD de Barcelona ha dimitido en pleno y la ejecutiva nacional del partido de Rosa Díez ha aceptado esta dimisión. Fin de la información.
El análisis de lo ocurrido no puede resultar más desesperanzador, precisamente la coordinadora dirigida por el profesor Luis Bouza-Brey era el último-único signo vital del partido UPyD en Cataluña, y el único órgano activo que había concitado la atención de algunas decenas de ciudadanos dispersos. Tras su desaparición de la escena política, se puede decir que UPyD, a fecha de hoy, ni es, ni está, ni siquiera existe en Cataluña.
Estamos contemplando la ausencia de lo que nunca llegó a existir más que en nuestros sueños, un espejismo de partido político que decía acudir a Cataluña para enfrentarse contra la tiranía discreta del nacionalismo “amable”. El destino de los ciudadanos que viven en Cataluña y no reniegan de su nacionalidad española vuelve al lugar del comienzo, nada ha cambiado con Ciutadans, y nada está cambiando con UPyD.
La larga sombra de Arcadi Espada
Se ha hablado mucho de la presidenta de la asociación Ciudadanos de Cataluña como una de las artífices de la inoperancia del partido de Rosa Díez en territorio catalán, del coordinador de UPyD en Cataluña, el sindicalista Angel Hernández, y de otras personas próximas como principales obstáculos para la consolidación del partido, especialmente en Barcelona.
También se ha hablado de la influencia de Ciutadans, y especialmente de los devaneos de aproximación de su diputado Antonio Robles, líder carismático de la corriente izquierda liberal del partido Ciutadans. Pero en nuestra opinión, de todo lo ocurrido no solo son responsables los que han adherido sus nombres al proyecto de Rosa Díez.
Conocemos que Arcadi Espada está bien informado de lo que está ocurriendo con la UPyD en el feudo del tripartit, y sabemos que las personas que dirigen el partido en estos momentos no harían nada sin consultarle, ni tomarían ninguna decisión importante sin recibir su parabién, de lo que se puede deducir que tras la barahúnda organizada, posiblemente Arcadi Espada tenga algo que ver con lo ocurrido.
¿Y por qué Arcadi no quiere que UPyD descolle en Cataluña?. Eso no lo sabemos. Pero sí sabemos que Albert Boadella ha hecho precisamente lo contrario de lo que viene haciendo el autor de uno de los blogs más visitados de este país y columnista habitual de El Mundo, mostrar la auténtica realidad de lo que ocurre en Cataluña en su libro: Adios Cataluña, galardonado con el premio Espasa de ensayo del año 2007, y que ya va por la tercera edición.
Entrando en la especulación política, se debe descartar una alianza implícita con el partido de Albert Rivera, porque por activa y pasiva, se han manifestado los precursores de Ciutadans al respecto. El “impass” debe responder sin embargo, a una estrategia de salón de largo alcance, que excede nuestra información. Con el paso del tiempo se sabrá.
La primera gran incoherencia de UPyD
Sin embargo, lo que está ocurriendo con el partido de Rosa Díez en Cataluña nos conduce directamente a una reflexión insoslayable. ¿Cómo se puede luchar contra el nacionalismo en España, sin decir nada del nacionalismo catalán, el más activo institucionalmente?.
No tiene sentido, ningún sentido, distanciarse de lo que está ocurriendo en Cataluña con la inmersión lingüística, con la persecución por rotular en español en los comercios, con la sectaria distribución de recursos exclusivamente a los que favorecen el desarrollo del nacionalismo catalán, y con las “boutades” habituales de Carod-Rovira y Más, en su alegato permanente de emancipación secesionista.
Que la gente que organiza el núcleo duro de UPyD provenga de la organización Basta Ya, más implicada en la lucha contra el nacionalismo vasco y el terrorismo, no justifica que un partido que en esta ocasión sí se considera de ámbito nacional, desvíe su mirada del nacionalismo catalán como un problema para el Estado español, porque realmente lo es.
No queda mucho tiempo, apenas dos meses y medio, y no se pueden cometer más equivocaciones, por eso, desde Ciudadanos en la Red, y desde la simpatía que hemos demostrado por el proyecto de Rosa Díez queremos realizar algunas sugerencias.
La dimisión de la Coordinadora de Barcelona, no es causa del conflicto existente, sino precisamente su consecuencia; no tendría ningún valor si no se cesara al mismo tiempo a las personas que están dirigiendo UPyD en Cataluña tras la demostración de su incapacidad para sacar el proyecto adelante en esta comunidad autónoma.
Al mismo tiempo, resulta necesario acudir a las fuentes de referencia tradicionales en la lucha contra el nacionalismo catalán, para organizar con eficacia la UPyD en Cataluña: de todas ellas hay cuatro que están en condiciones de decidir sin problema alguno cual es la política que se precisa para acometer la confrontación contra el nacionalismo catalán: Albert Boadella, que en su último libro describe el punto de partida con excelencia y rigor; Juan Carlos Girauta, por conocer en profundidad el entramado organizativo en torno al tripartit; José García Domínguez, por la precisión en su análisis de la realidad catalana; y Paco Caja, por ser el principal defensor del bilingüismo y por su larga lucha por los derechos de los ciudadanos no nacionalistas en Cataluña.
Continuamos a la espera, si se toman decisiones coherentes sobre la UPyD en Cataluña durante las próximas semanas todavía se pueden corregir los errores cometidos, que son muchos; pero si no hace nada al respecto, si se deja que las cosas continúen a la inercia, sin intervención, sin presencia pública, sin convocatoria a los ciudadanos al proyecto, será un hecho que inducirá a la duda permanente sobre las auténticas intenciones de UPyD en Cataluña, porque estaremos en condiciones de considerar que este “dolce far niente” es la mejor prueba de que UPyD no supone ni alternativa, ni novedad, a los partidos políticos existentes en la actualidad en España
Se volverá a repetir la misma historia ocurrida en Ciutadans, y en los demás partidos convencionales: los intereses personales de unos pocos dirigentes prevalecen sobre los intereses comunes de la inmensa mayoría de afiliados, que defienden el proyecto por encima de quienes deben ser sus representantes.
Ciudadanos en la Red