"El partido que necesita Rosa Díez, no es el que está organizando Carlos Martínez Gorriarán".
Esto de los bicentenarios a algunos nos riega el pensamiento, hasta que brotan ideas gestadas a lo largo de la experiencia.
Hoy, precisamente, he leído en el blog de Rosa Díez la proclamación solipsista e “indecente” de un participante: hernaniarra exiliado, se hace llamar, que se ha despachado diciendo lo que piensa y se ha quedado tan fresco, el blogmaster rápidamente le ha reconvenido, no sé si antes o después, a los efectos poco importa.
Asistir al espectáculo de un discurso políticamente incorrecto en los tiempos que vuelan no es cuestión baladí, por lo que reclamo su atención para la diatriba contra la inercia que ha brotado este cuatro de mayo en un blog donde las esperanzas se mezclan en el atanor cotidiano con el más de lo mismo.
Lo de UPyD tiene su intríngulis. Un partido con una excelente lideresa como es Rosa Díez, con un discurso político básico y coherente, con una legión de esperanzados desencantados dispuestos a dar el callo, que incluso contiene en su seno a un gurú espectacular como Fernando Savater y un escritor indispensable, como Alvaro Pombo, se merece en su organización interna a alguien que supere el nivel de muñidor artero. Que no se necesitan admiradores de “El incorruptible”, ni del duque de Otranto, para este viaje.
La experiencia de aquella obra imperfecta que fue en su día Ciutadans que algunos hemos sufrido, es suficiente para reconocer que tras cada hecho inexplicable en política, se oculta una barbaridad de algún iluminado. No vamos a detenernos ahora en el descenso al infierno de los tres mosquitos que disfrutan de estancia con vistas en el Parlament catalán, sería una pérdida de tiempo.
Un proyecto que brota del desencanto con los políticos de este país no debe ser necesariamente político, sino más bien mixto, híbrido entre ciudadanos y políticos, abierto a las ideas y al futuro. Y aquí surge el primer brote de incoherencia: ¿cómo se va a hacer un partido como el PSOE o el PP con gente harta del PP y del PSOE?. No tiene sentido alguno replicar los errores.
Un proyecto racional no se puede hacer contra la razón, y explico la cuestión. La razón no es de nadie, ni para nadie. La razón no tiene dueño, ni ideología, es razón por sí misma, más allá de principios, valores, creencias, miedos y complejos. Las cosas son racionales o no lo son, y lo racional no necesita ni de explicaciones, ni de silencios, se ve por si mismo. Al igual que ocurre con lo irracional, que también resulta evidente, aunque se maquille de magenta.
Un proyecto de regeneración democrática habrá de ser democrático algún día, más que nada porque no se entiende como pueden brotar las peras de los olmos. Y en este sentido, para ser democrático, tendrá que cumplir determinados criterios como el respeto a la igualdad, la libertad, la equidad y la pluralidad. Que se lo pregunten a Lenin, o a Fidel Castro.
Un proyecto transversal requiere al menos dos opciones dialécticas equilibradas en sus derechos y pretensiones. La armonía del discurso político que se requiere para tal fin, no puede provenir del monopolio ideológico, ni la ventaja política de unos sobre otros, sino de la síntesis racional de ambas opciones. En UPyD se habla de transversalidad política como de la misma isla de Utopía.
Por último, y quizás lo más importante de lo dicho hasta ahora, es que el respeto a las personas debe prevalecer sobre instituciones, organizaciones, coordinadoras, agrupaciones, comités y todo el entretejido tapiz político que ahoga la esperanza de los ciudadanos conscientes de su situación en este mundo. Son las personas, seres humanos con identidad diferenciada, los que podrán obrar la proeza de cambiar las cosas en la política de este país, para ejemplo, Rosa Díez, sin ella UPyD no hubiera existido, sólo con ella tampoco, pero sin ella hubiera resultado imposible.
Y como estamos a cuatro de mayo y todavía se escucha el eco de los cañonazos contra el francés, habrá que decirle al señor Gorriarán que UPyD no puede ser un partido como todos los demás, la organización que requiere esta formación política pasa precisamente por facilitar a sus miembros la presencia pública, la interpretación propia del discurso, y el estallido de ideas. La organización al servicio de los ciudadanos, no los ciudadanos al servicio de la organización. El partido al servicio de los militantes, no los afiliados al servicio del partido. Y todos al servicio de la razón, no de quien se haya apoderado de su representación.
El partido que necesita Rosa Díez, no es el que está organizando Carlos Martínez Gorriarán. Lo digo ahora que se está a tiempo de corregir los errores. Lo digo desde fuera, como otros muchos que estarían dispuestos a partirse los morros por las ideas que está defendiendo Rosa Díez, pero nunca lo harán en "una cosa" como la que está construyendo Carlos Martínez Gorriarán.
No se puede volar en un tanque. Las palabras de Rosa requieren otra disposición de los elementos, un discurso crítico requiere en coherencia una militancia crítica, no un aborregamiento pretencioso contra los propios valores que se tratan de implantar. Se recoge lo que se siembra, la democracia no brota de la autoridad, es la autoridad la que debe brotar de la democracia.
Erasmo de Salinas