Le comentaba a un lector que en esta ocasión la opción de VOTO EN BLANCO no sirve, porque es una protesta menor, que viene a decir que se apoya el sistema democrático pero no a quienes lo representan, pero en nuestro país la batalla por la representación está resuelta por qué todos los partidos políticos son iguales, y se benefician de la situación. Más utilidad tiene el VOTO NULO, porque es un corte de manga manifiesto al montaje electoral de unas elecciones que se aventuran democráticas cuando son una pantomima de un robo organizado, que divide este país en dos castas, los políticos, con todos los derechos y privilegios, y los ciudadanos que sostienen a los primeros, mientras estos les acosan y coaccionan.
La ABSTENCIÓN, sin embargo, tiene más significado, y como la coherencia es un grado en el gradiente de la credibilidad, reproduzco a continuación un artículo que escribí el seis de julio de 1990, cuando todavía no existía internet, y era un poco más –sólo un poco más- romántico de lo que ahora soy y que fue publicado en la prensa, también se puede comprobar lo poco que han cambiado las cosas en la política durante estos veinte años, se titulaba “Elogio de la Abstención” y decía así:
“La abstención es el silencio de los demócratas, actitud vital crítica y positiva, posición plural de resistencia y rebeldía, dignidad en la ausencia, fuerza motivadora indispensable que instiga el desarrollo político del sistema."
Quien voluntariamente decide no participar en los juegos electorales seudofolclóricos, discrimina y distingue, por supuesto. Y elige lo que no hay en el ambiente político, lo que no le ofrece nadie, porque demanda lo inexistente, y es precisamente, su condición democrática la que le impide aceptar determinadas artimañas y trampas, que algunos utilizan insidiosamente hasta desvirtuar el proceso legitimador de las urnas, con el fin de que prevalezcan resultados favorables a sus propios intereses
Políticos hay que reducen la ciudadanía a masa electoral, la voluntad popular y soberanía a porcentaje, la política a miseria y la razón a pesetas. Ciudadanos hay que les retiran la confianza y dejan de consumir productos nocivos para su ética, refugiándose en la paciencia de lo negativo. La ambición vehemente de aquellos, provoca la indiferencia solemne de éstos.
La democracia es una cuestión de fe, cuando las acciones políticas exceden la información disponible de los ciudadanos, es decir, cuando van más allá de lo que se permite conocer. La abstención es entonces lugar común para escépticos e incrédulos, conversos del desencanto, en espera de que la realidad sustituya definitivamente a la apariencia
La democracia es un conflicto de intereses y las urnas, su campo de batalla. Los partidos políticos y su legión de votantes confiados, ocupan la fortaleza del poder y se pertrechan en la propaganda, la omnipresencia en los medios y el derroche de dinero común; y suelen vencer, sin convencer, por mínima diferencia en ocasiones a quienes enarbolan la abstención, como símbolo de su inconformidad e insumisión a lo existente. Conflicto ancestral entre seguridad-dependencia que proporciona el ser para otro y la libertad-independencia del ser para sí mismo.
La abstención, en fin, es el derecho y el deber de los demócratas cuando se sienten defraudados por quienes les gobiernan y no representados por quienes pretenden sustituirles”. Amplíese por tanto el adagio: “un hombre, un voto, o una abstención”. La democracia es un patrimonio colectivo, no el patrimonio de un determinado colectivo”.
Estas son las razones por las que promuevo, hoy, como ayer, la abstención ante el espectáculo insoportable que están dando los políticos en este país. Y en esta ocasión, por qué la abstención es la única forma de quemar la barca de Caronte, que conduce nuestra patria hacia su muerte. Y si el barquero está dentro, mucho mejor. Ni una oportunidad para quienes nos lo han arrebatado todo –pasado, presente y futuro-, algún día debía ocurrir, y ahora es un buen momento, antes de que la opresión nos devuelva la ira, como ocurrió en otros tiempos .
Erasmo de Salinas
La ABSTENCIÓN, sin embargo, tiene más significado, y como la coherencia es un grado en el gradiente de la credibilidad, reproduzco a continuación un artículo que escribí el seis de julio de 1990, cuando todavía no existía internet, y era un poco más –sólo un poco más- romántico de lo que ahora soy y que fue publicado en la prensa, también se puede comprobar lo poco que han cambiado las cosas en la política durante estos veinte años, se titulaba “Elogio de la Abstención” y decía así:
“La abstención es el silencio de los demócratas, actitud vital crítica y positiva, posición plural de resistencia y rebeldía, dignidad en la ausencia, fuerza motivadora indispensable que instiga el desarrollo político del sistema."
Quien voluntariamente decide no participar en los juegos electorales seudofolclóricos, discrimina y distingue, por supuesto. Y elige lo que no hay en el ambiente político, lo que no le ofrece nadie, porque demanda lo inexistente, y es precisamente, su condición democrática la que le impide aceptar determinadas artimañas y trampas, que algunos utilizan insidiosamente hasta desvirtuar el proceso legitimador de las urnas, con el fin de que prevalezcan resultados favorables a sus propios intereses
Políticos hay que reducen la ciudadanía a masa electoral, la voluntad popular y soberanía a porcentaje, la política a miseria y la razón a pesetas. Ciudadanos hay que les retiran la confianza y dejan de consumir productos nocivos para su ética, refugiándose en la paciencia de lo negativo. La ambición vehemente de aquellos, provoca la indiferencia solemne de éstos.
La democracia es una cuestión de fe, cuando las acciones políticas exceden la información disponible de los ciudadanos, es decir, cuando van más allá de lo que se permite conocer. La abstención es entonces lugar común para escépticos e incrédulos, conversos del desencanto, en espera de que la realidad sustituya definitivamente a la apariencia
La democracia es un conflicto de intereses y las urnas, su campo de batalla. Los partidos políticos y su legión de votantes confiados, ocupan la fortaleza del poder y se pertrechan en la propaganda, la omnipresencia en los medios y el derroche de dinero común; y suelen vencer, sin convencer, por mínima diferencia en ocasiones a quienes enarbolan la abstención, como símbolo de su inconformidad e insumisión a lo existente. Conflicto ancestral entre seguridad-dependencia que proporciona el ser para otro y la libertad-independencia del ser para sí mismo.
La abstención, en fin, es el derecho y el deber de los demócratas cuando se sienten defraudados por quienes les gobiernan y no representados por quienes pretenden sustituirles”. Amplíese por tanto el adagio: “un hombre, un voto, o una abstención”. La democracia es un patrimonio colectivo, no el patrimonio de un determinado colectivo”.
Estas son las razones por las que promuevo, hoy, como ayer, la abstención ante el espectáculo insoportable que están dando los políticos en este país. Y en esta ocasión, por qué la abstención es la única forma de quemar la barca de Caronte, que conduce nuestra patria hacia su muerte. Y si el barquero está dentro, mucho mejor. Ni una oportunidad para quienes nos lo han arrebatado todo –pasado, presente y futuro-, algún día debía ocurrir, y ahora es un buen momento, antes de que la opresión nos devuelva la ira, como ocurrió en otros tiempos .
Erasmo de Salinas