"El deber de un patriota es proteger a su país de los ataques del gobierno.”
Thomas Paine
Ni Max Estrella podría describir mejor lo que ocurre
actualmente en España que un telediario cualquiera de un día cualquiera. Hoy se
han reunido dos mil sobrealzados o más, para celebrar la onomástica de La Nicolasa, aquella Constitución que un 6 de diciembre de 1978 fue aprobada en referéndum
por los españoles con derecho a voto.
En días como estos, a los que se representan a sí mismos (la
casta) les gusta hacer declaraciones para mostrarle al pueblo español que dan
la talla política y que tienen alguna idea sobre el futuro, que no están en
blanco, como aquel hijo tan honesto del PSOE que terminó siendo un campeón de
la corrupción.
Mariano Rajoy se ha permitido decir, sin sonrojo alguno y con
la que está cayendo, que: “para cambiar la Constitución es necesario un
objetivo claro y consenso”. Maria Dolores de Cospedal no se ha quedado atrás y
ha reclamado un cambio constitucional para evitar pragmáticas sanciones en las
leyes sucesorias de la Corona. Rubalcaba ,quiere reformar la Carta Magna para que
la sanidad sea un derecho (y de paso a ver si cuela lo de convertirnos en una
República Federal), los nacionalistas pasan directamente de la Constitución, se
la pasan por el forro en las comunidades en las que gobiernan.
¿Pero se dan cuenta ustedes de la desfachatez
de estos prójimos? ¿A todos se les ha olvidado que si son algo en sus miserables
vidas es gracias a que un pueblo soberano, el español (el único pueblo
legítimamente soberano de esta nación) les ha sobrealzado al poder que detentan? ¿Cambiar la Constitución para qué?, ¿no se dan
cuenta, los miembros de esta aristocrática secta del Ancienne Regime, que los
españoles no quieren cambios constitucionales, sino que se cumplan los
artículos de la actual Constitución?. Lo que los españoles queremos, mayoritariamente, es librarnos
de esta casta inmunda de degenerados representantes públicos que sólo
representan sus propios intereses, contra los del pueblo español, en una
usurpación e impostura que clama justicia, detentando un poder que les ha sido
conferido por mandato (cumplir la Constitución) y que no incluye una renuncia a su
soberanía. ¿Pero de qué van estos chorizos?
En la última encuesta del CIS, estos han sido los resultados
más relevantes:
- - Los problemas con los políticos son la primera causa de nuestras dificultades para casi un tercio de los españoles (30,6 %), mientras que en el mes de agosto –hace tres meses- solo lo era para un 24,3 %, es decir ha crecido la desconfianza política en un 25 % en el último trimestre.
- - Los españoles que no están satisfechos del funcionamiento de la democracia en España son más de 2/3 del total, un 67,9 %, que están nada o poco satisfechos
- - Tan solo un 21,2 % de los españoles consideran que la Constitución Española de 1978 es respetada y cumplida por los políticos.
Con estas cifras, deberían estar pidiendo disculpas a los
españoles de la mañana a la noche los que se representan a sí mismos, porque
las siguientes van a ser, sin duda, la lápida del epitafio de la casta.
¿Pero de qué legitimidad se intitulan estos mequetrefes para
cambiar la Constitución Española? ¿Pero acaso no saben que esa es potestad
intransferible del soberano pueblo español que ahora las está pasando putas
gracias a la barbarie que han impuesto estos impresentables? Antes de cambiar
nada en esta Constitución, es necesario que todos los que la han transgredido
sean sancionados como corresponde por haberla incumplido, que restituyan lo que
han robado y que sean condenados a las penas que correspondan a su execrable
impunidad.
¿Pero qué quieren cambiar ahora la Constitución para crearse
más inmunidad de la que tienen, para ser más irresponsables y poder expoliar
con mayor facilidad a los españoles? Lo lamento, pero esta vez no va a ser así,
nada de que nos prefabriquen una Constitución a la medida de los privilegios de
los políticos, exclusivamente orientada a su interés y beneficio. Primero vamos
a utilizar esta para enterrar a la casta en la fosa más profunda del olvido, no
vamos a corromper una nueva con sus miserias y mezquindades.
La próxima Constitución que haya en España será hecha por
todos los españoles representándose a sí mismos; la aristocracia política de la casta tiene los
días contados, si quieren participar en su elaboración como cualquier otro
ciudadano, pero nada de privilegios heredados del pasado. La Nicolasa ha
servido para algo magnífico a los españoles, para saber que la próxima
Constitución que se haga en este país, no será de exclusividad política, sino ciudadana, cívica, democrática y no autoritaria, compartida y no impuesta por los que se representan a sí
mismos. Los españoles ya no somos los
pardillos que salían de una dictadura hace 34 años y querían abrazar la democracia como
fuera, ahora sabemos lo que queremos y quienes son los enemigos de nuestro
bienestar, progreso y futuro. Los que se representan a sí mismos aún no lo
saben, pero lo sabrán, de eso no tengo la menor duda.
Enrique Suárez