Diez sugerencias para evitar que lleguemos a los seis millones de parados:
1) Bajar los impuestos, directos e indirectos: está comprobado que subir los impuestos se asocia al crecimiento del desempleo en una correlación significativa y una proporción directa
2) Bajar los precios: evidentemente, algo realmente relacionado con los impuestos, por tanto que depende en buena medida de las políticas erróneas que los suben. Se ha comprobado que cuanto más volumen monetario está en manos de la gente, más trabajos se producen
3) Reducir los gastos del Estado: adecuando el tamaño de “lo público” a las necesidades reales de la gente que nos podamos permitir en una situación de crisis. Realmente en España sobran políticos, empleados públicos, sindicalistas, también instituciones, institutos y observatorios. El sector público se ha convertido en un inmenso pesebre en el que todos los partidos políticos han colocado a su gente a nivel Estatal, autonómico y municipal, incrementando la burocracia en este país hasta una situación delirante. Es necesario prescindir de lo prescindible y mantener lo imprescindible, porque si no también tendremos que renunciar a lo que realmente necesitamos y no a lo que necesitan los políticos para crear sus ganaderías electorales.
4) Cambiar la mentalidad de los parados: sencillamente en este país se premia la pasividad y se castiga la actividad, algo en lo que han influido poderosamente los agentes sociales. Aceptar un contrato de media jornada por quince días puede suponerte perder unas subvenciones que luego resultaría muy difícil recuperar. Parece que el sistema fundamentado en el Estado Providencia está dando los últimos coletazos, pero hay mucha gente interesada en que eso no ocurra, porque realmente su porvenir depende de que las cosas no vayan bien. Cuantos más perjudicados mejor para ellos, si no hay perjudicados pueden perder sus privilegios y beneficios.
5) Cambiar el sistema de prestaciones: no se puede seguir insistiendo en el error cuando las cifras de desempleo siguen creciendo mes tras mes. La igualdad en las prestaciones es extraordinariamente injusta, porque iguala a todos los receptores en el nivel más bajo de inactividad, pareciendo que aquel que intente hacer algo es un desertor insolidario que pone en peligro los subsidios de aquellos que no hacen nada. El sistema de prestaciones del paro debe fundamentarse en alguna fórmula que permita a los más activos obtener ventaja sobre aquellos que han elegido la pasividad como fórmula de existencia, entre otras cosas porque posiblemente la complementen con alguna bufanda proveniente de la economía sumergida. No se trata de obligar a nadie a hacer nada, pero aquel que se preste voluntario a hacer algo debe recibir alguna compensación. Les pongo un sencillo ejemplo, los que participen en actividades orientadas al bienestar común, podrán cobrar las prestaciones sin límite, mientras que aquellos que no hagan nada tendrán un límite similar al que ofrece el modelo alemán.
6) Exigir responsabilidades a los que utilizaron de forma irresponsable los recursos públicos: es importante sentar un precedente que acabe con la inmoralidad estúpida de aquellos que dijeron que el dinero público no es de nadie. El dinero público es de todos y cuando se gasta irresponsablemente se hace daño a todos, no a nadie. Es inadmisible que a estas alturas de la crisis todavía no tengamos a miles de políticos en la cárcel, después de todo lo que ha ocurrido en España
7) Despolitizar la justicia: sin justicia todo lo demás cae, es necesario exigir a los políticos que promuevan leyes anticorrupción, que afecten tanto al banquero que se lleva el dinero público como al parado que trabaja en la economía sumergida. De hecho sería muy recomendable modificar los códigos legislativos para agravar las penas de aquellos que cometan fraude y corrupción con el dinero público: alguien que maneja dinero público debe dar pruebas de su inocencia, no tiene que ser el pueblo el que tenga que demostrar su culpabilidad.
8) Despolitizar los medios de comunicación: durante los últimos diez años se han producido más intoxicaciones periodísticas y censuras en este país que en ningún otro lugar del planeta. Tenemos una casta parasitaria en los medios de comunicación que va a costarnos quitarnos de encima. Los parados deberían organizarse por sectores para mostrar a los españoles lo que realmente está ocurriendo en este país, y en el sector de los medios de comunicación es imprescindible.
9) Eliminar los agentes sociales de su intermediación en el trabajo: tanto sindicatos como empresarios se benefician de que la situación en España sea penosa, no es posible que España esté en el puesto 50 en la productividad mundial, en el 120 en la competitividad, y seamos el país que ocupa el quinto puesto mundial en pérdida de bienestar, calidad de vida y riesgo de empobrecimiento.
10) Visibilizar continuamente la situación de los parados españoles: porque parece que no existen y se han quedado cosificados en una cifra, dejando de ser ciudadanos con plenos derechos y soberanos, hasta que encuentren trabajo. Es hora de que conozcamos a Juan, Pedro, Dolores y Susana, parados con nombres y apellidos, que los medios de comunicación nos censuran instigados por los amos políticos a los que sirven. Si cada día dedicáramos una hora a conocer a cada parado español, tardaríamos más de 13.000 años en conocerlos a todos, aunque estuviéramos 24 horas diarias dedicados al asunto. Esto es inconcebible en un país normal.
¿Encuentran ustedes algún parecido entre estas propuestas y lo que está haciendo el Gobierno de Mariano Rajoy?, pues pónganse en lo peor, llegaremos a los seis millones de parados y luego nos dirán que fue debido a la coyuntura internacional.... y nos lo acabaremos creyendo, seguramente.
Enrique Suárez
1) Bajar los impuestos, directos e indirectos: está comprobado que subir los impuestos se asocia al crecimiento del desempleo en una correlación significativa y una proporción directa
2) Bajar los precios: evidentemente, algo realmente relacionado con los impuestos, por tanto que depende en buena medida de las políticas erróneas que los suben. Se ha comprobado que cuanto más volumen monetario está en manos de la gente, más trabajos se producen
3) Reducir los gastos del Estado: adecuando el tamaño de “lo público” a las necesidades reales de la gente que nos podamos permitir en una situación de crisis. Realmente en España sobran políticos, empleados públicos, sindicalistas, también instituciones, institutos y observatorios. El sector público se ha convertido en un inmenso pesebre en el que todos los partidos políticos han colocado a su gente a nivel Estatal, autonómico y municipal, incrementando la burocracia en este país hasta una situación delirante. Es necesario prescindir de lo prescindible y mantener lo imprescindible, porque si no también tendremos que renunciar a lo que realmente necesitamos y no a lo que necesitan los políticos para crear sus ganaderías electorales.
4) Cambiar la mentalidad de los parados: sencillamente en este país se premia la pasividad y se castiga la actividad, algo en lo que han influido poderosamente los agentes sociales. Aceptar un contrato de media jornada por quince días puede suponerte perder unas subvenciones que luego resultaría muy difícil recuperar. Parece que el sistema fundamentado en el Estado Providencia está dando los últimos coletazos, pero hay mucha gente interesada en que eso no ocurra, porque realmente su porvenir depende de que las cosas no vayan bien. Cuantos más perjudicados mejor para ellos, si no hay perjudicados pueden perder sus privilegios y beneficios.
5) Cambiar el sistema de prestaciones: no se puede seguir insistiendo en el error cuando las cifras de desempleo siguen creciendo mes tras mes. La igualdad en las prestaciones es extraordinariamente injusta, porque iguala a todos los receptores en el nivel más bajo de inactividad, pareciendo que aquel que intente hacer algo es un desertor insolidario que pone en peligro los subsidios de aquellos que no hacen nada. El sistema de prestaciones del paro debe fundamentarse en alguna fórmula que permita a los más activos obtener ventaja sobre aquellos que han elegido la pasividad como fórmula de existencia, entre otras cosas porque posiblemente la complementen con alguna bufanda proveniente de la economía sumergida. No se trata de obligar a nadie a hacer nada, pero aquel que se preste voluntario a hacer algo debe recibir alguna compensación. Les pongo un sencillo ejemplo, los que participen en actividades orientadas al bienestar común, podrán cobrar las prestaciones sin límite, mientras que aquellos que no hagan nada tendrán un límite similar al que ofrece el modelo alemán.
6) Exigir responsabilidades a los que utilizaron de forma irresponsable los recursos públicos: es importante sentar un precedente que acabe con la inmoralidad estúpida de aquellos que dijeron que el dinero público no es de nadie. El dinero público es de todos y cuando se gasta irresponsablemente se hace daño a todos, no a nadie. Es inadmisible que a estas alturas de la crisis todavía no tengamos a miles de políticos en la cárcel, después de todo lo que ha ocurrido en España
7) Despolitizar la justicia: sin justicia todo lo demás cae, es necesario exigir a los políticos que promuevan leyes anticorrupción, que afecten tanto al banquero que se lleva el dinero público como al parado que trabaja en la economía sumergida. De hecho sería muy recomendable modificar los códigos legislativos para agravar las penas de aquellos que cometan fraude y corrupción con el dinero público: alguien que maneja dinero público debe dar pruebas de su inocencia, no tiene que ser el pueblo el que tenga que demostrar su culpabilidad.
8) Despolitizar los medios de comunicación: durante los últimos diez años se han producido más intoxicaciones periodísticas y censuras en este país que en ningún otro lugar del planeta. Tenemos una casta parasitaria en los medios de comunicación que va a costarnos quitarnos de encima. Los parados deberían organizarse por sectores para mostrar a los españoles lo que realmente está ocurriendo en este país, y en el sector de los medios de comunicación es imprescindible.
9) Eliminar los agentes sociales de su intermediación en el trabajo: tanto sindicatos como empresarios se benefician de que la situación en España sea penosa, no es posible que España esté en el puesto 50 en la productividad mundial, en el 120 en la competitividad, y seamos el país que ocupa el quinto puesto mundial en pérdida de bienestar, calidad de vida y riesgo de empobrecimiento.
10) Visibilizar continuamente la situación de los parados españoles: porque parece que no existen y se han quedado cosificados en una cifra, dejando de ser ciudadanos con plenos derechos y soberanos, hasta que encuentren trabajo. Es hora de que conozcamos a Juan, Pedro, Dolores y Susana, parados con nombres y apellidos, que los medios de comunicación nos censuran instigados por los amos políticos a los que sirven. Si cada día dedicáramos una hora a conocer a cada parado español, tardaríamos más de 13.000 años en conocerlos a todos, aunque estuviéramos 24 horas diarias dedicados al asunto. Esto es inconcebible en un país normal.
¿Encuentran ustedes algún parecido entre estas propuestas y lo que está haciendo el Gobierno de Mariano Rajoy?, pues pónganse en lo peor, llegaremos a los seis millones de parados y luego nos dirán que fue debido a la coyuntura internacional.... y nos lo acabaremos creyendo, seguramente.
Enrique Suárez