Patético, ¿habéis dicho “patético”?, cómo que patético.
Nací en 1948, comencé a trabajar a los 14 años como impresor,
como encargado de almacén después como artista dramático. Siempre he pagado mis
tasas e impuestos, sin demora en todas las jurisdicciones.
En ningún momento he declinado en mis obligaciones, he
representado papeles en películas históricas mostrando mi amor a Francia y a su
historia.
Personajes más ilustres que yo han sido expatriados, o
abandonado el país.
Por desgracia, no tengo nada más que hacer aquí, pero
continuaré queriendo al público francés, con quien he compartido tantas
emociones, me voy porque ustedes han considerado que el éxito, la creatividad,
el talento, en realidad la diferencia, deben ser castigados.
No pido ser aprobado, pero al menos podría ser respetado.
Otros que abandonaron Francia no han sido injuriados como
yo lo he sido.
No voy a justificar las razones de mi elección, que son
numerosas y privadas.
Me voy después de pagar en 2012 un 85 % de impuestos sobre
mis ingresos, pero conservo el espíritu de esa Francia que era hermosa, y
espero que lo vuelva a ser.
Les dejo mi pasaporte y mi tarjeta de la seguridad social que
nunca he utilizado, ya no compartimos la misma patria, soy un verdadero
europeo, un ciudadano del mundo, como mi padre siempre me inculcó.
Me parece patética la violencia de la justicia contra mi hijo
Guillermo condenado por posesión de dos gramos de heroína a tres años de prisión,
cuando tantos otros escapan de la prisión por hechos mucho más graves.
No culpo a aquellos que tienen colesterol, hipertensión,
diabetes o exceso de alcohol o se duermen en su moto: soy uno de ellos, como a
sus queridos medios de comunicación les gusta tanto repetir.
No he matado a nadie, no pienso que sea indigno, he pagado
145 millones de euros de impuestos en 45 años, he dado trabajo a 80 personas en
empresas organizadas y gestionadas por ellos.
Ni me quejo, ni presumo, pero rechazo el apelativo de “patético”.
¿Quién sois para juzgarme así, os lo pregunto señor Ayrault,
Primer ministro del señor Hollande, os lo pregunto, quién sois? A pesar de mis
excesos, de mi apetito y de mi amor a la vida, soy un ser libre, Señor, y no
quiero perder las formas.
Gerard Depardieu