Cuando a José Luis Rodríguez Zapatero le llamaron un día para decirle que España había entrado en una espiral catastrófica, una tarde del otoño de 2007, lo único que se le ocurrió es que España era el país de las maravillas que él tenía en su cabeza, tratando de engañar a todo el mundo con su exceso de confianza pueril, y esperando que la improvisación que le había servido para triunfar en la política, también le serviría para resolver la crisis económica; pocos meses antes había presumido ante sus socios europeos de que la economía española era la más sólida de Occidente, algo que no era cierto, pero además que empeoró con la llegada al poder de la banda de frikis e iluminados que conformaron sus gobiernos.
Las lecciones de “Economía en dos tardes” que Jordi Sevilla le había brindado al barón de Munchausen de la política española, parece que no fueron suficientes. José Luis se limitó a esperar sentado, que es lo que suelen hacer los autodidactas cuando la situación sobrepasa su entendimiento y sus posibilidades de reacción, esperando el milagro que resolviera los problemas de nuestro país o al menos que alejara el dedo acusador de la realidad de su nuca: una guerra, la invasión de los extraterrestres o de los musulmanes, cualquier catástrofe natural o artificial. En fin, el primer demonio que atenazó nuestro futuro fue el DESCONOCIMIENTO, de los que tenían que tomar las decisiones, que se unía al de los que tenían que matizarlas desde la oposición, y al del pueblo español, desconocedor de todo lo que tiene que ver con la política, la economíca, los medios y los fines, con tal de que no le afecte directamente.
Convergente con este propósito, a modo de máscara de la realidad, tenemos también el DESCONOCIMIENTO añadido de la opinión pública española sobra su realidad. Sobre determinados temas políticos o económicos, es más fácil estar informado por la prensa extranjera o por opciones aficionadas a través de la red, que por medio de los manipulados medios de comunicación españoles, en su inmensa mayoría dependientes de la política de subvenciones y propaganda del gobierno correspondiente, mucho más que de su audiencia real.
Y por supuesto, el DESCONOCIMIENTO de la justicia española, desde las más bajas hasta las más altas instancias de todo lo que ocurre, con una legión de fiscales, que a imitación del ministerio fiscal de su jefe, el Fiscal General Del Gobierno, junto con los miembros de los politizados CGPJ y Tribunal Constitucional, y cada vez más elevadas magistraturas, parecen los personajes de Ensayo sobre la Ceguera, de José Saramago, en todo lo concerniente a cuestiones políticas, porque miran a otro lado o mirando lo que miramos los demás, no ven nada. España debe hacer una gran reforma judicial y recobrar la independencia de la justicia de la política, si queremos avanzar por un camino de equidad.
Todavía hubo tiempo de rectificar los errores, si entre los que tomaban las decisiones hubiera alguien con criterio suficiente, que llegara a comprender la realidad, pero no lo había, y en la oposición tampoco. Lo que si había era mucha DESVERGÜENZA, para seguir huyendo hacia delante de forma irresponsable. La cuestión que preocupaba al PSOE y a Zapatero, era la de ganar las elecciones generales de 2008, y eso no admitía un reconocimiento de lo que acontecía, fue cuando el pirata Solbes le dijo en la televisión a Pizarro que se equivocaba, que España no tendría crisis. El PSOE ganó las elecciones mintiendo a los españoles, al mismo tiempo que entraba en la peor de las recesiones: una estanflación, que se anunció en este blog el 27 de mayo de 2008, para mostrar que realmente era posible saber lo que estaba ocurriendo, pero no interesaba hacerlo. En junio de 2008, nos enteramos de que Obama había llamado a Zapatero, para invitarlo de nuevo a rezar lo que supiera, pero en esta ocasión no en los desayunos de agradecimiento de la capital norteamericana por el porvenir del mundo, sino en Madrid, en el Palacio de la Moncloa, por el porvenir de España.
¿Y qué hizo el Gobierno de José Luis?, pues lo peor que se puede hacer en estos casos, en vez de iniciar medidas de austeridad, se dedicó a inyectar capital en los ayuntamientos, autonomías, entidades financieras, chiringuitos, asociaciones, y empresas públicas, en una auténtica oda al DESPILFARRO, acumulado a todos los anteriores. De las dos tardes en las que aprendió todo lo que sabrá en su vida de economía, había descubierto que Keynes había sugerido que para salir de las crisis económicas había que tirar de la demanda, pues el prestidigitador convirtió una demanda inexistente en nuestra economía que ya estaba acogotada en el mayor DESPILFARRO público realizado en España en las últimas décadas.
Deuda, Desempleo y Déficit, son CONSECUENCIAS, no causas
El resultado fue el esperado, la DEUDA se tragó, cual un dragón mitológico de la Edad Media, los tributos de los poderosos en un instante. El iluminado y su séquito nunca comprendieron que la DEUDA española, no era pública, sino privada en su inmensa mayoría. Desde este blog y otros muchos lugares también se dijo en numerosas ocasiones, pero nadie hizo caso a las advertencias de los “agoreros catastrofistas”, era el tiempo en que surgían proclamas de los mangantes que se habían forrado a costa del poder: esto-lo-arreglamos-entre-todos, la banda de la ceja, y similares. España se alejaba de la realidad, una vez más.
Una de las afortunadas ideas del iluminado fue la de ocultar la inflación, es decir la subida de los precios, de una forma muy sencilla, dejándolos más o menos igual, con fuertes intervenciones económicas, mientras se reducían los ingresos de los españoles, a los funcionarios se les bajó directamente el sueldo, a los pensionistas se les congelaron las pensiones, los parados perdieron sus ingresos, al final, el pueblo tenía menos dinero para comprar los productos que costaban más. Posiblemente la inflación REAL en España se haya incrementado en dos cifras, más del 10-12 %, a lo largo del último año.
Las consecuencias de la estanflación encubierta en la que vivimos desde 2008, fueron inmediatas gracias a la política socialdemócrata de convertir al Estado Providencia en dios: cierre de empresas, pérdida de empleo, inflación (que trató de camuflarse), más deuda, quiebras financieras, pérdida de crédito, aumento de la morosidad, la desconfianza y el malestar social, lo que se tradujo en un parche extremo, con recortes sociales, pérdida de derechos, de soberanía y una gran crisis social, al ver como los españoles perdían la calidad de vida que habían logrado en los últimos quince años de repente. La desconfianza en la solución de nuestros problemas que tienen nuestros acreedores es lo que hace subir nuestra deuda, que en 2007 hubiera sido fácil de resolver, sino hubiera sido porque en el Gobierno teníamos a unos ineptos y en la oposición a otros, que no fueron capaces de resolver desde su DESCONOCIMIENTO, DESVERGÜENZA IRRESPONSABLE, Y DESPILFARRO ESTÚPIDO, los problemas de la DEUDA y el DESEMPLEO, que funcionan en un crecimiento espiral y correlacionado.
La consecuencia última es el DÉFICIT PÚBLICO del Estado, y en general el DÉFICIT PRIVADO de toda la economía española, de la sociedad española. El Estado tiene menos ingresos y no puede mantener de ninguna forma la situación de bienestar que se ha mantenido hasta ahora, por lo que se avecinan dolorosos recortes sociales, en derechos, en soberanía y en libertad, porque la intervención encubierta en la que se encuentra España desde hace un año, ya no permite a un nuevo Gobierno, más que acatar las órdenes que le dicten desde Europa y el FMI.
Como ustedes podrán comprobar en el gráfico, el problema de la deuda española, no es la deuda del Estado, que se ha venido reduciendo desde el año 2000, sino la inmensa deuda privada en un país que tiene el 21 % de paro, una deuda de difícil cobro que hará quebrar las entidades financieras españolas que tengan su negocio en España, como ha ocurrido con las Cajas de Ahorros, que han absorbido ingentes cantidades de dinero público, después de haber sido mal gestionadas por políticos que no tenían otra finalidad que beneficiar a los empresarios amigos, como ha ocurrido en el caso de Castilla La Mancha.
Este es el cuento de los seis demonios que acabaron con el bienestar de los españoles, gracias a la nefasta actuación de unos políticos mendaces, que se aprovecharon y beneficiaron de su paso por el poder, y que ahora se marchan sin pedir disculpas siquiera de su tremenda ineptitud e irresponsabilidad. En este país siempre ocurre lo mismo, cuando se comete un crimen de Estado contra el pueblo, la culpa siempre la tiene Fuenteovejuna, que es la que se gasta el dinero público que no es de nadie.
Se va Zapatero y su PSOE, con la inmunidad que le concede haber perdido las elecciones "democráticas" y la impunidad de los códigos legales españoles hechos a la medida de irresponsables políticos y llega Rajoy con su PP, dispuesto a arreglarlo. ¿Pero cómo se va a arreglar un país en el que unos ineptos hacen las cosas mal, lo hunden, y no tienen ninguna responsabilidad ni por su ineptitud, ni por su soberbia, ni por su insidia?. ¿Pero qué ley de este país permite que los políticos sean inmunes cuando meten la pata y actúan con irresponsabilidad? Si un trabajador se equivoca en su empleo es sancionado, ¿qué sacrosanto derecho acoge a los políticos para ser inmunes ante sus equivocaciones y poder marcharse en plena impunidad, sencillamente por haber perdido las elecciones?. Esto no es democracia, esto es una demagogia de trileros y un pueblo engañado hasta el despropósito.
Tanta desmesura demanda un juicio público más allá de las elecciones, estos miserables (tanto los del PSOE que se van, como los del PP que llegan -sin haber hecho nada por evitar la catástrofe-) se merecen perder la libertad, igual que los españoles la hemos perdido gracias a ellos, convirtiéndonos en esclavos de los mercados, a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros nietos. No se merecen la confianza del pueblo que gobiernan, va siendo hora de hablar de un GOBIERNO LIMITADO, como aquel propuesto por Benjamín Constant.
Enrique Suárez