Decía Noam Chomsky, uno de los defensores más reconocidos de la libertad de expresión, que la propaganda es en una democracia lo mismo que la coerción en un Estado totalitario, lo que quiere decir que no se puede hablar de democracia cuando hay propaganda por el medio, porque la propaganda es la semilla de la demagogia de la que florecen todas las mentiras.
Pero la propaganda, siempre perniciosa, alcanza su mayor grado de insidia y perversión cuando se convierte en fundamento de la noticia, atrapando a sus veneradores en la adoración persistente de la falacia. Los motivos para que una conducta semejante se pueda apreciar en la directora de un medio de comunicación que presume de independencia, sólo los pueden saber los que conocen su balance de cuentas y el origen de su negocio. Por qué, dejemos de engañarnos, la prensa en España se ha convertido en diario de sesiones del consejo de patrocinio que la sostiene, habitualmente con la desviación de recursos públicos por parte de los políticos corruptos para perpetuarse en el poder.
Disculpen por el preámbulo, pero era necesario para pasar a comentar el último artículo de la directora de La Nueva España, Angeles Rivero Velasco, titulado: “Un juguete roto en manos del PP”, en el que aprovecha la ocasión para arremeter una vez más contra Francisco Alvarez Cascos y Foro, el partido que democráticamente decidió hacerlo su presidente, lo que permitió que 160.00 asturianos lo convirtieran a su vez en Presidente del Principado de Asturias hace ahora un año, por haber sido su partido el que más representantes reunió en las elecciones. Algo, que a pesar de los deseos de La Nueva España y sus patrocinadores, ocurrió en Asturias de forma democrática.
Así que la democracia, y no la voluntad del Cascos representado por la directora de La Nueva España es la que permite que Francisco Álvarez Cascos siga siendo Presidente del Principado de Asturias en funciones, como las decisiones democráticas de los partidos rivales impidieran que pudiera seguir siéndolo, al no permitirle gobernar de ninguna forma, con un boicot histórico en el que participaron el PSOE-PP-IU en algo que vino a denominarse el “pacto del duerno”, una coalición de intereses que se conjuró contra cualquier alternativa propuesta por el partido que había ganado las elecciones en Asturias en mayo de 2011.
Coalición de intereses a la que no ha sido ajena La Nueva España, entre otras cosas porque desde que Foro está en el Gobierno ha visto como se reducían sin fin sus beneficios y privilegios, acumulados a lo largo de décadas por sus servicios al poder, a espaldas de los asturianos, con censuras e intoxicaciones según convinieran al donante.
Las interpretaciones fanáticas, las agresiones furibundas, las diatribas generosas, las falacias persistentes, las mentiras intimidatorias, las noticias falsas, las diez reclamaciones ante los tribunales, algunas de ellas ya sancionadas en contra de La Nueva España con sentencia y condena, desgraciadamente no forman parte de la Libertad de Expresión en la que se embandera la directora, sino de todo lo contrario, del derecho de impresión y lavado de cerebro a la población asturiana que se concede a sí misma, para manipular la información en un último intento de derrocar al rival que ha impedido que el negocio que dirige pueda seguir adelante.
Cada día está más claro que sin dinero público La Nueva España está condenada al cierre, y el dinero público no acabará de llegar mientras el gobierno de Foro Asturias de Ciudadanos siga en funciones.
Ese, sin duda será el principal motivo, por el que Ángeles Rivero Velasco ha entonado el canto del estornino, que como ustedes sabrán es ese pájaro que se asienta en cualquier lugar para armar mucho ruido, no pasando desapercibida su presencia, dejando los territorios que ocupa llenos de suciedad y diversos hedores. Se puede decir que, se sabe de la trayectoria de estos molestos pájaros, por la mierda que van dejando detrás y el recuerdo de su alboroto histérico.
Algo así le está ocurriendo a la directora de La Nueva España, Ángeles Rivero Velasco, en estos momentos, porque no desconoce que de triunfar cualquiera de las opciones posibles en el Principado, en la que participe Francisco Álvarez Cascos y Foro Asturias para formar nuevo gobierno, La Nueva España tendrá que cerrar definitivamente sus rotativas.
Tampoco pasa nada, La Voz de Asturias ha cerrado hace menos de un mes, tras 89 años de andadura y una deriva sectaria inadmisible y en Asturias ni se ha notado. Nadie la echa de menos, igual que ocurrirá el día que cierre La Nueva España, incluso algunos nos vamos a llevar una tremenda alegría al haberse erradicado otro medio de manipulación pernicioso y hostil, para los intereses generales de Asturias y todos los asturianos.
Coda: No lo envío a La Nueva España: sé que no lo publicarían, a pesar de la Libertad de Expresión tan pregonada. Pero si quieren, pueden hacerlo, tienen mi permiso para hacerlo, y entonces tendría que tragarme mis palabras. Así me demostrarían que La Nueva España defiende la libertad de expresión, la suya y la de los demás, y que estoy equivocado.
Enrique Suárez