desde 2.006 en Internet
sábado, 28 de noviembre de 2009
La nación perpleja
Dice un tal Carod, vicepresidente democrático del bodrio catalán (120 millones de euros nos cuesta su representación), que hay que exigir la denominación de fascistas para los que protestan por el editorial conjunto de la prensa del movimiento catalán de independencia nacional. Hasta hoy pensaba que los fascistas eran los que se rebelaban contra un orden constitucional vigente, pero en este país de las mil y una corrupciones, no es así. Companys es celebrado como héroe por los catalanistas y en su día dio un golpe de Estado local contra el Gobierno legítimo de la República española. Se repiten las barbaridades.
Alguien como el tal Carod, que debería estar en la cárcel hace tiempo por sus responsabilidades fascistas, se atreve a reclamar justicia contra los que desprecian su sagrado movimiento de liberación nacional catalán. Verán ustedes, no sería digno de comentario, si al mismo tiempo otro payaso en ejercicio, un tal Benach, no hubiera hecho unas declaraciones para sacar a la calle a los de siempre, a los que viven del erario público haciendo naciones, y que tampoco está en la cárcel. Casualmente si lo están los validos de Jordi Pujol, Prenafeta y Maciá por corrupción, y Millet el trincón del Palau, pero Pujol también sale en la prensa diciendo que en España no se entiende lo de Cataluña. Hay otro tal Montilla, haciendo bravuconadas estériles -que sólo escucha Zapatero- que habla de naciones, pero sigue sin decir nada del caso Pretoria y todos los casos similares de corrupción que han desvalijado de dineros públicos la Generalitat, "porque Espanya les roba". Este señor debería callarse hasta explicar porque la Generalitat que está bajo su mandato está implicada en numerosos casos de corrupción, pero no es así, hablar para ocultar la auténtica realidad.
En el País Vasco ocurre algo similar, porque también hay muchos miles que han vivido cómodamente de la creación de naciones inexistentes, con el único objetivo de aproximarse la pasta a las cajas fuertes personales. Todavía es pronto, pero antes de que la legislatura se agote se sabrán algunas cosas increibles ocurridas en Euskadi, relacionadas con la corrupción económica.
En este país de chiste y chisteras, con conejos -billetes de 500- que aparecen y desaparecen y políticos que hacen de prestidigitadores, porque les falta tiempo cuando reciben un acta de representación pública para convertirla en efectivo, ya casi no nos sorprende nada.
Pero vamos a jugar a provocar a los pobres desgraciados que contribuyen con su trabajo y esfuerzo a mantener a toda esta gentuza. De cada 1000 españoles, tan sólo 10 tendrán algún día un millón de euros en toda su vida, de los cuales posiblemente sólo uno lo obtenga legalmente, de los nueve restantes un par serán herederos del patrimonio de sus antecesores, y de los siete restantes, dos se dedicarán a los negocios -todo tipo de negocios-, incluso los relacionados con los políticos -al igual que los herederos, por supuesto- y los cinco restantes provendrán de la política, bien de forma directa o indirecta: asesores, concejales, alcaldes, consejeros, presidentes autonómicos, diputados provinciales, ministros, o presidentes de la nación española, o todos los colaboradores necesarios que estos se encuentran en el camino.
Pero lo que llama poderosamente la atención es que de cada mil españoles hay 990 que se forman durante años, trabajan y se esfuerzan durante décadas, para que unos inútiles alzados por la fortuna y la estupidez de quienes les votan se lleven toda la riqueza que les corresponde legalmente al 99,9 % de los españoles y así durante varias décadas.
Miren ustedes para organizar este negocio no es de extrañar que creen naciones, imperios e incluso planetas independientes, causas por el feminismo, cruzadas contra el cambio climático, alianzas de civilizaciones, códigos laborales inauditos para que los sindicatos y los sindicalistas reciban lo suyo, o sectores empresariales como las energías renovables o vehículos sin combustible; se juegan mucho en el asunto, nada más y nada menos que volver a ser como los demás, porque ustedes han pensado en alguna ocasión ¿en qué trabajaría Montilla si no estuviera en el PSC haciendo naciones?, ¿y Zapatero?, ¿y Carmen Chacón?, ¿y Celestino Corbacho?, y ¿Carod Rovira?, ¿y Ridao?, ¿y Urkullu?, ¿y los del PP, el PSOE, y el resto de los que viven de la política en este país?.
El problema no es España, ni la igualdad, ni la libertad, ni la justicia, ni la democracia, ni siquiera la política, nada de eso, el único problema que tenemos los españoles es que no salimos de la perplejidad al observar como unos sinvergüenzas se lo llevan calentito, mientras los demás las pasamos putas para llegar a fin de mes, trabajando como posesos y sin hacer ningún exceso.
El único problema que tiene la nación española, es que unos cuantos mangantes se han adueñado del tesoro público que es de todos y no somos capaces de llevarlos a la cárcel. Mientras sigan en la calle, los españoles tendremos numerosos problemas, porque estos crápulas necesitan crear problemas para vivir del chantaje al que llaman política y que ofrece resolverlos. Y no, no sean ustedes imbéciles, es cierto que no todos los políticos roban directamente a sus compatriotas en este país, pero los que no roban se callan, son cómplices. Todavía queda por ver que unos ciudadanos con carnet de un partido político se presenten en los juzgados para denunciar a los que convierten la profesión de político en una categoría más de la delincuencia. Quien no es delincuente en la política española, es cómplice de quienes lo son, y hay varios millones, que desgraciadamente nunca se van al paro
Enrique Suárez Retuerta
Alguien como el tal Carod, que debería estar en la cárcel hace tiempo por sus responsabilidades fascistas, se atreve a reclamar justicia contra los que desprecian su sagrado movimiento de liberación nacional catalán. Verán ustedes, no sería digno de comentario, si al mismo tiempo otro payaso en ejercicio, un tal Benach, no hubiera hecho unas declaraciones para sacar a la calle a los de siempre, a los que viven del erario público haciendo naciones, y que tampoco está en la cárcel. Casualmente si lo están los validos de Jordi Pujol, Prenafeta y Maciá por corrupción, y Millet el trincón del Palau, pero Pujol también sale en la prensa diciendo que en España no se entiende lo de Cataluña. Hay otro tal Montilla, haciendo bravuconadas estériles -que sólo escucha Zapatero- que habla de naciones, pero sigue sin decir nada del caso Pretoria y todos los casos similares de corrupción que han desvalijado de dineros públicos la Generalitat, "porque Espanya les roba". Este señor debería callarse hasta explicar porque la Generalitat que está bajo su mandato está implicada en numerosos casos de corrupción, pero no es así, hablar para ocultar la auténtica realidad.
En el País Vasco ocurre algo similar, porque también hay muchos miles que han vivido cómodamente de la creación de naciones inexistentes, con el único objetivo de aproximarse la pasta a las cajas fuertes personales. Todavía es pronto, pero antes de que la legislatura se agote se sabrán algunas cosas increibles ocurridas en Euskadi, relacionadas con la corrupción económica.
En este país de chiste y chisteras, con conejos -billetes de 500- que aparecen y desaparecen y políticos que hacen de prestidigitadores, porque les falta tiempo cuando reciben un acta de representación pública para convertirla en efectivo, ya casi no nos sorprende nada.
Pero vamos a jugar a provocar a los pobres desgraciados que contribuyen con su trabajo y esfuerzo a mantener a toda esta gentuza. De cada 1000 españoles, tan sólo 10 tendrán algún día un millón de euros en toda su vida, de los cuales posiblemente sólo uno lo obtenga legalmente, de los nueve restantes un par serán herederos del patrimonio de sus antecesores, y de los siete restantes, dos se dedicarán a los negocios -todo tipo de negocios-, incluso los relacionados con los políticos -al igual que los herederos, por supuesto- y los cinco restantes provendrán de la política, bien de forma directa o indirecta: asesores, concejales, alcaldes, consejeros, presidentes autonómicos, diputados provinciales, ministros, o presidentes de la nación española, o todos los colaboradores necesarios que estos se encuentran en el camino.
Pero lo que llama poderosamente la atención es que de cada mil españoles hay 990 que se forman durante años, trabajan y se esfuerzan durante décadas, para que unos inútiles alzados por la fortuna y la estupidez de quienes les votan se lleven toda la riqueza que les corresponde legalmente al 99,9 % de los españoles y así durante varias décadas.
Miren ustedes para organizar este negocio no es de extrañar que creen naciones, imperios e incluso planetas independientes, causas por el feminismo, cruzadas contra el cambio climático, alianzas de civilizaciones, códigos laborales inauditos para que los sindicatos y los sindicalistas reciban lo suyo, o sectores empresariales como las energías renovables o vehículos sin combustible; se juegan mucho en el asunto, nada más y nada menos que volver a ser como los demás, porque ustedes han pensado en alguna ocasión ¿en qué trabajaría Montilla si no estuviera en el PSC haciendo naciones?, ¿y Zapatero?, ¿y Carmen Chacón?, ¿y Celestino Corbacho?, y ¿Carod Rovira?, ¿y Ridao?, ¿y Urkullu?, ¿y los del PP, el PSOE, y el resto de los que viven de la política en este país?.
El problema no es España, ni la igualdad, ni la libertad, ni la justicia, ni la democracia, ni siquiera la política, nada de eso, el único problema que tenemos los españoles es que no salimos de la perplejidad al observar como unos sinvergüenzas se lo llevan calentito, mientras los demás las pasamos putas para llegar a fin de mes, trabajando como posesos y sin hacer ningún exceso.
El único problema que tiene la nación española, es que unos cuantos mangantes se han adueñado del tesoro público que es de todos y no somos capaces de llevarlos a la cárcel. Mientras sigan en la calle, los españoles tendremos numerosos problemas, porque estos crápulas necesitan crear problemas para vivir del chantaje al que llaman política y que ofrece resolverlos. Y no, no sean ustedes imbéciles, es cierto que no todos los políticos roban directamente a sus compatriotas en este país, pero los que no roban se callan, son cómplices. Todavía queda por ver que unos ciudadanos con carnet de un partido político se presenten en los juzgados para denunciar a los que convierten la profesión de político en una categoría más de la delincuencia. Quien no es delincuente en la política española, es cómplice de quienes lo son, y hay varios millones, que desgraciadamente nunca se van al paro
Enrique Suárez Retuerta
Categorías:
El Zégîmên,
España,
La Casa Nostra Catalana,
La gran estafa pública
Suscribirse a:
Entradas (Atom)