"Para todos los males, hay dos remedios: el tiempo y el silencio" Alejandro Dumas
Motivo de reflexión para la casta política española y la
costra que acompaña su adoctrinamiento, es
que en la última encuesta de Simple Lógica publicada el 28 de
septiembre, la abstención electoral es la opción política elegida por la mayoría
de los españoles. Los no representados están a un 3,8 % de superar a los
representados por todos los partidos políticos. Si a esta cifra añadimos los
votos en blanco y nulos, ya se superaría el 51 % de electores no representados
por cualquier opción política. Quiere esto decir que la mayoría de los españoles
hoy no está representada por la casta política que dice representarles, quiere
esto decir que hay un halo de ilegitimidad que rodea cada decisión del Gobierno
y cada decisión de las formaciones que aspiran a sustituirlo.
Que todas las formaciones políticas sumen en total un 49 % de
los votos posibles a fecha actual, quiere decir exactamente que entre todas
reunidas tienen menos confianza que ninguna de ellas. Terrible para una
democracia que aquello que se ofrece desde la partitocracia realmente existente
no sea capaz de atraer la atención y si la abstención de los españoles.
Sin duda esto es un reflejo de lo mucho que han mentido, de
lo que han embaucado a los españoles desde sus propuestas incumplidas, pero
también un signo de desconfianza porque de prevaricaciones, corrupciones y
cohechos están llenas las hemerotecas, no por un partido político sino por casi
todos los que detentan representación política en este país, algo que
paulatinamente se sigue acrecentando.
Quizás sea el momento de recordar, ahora que surgen los
experimentos secesionistas, que en el referéndum sobre el Estatut de Cataluña
promovido por el PSOE y el nacionalismo catalán, sólo acudieron a votar el 49,4 %de los catalanes, de los que un 79,4 % lo aprobaron (con lo que menos de un 36 %
de los catalanes convocados a urnas decidieron por todos los demás, mientras que un 64 % que
pasó de la propuesta). Y a pesar de que el Tribunal Constitucional declaró 14 artículos inválidos, la Generalitat catalana nunca se dio por aludida
La no participación en las convocatorias electorales, nos
informa habitualmente de muchas cosas: desconfianza en las propuestas que se
hacen, también en los partidos que las ofrecen, pero fundamentalmente en que la
democracia sirva para resolver nuestros problemas. Estamos cruzando en
septiembre de 2012, en esta situación de crisis económica, política e
institucional, la delgada línea roja que separa a aquellos que confían en esta
democracia, de aquellos que desconfían de ella, que hoy somos ya mayoría.
Pronto comenzarán a promoverse campañas de intoxicación desde
los medios de comunicación controlados y subvencionados por el poder, que nos
induzcan a regresar al redil de lo que se ofrece como la única opción posible,
sinceramente, creo que de poco va a servirles a los medios de comunicación y
los partidos políticos, porque a pesar de que el 80 % de la información que se
produce en este país se dedica a la política (los deportes se llevan un 10 %,
los cotilleos un 5 %, la información internacional un 4 % y un 1 % se ocupa de
lo que les ocurre a los ciudadanos, habitualmente sucesos y anécdotas), la
cautela de los españoles con los medios y partidos políticos, por no decir
desconfianza y ausencia de credibilidad, crece mucho más deprisa.
Decía Lord Acton que los problemas de la democracia siempre
se resuelven con más democracia, posiblemente tenga razón, por eso ha crecido
la abstención hasta representar a la mayoría de los españoles, por encima de
todas las formaciones políticas de todas las siglas e ideologías reunidas,
fundamentalmente porque poco tienen que ver con la democracia, cuando han
elegido decididamente el camino del despotismo y la tiranía que nos imponen,
como vía de sometimiento de los españoles.
La democracia nada tiene que ver con la aristocracia de borregos que dicen representarnos, que exclusivamente defiende sus privilegios, para obtener beneficios de forma injusta e inicua que les permita distinguirse de sus propios electores. Creo que en este país se está acabando el cuento de la democracia que nunca lo fue y comienza una etapa en la que la democracia será posible, una vez que nos libremos de sus usurpadores reunidos en la minoritaria partitocracia española.
Enrique Suárez