"Que nadie se olvide que la democracia en España fue inventada por el socialismo. Ser socialista en España es ser demócrata, no ser socialista es ser un facha. Los únicos que lucharon por la libertad, contra la opresión del franquismo fueron los socialistas. Sin socialismo, la democracia no hubiera sido posible en España. Socialismo es igualdad y todo lo que no sea socialismo es desigualdad y privilegio. Gracias al socialismo, España ha progresado, hoy todos vivimos mejor que hace treinta años. Los únicos que han defendido los derechos humanos en España han sido los socialistas. Sin socialismo los trabajadores no tendrían los derechos que hoy tienen (aunque muchos ya no tengan trabajo), los pensionistas no cobrarían las pensiones que hoy cobran (aunque se hayan congelado), los niños no estarían escolarizados (aunque el fracaso escolar haya aumentado), la sanidad no sería universal (aunque lo que hizo Felipe González fue ampliarla al 5 % que no tenía acceso a ella). Las comunidades autónomas más nacionalistas no hubieran alcanzado las elevadas cotas de independencia de las que disfrutan. Ninguna opción política ha hecho tanto por este país como el socialismo, a pesar de la derecha que ha gobernado siempre contra los españoles".
No se asusten, no es el calor que me ha disuelto las meninges, sencillamente les ofrezco un anticipo de los lemas que acompañarán las próximas campañas electorales del PSOE. La cosa será así o similar, con alguna barbaridad añadida tipo planetario que nos brinden prodigios humanos como José Luis, José Blanco, Manuel Cháves, o Leire Pajín. No esperen más, porque no lo habrá. El PSOE hará un discurso positivo, aunque para ello tenga que enterrar la historia reciente de España y la de la humanidad, si es preciso.
Pero sólo con propaganda no podrán triunfar en las próximas elecciones, aunque el millón de socialistas, “zapateristas”, sindicalistas, feministas, ecologistas, revisionistas, pacifistas, y contratados a dedo por ser afines al PSOE en este país, estén preparados para acometer la campaña electoral más difícil de su historia y dispuestos a la proeza de borrar la realidad que nos legará José Luis. Cierto que en este país hay cinco o seis millones de ciudadanos que votarán por el PSOE, aunque nos haya llevado a la ruina, al igual que hay otros cinco o seis millones que lo harían por el PP en las mismas circunstancias. Pero ni los unos ni los otros, que son necesarios, resultan suficientes para triunfar en las elecciones. Hay mucha gente harta de la política y los políticos en este país que se abstendrá electivamente, y otros que tratarán de promover nuevas alternativas. Al final gobernará el PSOE o el PP, porque es difícil que surja una alternativa que cohesione a los cinco o seis millones de votantes que están hartos de ambos.
El PSOE será reo de su propia trampa, ha despotricado tanto contra los rivales que se le volverá la opinión pública en contra exigiéndoles a ellos lo mismo que han reclamado a los demás. En este país cada día hay más gente que considera que la honestidad en las filas socialistas brilla por su ausencia, que la humildad tan pregonada en otras épocas por el socialismo se ha convertido en una insoportable soberbia, y que la tendencia que han impuesto los socialistas en la política de este país se aproxima más a la tiranía que a la libertad. Ni siquiera ante la rivalidad del PP desnortado y desvaido de Mariano Rajoy podrán triunfar, porque de tanto enflaquecerse y avergonzarse en su ideología la derecha española se ha quedado anoréxica y flojita, pero muy petardos tendrían que ser para perder unas elecciones en estas circunstancias.
No se pueden tapar cinco millones de parados, una economía ruinosa que no generará empleo hasta el año 2016, un déficit galopante, una deuda estrambótica, una dilapidación de recursos públicos perversa, una carga de impuestos inusitada. Pero si en la cuestión económica el PSOE ha cometido las mayores tropelías, en la cuestión política será difícil olvidar las imposiciones a que nos han sometido los socialistas en las legislaturas de José Luis Rodríguez Zapatero, comenzando por la negociación encubierta con ETA contra la memoria de las víctimas del terrorismo (la baza de oro que se reserva José Luis para triunfar en las próximas elecciones), los presos políticos por legislaciones impuestas que en otros países democráticos jamás se hubieran permitido (violencia de género, ley de tráfico, política antidroga, inmigración, prostitución, delincuencia común), ni tampoco podremos olvidarnos los españoles de los desmanes que se han permitido contra la igualdad interterritorial en España, los despilfarros institucionales, la creación de agencias sociales desorbitada, la manipulación de la información y la propaganda a que hemos sido sometidos y el cambio cultural en este país, que recuerda a las imposiciones de la falange y el clero durante el franquismo.
Son demasiados errores para perdonárselos a nadie, ni siquiera a José Luis “el bondadoso” que tanto mal ha hecho a la sociedad española con sus gilipolleces, pero sin duda la mayor barbaridad de la égida socialista ha sido la de atribuirse lo que no le corresponde, el maquillar la historia a su conveniencia, el adanismo insufrible, el neoprogresismo milenarista, el abuso de poder, la perversión continuada en sus gestiones políticas, y ese descaro con que pretenden tomarnos el pelo a los españoles que no vamos a votarles.
El socialismo nunca ha sido democrático, no da la talla, por su extrema ambición en conquistar el poder para cambiar la realidad en su interés y en el de los que lo apoyan electoralmente. Practica el sectarismo más infame de toda oclocracia que se precie, conformada por una muchedumbre amorfa que apoya una tiranía gubernamental para explotación permanente de los no socialistas. El socialismo nunca ha buscado el bienestar de los pueblos que gobierna, prueba de ello son los ejemplos de los países del este europeo oprimidos en su día por la Unión Soviética o las dictaduras china, cubana, o venezolana. El socialismo persigue exclusivamente el bienestar de los socialistas y el malestar de todos los demás para conseguirlo, aunque sea ejerciendo la opresión, la asfixia de las libertades civiles, o la convulsión de la Constitución y el Estado de Derecho. El socialismo es una forma discreta de dictadura que no respeta más marco de juego político que el que impone, contra la razón y el sentido común, cuando alcanza el poder.
Les pondré un ejemplo para concluir, el socialismo actúa como un restaurante en el que los que le caen bien al dueño comen magníficamente mientras que los que le caen mal reciben alimentos podridos y al final, todos pagan lo mismo por su comida. A esta acción la denominan redistribución de la riqueza. Así funciona el Estado socialista, todo para los nuestros y nada para los demás, y tienen la desfachatez de denominar “democracia” al invento, y que a nadie se le ocurra llevarles la contraria porque inmediatamente será considerado un facha por todos ellos, aunque tengan bien seguro que a los que no dicen nada, les consideran idiotas. Así que ustedes eligen mientras sigan siendo libres, en este país para los socialistas solo se puede ser socialista, o en su defecto facha o idiota. Sólo por ello se merecen una muy larga temporada en la oposición, aunque la alternativa tenga que ser la de soportar a Mariano Rajoy diciendo que la verdad siempre acaba resplandeciendo y chorradas semejantes.
La verdad de los españoles no puede ser representada ni por Zapatero, ni por Rajoy, pero para nuestra desgracia tampoco por ninguna formación política de las existentes en la actualidad. La única opción posible para salir de este delirio maniqueo sería votar a una formación política que propusiera como único objetivo un gobierno de transición hasta la convocatoria de un referendum constitucional en el que todos los artículos se votaran uno por uno por los españoles, en el que cada español pudiera sugerir los artículos que bien le parecieran, la fórmula para conseguirlo sería sencilla, se votaría primero en los municipios o barrios, para ir acumulándose las opciones más votadas hasta llegar a un referendum nacional en el que se ofrecieran las tres alternativas por artículo preferidas por los españoles. El único obstáculo para conseguirlo es que se necesitarían miles de personas organizadas para lograrlo, es decir, una sociedad civil dispuesta a zaherirse del yugo político para implantar la forma de convivencia que desea.
Hay otra alternativa más pintoresca que consiste en un gran sorteo introduciendo en un bombo los números de DNI de todos los españoles mayores de 18 años para elegir a todos los cargos políticos representativos en España. Al menos así conseguiríamos una auténtica democracia, porque ellos sí serían los auténticos representantes del pueblo español, y con toda seguridad, tras unos primeros meses de caos y acostumbramiento, se lograría que en este país desapareciera la corrupción, el nepotismo y el abuso de poder a que nos someten los partidos políticos. Para los que lo desconozcan, la democracia no fue inventada por los socialistas (aunque lo parezca escuchando sus discursos) , la democracia proviene de la Grecia Clásica, y las elecciones comenzaron siendo por sorteo, porque los ciudadanos griegos ya no se fiaban de los políticos que querían representarlos.
Biante de Priena