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domingo, 13 de diciembre de 2009

¡Viva la hispanidad de Cataluña!. ¡Viva España Libre!

"¿pero qué se puede hacer con un idiota que se cree diferente en un país en el que todos somos diferentes y pretende que su diferencia es diferente a la de los demás?". Erasmo


Verán ustedes, no lo puedo llevar con resignación, por más que lo he intentado. La verdad es que nunca he soportado a los mequetrefes con poder, pero con los años la tolerancia se va consumiendo, y los aguanto menos.

Hoy se celebran referendums de juguete en Cataluña, que nos han traído los Reyes Magos de la Generalitat anticipadamente, Montilla, Carod y Saura, porque en el nordeste español hay mucho niño nacionalista que lleva esperando toda su vida que le hagan un DNI con cuatro franjas y en catalán, para que sus representantes puedan seguir comiendo del erario público, mientras realizan la conversión al catalanismo de todos los españoles residentes en su tierra, o si no que se vayan, y esto ocurre en pleno siglo XXI.

A esta orgía de ignorancia se ha sumado, como no, Papá Zapatero que trae una sentencia extraconstitucional favorable al Estatut bajo el brazo, en su trineo tirado por burros catalanes, porque sus alcaldes amiguitos del Partido Socialista de Cataluña, precisamente hoy se han reunido también para proclamar que representan al 75 % de Catalunya y que ellos quieren el Estatut como está, así que ya puede el pérfido Tribunal Constitucional darles la razón porque si no son capaces de llorar de pena.

A mí, personalmente, toda esta representación teatral me parece muy hermosa, encaja perfectamente en la magnífica muestra de ignorancia que el Gobierno español nos está ofreciendo. ¿Sería lo mismo Zapatero sin Cataluña y su Estatut?, por supuesto que no, porque un imbécil redomado, necesita una redomada imbecilidad para erigirse como supremo sacerdote del ridículo patrio.

No se acaban de enterar de que no cuela, pero yo lo repito, insisto y persisto, me gusta hacerlo, ver como en este blog no se atreven a escribir ya ni nacionalistas, ni socialistas, porque cuando lo hacen los chuzos les caen de punta lanzados en forma desabrida por los comentaristas habituales, ya ni siquiera intentan vender la alfombra mágica de sus sueños, para realizar ese espléndido viaje nacionalista a ninguna parte.

El problema sigue siendo el idioma español, que los catalanistas no acaban de entender. Dedico estas cosillas para los patrocinadores de los referenda, y los representantes de los ciudadanos españoles residentes en Cataluña, que han decidido sencillamente robarles su soberanía individual.

La primera, autonomía es una forma de organización política de la administración del Estado, al igual que el término “nacionalidades” –otra forma eufemística y relativa de denominar las autonomías- que nada tiene que ver con la Nación, porque la nacionalidad “in sensu estricto” es una condición que exclusivamente se puede obtener por nacimiento o adscripción legal cumpliendo los requisitos establecidos, y no por jugar a la democracia de monopoly. En fin, la nacionalidad como condición de pertenencia para este país es exclusivamente la española, ni la vasca, ni la catalana, ni la de los jugadores de petanca.

La segunda es que una cosa es la ciudadanía y otra muy diferente, la soberanía. Los españoles, como pueblo soberano, decidimos al mismo tiempo hacernos ciudadanos, todos iguales y libres, pero esa condición que se define con claridad meridiana en nuestra Constitución, estos tarugos que convocan consultas populares y festivas, no la quieren entender. Si los catalanes son ciudadanos con derechos constitucionales es por que son españoles, no por ser catalanes, pero una legión de imbéciles ignorantes nacional-socialistas prefieren seguir creyendo en sus supuestos delirantes hechos diferenciales, que por cierto sólo ellos ven algo, que nos orienta hacia su imprecisa salud mental.

La tercera es la que más me gusta, España es una mezcla singular de gentes y culturas, que pueden seguir siendo diferentes al tiempo que se acepta que todas son de igual rango y condición humana, porque gracias a ser españoles y tener una magnífica Constitución, un murciano no es más que un asturiano, ni un gallego que un catalán, ni un vasco que un castellano, ni un madrileño que un andaluz, pero al mismo tiempo todos y cada uno somos diferentes dentro del común, no más diferentes, igual de diferentes, TODOS IGUAL DE DIFERENTES, esto es ESPAÑA. Esta cuestión no la pueden entender los catalanistas y los socialistas, porque no distinguen lo que es un agregado de lo que es un conglomerado, su percepción totalitaria de la realidad se lo impide.

En un agregado todo el mundo tiene asegurada su propia identidad, pero no por pertenecer a un determinado territorio, ni por vivir en una definida creencia, ni por integrarse en una específica clase social, ni por sus habilidades, ni por su inteligencia o su ignorancia, sino por una condición singular: ser españoles, lo común y lo diferente al mismo tiempo. Un contrato social establecido en 1812 por los Padres de nuestra Patria cono el pueblo español soberano del que todos los españoles formamos parte, igual parte, no diferente parte, y que hemos logrado mantener contra invasores, reyes absolutistas, iglesias proselitistas, y todo tipo de fundamentalistas y fanáticos disfrazados de salvadores.

Pluralidad queridos amigos, eso es España, una condición imprescindible para vivir en libertad fuera de la opresión de todos los que pretenden convertirnos en conglomerados absurdos en su beneficio o interés.

Pobres idiotas convocadores de referenda, solicitadores de refrendo para su estatut desde la unidad socialista, no se dan cuenta de que ser catalán es una forma de ser español, como cualquier otra, ni diferente, ni singular, ni privilegiada, ni extraordinaria, una más tan solo. Resulta patético contemplar a estos homogeneizadores totalitarios querer hacer un catalán ideal y homogéneo a estas alturas de la historia, a la medida de sus intereses, como si los catalanes fueran todos iguales como salchichas o hamburguesas industriales, un rebaño de borregos en busca de pastor que los conduzca al matadero de la historia. ¡Hay que ser idiotas y arrogantes!.

Pobres imbéciles que piensan que los españoles somos homogéneos, como si ser español no fuera una condición nomotética que permite la idiosincrasia propia de los seres humanos, sin necesidad de etiquetar y estabular a los ciudadanos como el ganado.

Lo dije al principio y lo repito, no soporto a los mequetrefes con poder, porque si al menos fueran malvados, como decía Cipolla, habría materia para discutir, ¿pero qué se puede hacer con un idiota que se cree diferente en un país en el que todos somos diferentes y pretende que su diferencia es diferente a la de los demás?, nada, no se puede discutir nada, lo único que se puede hacer racionalmente es apiadarse de las víctimas, que por no atreverse a decir, alto y claro, ¡Viva España Libre de sinvergüenzas!, ahora se tienen que tragar una dictadura de indigentes intelectuales, sobrealzados por el destino en forma de urna, a un poder que no se merecen representar.

¿Para cuándo se piensa convocar una manifestación en la Diagonal barcelonesa en defensa de la condición española de Cataluña?. ¿Un espectáculo de banderas españolas ondeando al viento como cuando "la roja" fue campeona de Europa, o es que eso no ocurrió? ¿A qué coño tenéis miedo catalanes españoles residentes en Cataluña?. Las hienas de la política esperan vuestra agonía última para hincaros el diente, demostradles de una puñetera vez que sois españoles enfrentándoos a ellos, ¿a qué esperáis, a que os hagan “fuet” estos “chorizos” que viven cómodamente de vuestro silencio y paciencia?.

Una señal a vuestros compatriotas y nos los comemos vivos, que este pueblo es muy caníbal cuando la cuestión se lo merece, venga, ánimo, que tenemos ganas y somos muchos.

¡Viva España Libre!. ¡Viva la hispanidad de Cataluña!

Enrique Suárez Retuerta
un ciudadano español que no renuncia a su soberanía

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