Sigo sin acabar de entender la propuesta del PSOE en las pasadas elecciones, de todos los lemas que se presentaron, el que más me sorprendió fue el que alegaba motivos para creer. ¿Para creer en qué?, ¿en quién?. ¿Ha dejado el PSOE de ser racional para convertirse en una secta seudoreligiosa?.
El PSOE, con su líder de cartón-piedra a la cabeza, inició la pasada legislatura una huída hacia delante que solo puede concluir en su destrucción política, pero lo más siniestro del asunto, es que lo saben, y parece no importarles nada con tal de seguir en el poder.
En un país hedonista como es actualmente España, donde la ley que rige es la de haz menos por más, y disfruta todo lo que puedas que son dos días los que estamos en este mundo, ha habido dos discursos bien definidos en los grandes partidos que se han repartido el 92 % de los votos.
El discurso del PP se fundamentaba en la racionalidad, aunque tímidamente, como siempre lo hace desde su acomplejada trayectoria política, pero no vulneraba los principios mínimos de argumentación lógica, más o menos fundamentada en los hechos y en una percepción compartida por buena parte de los analistas internacionales y nacionales sobre la situación española.
Al frente del PSOE, el discurso de Zapatero representa el paradigma de la demagogia en su máximo esplendor. Desde ofrecer 400 euros /año por el voto a su partido a los ciudadanos españoles, hasta el mantenido diálogo con ETA contra viento y marea. La muerte de Isaías Carrasco es posiblemente el broche de oro a su campaña incongruente e inconsciente.
El pueblo español se ha expresado en las urnas y ha apoyado la irracionalidad, a pesar de que va a pagar las consecuencias inmediatas de su error político en los próximos meses, con un paro que se incrementará este año en medio millón de personas, con unos intereses que serán sujeto de análisis astronómico, y con un derrumbamiento del Estado de Derecho progresivo e irrefrenable.
¿Es acaso el pueblo español masoquista?. Evidentemente no lo es, porque en ese caso habría votado por Rajoy, que a punto estuvo de ofrecer sangre, sudor y lágrimas. Lo diré ahora, porque no tengo ninguna razón para callarlo: los españoles que han votado a Zapatero se han equivocado, han sido unos inconscientes, y todavía no saben las funestas consecuencias de su decisión.
Han votado por Zapatero, con el mismo criterio que han elegido a Chiquilicuatre para representar nuestro país en Eurovisión, y lo han hecho para demostrar al mundo que no pasa nada, que nunca pasa nada, que la libertad es hacer lo que a uno le viene en gana cuando le da la gana, y que con el PSOE es posible hacerlo.
Evidentemente, claro que se puede hacer, pero no quiere decir que haya que demostrar que se puede tentar a la suerte. Los toreros se persignan antes de salir al ruedo, aunque no sean creyentes. Los españoles no, saben que cerrando los ojos y depositando una papeleta en la urna todo es posible, hasta que un día deja de serlo, y entonces es cuando crucifican al que les ha despertado para vivir la pesadilla en que se ha convertido su vida. Entonces se dan cuenta de la verdad y es cuando le echan la culpa al PP.
No podemos conducir por ti, por eso subiremos más la gasolina, para que no puedas conducir, así las estadísticas sobre accidentes disminuirán y nos darán algún premio internacional por impedir el cambio climático. Habría que hacer la “prueba de zetapemia” a tanta gente, que mejor dejamos de hacer carreteras y autovías, así también disminuirán los accidentes. Con lo que se ahorre en los accidentes se podrán hacer señalizaciones iluminadas muy bonitas que anuncien los logros del gobierno.
¿A qué es guay gobernar sabiendo como resolver los problemas?. En esa extraña enfermedad política que padecen buena parte de mis compatriotas, algunos siguen pensando que la verdad procede de la democracia, que quien gana en unas elecciones tiene razón y por eso triunfa, porque si estuviera equivocado ¿cómo iba a triunfar?. Así todo el mundo se queda tan contento pensando que ha elegido lo correcto solamente porque ha coincidido con otros tan equivocados como él o ella.
Ya lo decía una pintada de los años setenta del siglo pasado: "comed mierda, un millón de moscas no pueden equivocarse". No nos queda nada hasta el 2012, por lo menos cuarenta años.
Erasmo de Salinas
El PSOE, con su líder de cartón-piedra a la cabeza, inició la pasada legislatura una huída hacia delante que solo puede concluir en su destrucción política, pero lo más siniestro del asunto, es que lo saben, y parece no importarles nada con tal de seguir en el poder.
En un país hedonista como es actualmente España, donde la ley que rige es la de haz menos por más, y disfruta todo lo que puedas que son dos días los que estamos en este mundo, ha habido dos discursos bien definidos en los grandes partidos que se han repartido el 92 % de los votos.
El discurso del PP se fundamentaba en la racionalidad, aunque tímidamente, como siempre lo hace desde su acomplejada trayectoria política, pero no vulneraba los principios mínimos de argumentación lógica, más o menos fundamentada en los hechos y en una percepción compartida por buena parte de los analistas internacionales y nacionales sobre la situación española.
Al frente del PSOE, el discurso de Zapatero representa el paradigma de la demagogia en su máximo esplendor. Desde ofrecer 400 euros /año por el voto a su partido a los ciudadanos españoles, hasta el mantenido diálogo con ETA contra viento y marea. La muerte de Isaías Carrasco es posiblemente el broche de oro a su campaña incongruente e inconsciente.
El pueblo español se ha expresado en las urnas y ha apoyado la irracionalidad, a pesar de que va a pagar las consecuencias inmediatas de su error político en los próximos meses, con un paro que se incrementará este año en medio millón de personas, con unos intereses que serán sujeto de análisis astronómico, y con un derrumbamiento del Estado de Derecho progresivo e irrefrenable.
¿Es acaso el pueblo español masoquista?. Evidentemente no lo es, porque en ese caso habría votado por Rajoy, que a punto estuvo de ofrecer sangre, sudor y lágrimas. Lo diré ahora, porque no tengo ninguna razón para callarlo: los españoles que han votado a Zapatero se han equivocado, han sido unos inconscientes, y todavía no saben las funestas consecuencias de su decisión.
Han votado por Zapatero, con el mismo criterio que han elegido a Chiquilicuatre para representar nuestro país en Eurovisión, y lo han hecho para demostrar al mundo que no pasa nada, que nunca pasa nada, que la libertad es hacer lo que a uno le viene en gana cuando le da la gana, y que con el PSOE es posible hacerlo.
Evidentemente, claro que se puede hacer, pero no quiere decir que haya que demostrar que se puede tentar a la suerte. Los toreros se persignan antes de salir al ruedo, aunque no sean creyentes. Los españoles no, saben que cerrando los ojos y depositando una papeleta en la urna todo es posible, hasta que un día deja de serlo, y entonces es cuando crucifican al que les ha despertado para vivir la pesadilla en que se ha convertido su vida. Entonces se dan cuenta de la verdad y es cuando le echan la culpa al PP.
No podemos conducir por ti, por eso subiremos más la gasolina, para que no puedas conducir, así las estadísticas sobre accidentes disminuirán y nos darán algún premio internacional por impedir el cambio climático. Habría que hacer la “prueba de zetapemia” a tanta gente, que mejor dejamos de hacer carreteras y autovías, así también disminuirán los accidentes. Con lo que se ahorre en los accidentes se podrán hacer señalizaciones iluminadas muy bonitas que anuncien los logros del gobierno.
¿A qué es guay gobernar sabiendo como resolver los problemas?. En esa extraña enfermedad política que padecen buena parte de mis compatriotas, algunos siguen pensando que la verdad procede de la democracia, que quien gana en unas elecciones tiene razón y por eso triunfa, porque si estuviera equivocado ¿cómo iba a triunfar?. Así todo el mundo se queda tan contento pensando que ha elegido lo correcto solamente porque ha coincidido con otros tan equivocados como él o ella.
Ya lo decía una pintada de los años setenta del siglo pasado: "comed mierda, un millón de moscas no pueden equivocarse". No nos queda nada hasta el 2012, por lo menos cuarenta años.
Erasmo de Salinas