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martes, 19 de diciembre de 2006
El abuelo Cebolleta
A propósito de la memoria histórica, asistimos a un exultante revisionismo sobre nuestro pasado más reciente, en especial, los últimos años del franquismo. La serie “Cuéntame” es un ejemplo de lo que digo, habiendo recibido el beneplácito de los teleespectadores, semana tras semana, para ver las peripecias de sus personajes en las postrimerías de la dictadura.
“Cuéntame”, es la versión televisiva de los tebeos de la época: la familia Cebolleta de Vázquez, o la familia Trapisonda de Ibáñez, o la familia Churumbel de Conti. Colección de personajes unidos por lazos de parentesco y sometidos por las circunstancias de su tiempo.
La familia Cebolleta fue creada por Vázquez, en 1951, para el tebeo DDT; los personajes son estereotipos de aquel tiempo. El abuelo, siempre empeñado en contarle sus batallitas a Rosendo, el cabeza de familia, permanentemente al borde del paro y la desesperación; luego estaban la señora, siempre ocupada y quejándose; el niño rubiales, la niña de buen ver, y un loro fumador e insolente.
Sólo algunos jóvenes en la España de los años sesenta, conocieron las escasas barricadas que se produjeron; en nuestro país, los jóvenes en vez de revoluciones se dedicaban a organizar guateques a ver si la chica de las trenzas se ponía de una vez a tiro.
Aquí, la represión más dañina fue la sexual, no la política. A la mayoría de los españoles, les importaba mucho más como dar juego a su naturaleza, que el aplastamiento político de la dictadura.
En la tele se veían inmaculados programas, y en la radio se escuchaba el capítulo 214 del serial correspondiente, mientras Helena Francis daba sus sabios consejos. Si se quería leer algo del mundo exterior, estaba el Selecciones del Readerst Digest y alguna revista que traían los emigrantes por navidades.
Esto no es lo que quiere recordarnos Zapatero, la política filosenil del presidente se fundamenta mejor en una sintomatología incipiente de la Enfermedad de Alzheimer, como un énfasis de los recuerdos remotos (las barbaridades del franquismo), un olvido de los sucesos recientes (las barbaridades de ETA y los nacionalismos) y una fabulación compensatoria para rellenar las lagunas del olvido de forma interesada (GAL, Roldán, la corrupción, etc).
La realidad española de aquellos años, no es la que nos cuentan. Aquí, en los últimos años del franquismo, héroes de la izquierda hubo cuatro, que haber los hubo, y la mayoría terminaron en la cárcel, desterrados, o fusilados.
Pero lo que realmente sí hemos conocido es una banda de trepas, que pretenden cambiar la Historia para que coincida con la mitología que se han inventado, en eso recuerdan a los nacionalistas.
Aquí no hay revisionismo, hay algo mucho peor, se está construyendo la mentira histórica necesaria para culpabilizar a los españoles de no haberse levantado contra el dictador, en esta inacción coincidimos todos, incluidos ellos. Desde la tergiversación de los hechos, se promueve el examen de conciencia de los errores que no cometimos, y se procura el arrepentimiento de lo que nunca sucedió. Que Franco se muriera en la cama, es el mejor ejemplo de la singular lucha acometida.
Determinada gente de la izquierda más farisea, siguen sin embargo principios cristianos en su estrategia, lo aprendieron en los colegios del franquismo; nos hablan de la generosidad de su perdón, para que nos convenzamos de nuestra culpabilidad. Lamentablemente, así se construyen las iglesias y las sectas, no los países democráticos y libres.
Se reivindica la memoria del abuelo Cebolleta, cuando en realidad al abuelo lo que menos le importaba es que le escucharan sus historias, lo único que quería era captar la atención de su familia, por qué se sentía sólo entre su gente, y quería que le reconocieran su protagonismo actual, mas que el histórico.
El abuelo Cebolleta, no buscaba monumentos de reconocimiento tras su muerte, quería atención mientras estuviera vivo. Otra cosa son, los intereses oscuros que hay en promover su resurrección, cuando en vida nadie le hacía ni caso.
¿No será que se quieren recoger los votos de sus descendientes?, ¿que no se olviden nunca de que aquí hubo una guerra?. Recuerdan que son los legítimos herederos de las desgracias sufridas por los perseguidos. A mí esto me recuerda a lo que ocurre en Cuba desde hace décadas, cada día encuentro más parecido entre Zapatero y Fidel Castro. ¡Qué lástima de oportunidad histórica para cambiar realmente las cosas!.
Se desperdicia desde el más insano rencor, la opción de trascender la Historia y situarnos definitivamente en Europa, en el lugar que nos corresponde.
Todo porque Zapatero tuvo un abuelo; ¡coño!, todos los españoles tuvimos abuelos, señor presidente; pero el problema llegará cuando los que tenemos su edad seamos abuelos, y les tendremos que contar a nuestros nietos, que su precaria situación proviene de las barbaridades que se hicieron mientras gobernaba ZP, eso sí que va a ser memoria histórica. Nos vemos en el futuro.
Erasmo de Salinas
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Ciudadanos y Política
Adiós a Catalunya
Soy una mujer venezolana de 40 años, y tengo dos niñas de 11 y de 7 años.
El padre de las niñas es catalán, de Barcelona. Es marinero, y pasa 10 meses al año en el barco, lejos de nosotras. Nos conocimos hace 13 años en una parada que hizo en Venezuela, nos enamoramos, nos casamos, y hace 9 años nos vinimos a vivir a España.
Mi hija mayor nació en Venezuela, pero la pequeña nació en Almería, ciudad en la que residimos hasta hace 7 años, cuando vinimos a vivir a Barcelona.
Tengo alquilado un pequeño lucutorio, que nos produce ingresos para vivir bien, pero tampoco para hacer milagros, pues debo pagar sueldo y seguridad social a una persona que me ayuda.
Las niñas van a la escuela pública que está al lado de mi casa. Se quedan a comer en el comedor de la escuela. pasan todo el día allá. Yo las bajo por la mañana y ya por las tardes las recoge su abuela paterna, que está con ellas hasta las 10 de la noche, hora en la que cierro el locutorio.
Y ahora viene lo más importante:
En la escuela, toda su educación es sólo en catalán (excepto dos horas de clase a la semana de castellano que recibe mi hija mayor).
Además, es una escuela donde están todo el tiempo insistiendo a los niños para que hablen entre ellos en catalán.
La familia de mi esposo es catalana, y su abuela les habla continuamente en catalán.
Por las tardes, toda la programación infantil de las televisiones es en catalán.
Hace unos tres años, las niñas empezaron a hablar entre ellas en catalán. Al principio se dirigían a mí en catalán como un juego, pero desde hace más de un año, se niegan totalmente a hablarme en castellano.
A mí, su madre, mis hijas se niegan absolutamente a hablarme en mi idioma!
Fui a hablar con su profesora, y me dijo que yo también me tengo que integrar.
Después fui a hablar con la Directora del centro escolar, y su única respuesta fue que: ¿Qué espera usted, estamos en Cataluña?
Fui también a un psicólogo que me recomendaron. Después de estar casi dos horas contándole mi vida, me vino a decir más o menos lo mismo, que el problema era mío, y que las niñas estaban perfectamente. Encima me quería cobrar 60 euros. Le respondí que era un cabrón de mierda y me fui sin pagar.
Hace mucho tiempo que me siento aislada.
Aunque suene duro, siento que hay dentro de mí un Odio inmenso hacia Cataluña y hacia los catalanes.
No quiero vivir en Venezuela porque gobierna un dictador. Y no quiero vivir en Cataluña porque hay una dictadura nacionalista, todavía peor que la de Venezuela.
Tras ponerme de acuerdo con mi esposo, ya he iniciado el proceso de venta del piso, y del traspaso del locutorio.
Nos vamos para no volver. Todavía no sé a que ciudad de España iremos, pero estoy segura de que en cualquier sitio estaremos mejor que aquí.
Lo que sí tengo claro es que nunca más volveré. Al menos por un larguísimo tiempo, ni siquiera de visita. Si su familia catalana quiere ver a las niñas, tendrán que viajar adónde yo esté.
Yo ya he hecho mi sacrificio. A partir de ahora lo tendrán que hacer ellos.
Miriam González.
C's#: Por su extraordinario interés, reproducimos en su totalidad una carta que nos ha hecho llegar una madre venezolana, y que explica perfectamente el genocidio cultural que se está llevando a cabo, cada día de manera más intensa, en Cataluña.
El padre de las niñas es catalán, de Barcelona. Es marinero, y pasa 10 meses al año en el barco, lejos de nosotras. Nos conocimos hace 13 años en una parada que hizo en Venezuela, nos enamoramos, nos casamos, y hace 9 años nos vinimos a vivir a España.
Mi hija mayor nació en Venezuela, pero la pequeña nació en Almería, ciudad en la que residimos hasta hace 7 años, cuando vinimos a vivir a Barcelona.
Tengo alquilado un pequeño lucutorio, que nos produce ingresos para vivir bien, pero tampoco para hacer milagros, pues debo pagar sueldo y seguridad social a una persona que me ayuda.
Las niñas van a la escuela pública que está al lado de mi casa. Se quedan a comer en el comedor de la escuela. pasan todo el día allá. Yo las bajo por la mañana y ya por las tardes las recoge su abuela paterna, que está con ellas hasta las 10 de la noche, hora en la que cierro el locutorio.
Y ahora viene lo más importante:
En la escuela, toda su educación es sólo en catalán (excepto dos horas de clase a la semana de castellano que recibe mi hija mayor).
Además, es una escuela donde están todo el tiempo insistiendo a los niños para que hablen entre ellos en catalán.
La familia de mi esposo es catalana, y su abuela les habla continuamente en catalán.
Por las tardes, toda la programación infantil de las televisiones es en catalán.
Hace unos tres años, las niñas empezaron a hablar entre ellas en catalán. Al principio se dirigían a mí en catalán como un juego, pero desde hace más de un año, se niegan totalmente a hablarme en castellano.
A mí, su madre, mis hijas se niegan absolutamente a hablarme en mi idioma!
Fui a hablar con su profesora, y me dijo que yo también me tengo que integrar.
Después fui a hablar con la Directora del centro escolar, y su única respuesta fue que: ¿Qué espera usted, estamos en Cataluña?
Fui también a un psicólogo que me recomendaron. Después de estar casi dos horas contándole mi vida, me vino a decir más o menos lo mismo, que el problema era mío, y que las niñas estaban perfectamente. Encima me quería cobrar 60 euros. Le respondí que era un cabrón de mierda y me fui sin pagar.
Hace mucho tiempo que me siento aislada.
Aunque suene duro, siento que hay dentro de mí un Odio inmenso hacia Cataluña y hacia los catalanes.
No quiero vivir en Venezuela porque gobierna un dictador. Y no quiero vivir en Cataluña porque hay una dictadura nacionalista, todavía peor que la de Venezuela.
Tras ponerme de acuerdo con mi esposo, ya he iniciado el proceso de venta del piso, y del traspaso del locutorio.
Nos vamos para no volver. Todavía no sé a que ciudad de España iremos, pero estoy segura de que en cualquier sitio estaremos mejor que aquí.
Lo que sí tengo claro es que nunca más volveré. Al menos por un larguísimo tiempo, ni siquiera de visita. Si su familia catalana quiere ver a las niñas, tendrán que viajar adónde yo esté.
Yo ya he hecho mi sacrificio. A partir de ahora lo tendrán que hacer ellos.
Miriam González.
C's#: Por su extraordinario interés, reproducimos en su totalidad una carta que nos ha hecho llegar una madre venezolana, y que explica perfectamente el genocidio cultural que se está llevando a cabo, cada día de manera más intensa, en Cataluña.
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Educación,
Firmas Invitadas
Disculpen la impertinencia
Decía El Roto, en una viñeta publicada en Ciudadanos en la Red, donde se veía a unos señores que preparaban una gran construcción: primero construyamos el problema y luego buscaremos las soluciones. Estas cosas motivan la reflexión.
Cambiando de tema, estoy leyendo actualmente un par de libros muy interesantes y lo estoy haciendo al mismo tiempo, uno es El mundo de ayer (memorias de un europeo) de Stephen Zweig, quizás el mejor escritor de emociones en la literatura del siglo XX y el otro es, Memorias de Albert Speer, el que fuera arquitecto de Hitler y su interlocutor habitual a lo largo de muchos años.
Leerlos a la vez es un ejercicio que recomiendo, por qué resulta fascinante comprobar como cambian las percpeciones en distintos aledaños de la frontera ideológica y vital.
Zweig era judío por accidente, por qué como él decía, sus padres nacieron judíos por casualidad; lo mismo le ocurría a Speer con el nacismo, se hizo nazi por que en aquellos tiempos no era fácil trabajar, y por azares de la vida, resultó que a los 30 años era el arquitecto personal de Hitler.
Stephen Zweig, hoy hubiera sido considerado culpable de un delito de violencia de género, por qué encontrándose refugiado en Petrópolis (Brasil), el 22 de Febrero de 1942 decidió asesinar a su mujer y luego suicidarse, ante la caída de Singapur, y pensando que no había esperanza y que el nacismo triunfaría en la II Guerra Mundial.
Albert Speer, falleció en 1981, tras haber pasado 20 años en el penal de Spandau, condenado por el tribunal de Nüremberg que juzgó a los altos cargos del nacismo tras derrota del ejército alemán. Su hijo, fue el arquitecto de la Expo de Hannover en el año 2000, y su hija, una diputada del SPD, partido socialdemócrata alemán.
Ambos eran hombres de una cultura impresionante, y con una sensibilidad singular, Zweig era austriaco y Speer, alemán del sur. Los dos coincidían en su percepción de que el futuro del continente estaba en una Europa fuerte y sólida. Ninguno de los dos tenía especial interés por la política, pero ambos se vieron atrapados por ella por las circunstancias y el azar.
Hitler, se cruzó en el camino de los dos, declaró a los judíos como enemigos principales de su causa, entre los que se encontraba Zweig, y a Speer, como su amigo, aunque este último decía que Hitler no tenía amigos, pero si los hubiera tenido, él sin duda hubiera sido uno de ellos.
Si el dictador nazi no hubiera existido o no hubiera alcanzado el poder, y Speer y Zweig hubieran coincidido durante cierto tiempo en algún sitio, estoy seguro de que hubieran congeniado, por que a la vista de lo que escriben, compartían muchas más cosas de las que les distanciaban.
Es lamentable pensar, la influencia que tiene la política sobre el curso de la vida de las personas; si todos reflexionamos sobre esta cuestión, llegaremos a la conclusión de que las personas que han gobernado nuestro país y las políticas que han hecho, han definido en buena medida nuestro destino, incluso en el caso de Franco, que lleva enterrado más de 31 años, y que gracias a la política de la memoria histórica del señor Rodríguez Zapatero, vuelve a estar presente en nuestras vidas. Franco presente, quien iba a decirlo.
Mi extraña pregunta es la siguiente, ¿tiene derecho un político legítimamente elegido a segregar a su pueblo en dos opciones enfrentadas en pleno siglo XXI?. Si El Roto tiene razón seguro que sí, el problema es que cuando un político es capaz de separar a los ciudadanos de su país en dos bandos crispados y especialmente confrontados, está creando un problema histórico, y no resolviéndolo.
Está generando un problema que sirve exclusivamente a sus propios intereses, y utilizando la polarización de los ciudadanos para conseguir su propósito de perpetuación en el poder, desde un particular neopopulismo reparador de la Historia; pero además, está impidiendo que muchos Zweig puedan ser amigos de muchos Speer, y todas las consecuencias positivas que se derivarían de un mejor ambiente social.
No cabe la amistad, ni la colaboración, si se está en conflicto, de todos contra ETA o de todos contra todos. Lo prioritario siempre será la paz que el presidente defiende y que no llegará nunca, pero que le puede mantener en el poder; por qué mientras este problema está abierto, no se habla de otras cosas, y por lo tanto las críticas se amortiguan y los problemas parecen menores.
No lo tenemos fácil tal como nos lo quieren hacer ver, estamos obligados a elegir entre bambi y el cazador que mató a su madre.
Después de lo visto el pasado siglo, creo que el peor gobernante posible es el que pretende salvarnos de los otros o de nosotros mismos. Según he comprobado, en psicología, a este fenómeno se le denomina complejo de Dios o síndrome de el Mesías, y tiene difícil tratamiento. ¿Alguien sabe si en La Moncloa hay divanes?.
Erasmo de Salinas
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