"¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son" Pedro Calderón de la Barca
Nadie podrá negar que desde que Francisco Álvarez Cascos ha regresado a la política asturiana –realmente, creo que nunca se fue de ella-, muchas cosas han cambiado y muchas otras han permanecido. La experiencia sigue siendo grata y vivificante, jamás en la historia de Asturias han trabajado tanto todos los políticos que no habían pegado palo al agua durante los últimos treinta años. En realidad, las cosas no han cambiado, pero se han removido, con eso es suficiente, por ahora.
Sabíamos que en Asturias había un contubernio en el poder, pero nunca nos imaginamos que fuera tan descomunal y resistente, una auténtica fortaleza forjada por todos los partidos políticos, agentes sociales e instituciones dependientes del poder, con un medio de comunicación como La Nueva España de buque insignia, junto con la RTPA, dispuestos a imponer su ley a cualquier precio, siempre que les repercutiera en la cuenta de beneficios a todos ellos.
Así es la Asturias que hemos visto los asturianos, una colección de pesebres esparcidos por el territorio, en el que los defensores del partido único, formado por el PP, IU, PSOE y ahora UPyD, los medios de comunicación a su servicio, y todas las beneficiadas instituciones que les rodean, junto con los personajes que las dirigen, han resistido magníficamente el órdago de Foro y los trabajos de Cascos.
Pero no se crean ustedes que aquí concluye la historia, más bien comienza la segunda parte de la obra. Ahora ya están definidos los adversarios de Foro, reunidos en el duerno del que trataron de escabullirse, sin lograrlo, hasta quedar retratados para la historia;hemos visto a un PP que ha preferido que gobierne el PSOE, antes que Foro, y tantas cosas que se maravillarían los que reciben la información por los medios de comunicación habituales, si supieran todo lo que ha acontecido.
La escena final del primer acto es la siguiente, un gobierno del PSOE, con el apoyo o la coalición de IU, y el beneplácito del partido de Rosa Díez, siempre gracias al PP de Rajoy que lo permitió: “Mejor el PSOE que Paco” (Luis María Ansón atribuye esta expresión a don Mariano), pero la felicidad dura poco en casa de los ambiciosos, en tiempos de crisis; el panorama al que se enfrenta el contubernio es desolador: primero porque no hay un euro en las cajas desde hace años; segundo. por que un gobierno del PSOE en Asturias con un gobierno del PP nacional, será motivo de numerosos conflictos; tercero, por que los socios del PSOE, son competidores electorales del PSOE y entre ellos mismos, además, con mensajes contradictorios; cuarto, por que nada se ha visto y poco se verá en los alumbrados, para resolver los problemas de Asturias, más allá de repetir el más de lo mismo, y quinto, y más importante, por que no es lo mismo para el PSOE gobernar con la complaciente oposición del PP, que con la espartana legión de Foro, al otro lado, con el general secretario respirando en su nuca.
Así que Asturias, está condenada a seguir descendiendo en el ranking nacional de todas las cosas positivas, mientras encabeza las listas de todos los desastres de la política. ¡Que se le va a hacer, va a ser mala suerte!. La única alegría es que las cosas están tan mal, que por muy mal que lo hagan los del tripartito no las podrán poner mucho peor.
En cuanto a Foro, pues ahora tiene la oportunidad de organizarse y consolidarse, para representar la indignación cívica de los asturianos y quien sabe, si también, de todos los españoles. De lo que estoy seguro es que la primera etapa, la de ¡a verlas venir!, ha concluido, como también lo ha hecho el periodo de carencia en las paciencias y la tolerancia. Sin duda, ahora viene la etapa más emocionante, porque este partido fundado hace poco más de un año ha sido excluido del duerno nacional por todos los demás y su líder, aquel que definió Jiménez Losantos tan sagazmente, (Rajoy no se ha enterado de que un tiburón es un pececito comparado con Cascos), ha sido condenado al ostracismo.
Y como toda buena obra de teatro, recordemos el Tenorio de Zorrilla, un personaje singular de la cultura española, cuando harto de las cadencias y las sinsustancias entonó aquel: “clamé al cielo y no me oyó, más si sus puertas me cierra, de mis pasos en la tierra, responda el cielo y no yo”.
Del contador de nubes hemos pasado al contador de rayos, el gobierno de Rajoy puede llegar, con mucha suerte, a fin de año; el del contubernio asturiano, que un amigo ha denominado como LOS TRILEROS, no creo que lo consiga. Para mí que Cascos tiene un plan, y hasta aquí puedo leer.
Enrique Suárez