"La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia" Albert Einstein
Nos han mareado los medios de comunicación en una ceremonia de la confusión que no se recuerda desde la época del 23-F, digo marear, aunque el verbo más apropiado es intoxicar, también censurar, por supuesto, no ofreciéndonos la información real sobre lo que estaba ocurriendo, sino las opiniones y conjeturas de los periodistas. La verdad que la ausencia de profesionalidad de los periodistas españoles que controlan la opinión pública, sólo es comparable a la de los jueces que miran a otro lado o los políticos, esa casta decadente que vive satisfecha de haberse conocido a sí misma en el Olimpo de su despotismo y tiranía.
Nos han mareado los medios de comunicación en una ceremonia de la confusión que no se recuerda desde la época del 23-F, digo marear, aunque el verbo más apropiado es intoxicar, también censurar, por supuesto, no ofreciéndonos la información real sobre lo que estaba ocurriendo, sino las opiniones y conjeturas de los periodistas. La verdad que la ausencia de profesionalidad de los periodistas españoles que controlan la opinión pública, sólo es comparable a la de los jueces que miran a otro lado o los políticos, esa casta decadente que vive satisfecha de haberse conocido a sí misma en el Olimpo de su despotismo y tiranía.
De los motivos para creer hemos
pasado a los motivos para correr, para salir corriendo de este país ante la
colección de despropósitos que hemos contemplado en los últimos años, tras la
huida hacia delante de Zapatero, al que Rajoy piensa superar en menos tiempo,
pero el problema de ambos es que dejan detrás la razón, el sentido común, más
de cinco millones de parados, una economía quebrada y sometida a la dependencia
externa y la consecuente, pérdida de soberanía. No es baladí la cuestión,
porque sus errores estamos condenados a pagarlos los demás. Sin embargo, cada
día son más numerosos los españoles que comprenden que la política –al menos
esta política con estos políticos- no es solución para nuestros problemas, sino
más bien al contrario, más problemas que alejan las soluciones.
Hace unos meses, en un artículo
publicado en este blog y titulado: “Rajoy es inútil” se hacía una descripción
de lo ocurrido, con pelos y señales. Hoy, se puede decir, que al final podemos
ir estableciendo conclusiones. Cada día está más claro que la crisis económica,
política e institucional española tiene responsables a los que la realidad
señala y ya no tienen donde esconderse: no va a ser cierto que vivimos por
encima de nuestras posibilidades como indicaba José Blanco –habrá vivido él que
es un campeón-, ni que los parados sean unos vagos que no quieran trabajar –como
dijo algún político de funesto recuerdo-, ni siquiera que los empresarios sean
unos delincuentes –como indicaban los sindicatos; hay empresarios delincuentes,
muchos de ellos socios de los sindicatos en la CEOE-, va a ser que incluso con
las toneladas de información que los medios de comunicación subvencionados –El País
debe 3500 millones entre otras entidades a la quebrada Bankia- o empresas afines a Mariano Rajoy -como Martinsa-Fadesa con un crédito de 1.000 millones de Bankia-, así como negocios fabulososos - Eurovegas y su relación con Metrovacesa (una empresa de la que Bankia tiene un 20 %)-, para que no
estableciéramos conclusiones, al final, se va despejando la mezquindad y la
miseria, lo que permite ir perfilando la silueta de los responsables de lo ocurrido.
El mayor responsable de lo
ocurrido fue el contador de nubes, José
Luis Rodríguez Zapatero, auténtico factótum del desastre, que negó la
crisis, que elevó el paro en tres millones de personas, que estafó a los
españoles de forma sobrevenida al transformar las Cajas de los Truenos en los
bancos quebrados que debemos pagar todos -50.000 millones de euros- y dobló la deuda para tapar todos sus crímenes
contra la razón y el sentido común, dejándole una tierra quemada al que viniera detrás y a todos los españoles, además de hacer recortes, congelaciones y
secuestros de la libertad de los españoles. Sin su presencia en nuestra
historia no estaríamos como estamos.
El segundo responsable, sin duda,
es Mariano Rajoy, que se dedicó a ejercer de Tancredo desde el PP durante ocho
largos años mientras Zapatero y el PSOE destrozaban el país para convertir
España al socialismo-nacionalismo-vete tú a saber, que les permitiera
perpetuarse en el poder. Sin duda con
una oposición decente esto no hubiera ocurrido, pero con Rajoy todo es posible
o no es posible, ya saben ustedes. Alguien que llega al Gobierno ganando las elecciones
diciendo que no va a subir los impuestos y desde que está en La Moncloa no deja
de hacerlo, porque es “lo único que se puede hacer” es un cínico o un idiota
sublime, porque siempre se pueden hacer otras cosas que las que se le ocurren a
uno, con un Mesías ya tuvimos bastante, para ahora tener otro que pretende
superarlo. Pero lo peor de todo lo que ha hecho Rajoy es proseguir en la misma línea
que su antecesor: “taparlo todo, que no se vea la mierda”.
Ni una ley para
investigar la corrupción y el despilfarro de los políticos, ni un discurso para
reconocer su inutilidad ante los acontecimientos, ni una concesión a la
autocrítica de la casta, ni siquiera la tentación de investigar lo ocurrido en
Bankia, sino todo lo contrario, nacionalizar las pérdidas, para que todos los
españoles sufraguemos el despropósito de la orgía que se montaron políticos de
todos los partidos, sindicatos, CEOE, financieros afines y la madre que los
parió a todos.
Los demás personajes de la
historia son comparsas, los medios de comunicación vendidos, los jueces que
miran para otro lado, el Fiscal General del Estado ciego, los sindicatos que
dicen que los demás van a acabar con todo, como si ellos no fueran autores de
nuestra ruina, la CEOE llena de políticos, como su antiguo Presidente repudiado
por diversos delitos; los nacionalistas sacando tajada de la ruina de España,
pa joder más el asunto, los intelectuales que ni están ni se les espera; el
resto de partidos políticos que están para ayudar. En fin, el elenco nacional
que vive de representarnos al completo, celebrando su victoria como casta sobre
la catástrofe que nos han procurado.
Un 1 % de españoles en total que
ejerciendo su tiranía y despotismo se han hecho con el poder gracias a la
democracia, para imponer su dictadura y su molicie, aquella que les permite ser
unos privilegiados mientras el 99 % de los españoles salimos perjudicados de la
representación de su obra.
¿Y ahora qué hacemos?, pues
seguir votando por unos o por los otros, para que se sigan aprovechando de la
democracia contra el pueblo que dicen representar, perpetuando este sistema
corrupto con nuestra voluntad y apoyo, hasta convertirnos en esclavos de las
gilipolleces de aquellos que detentan el poder. Aunque también podemos hacer
otras cosas, yo creo que al final se nos ocurrirá algo para quitárnoslos de
encima, llevarlos tribunales y después a la cárcel, dejando este país con unos uantos miles de
corruptos, prevaricadores y sinvergüenzas, en rango de culpabilidad, complicidad
o negligencia, fuera de circulación.
Enrique Suárez