El redentorismo post zapateriano se está poniendo de moda, todavía
hay talibanes por los panfletos que tratan de convencer a los españoles de que
Zapatero no fue un error, ni una enorme equivocación de los españoles que
decidieron apoyar a alguien que les embaucó de todas las formas posibles; desde
prometer pleno empleo para alcanzar la cifra de paro más elevada de nuestra
historia, hasta asumir que los atentados de ETA fueran “accidentes”, o que los
brotes verdes, terminarán siendo morados, para los de su partido. No había
crisis económica sólo una desaceleración discreta, le permitió a este farsante,
ganar las últimas elecciones del PSOE, que nunca más volverá al Gobierno de
este país y eso es lo que tiene desesperados al millón de “colocaos” que están
a punto de perder, o ya han perdido, su condumio. ¿Y de qué va a vivir tan “buena
gente” que así lo ha estado haciendo durante la última década por amor al
carnet?
En fin, de estas cosas y de otras, se nos va haciendo la vida.
Hoy, he leído un artículo en el diario
digital Público, que otrora fue de papel, cuando había subvenciones al amigo
Roures, maoísta como Zapatero, de un señor que se dice periodista y escritor, y
se anuncia, a sí mismo, como un profeta de la postmodernidad perdida. El título
de la obra es: “Ana Mato es un tío”, en él se despacha, sin recato ni mesura alguna, con
sarcasmo de todo a un euro, mezclando en prodigiumque confusionis, el gürtell, la fertilzación
subvencionada por el Estado a lesbianas
y solteras, la iglesia, una violación en Dubai a una noruega que terminó en la
cárcel por mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio, Ana Mato, Aznar,
Alejandro Agag, la pertinaz sequía de pasta pública a los defensores de sus pretensiones, y unas cuantas de sus esperpénticas elucubraciones personales,
sobre el ser y el tiempo, y las divagaciones grotescas y provocativas que
caracterizan a un laureado y reconocido progresista, convencido de que en este
mundo no hay más verdad que la suya.
El artículo ha tenido cierto éxito entre las redes sectarias
que acompañan a estos aspirantes a imanes habitualmente, siempre convencidos de
que el mahdi de las cejas regresará algún día para devolver este país a la
vanguardia del narco-progresismo construido con agitación y propaganda, a golpe
de talonario del partido a sus ensalzadores y veneradores. Un comentarista inicia
las jaculatorias del siguiente cariz, no tamizado por el sentido común: “Aníbal, te has pasao; ese escrito no lo mejora
ni dios y como éste no existe, resulta que tu escrito es inmejorable. O así me
lo parece. ¡Enhorabuena!“ (sic).
Nada que añadir, este es un país libre en el que cualquiera
puede opinar de la forma que bien le parezca, pero también ser contestado y refutado, si
fuera necesario, y en este caso lo es.
Si el señor Aníbal Malvar, hubiera dicho que la ministra de
sanidad Ana Mato, posiblemente implicada en casos de corrupción, no tiene ni
puta idea ni de sanidad, ni de asuntos sociales, al igual que no la tenía su
predecesora, Leire Pajín, posiblemente estaría de acuerdo con sus conclusiones,
pero lo que no se puede hacer es mezclar medias verdades, con mentiras, para
extraer conclusiones definitivas que abocan a los habitantes de este país a la
estupidez propagada y prolongada.
No sé si el señor Aníbal Malvar reúne en sus atributos la
condición de experto sobre el tema desde el que propaga su opinión, con ese
sectarismo que caracteriza a los vanguardistas avanzados, que se resume en
considerar atrasados o retrasados a todos los que no piensen como él; pero a la vista de lo publicado en Público,
creo que carece del conocimiento suficiente para establecer algo más que una
soflama vacía de contenido, aunque con carcasa de magisterio, como la que nos
ha colocado.
No sé si el señor Aníbal Malvar, por eso de no disparar sin
municiones, se ha parado a estudiar el tema del que prodiga sus diatribas con un mínimo rigor y dedicación, más bien
creo que no, porque si lo hubiera hecho, tendría que saber que en un país tan
atrasado como Francia, gobernado por un Presidente socialista, la “reproducción
asistida pública” a lesbianas y solteras, no sólo no está subvencionada, sino
que está prohibida por ley. ¡Retrógrados que son estos franceses, por Dios
bendito!.
También debería conocer que en numerosos países retrasados en
libertades civiles y derechos humanos, como Estados Unidos, Noruega, Suecia,
estas cosas de subvencionar la fertilización artificial de lesbianas y solteras
no ocurren y en otros como Alemania, Italia y Reino Unido, la normativa es tan
restrictiva que la mayoría deciden hacerlo "por su cuenta" en Bélgica, Dinamarca, Chequia y
España, países en los que las leyes al respecto son más permisivas.
El señor Aníbal Malvar tendría que explicarles a los desvalidos de este país que están haciendo dieta involuntaria, a los desahuciados por no poder pagar la
hipoteca de su vivienda, a los comensales habituales de los comedores sociales,
a los seis millones de parados que no encuentran trabajo y a los pensionistas
que tienen que pagar sus recetas por enfermedades comunes, así como a todos los
españoles que han perdido un 30 % de media en sus ingresos con la crisis que era una desaceleración, que lo importante
para que España salga de la crisis y no perdamos el tren del progreso en la
Historia, es que el Estado siga subvencionando la reproducción asistida de
lesbianas y solteras, porque lo prioritario debe prevalecer sobre lo accesorio
y secundario, para que el señor Aníbal Malvar y sus seguidores se sientan
orgullosos de vivir en el país más avanzado del planeta en esas cosas que han
permitido vivir magníficamente hasta ahora a la legión de agentes y agentas de
género que lo hacían a costa del erario público, y pretenden seguir haciéndolo, criminalizando el sentido común, que por cierto, es el menos común de los sentidos.
Enrique Suárez