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martes, 4 de mayo de 2010

Y colorín colorado...este cuento se ha acabado


La democracia occidental nació en Grecia hace más de dos mil años, resulta paradójico que el país de la antigüedad que más se ha ocupado de estudiar la política y que brilló como ningún otro en sus logros representativos y gubernamentales, hoy se vea abocada al desastre económico, gracias a la política, precisamente. No hemos aprendido nada en los dos últimos milenios.

Los filósofos griegos nos advirtieron como ningún otro sobre los políticos, sobre la política, antes lo habían hecho los poetas desde la mitología, y su lenguaje simbólico sobre el poder. En Grecia, fue donde el mythos se transformó en logos por primera vez, dejando las creencias paso a la razón y al conocimiento empírico. En Grecia se alcanzaron las cotas más altas de comprensión de las virtudes y los defectos de los servidores públicos, surgieron el ágora, las demos, el consejo de los quinientos, la ecclesia, las tiranías, las oligarquías, el despotismo, el diálogo, la retórica. La inmensa mayoría de los elementos que hoy conforman la política tal y como la conocemos en las democracias avanzadas, tienen sus raíces e un pueblo que hizo del intercambio y la mezcla su bandera.

La terrible paradoja es que la política, el abuso de poder, ha conducido de nuevo el logos al mythos, de la razón se ha pasado a la creencia en la bondad de los políticos, cuando todos los indicadores dicen que los políticos son los más depravados personajes entre los seres humanos, y lo han sido a lo largo de la historia. Cierto que ha habido honrosas excepciones, cierto también es que la degeneración de la política se ha acelerado en las últimas décadas, y también es cierto que no se pueden comparar democracias como la griega, la italiana, la portuguesa o la española, con otras como la norteamericana, la francesa, la alemana o la del Reino Unido. Las democracias del sur, contra las democracias del norte. El sur siempre ha sido esquilmado por los políticos, mientras que el norte se ha cuidado de los detentadores, posiblemente gracias a la influencia de Lutero que fue el primero en hacer desconfiar a los ciudadanos de la bondad del Vaticano, del poder católico, y por extensión de todos los poderes, porque si el poder de la Iglesia del Dios cristiano estaba corrupto, como no habían de estarlo los de los poderosos terrenos.

Inglaterra decapitó a Carlos I el 30 de enero de 1649, Francia guillotinó a Luis XVI el 21 de enero de 1793, Alemania juzgó al alto mando nazi en Núremberg entre 1945 y 1946, sin embargo Rusia acabó con el zar Nicolas II y toda su familia en 1918 y trajo como consecuencia una dictadura del proletariado que duró 60 años, en Italia el pueblo ajustició al Duce en 1945, en Rumanía acabaron con Ceaucescu en 1989, realmente los magnicidios de los poderosos ha tenido diversa influencia en el futuro de sus pueblos, pero lo que ha dejado claro es que las cosas pueden cambiar y el pueblo siempre termina decidiendo su destino, aunque a veces sea para peor.

En Grecia la gente se ha echado a la calle, pidiendo revolución, quieren acabar con un régimen de corrupción que es una pantomima de la democracia, actualmente la deuda de los helenos es de 265.000 millones de euros, una auténtica barbaridad para un pueblo de poco más de diez millones de ciudadanos, cada griego debe alrededor de 26.500 euros, como aproximadamente la mitad de la población trabaja –bastante menos con el paro-, tendrán que trabajar todos durante dos años para pagar lo que adeudan, sin gastar un céntimo en otra cosa. En España, dice José Luis que las cosas están mejor, pero miente con un descaro imperdonable, porque nuestra deuda total entre pública y privada, supone un 270 % del PIB, la pública es un 70 % lo que supone alrededor de 18.000 euros por habitante y la privada es aproximadamente de 45.000 euros por habitante, en total 63.000 euros por español, como en España además hay un 20 % de paro, está claro que 1 de cada 3 españoles, aproximadamente tendrá que trabajar hasta devolver 189.000 euros, que es lo que corresponde a 3 españoles, de los 16 millones de trabajadores en España, al menos 5 millones son funcionarios, que producen servicios, pero no bienes, así que entre 10-11 millones de españoles tendrán que pagar cada uno alrededor de 250.000 euros para que este país deje de estar endeudado, imagínense ustedes, queridos trabajadores españoles que no son funcionarios, que han asumido una hipoteca de 250.000 euros, el tiempo que nos llevará devolverla, aproximadamente toda nuestra vida.

¿Pero en realidad que ha pasado? si hace seis años, cuando José Luis llegó al poder tras el 11-M, había superavit en el Estado –y la deuda era mucho menor (un 70 % de la actual) - y ahora tenemos un déficit del 12 % del PIB y una deuda descomunal. ¿Quién se ha gastado el dinero de los españoles?. ¿En qué se ha gastado el dinero de los españoles?. ¿Quién ha hecho negocios con el dinero público?. ¿Quién ha robado?. ¿Quién se ha hecho rico gracias a los negocios del Estado, las autonomías, y los ayuntamientos?. ¿Dónde está el dinero?.

¿Con qué derecho el Gobierno de José Luis ha dilapidado el dinero de los españoles?. ¿Con qué derecho ha creado más de dos millones y medio de parados?. ¿Con qué derecho ha incrementado el déficit público en un 12 %?. ¿Con qué derecho se ríen José Luis, el PSOE, el PP, los nacionalistas, y los demás partidos de nosotros?. ¿Qué han hecho los sindicatos y los empresarios más que forrarse a costa nuestra?.

Pues ahora lo que pretenden es hacer lo mismo que en Grecia, pasar página bajar sueldos a funcionarios, descender las pensiones, incrementar los impuestos, y seguir dilapidando, el dinero que va a prestar al Gobierno la Unión Europea y el FMI para que lo acaben pagando los mismos de siempre?. Esto es lo que ocurrirá en España en unos meses, gracias a la ineptitud de José Luis y su gobierno, a la patética representación política que tenemos en el Parlamento –PSOE y oposición-, gracias al conchabamiento de los bancos y las cajas de ahorros con el Gobierno, de los empresarios y los sindicatos con el Gobierno, y por supuesto, gracias al talante y la defensa de la alegría que nos van a terminar hundiendo en la miseria.

¿Pero qué derecho tienen todos estos sinvergüenzas a malograrnos la existencia durante los próximos veinte años en plena impunidad?. Creo que va siendo hora de que cambiemos de régimen, no sé si de forma violenta o pacífica, pero ninguno de los que está hoy en la representación política puede permanecer ni un minuto más en ella, y por supuesto, antes de irse que restituyan lo robado, malgastado y dilapidado y que respondan ante la justicia por sus crímenes sociales. Si no les obligamos a ello nos convertiremos en esclavos de su mezquindad.

Biante de Priena


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