En mi carta abierta al Papa sobre Israel, con motivo de su visita a Tierra Santa, aludía a la situación extraordinariamente sensible en Oriente Próximo.
Más allá de la miseria política que ocupa el paisaje mediático español, entre el estado del Inem ( y no de la inexistente Nación, como bien señala FJL) y el voto borreguil del 7-J, haríamos bien en seguir de cerca la evolución política en esa región del mundo, donde nos jugamos mucho quienes creemos en la libertad y en la justicia.
En efecto, la "carterización" de la política exterior estadounidense, de la mano del relativista Obama, coincide en el tiempo con las interrogaciones que levanta la actitud de Benedicto XVI, jefe espiritual influyente y respetado en Occidente.
Al papa deseo preguntarle lo siguiente:
1.¿Por qué, a diferencia de Juan Pablo II en su viaje del año 2000, no ha utilizado usted en Yad Vashem la palabra "asesinatos" para hablar de los judíos víctimas de la Shoá?
2.¿Por qué, a diferencia de Juan Pablo II en su viaje del año 2000, y después de la polémica con el obispo negacionista Williamson, no ha mencionado usted que fueron "millones" las víctimas del Holocausto?
3.¿Por qué, siendo usted alemán y habiendo llevado durante unos meses el uniforme del ejército alemán durante la segunda guerra mundial, no ha considerado necesario mencionar la responsabilidad de Alemania en el genocidio, a diferencia de lo que hicieron Willy Brandt, Helmut Kohl o Ángela Merkel?
4.¿Por qué, en lugar de condenar rotundamente el terrorismo de Hamás, se ha conformado en sus declaraciones de esta mañana con invitar a los palestinos a que "renuncien a la tentación de la violencia"?
5.¿Por qué calla usted, como lo hace el patriarca latino Fouad Twal, sobre las persecuciones que padecen los cristianos palestinos por parte de sus hermanos musulmanes?
6.¿Por qué se ha prestado usted, esta misma tarde, al demagógico espectáculo del mítin delante del muro de separación de Belén, mencionando la dimensión "trágica" de esa construcción, cuando quienes viven en Israel saben perfectamente que ese muro ha salvado muchas vidas, ha permitido el regreso de los peregrinos a Belén así como la reactivación de la actividad turística que beneficia en primer lugar a la población palestina del lugar?
7.¿Por qué se compadece (con razón) por los sufrimientos de muchos palestinos pero no tiene ni una palabra de solidaridad, consuelo, empatía con los judíos víctimas, hoy día, de la violencia y del terrorismo en Israel?
¿Quo vadis, Benedetto?
Dante Pombo de Alvear