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jueves, 17 de diciembre de 2009

Creo en Aminatu Haidar, ser humano


Última hora: poco tiempo después de haberse publicado este escrito, Aminatu Haidar ha podido regresar a su casa en El Aiun, gracias a la intervención del Presidente de la República Francesa, Nicolás Sarkozy
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Pocas cosas sabemos de ella, se ha convertido en un personaje familiar de nuestra vida deslizándose por los telediarios y expulsando a los famosos de las primeras páginas de los periódicos. Es saharaui, es mujer, es madre, tiene dignidad y quiere regresar a su casa, viva o muerta, pero una autoridad suprema y divinizada, hija putativa de la demagogia se lo impide.

He estado pensando, esta señora me ha hecho pensar, reflexionar, meditar, preguntarme si su historia era un acto de propaganda, un cuento chino para promocionarse en algún programa cutre de televisión, o una magnífica representación teatral para colocarse con ventaja en el camino hacia algún afortunado horizonte desconocido. Antes de decidirme a brindarle mi apoyo, he observado todas las banderas de los que dicen defenderla, he visto algunas que me avergüenzan, también he mirado las de sus adversarios, también me avergüenzan.

Pero se está jugando la vida de verdad, no es una representación virtual esa es la bandera más destacada, precisamente por eso creo en Aminatu Haidar, aunque sé que detrás de ella se mueve un remolino de virulencias políticas y sociales, un auténtico negocio de la sensibilidad solidaria que desprecio, y un juego de poder que abomino.

Por eso voy a quitarle todas las vestimentas que se le han puesto para decorarla a gusto del consumidor, quedándome exclusivamente con su gesto. Su mensaje está claro, es diáfano, sencillo, brutal: “si no puedo vivir de pie, prefiero morir de rodillas”. Y la izquierda española, tan proclive a organizar reivindicaciones territoriales de cartón-piedra en Cataluña no puede dejar pasar la oportunidad para aliarse con las reivindicaciones del Polisario sobre su patria que siempre le han sido tan gratas –coherencia obliga-, mientras preparan el diálogo con Al Qaeda para que vuelvan a casa los tres excursionistas catalanes de vacaciones solidarias en el desierto a costa del erario público, y la derecha española, tan estúpida como siempre, sigue siendo incapaz de posicionarse para defender al ser humano, su derecho a la vida y la libertad; y los nacionalistas muestran su egoísmo particular mientras calculan las ventajas que les puede ofrecer el apoyo o rechazo a su gesto; por eso creo en Aminatu Haidar, porque su triste mirada muestra como un foco la ridícula imagen de los fantoches políticos que dicen representarnos.

Me gusta ver a los socialistas mostrando su incongruencia, y a los conservadores no sabiendo que decir, que hacer, desvalidos antes una situación nueva, como siempre, y los nacionalistas, diciendo tonterías, no sabiendo colocarse, tan atentos ellos a aprovechar cualquier oportunidad. Me hace gracia ver a los Estados Unidos, que ha elevado históricamente la producción de muertos en los conflictos bélicos de Irak o Afganistán, mientras Obama recibe el Premio Nobel de la Paz en Oslo, considerando que la paz es una consecuencia de la guerra, moviendo su doctrina Clinton por esta musulmana pacifista. Y disfruto viendo al ministro de asuntos exteriores de Su Majestad el Rey de Marruecos debatiendo con el Secretario General de la ONU sobre la imposibilidad de que su gobierno acceda a un chantaje político. Y como un Gobierno de petimetres vencidos por la realidad, impiden que el Rey Don Juan Carlos, llame por teléfono a su hermano del otro lado del estrecho y resuelva el caso, porque eso le devolvería a la Monarquía española el prestigio que han logrado arrebatarle esta legión de impresentables que nos ha traído la democracia de señuelo y ahora les interesa que la institución permanezca en las horas de su más baja intensidad. El Parlamento Europeo se ha inhibido por una propuesta socialista. Hoy me he enterado, que los compatriotas de Aminatu Haidar han solicitado la intervención del Papa, ellos, musulmanes, pidiendo la intervención del Santo Padre cristiano, en vez de solicitar la ayuda del imán de Rabat. Por todo esto creo en Aminatu Haidar.

Aminatu Haidar es una africana que se muere de hambre ante las cámaras, cuando todos los días muchos africanos se mueren de hambre. Aminatu Haidar es una mujer extorsionada por un régimen dictatorial musulmán, cuando todos los días millones de mujeres musulmanas son oprimidas por la Sharia. Aminatu Haidar se ha convertido en una solipsista envainada en una acción simbólica de reivindicación, en un gesto humano de dignidad, contra un mundo manifiestamente hostil, materialista y estúpido, que pretende hacer hamburguesas y salchichas con nuestras esperanzas e ilusiones.

Por eso creo en Aminatu Haidar y su voluntad de morir por sus ideas, sin odio, ni ira, pero con tesón, mostrando como espejismo la importancia y el valor de la vida humana cuando nos hace ver la violencia de la sociedad en que vivimos, gracias a los políticos que piensan que han construido un mundo perfecto, cuando los casos individuales, los seres humanos, se siguen yendo por el desagüe de la historia para refutar el aserto.

Ayer fue Diego Pastrana Viaco, acusado del crimen execrable de la niña Aitana que trató de salvar de las zarpas del sistema, sin conseguirlo, y fue convertido en chivo expiatorio para salvar la Ley de Violencia de Género del retrato definitivo de su impostura. Hoy, es Aminatu Haidar, una saharaui, una mujer, una madre, la que se enfrenta sola a la “Marcha Verde” cuarenta años después, para recordarnos que los hombres azules y las mujeres que les acompañan, se pasean tranquilos en sus camellos sobre la arena de las ruinas de nuestra civilización, mientras en la distancia se siente la brisa en las palmeras del oasis y se escucha ese grito gutural caracteríastico del pueblo berebere, que expresa el entusiasmo de su presencia en este mundo.

Definitivamente creo en Aminatu Haidar, porque ha sabido darle sentido a nuestras vidas con la suya, porque ha señalado el problema más grave de la globalización: ¿qué hacemos con los seres humanos, no con la humanidad genérica, sino con los casos individuales?: Aminatu, usted, yo y el panadero.

Aminatu Haidar, un día se plantó ante el destino y dijo hasta aquí hemos llegado, quiero regresar a mi casa, abrazar a mis hijos, dormir en mi cama, tomarme un té y seguir soñando con la vida, como cualquier ser humano, pero con mi dignidad intacta, porque sin dignidad no merece la pena seguir existiendo.

Aminatu Haidar es la puerta del futuro, porque ha mostrado su valentía para regresar a lo que realmente es, viva o muerta, no a lo que las hienas que viven del malestar humano quieren que sea, para cumplir su propósito insidioso. Por eso creo en ella, porque sigo creyendo en mí, y le agradezco profundamente que me lo haya recordado, es magnífico que no todo sea hipocresía social, en estos tiempos en que la televisión contrata actores para que cuenten emocionadamente sus desgracias, que nunca ocurrieron más que en el guión del programa y la imaginación del propagandista que ha escrito el guión.

Aminatu Haidar es un síntoma de esa terrible enfermedad social y cultural que padecemos: la deshumanización.

Enrique Suárez Retuerta
Un ciudadano español que no renuncia a su soberanía

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