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martes, 16 de diciembre de 2008

La estafa de la educación pública en España

El problema más grave que nos legará Zapatero a los españoles será el haber dejado el Sistema Educativo español destrozado, sin un programa único de formación, con un baremo modelado para incorporar el fracaso como normalidad, con la desautorización permanente de los educadores, también de los padres, formando consejos escolares a la medida de sus pretensiones, y dejando pisotear por los nacionalismos a los más jóvenes de nuestro país en sus derechos constitucionales. No es poco. Lo del socialismo con la educación no ha sido una reforma, más bien ha sido un auténtico crimen contra cualquier razón posible.

El socialismo, como la inmensa mayoría de las sectas, siempre ha tenido la pretensión de adoctrinar a los más jóvenes en la verdad suprema que concede exclusivamente a su ideología, con una petulancia dogmática rayana en el estalinismo, ofrece su versión de la realidad como la única posible. Todas las demás, son consideradas erróneas o impresentables.

El ginebrino Jean Jacques Rousseau, con su obra "Emilio o de la educación" lo anunció, cuando ofreció como objetivos fundamentales de la enseñanza: “acabar con la maldad y desarrollar los buenos sentimientos en los seres humanos" –parece que estoy escuchando a Zapatero-. A partir de la Revolución Francesa, los países más avanzados consideraron que la mejor alternativa para cambiar la sociedad era por medio de la educación; y más tarde, desde los comienzos de la sociología, precursores del socialismo como Emile Durkheim y su sobrino Marcel Mauss lo confirmaron. Los franceses, desde su confianza eterna en el centralismo administrativo, siempre han considerado que el Estado debe asumir la responsabilidad de educar a los ciudadanos. Incluso Sarkozy, con su recomendación de lecturas unívocas en todos los centros escolares de Francia de la carta de despedida del comunista Guy Moquet, antes de haber sido fusilado por los nazis, ha sido fiel a la tradición a la hora de asumir la Presidencia de los galos.

La aplicación del modelo francés en nuestro país ni se ha hecho correctamente –un modelo único-, ni se ha hecho cordialmente –se ha impuesto contra la voluntad de los padres, de la oposición, de las alternativas, y del sentido común-.

El sistema educativo español es un bodrio, en manos de los socialistas es un bodrio putrefacto, en manos de los nacionalistas, un bodrio putrefacto y tóxico, producto de una reforma educativa permanente, que se obstina en establecer una educación para la ciudadanía desde el Estado, cuando en realidad debería sería la ciudadanía la que debiera establecer la educación y no el Estado. La sociedad debería educar al Estado y no el Estado a la sociedad.

Una educación que sirve al aborregamiento de los más jóvenes representa el fracaso de nuestro país para las próximas décadas. Y en España no ha habido jamás, en términos reales, una juventud peor formada, más adocenada e insegura, menos respetuosa con los profesores y con los padres -y con los conocimientos-, que la que tenemos ahora. Evidentemente, no sólo el sistema educativo es responsable del fracaso educacional de nuestra juventud, también hay que darle las gracias a los medios de comunicación, fundamentalmente a la televisión, por ayudar a que nuestros hijos sean los más ceporros de Occidente, los que presentan los resultados más bajos en la mayoría de las encuestas europeas, y las tasas más elevadas de fracaso.

Uno de los grandes logros educativos del Gobierno de Zapatero es haber conseguido que por primera vez en democracia, la tasa de analfabetismo de los españoles se incremente, alcanzando en estos momentos el 2,6 % de la población.

Se necesita una reforma urgente del sistema educativo español, que se aproxime más a los modelos anglosajón o germano -que obtiene mejores resultados-, y se aleje de la pretensión de educar desde el Estado. En España, gracias a la presión de los nacionalistas y la debilidad de los gobiernos nacionales, hay diecisiete sistemas educativos diferentes, en algunas comunidades como Cataluña y Galicia, prevalece la lengua local sobre el idioma español para adquirir los conceptos, con lo que se impone un arancel a los españoles de esos lugares para que puedan trabajar fuera de esas comunidades, y otro, a todos los españoles que quieran trabajar en ellas, y no dominen las lenguas locales. Esto es una barbaridad que jamás se permitiría en Francia, a quien emulamos.

Creo que el sistema educativo español no tiene salvación, salvo que la libertad depure todo el parasitismo político en él instalado. El Estado sólo debe establecer las directrices sobre educación, y procurar que se cumplan, para nada debe convertirse en instrumento de adoctrinamiento, como en la Unión Soviética.

Es hora de que los ciudadanos recuperen la potestad sobre la educación de sus hijos, la libertad de elegir como deben ser educados, el modelo de enseñanza que desean para ellos, y que contraten los servicios con los centros educativos que les merezcan confianza -religiosos, laicos, o altermundistas-. No sé por que razón, la competitividad que puede existir entre las Universidades españolas, no puede llevarse a los estratos inferiores del sistema educativo. La gente, si puede elegir, siempre lo hace, pero cuando no puede elegir, se conforma con lo que le ofrecen.

Ante el fracaso manifiesto, es hora de plantearse el cheque escolar a los padres para que elijan en que lugar quieren que estudien sus hijos, al fin y al cabo, nadie más interesado en su porvenir que ellos, y además son quienes luego tienen que asumir los errores del Estado en la educación de sus hijos y pagar las consecuencias.

El problema, es que muchos profesores dispuestos al adoctrinamiento de los alumnos con Educación para la Ciudadanía, lenguas locales, e historias del país de nunca jamás, se quedarían sin trabajo, y resulta que, buena parte de ellos son socialistas o nacionalistas, auténticos soldados pedagógicos comprometidos con el ejército cultural del régimen de Zapatero, y sería una putada, y además un millón de votos menos, adoptar cualquier iniciativa que contraviniera la educación sectaria.

Una consideración sobre Educación para la Ciudadanía, alguien preguntaba en cierta ocasión, a la vista de los contenidos, ¿qué tienen de malo?. El problema no son los contenidos, sino las intenciones (políticas), la oportunidad que ofrecen a los sectarios para dar su versión de la realidad, para imponer su código, para adoctrinar en las versiones socialista o nacionalista de interpretación de la vida. Los contenidos, lamentablemente, no protegen del adoctrinamiento. Dadle a un sectario una hora para que adoctrine y la utilizará. Quien verá a los nacionalistas catalanistas aprovechar la hora para ofrecer su versión, quien verá a los socialistas santificando a Zapatero y el socialismo, y denostando todo lo demás.

El progresismo es eso precisamente, mantener unos servicios públicos absolutamente ineficaces para los ciudadanos, pero extraordinariamente rentables para los socialistas y nacionalistas que viven sembrando sus ideas en ellos, y que puestos a competir en el mercado libre, posiblemente se quedaran sin trabajo o sin clientes.

Lo llaman progresismo, cuanto mejor sería denominarlo tiranía, directamente. Hacen lo mismo que el franquismo, y todavía se permiten criticarlo, y lo peor, es que lo hacen en una democracia; se piensan que la democracia soporta el pensamiento único.

La democracia sin libertad es como un jardín sin flores, yermo páramo, o desierto estepario. En una democracia sin libertad, no existe la primavera, todo es invierno siberiano, como decía el padre de Josep Conrad cuando le deportaron a Volgova: "aquí sólo hay dos estaciones, nueve meses de invierno blanco, y tres meses de invierno verde". Así está la educación en España, en un invierno permanente.


Biante de Priena

El burbujo Jose Luis

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