Cuando Albert Boadella ha definido el engendro que concibió en compañía de otros como un alien, poco queda que decir, el globo aerostático de la libertad y los derechos de los españoles en Cataluña, se ha consumido con las singulares manipulaciones de los tres representantes parlamentarios de este partido y algún amigo aúlico. El partido se ha roto, por mucho aire en forma de pasta que le insuflen desde Libertas, no volverán a inflarlo.
Pero la más estridente del suceso, no ha sido la deflagración interesada del proyecto, sino la victoria de sus pretendidos rivales, sin haber tenido realmente que entrar en batalla, más que en alguna escaramuza localizada. Los socialistas y nacionalistas catalanes, el tripartit, se ha librado de una voz, que supuestamente debía haber sido crítica, sin mover públicamente un dedo, aunque sigilosamente y de forma discreta hayan urdido la descomposición interna que ha conducido a su final, por medio de esos providenciales amigos "leales a Cataluña primero” que caldearon el clima dentro del partido, hasta extinguir en él la vida.
Ciudadanos nunca llegó a enfrentarse con el tripartit de forma ostensible y manifiesta, más que en alguna algarada particular, nunca llegó a representar lo que ofrecía en su proyecto a los electores, la regeneración democrática, la lucha contra el nacionalismo, el final de la corrupción política en Cataluña, porque siempre prevalecieron las luchas internas en su seno.
Y aquí se puede contemplar –quizás esa haya sido su mejor enseñanza- la falta de cohesión y unidad de la lucha contra el nacionalismo en Cataluña, precisamente lo que mejor caracteriza al rival. Hágase una comparación con ERC, con cambio de su presidente y de organización, tras la debacle en las Elecciones Generales, y los conflictos internos han pasado desapercibidos para la opinión pública, evidentemente porque los medios de comunicación catalanes saben a quien sirven y tratan de forma diferencial a los supuestos enemigos de la nación catalana que a sus promotores. Pero si hay alguna duda sobre lo que digo, también se puede comprobar, como el PSC catalán se deshizo de todos los socialistas en positivo, y los partidarios de un socialismo constitucional, sin apenas despeinarse.
¿Por qué los partidos políticos del Tripartit no sufren ningún desgaste interno, mientras que los que se enfrentan al nacional socialismo catalán no levantan cabeza?. La respuesta es fácil, están en el poder, y antes de poner en peligro su supervivencia son capaces de todo.
Si Rivera ha demostrado ser un surfista de la política que busca la ola que mejor le permita mostrar al mundo sus habilidades, Robles y Domingo, jamás creyeron en el proyecto político de ciudadanos, Robles, pensaba organizar un termitero socialista dentro de él, que defendiera las esencias del no nacionalismo y Domingo, porque quería liderarlo, una vez que Robles se hubiera quemado en su propia obra. Algo que sigue esperando, ahora también, con la jugada parlamentaria de la destitución de Rivera como presidente del Grupo Mixto. Y todo ello en connivencia con UPyD de Cataluña, que espera la oportunidad de ocupar el espacio que dejará Ciudadanos.
¿Pero el proyecto ha fracasado porque hayan fallado quienes lo representaban?. Quienes han sucumbido han sido sus dirigentes y representantes, que siempre han pensado en clave catalana y egoista, lo que debían haber reflexionado en clave española y altruista, porque a ellos no les han votado los catalanistas, sino los españoles asfixiados por el catalanismo. No han sabido estar a la altura de lo que les exigía el guión, no les ha dado para más su inteligencia y cultura, que se le va a hacer. Errare humanum est
Alguien dijo que Ciudadanos era un sentimiento, no lo creo, quizás la representación de un sentimiento sí, pero fundamentalmente, es un proyecto racional y necesario que tiene existencia real en Cataluña, pero de forma desorganizada y caótica, porque todas las opciones de resistencia a la inmersión cultural que se practica en esta comunidad, se han caracterizado por la discrepancia de matiz, más que por la de estructura. Han sido extraordinariamente respetuosas con el escenario, porque parten del mismo error del nacionalismo: el “hecho diferencial”, porque en Cataluña los españoles, que existen y se sienten, han sido invisibilizados de forma permanente, delimitando el campo de juego y las reglas. Cuando la selección española quedó campeona de Europa, el lugar donde más se celebró fue en Cataluña, lo que es un indicador de la auténtica realidad catalana que se oculta de forma permanente. Y eso, es un hecho incontrovertible, y por supuesto diferencial, un hecho diferencial de opresión, porque donde más se oprime más se manifiesta la libertad, en cada ocasión que surge.
El problema es que las nuevas generaciones están siendo adoctrinadas en el odio a España, en la miseria de impedirles el conocimiento de la lengua de sus compatriotas, y en el nepotismo de convertir en funcionarios a los más nacionalistas –socialistas o no-, tengan o no tengan cualificación suficiente para ocupar sus puestos.
Y el Gobierno de España, con el inane al frente, está consintiéndolo, porque su proyecto de inmersión cultural de los españoles, con otros criterios como el feminismo, el apatridismo connivente, la ecología, el revisionismo histórico, o el providencialismo estatal, es el mismo que los nacional socialistas llevan a cabo en Cataluña, y la oposición posible, el PP del Gürtel, y la UPyD del cártel, están más ocupados de lo que ocurre en sus propios partidos, y de los resultados electorales que puedan obtener en las Elecciones Europeas, que de lo que ocurre en España.
Ciudadanos ha perdido la última oportunidad de hacer públicamente lo que le correspondía, porque sus representantes estaban más ocupados en hacerse a sí mismos como políticos gracias al partido, y lograr el reconocimiento que anhelan desaforadamente, que de merecerse el sueldo, pero han terminado haciendo el ridículo más espantoso, porque sus ambiciones personales han quedado expuestas a la opinión pública, y ya están estigmatizados de por vida.
Sin embargo, las semillas están bien plantadas y el partido naranja servirá de abono para el futuro en el que acabarán floreciendo en el oasis yermo del nacional socialismo catalán. Ahora hemos aprendido la lección, nos falta el agua de España, y unos buenos e inteligentes jardineros, que siempre sigan siendo ciudadanos (todos los políticos son rivales de los ciudadanos).
Mutatis Mutandis, Ciudadanos ha pasado directamente a sus auténticos herederos, los militantes, los que se fueron, por supuesto (no los lameculos de Rivera, ni los sectarios de Robles y Domingo), los que se llevaron con ellos el proyecto original y el Espíritu del Tívoli, en el II Congreso, cuando se urdió el cambio de ideario y objetivos, porque se ha demostrado que la configuración del centro-izquierda no nacionalista catalán ha sido un soberano fracaso. La configuración original fue la que permitió obtener representación parlamentaria en el infierno catalán, después sólo se han cosechado fracasos, uno tras otro. Nos hemos quedado sin partido, aunque el experimento haya sido un fiasco, no por ello vamos a dejar de seguir experimentando hasta que demos con la solución.
Y no queda otra que el paso a la clandestinidad, entiéndase bien, la guerra de guerrillas mediática, y regenerar las células madre del asunto, que Boadella se llevó consigo. Ayer, precisamente, el Maestro se dirigía a Ciudadano Ubú, concediéndole razón en sus aceradas críticas, que sirven de crónica singular a la breve y convulsa historia del partido naranja. Siempre he considerado que los proyectos son más importantes que quienes los representan. Ahora lo he constatado.
El futuro es incierto, pero pasa inexcusablemente por la reflexión sobre nuestra historia, la historia de España esa que no existe en la Educación para la Ciudadanía y en las comunidades secesionistas, y podremos descubrir que nuestros antepasados se enfrentaron en numerosas ocasiones a situaciones similares y supieron resolverlas.
La más importante, sin duda, el periodo que va de 1808 a 1820, con un especial énfasis en 1812, con la primera Constitución de nuestra historia, en la que los liberales, como siempre ocurre en este país, lideraron la lucha contra la usurpación absolutista y obligaron al felón Fernando VII a sancionar los legítimos derechos de los españoles, al tiempo que despejaban de invasores interesados nuestra nación. Ningún político español le llega en miseria a Fernando VII, , y ningún invasor tiene la talla –política- de Napoleón-, así que compatriotas, manos a la obra, que hay mucha tarea por delante y además estamos supuestamente en una democracia, todavía.
Este pueblo nuestro es así, en 1808 nos había invadido el francés, en 1812 nos constitucionalizamos, y en 1820, el generial Riego sometió al Rey a derecho, -aunque su error fue no haberlo sometido a a justicia, lo que acabó costándole la vida-, sin que apenas se recuerde su hazaña de doblegar al poder absoluto en bien de su pueblo. Y si no se recuerda, será para que no se hagan comparaciones, pero hay que ser mezquinos, éstos políticos que dicen que nos representan y sólo se ocupan de sus beneficios. En doce años tan solo, nuestros antepasados cambiaron su destino, con el coraje y valor que caracteriza a nuestro pueblo cuando alguien trata de aplastarlo.
Y por favor, a todos los políticos españoles en activo, dejad de mancillar nuestra patria, diciendo que algo de aquello todavía permanece en vosotros, camada de miserables. Se me revuelven las tripas en cada ocasión que Rosa Díez habla de sus "raices liberales" (será algún fleco del PSOE que va arrastrando) y Rajoy pronuncia la palabra España (siendo el peor de sus defensores en toda la historia de nuestro país).
Los ciudadanos somos el mañana, y nos representamos a nosotros mismos, los políticos españoles ya son pasado, ni siquiera historia, porque están condenados al olvido, que es la pena que conllevan el egoismo y la ambición.
Erasmo de Salinas
Pero la más estridente del suceso, no ha sido la deflagración interesada del proyecto, sino la victoria de sus pretendidos rivales, sin haber tenido realmente que entrar en batalla, más que en alguna escaramuza localizada. Los socialistas y nacionalistas catalanes, el tripartit, se ha librado de una voz, que supuestamente debía haber sido crítica, sin mover públicamente un dedo, aunque sigilosamente y de forma discreta hayan urdido la descomposición interna que ha conducido a su final, por medio de esos providenciales amigos "leales a Cataluña primero” que caldearon el clima dentro del partido, hasta extinguir en él la vida.
Ciudadanos nunca llegó a enfrentarse con el tripartit de forma ostensible y manifiesta, más que en alguna algarada particular, nunca llegó a representar lo que ofrecía en su proyecto a los electores, la regeneración democrática, la lucha contra el nacionalismo, el final de la corrupción política en Cataluña, porque siempre prevalecieron las luchas internas en su seno.
Y aquí se puede contemplar –quizás esa haya sido su mejor enseñanza- la falta de cohesión y unidad de la lucha contra el nacionalismo en Cataluña, precisamente lo que mejor caracteriza al rival. Hágase una comparación con ERC, con cambio de su presidente y de organización, tras la debacle en las Elecciones Generales, y los conflictos internos han pasado desapercibidos para la opinión pública, evidentemente porque los medios de comunicación catalanes saben a quien sirven y tratan de forma diferencial a los supuestos enemigos de la nación catalana que a sus promotores. Pero si hay alguna duda sobre lo que digo, también se puede comprobar, como el PSC catalán se deshizo de todos los socialistas en positivo, y los partidarios de un socialismo constitucional, sin apenas despeinarse.
¿Por qué los partidos políticos del Tripartit no sufren ningún desgaste interno, mientras que los que se enfrentan al nacional socialismo catalán no levantan cabeza?. La respuesta es fácil, están en el poder, y antes de poner en peligro su supervivencia son capaces de todo.
Si Rivera ha demostrado ser un surfista de la política que busca la ola que mejor le permita mostrar al mundo sus habilidades, Robles y Domingo, jamás creyeron en el proyecto político de ciudadanos, Robles, pensaba organizar un termitero socialista dentro de él, que defendiera las esencias del no nacionalismo y Domingo, porque quería liderarlo, una vez que Robles se hubiera quemado en su propia obra. Algo que sigue esperando, ahora también, con la jugada parlamentaria de la destitución de Rivera como presidente del Grupo Mixto. Y todo ello en connivencia con UPyD de Cataluña, que espera la oportunidad de ocupar el espacio que dejará Ciudadanos.
¿Pero el proyecto ha fracasado porque hayan fallado quienes lo representaban?. Quienes han sucumbido han sido sus dirigentes y representantes, que siempre han pensado en clave catalana y egoista, lo que debían haber reflexionado en clave española y altruista, porque a ellos no les han votado los catalanistas, sino los españoles asfixiados por el catalanismo. No han sabido estar a la altura de lo que les exigía el guión, no les ha dado para más su inteligencia y cultura, que se le va a hacer. Errare humanum est
Alguien dijo que Ciudadanos era un sentimiento, no lo creo, quizás la representación de un sentimiento sí, pero fundamentalmente, es un proyecto racional y necesario que tiene existencia real en Cataluña, pero de forma desorganizada y caótica, porque todas las opciones de resistencia a la inmersión cultural que se practica en esta comunidad, se han caracterizado por la discrepancia de matiz, más que por la de estructura. Han sido extraordinariamente respetuosas con el escenario, porque parten del mismo error del nacionalismo: el “hecho diferencial”, porque en Cataluña los españoles, que existen y se sienten, han sido invisibilizados de forma permanente, delimitando el campo de juego y las reglas. Cuando la selección española quedó campeona de Europa, el lugar donde más se celebró fue en Cataluña, lo que es un indicador de la auténtica realidad catalana que se oculta de forma permanente. Y eso, es un hecho incontrovertible, y por supuesto diferencial, un hecho diferencial de opresión, porque donde más se oprime más se manifiesta la libertad, en cada ocasión que surge.
El problema es que las nuevas generaciones están siendo adoctrinadas en el odio a España, en la miseria de impedirles el conocimiento de la lengua de sus compatriotas, y en el nepotismo de convertir en funcionarios a los más nacionalistas –socialistas o no-, tengan o no tengan cualificación suficiente para ocupar sus puestos.
Y el Gobierno de España, con el inane al frente, está consintiéndolo, porque su proyecto de inmersión cultural de los españoles, con otros criterios como el feminismo, el apatridismo connivente, la ecología, el revisionismo histórico, o el providencialismo estatal, es el mismo que los nacional socialistas llevan a cabo en Cataluña, y la oposición posible, el PP del Gürtel, y la UPyD del cártel, están más ocupados de lo que ocurre en sus propios partidos, y de los resultados electorales que puedan obtener en las Elecciones Europeas, que de lo que ocurre en España.
Ciudadanos ha perdido la última oportunidad de hacer públicamente lo que le correspondía, porque sus representantes estaban más ocupados en hacerse a sí mismos como políticos gracias al partido, y lograr el reconocimiento que anhelan desaforadamente, que de merecerse el sueldo, pero han terminado haciendo el ridículo más espantoso, porque sus ambiciones personales han quedado expuestas a la opinión pública, y ya están estigmatizados de por vida.
Sin embargo, las semillas están bien plantadas y el partido naranja servirá de abono para el futuro en el que acabarán floreciendo en el oasis yermo del nacional socialismo catalán. Ahora hemos aprendido la lección, nos falta el agua de España, y unos buenos e inteligentes jardineros, que siempre sigan siendo ciudadanos (todos los políticos son rivales de los ciudadanos).
Mutatis Mutandis, Ciudadanos ha pasado directamente a sus auténticos herederos, los militantes, los que se fueron, por supuesto (no los lameculos de Rivera, ni los sectarios de Robles y Domingo), los que se llevaron con ellos el proyecto original y el Espíritu del Tívoli, en el II Congreso, cuando se urdió el cambio de ideario y objetivos, porque se ha demostrado que la configuración del centro-izquierda no nacionalista catalán ha sido un soberano fracaso. La configuración original fue la que permitió obtener representación parlamentaria en el infierno catalán, después sólo se han cosechado fracasos, uno tras otro. Nos hemos quedado sin partido, aunque el experimento haya sido un fiasco, no por ello vamos a dejar de seguir experimentando hasta que demos con la solución.
Y no queda otra que el paso a la clandestinidad, entiéndase bien, la guerra de guerrillas mediática, y regenerar las células madre del asunto, que Boadella se llevó consigo. Ayer, precisamente, el Maestro se dirigía a Ciudadano Ubú, concediéndole razón en sus aceradas críticas, que sirven de crónica singular a la breve y convulsa historia del partido naranja. Siempre he considerado que los proyectos son más importantes que quienes los representan. Ahora lo he constatado.
El futuro es incierto, pero pasa inexcusablemente por la reflexión sobre nuestra historia, la historia de España esa que no existe en la Educación para la Ciudadanía y en las comunidades secesionistas, y podremos descubrir que nuestros antepasados se enfrentaron en numerosas ocasiones a situaciones similares y supieron resolverlas.
La más importante, sin duda, el periodo que va de 1808 a 1820, con un especial énfasis en 1812, con la primera Constitución de nuestra historia, en la que los liberales, como siempre ocurre en este país, lideraron la lucha contra la usurpación absolutista y obligaron al felón Fernando VII a sancionar los legítimos derechos de los españoles, al tiempo que despejaban de invasores interesados nuestra nación. Ningún político español le llega en miseria a Fernando VII, , y ningún invasor tiene la talla –política- de Napoleón-, así que compatriotas, manos a la obra, que hay mucha tarea por delante y además estamos supuestamente en una democracia, todavía.
Este pueblo nuestro es así, en 1808 nos había invadido el francés, en 1812 nos constitucionalizamos, y en 1820, el generial Riego sometió al Rey a derecho, -aunque su error fue no haberlo sometido a a justicia, lo que acabó costándole la vida-, sin que apenas se recuerde su hazaña de doblegar al poder absoluto en bien de su pueblo. Y si no se recuerda, será para que no se hagan comparaciones, pero hay que ser mezquinos, éstos políticos que dicen que nos representan y sólo se ocupan de sus beneficios. En doce años tan solo, nuestros antepasados cambiaron su destino, con el coraje y valor que caracteriza a nuestro pueblo cuando alguien trata de aplastarlo.
Y por favor, a todos los políticos españoles en activo, dejad de mancillar nuestra patria, diciendo que algo de aquello todavía permanece en vosotros, camada de miserables. Se me revuelven las tripas en cada ocasión que Rosa Díez habla de sus "raices liberales" (será algún fleco del PSOE que va arrastrando) y Rajoy pronuncia la palabra España (siendo el peor de sus defensores en toda la historia de nuestro país).
Los ciudadanos somos el mañana, y nos representamos a nosotros mismos, los políticos españoles ya son pasado, ni siquiera historia, porque están condenados al olvido, que es la pena que conllevan el egoismo y la ambición.
Erasmo de Salinas