UPyD, la nueva máscara del PSOE.
Dedicado a los “herejes imprescindibles”, de Madrid y de toda España, porque la vida puede ser maravillosa, y también a Rosa Díez y Carlos Martínez Gorriarán, auténticas divinidades para los seguidores de su secta, la UPyD, porque la vida continúa, e inseparables arrieros somos atrapados por el tiempo. Hasta el destino tiene alargada la sombra con suficiente luz.
Alfonso Guerra lo anunció en su día, a comienzos de los noventa del siglo pasado: “vamos a dejar España que no la va a reconocer ni la madre que la parió”; Rodríguez Zapatero, un fiel discípulo de la doctrina maquiavélica del enmascaramiento: “mano dura en guante de seda”, “que te disculpen antes de temerte”, “con buen talante”, “una cosa es lo que digo y otra lo que pienso”, lo ha hecho posible. Y Rosa Díez, en su taimada hipocresía piensa completar la obra en el futuro, porque desde su nido sectario, prepara el socialismo del mañana, dispuesto a corregir los excesos del inefable circunflejo, pero no la dirección, ni el sentido de su obra, que al fin y al cabo, es la misma para todos ellos.
Si el socialismo tiene una virtud destacada es la persistencia de su doctrina, la única que sigue siendo la misma desde su origen, en su prodigioso fundamentalismo del cambio sin cambio, porque es la única “doctrina verdadera” para sus seguidores (que pretenden imponer a los demás en su proselitismo); la Nueva Fe consiste, hoy igual que ayer, en apropiarse del determinismo histórico, y de paso, conceder a sus sectarios seguidores los privilegios que la vida (en realidad, “su incapacidad”, “su indolencia”, “su falta de esfuerzo, coraje e inteligencia”) se ha atrevido a negarles, “injusticia insoportable” que se debe corregir para superar el error de la realidad (y de la historia), al haberlos dejado fuera de juego, a ellos, “los más altruistas”, “nuestros salvadores”, que han sacrificado su propia existencia haciendo carrera dentro del partido en un alarde de filantropía ( y privilegio, porque jugando a mesías, han ido tirando hasta llegar al poder, mientras los demás trabajamos durante toda nuestra vida para mantenerlos como zánganos, y llegando al poder es la única forma que tienen de legitimar nuestra servidumbre). Para ese objetivo se reúnen en un magnífico colectivo de pensamiento único y acción compartida, que les convierte en legión contra los demás, formando una demoledora secta, sin siquiera sonrojarse.
Es decir, que la fortuna (en realidad, la que desconocemos también los demás) ha de compensarles lo que no han sabido alcanzar jugando a la vida en las mismas condiciones y con las mismas reglas que valen para todo el mundo. Por eso es necesario cambiar las reglas de ascenso social por medio de la política, porque el mundo arrastra una “injusticia de base” que sólo se puede resolver cuando ellos están en lo más alto impartiendo su “noble doctrina”, “per sécula seculorum”. A este proyecto lo denominan la “apropiación debida” -aunque no lo mencionen nunca, en su silencio compartido, pero todos lo saben-, término que explicaré más adelante.
Los socialistas, consideran que los demás, los ciudadanos normales, buenos y nobles ciudadanos, que trabajamos y nos esforzamos cada día por mejorar nuestra existencia personal, tenemos una deuda histórica contraída ¡con ellos!, porque ellos se han dedicado a ocuparse de nuestro bienestar de “forma altruista”, por eso es “justo” que intenten cobrarse cuando llegan al poder la “deuda histórica”, de forma directa, promoviendo a los más inútiles a las más altas esferas, e indirecta, friéndonos a impuestos, o expurgándonos de pensamientos inadecuados.
Eso sí, mostrando abiertamente ante la opinión pública que sus rivales son los más ricos (a los que miman como nadie, mientras se dejan mimar por ellos), los grandes planes que tienen para “nuestro futuro” (ellos arriba y nosotros abajo) y la miseria que ha dejado el capitalismo a su alrededor (que ellos incrementan y reparten cuando llegan al poder entre los demás por igual, para compensar el desequilibrio histórico que no les beneficiado personalmente como creen merecerse).
Los telediarios en la URSS siempre abrían sus informativos con noticias de la marginación, el crimen, y la corrupción que existía en Occidente, lo único que han hecho los de la escuadra de la ceja, es convertir los territorios gobernados por el PP en el Occidente de la URSS, eso sí, tratando de ocultar, por todos los medios, sus propias miserias y quitándoles importancia desde la “apropiación debida” de los medios de información y comunicación por medio de las subvenciones que salen de nuestros impuestos. Por eso cuando hoy se ve un informativo, lo que queda siempre bien claro es lo malos, perversos y truhanes que son todos los demás, menos ellos, los socialistas.
Continuará...
Enrique Suárez Retuerta
Dedicado a los “herejes imprescindibles”, de Madrid y de toda España, porque la vida puede ser maravillosa, y también a Rosa Díez y Carlos Martínez Gorriarán, auténticas divinidades para los seguidores de su secta, la UPyD, porque la vida continúa, e inseparables arrieros somos atrapados por el tiempo. Hasta el destino tiene alargada la sombra con suficiente luz.
Alfonso Guerra lo anunció en su día, a comienzos de los noventa del siglo pasado: “vamos a dejar España que no la va a reconocer ni la madre que la parió”; Rodríguez Zapatero, un fiel discípulo de la doctrina maquiavélica del enmascaramiento: “mano dura en guante de seda”, “que te disculpen antes de temerte”, “con buen talante”, “una cosa es lo que digo y otra lo que pienso”, lo ha hecho posible. Y Rosa Díez, en su taimada hipocresía piensa completar la obra en el futuro, porque desde su nido sectario, prepara el socialismo del mañana, dispuesto a corregir los excesos del inefable circunflejo, pero no la dirección, ni el sentido de su obra, que al fin y al cabo, es la misma para todos ellos.
Si el socialismo tiene una virtud destacada es la persistencia de su doctrina, la única que sigue siendo la misma desde su origen, en su prodigioso fundamentalismo del cambio sin cambio, porque es la única “doctrina verdadera” para sus seguidores (que pretenden imponer a los demás en su proselitismo); la Nueva Fe consiste, hoy igual que ayer, en apropiarse del determinismo histórico, y de paso, conceder a sus sectarios seguidores los privilegios que la vida (en realidad, “su incapacidad”, “su indolencia”, “su falta de esfuerzo, coraje e inteligencia”) se ha atrevido a negarles, “injusticia insoportable” que se debe corregir para superar el error de la realidad (y de la historia), al haberlos dejado fuera de juego, a ellos, “los más altruistas”, “nuestros salvadores”, que han sacrificado su propia existencia haciendo carrera dentro del partido en un alarde de filantropía ( y privilegio, porque jugando a mesías, han ido tirando hasta llegar al poder, mientras los demás trabajamos durante toda nuestra vida para mantenerlos como zánganos, y llegando al poder es la única forma que tienen de legitimar nuestra servidumbre). Para ese objetivo se reúnen en un magnífico colectivo de pensamiento único y acción compartida, que les convierte en legión contra los demás, formando una demoledora secta, sin siquiera sonrojarse.
Es decir, que la fortuna (en realidad, la que desconocemos también los demás) ha de compensarles lo que no han sabido alcanzar jugando a la vida en las mismas condiciones y con las mismas reglas que valen para todo el mundo. Por eso es necesario cambiar las reglas de ascenso social por medio de la política, porque el mundo arrastra una “injusticia de base” que sólo se puede resolver cuando ellos están en lo más alto impartiendo su “noble doctrina”, “per sécula seculorum”. A este proyecto lo denominan la “apropiación debida” -aunque no lo mencionen nunca, en su silencio compartido, pero todos lo saben-, término que explicaré más adelante.
Los socialistas, consideran que los demás, los ciudadanos normales, buenos y nobles ciudadanos, que trabajamos y nos esforzamos cada día por mejorar nuestra existencia personal, tenemos una deuda histórica contraída ¡con ellos!, porque ellos se han dedicado a ocuparse de nuestro bienestar de “forma altruista”, por eso es “justo” que intenten cobrarse cuando llegan al poder la “deuda histórica”, de forma directa, promoviendo a los más inútiles a las más altas esferas, e indirecta, friéndonos a impuestos, o expurgándonos de pensamientos inadecuados.
Eso sí, mostrando abiertamente ante la opinión pública que sus rivales son los más ricos (a los que miman como nadie, mientras se dejan mimar por ellos), los grandes planes que tienen para “nuestro futuro” (ellos arriba y nosotros abajo) y la miseria que ha dejado el capitalismo a su alrededor (que ellos incrementan y reparten cuando llegan al poder entre los demás por igual, para compensar el desequilibrio histórico que no les beneficiado personalmente como creen merecerse).
Los telediarios en la URSS siempre abrían sus informativos con noticias de la marginación, el crimen, y la corrupción que existía en Occidente, lo único que han hecho los de la escuadra de la ceja, es convertir los territorios gobernados por el PP en el Occidente de la URSS, eso sí, tratando de ocultar, por todos los medios, sus propias miserias y quitándoles importancia desde la “apropiación debida” de los medios de información y comunicación por medio de las subvenciones que salen de nuestros impuestos. Por eso cuando hoy se ve un informativo, lo que queda siempre bien claro es lo malos, perversos y truhanes que son todos los demás, menos ellos, los socialistas.
Continuará...
Enrique Suárez Retuerta