Ayer me sorprendía agradablemente la noticia de Manuel Pizarro, ex presidente de Endesa, gran empresario y hombre de bien, quien irá de número dos por Madrid en la lista de Rajoy. Turolense para más señas y amigo de Federico Jiménez Losantos.
Y hoy nos enteramos de que Brutus Gallardón no estará para empujar a don Mariano hacia el precipicio. Si le añadimos la entrevista trampa de Pedro J. Ramírez al iluminado de la Moncloa, en la que el presidente accidental confesó lo inconfesable acerca de la negociación con Eta después del atentado de la T-4, podemos concluir que se trata de la mejor racha del PP desde hace tiempo, y que esta escapada a pie de puerto, de cara a las próximas elecciones generales, bien pudiera ser la definitiva y proporcionarle a los populares la victoria que las bombas del 11-M le arrebataron en 2004.
Desgraciadamente, los problemas de España no se solucionarán con un cambio de mayoría. Vienen tiempos difíciles, y el panorama es desolador: dos referéndums antiespañoles y ilegales en perspectiva, uno de ellos dentro de unos meses; la degradación de la vida política española y de las instituciones del estado; la violación de los derechos fundamentales de las personas, por ejemplo en Cataluña para educar a los hijos en castellano, o en el País Vasco para expresarse con libertad; y una energía renovada de los separatismos y del terrorismo, después de cuatro años de debilidad y cesión del peor gobierno de nuestra democracia.
Para salir de esta crisis, muchos creen todavía que la defensa de España desde la actual Constitución es el mejor camino. Otros tenemos nuestras dudas y cuestionamos las actuales instituciones, obsoletas y desactivadas frente a una situación inédita de amenaza contra la propia supervivencia de nuestra Nación-Estado.
Una victoria del Partido Popular y una representación significativa, en las Cortes, del partido de Rosa Díez, podría acercarnos a la hora de la verdad. Pero no les dejemos solos, pues ninguno de ellos es digno de nuestra confianza. Estemos atentos, cada uno de nosotros. Nadie entre las élites de nuestro país ayudó a la gente, aquel dos de mayo que este año celebramos especialmente.
Volvamos a leer a Galdós.
Dante Pombo de Alvear
Y hoy nos enteramos de que Brutus Gallardón no estará para empujar a don Mariano hacia el precipicio. Si le añadimos la entrevista trampa de Pedro J. Ramírez al iluminado de la Moncloa, en la que el presidente accidental confesó lo inconfesable acerca de la negociación con Eta después del atentado de la T-4, podemos concluir que se trata de la mejor racha del PP desde hace tiempo, y que esta escapada a pie de puerto, de cara a las próximas elecciones generales, bien pudiera ser la definitiva y proporcionarle a los populares la victoria que las bombas del 11-M le arrebataron en 2004.
Desgraciadamente, los problemas de España no se solucionarán con un cambio de mayoría. Vienen tiempos difíciles, y el panorama es desolador: dos referéndums antiespañoles y ilegales en perspectiva, uno de ellos dentro de unos meses; la degradación de la vida política española y de las instituciones del estado; la violación de los derechos fundamentales de las personas, por ejemplo en Cataluña para educar a los hijos en castellano, o en el País Vasco para expresarse con libertad; y una energía renovada de los separatismos y del terrorismo, después de cuatro años de debilidad y cesión del peor gobierno de nuestra democracia.
Para salir de esta crisis, muchos creen todavía que la defensa de España desde la actual Constitución es el mejor camino. Otros tenemos nuestras dudas y cuestionamos las actuales instituciones, obsoletas y desactivadas frente a una situación inédita de amenaza contra la propia supervivencia de nuestra Nación-Estado.
Una victoria del Partido Popular y una representación significativa, en las Cortes, del partido de Rosa Díez, podría acercarnos a la hora de la verdad. Pero no les dejemos solos, pues ninguno de ellos es digno de nuestra confianza. Estemos atentos, cada uno de nosotros. Nadie entre las élites de nuestro país ayudó a la gente, aquel dos de mayo que este año celebramos especialmente.
Volvamos a leer a Galdós.
Dante Pombo de Alvear