1.- LA EMERGENCIA DEL MOVIMIENTO CIUDADANO Y CONSTITUCIONALISTA.
En los últimos años, desde el ascenso del PSC al gobierno de Cataluña y la llegada de Rodríguez Zapatero al Gobierno de España, se ha desarrollado un proceso acelerado y aberrante de degradación de la democracia española. Ante ello, se ha producido un movimiento ciudadano de indignación y rechazo frente a la alianza destructiva de la denominada izquierda con los nacionalismos periféricos. Este movimiento ciudadano, cristalizado primero en Ciudadanos de Cataluña y luego en UPyD, se ha activado en defensa de los valores constitucionales de la democracia española, contra el nacionalismo étnico y la degeneración de la izquierda.
Es necesario elaborar esquemas que den rumbo teórico y estratégico a la oposición del movimiento ciudadano a este proceso destructivo, impulsado por el nacionalismo étnico mediante la persistente y sinuosa subversión constitucional. Subversión apoyada en el sectarismo u oportunismo de los dos grandes partidos de ámbito español en alianza con aquél, aún a costa de destruir la Nación, desarbolar el Estado y hundir el sistema democrático.
2.- El ETNONACIONALISMO COMO POLÍTICA DE LOS NACIONALISMOS PERIFÉRICOS
Los nacionalismos periféricos vienen desarrollando persistente y sinuosamente una política general consistente en la “construcción nacional”, que se concreta en las políticas siguientes:
a) Hacia el exterior, en el rechazo de la Nación española y de la unión entre los pueblos de España; la desvertebración política y la fragmentación del país; el desmantelamiento y la generación de impotencia institucional del Estado común; la balcanización, el desorden, el privilegio y el enfrentamiento entre territorios; la consecución de la secesión soberanista y la instauración de nuevos Estados independientes.
b) Hacia el interior: en el desarrollo de un patriotismo ---catalán, vasco, gallego--- fundamentalista y excluyente; en la imposición cada vez más coercitiva del nacionalismo obligatorio a una sociedad compleja y abierta; en la mutilación de la identidad plural característica de los españoles; en la imposición del monolitismo identitario y la uniformidad forzosa; en la exclusión y marginación de los que defienden una identidad compuesta; en el rechazo del pluralismo identitario en los ámbitos cultural, educativo, mediático, administrativo e institucional.
3.- LA ALTERNATIVA QUE DEBERIAMOS DEFENDER: EL PATRIOTISMO ESPAÑOL PLURALISTA, EL NACIONALISMO CIVICO, El COSMOPOLITISMO Y EL EUROPEISMO.
a) Aspectos de cultura política:
El estudio de nuestra Historia nos demuestra que es necesario encontrar una solución equilibrada y estable al penduleo histórico entre particularismo y uniformismo, que desestabiliza permanentemente el país.
Esta solución equilibrada debe consistir en un posicionamiento general de rechazo del nacionalismo étnico, segregacionista y particularista y de afirmación de la unión plural del conjunto de España.
Para ello es esencial definir un patriotismo español abierto e integrador, que recupere la tradición histórica liberal-democrática de nuestra cultura política contemporánea. Un patriotismo abierto que cristalice en un nacionalismo español democrático, cívico, y respublicano, que defienda a la Nación española como una Unión plural de todos sus pueblos en un Estado compuesto fuerte.
Esta integración, realizada mediante el pluralismo cultural y democrático, ha de ser capaz de sintetizar diversos ámbitos de intereses generales: el local, el autonómico, el nacional y el europeo. Y ha de ser capaz, mediante esta síntesis, de establecer el predominio del interés general sobre los particulares.
La esencia constitutiva de este nacionalismo es la libertad y la ciudadanía, que dan forma a un nacionalismo abierto y no fundamentado en el rechazo de los otros, la exclusión y el fundamentalismo, sino en la integración de las diferencias en una síntesis comunitaria. Este nacionalismo ha de estar abierto, por consiguiente, a la construcción de unidades políticas más amplias, que pueden superar la Nación y el Estado nacional mediante la integración a un nivel continental Europeo o Hispanoamericano. Abierto, por ende, a una concepción cosmopolita y humanista de la unión política.
La identidad española resultante de este patriotismo es una identidad común, abierta y plural, basada en el respeto a nuestro pasado histórico, y en el reconocimiento del importante papel de España en la Historia de la Humanidad. Una identidad y unidad capaz de superar nuestras patologías del pasado, mediante la defensa de la libertad, el talento y la igualdad en el orden interno e internacional.
Ha de ser una identidad española compuesta, integrada por identidades individuales plurales y compatibles, que encuentran su sentido en el marco de esa identidad plural común. Identidad cuya esencia es la libertad y la integración de la pluralidad en una síntesis comunitaria.
Esta concepción implica el rechazo de la mutilación identitaria derivada de los nacionalismos autoritarios: el rechazo del nacionalismo autoritario uniformista y dictatorial para el conjunto de España, que niega la complejidad del país mediante la imposición coercitiva; y el rechazo del nacionalismo étnico, particularista y segregacionista propio de los nacionalismos periféricos, que intenta imponer subversivamente su concepción reaccionaria, anacrónica y destructiva, anticonstitucional y antidemocrática, contra la libertad, la igualdad, la cooperación y la solidaridad.
b) Aspectos constitucionales:
El proyecto de este patriotismo abierto se concreta en la defensa de un Estado compuesto, autonómico-federal, que desarrolle el modelo constitucional de 1978 mediante la reforma del Senado, la clarificación de la distribución de competencias, la recuperación por el Estado de las competencias esenciales para el desarrollo de la libertad e igualdad entre los españoles, y el cierre del sistema, a fin de impedir la centrifugación y destrucción de la democracia española.
Dada la situación de desarticulación en que nos encontramos, es vital el fortalecimiento del Estado para conseguir la unión, la libertad y la igualdad frente a la desvertebración, el autoritarismo etnonacionalista, la mutilación identitaria y la disminución de la libertad.
Es vital, asimismo, convencer al conjunto del pueblo español y a cada uno de sus componentes territoriales, de que el rechazo del independentismo, el soberanismo el confederalismo y el particularismo cantonal y caciquil, es imprescindible para la sobrevivencia de la democracia española y la libertad.
Por ello, la reforma del sistema democrático ha de fijarse como objetivo general el establecimiento de límites al autogobierno a fin de mantener la Unión de la diversidad.
c) Aspectos de política cultural y lingüística:
La concepción que acabamos de formular implica la defensa de una cultura abierta y plural, así como del bilingüismo, la cooperación y la intercomunicación mediante el idioma común, sin menoscabo de los idiomas específicos de cada territorio. Implica también la ejecución de políticas lingüísticas que consoliden una educación bilingüe e integrada, que respete la libertad de opción educativa. Todo ello en el marco normativo de la obligatoriedad del aprendizaje (*)de las lenguas cooficiales y la libertad del uso de cualquiera de ellas.
4.- LA ESTRATEGIA DE LA TRANSFORMACION.
Es necesario activar mecanismos políticos de defensa de esta alternativa mediante la crítica del oportunismo de los dos grandes partidos; la movilización del movimiento ciudadano y la creación de un espacio político plural (un bloque político o un tercer partido) que represente a la tercera España frente al sectarismo y oportunismo de los dos grandes partidos españoles y al fundamentalismo anacrónico de los nacionalismos secesionistas.
Esta configuración política tiene como característica esencial la transversalidad del movimiento ciudadano y del bloque político o tercer partido que lo representen. La transversalidad como democracia de base, síntesis integradora de las posiciones políticas del liberalismo progresista y la socialdemocracia y unión equilibrada de la diversidad mediante el rechazo del uniformismo y el particularismo.
Para conseguir la realización de estos objetivos es preciso impulsar un cambio de los equilibrios políticos generales del país, a fin de acabar con el chantaje minoritario de los nacionalismos periféricos sobre la mayoría del pueblo español. Es necesario, como instrumento para ello, un Pacto de Estado entre los dos grandes partidos y el movimiento Ciudadano, a fin de realizar una reforma constitucional, electoral y del sistema de partidos que acabe con la centrifugación y fortalezca el Estado, sin imponer el uniformismo ni ceder ante el particularismo.
(*) NOTA: Donde dice aprendizaje, debe decir aprendizaje escolar, razón: me han hecho algún comentario crítico a este artículo referente a la obligatoriedad del aprendizaje de las lenguas cooficiales. He añadido la palabra “escolar” para indicar que, a mi juicio, lo que es obligatorio es el aprendizaje por parte de los niños en la escuela de ambos idiomas cooficiales, y nada más. No es constitucional establecer la obligatoriedad de uso, sino que en el resto de la vida social debe regir el bilingüismo en uso de la libertad de los ciudadanos. Sobre el aprendizaje escolar y el bilingüismo existen expertos en este tema y largos años de debates sobre él. No es asunto que deba tratarse en detalle aquí.
Luís Bouza-Brey
En los últimos años, desde el ascenso del PSC al gobierno de Cataluña y la llegada de Rodríguez Zapatero al Gobierno de España, se ha desarrollado un proceso acelerado y aberrante de degradación de la democracia española. Ante ello, se ha producido un movimiento ciudadano de indignación y rechazo frente a la alianza destructiva de la denominada izquierda con los nacionalismos periféricos. Este movimiento ciudadano, cristalizado primero en Ciudadanos de Cataluña y luego en UPyD, se ha activado en defensa de los valores constitucionales de la democracia española, contra el nacionalismo étnico y la degeneración de la izquierda.
Es necesario elaborar esquemas que den rumbo teórico y estratégico a la oposición del movimiento ciudadano a este proceso destructivo, impulsado por el nacionalismo étnico mediante la persistente y sinuosa subversión constitucional. Subversión apoyada en el sectarismo u oportunismo de los dos grandes partidos de ámbito español en alianza con aquél, aún a costa de destruir la Nación, desarbolar el Estado y hundir el sistema democrático.
2.- El ETNONACIONALISMO COMO POLÍTICA DE LOS NACIONALISMOS PERIFÉRICOS
Los nacionalismos periféricos vienen desarrollando persistente y sinuosamente una política general consistente en la “construcción nacional”, que se concreta en las políticas siguientes:
a) Hacia el exterior, en el rechazo de la Nación española y de la unión entre los pueblos de España; la desvertebración política y la fragmentación del país; el desmantelamiento y la generación de impotencia institucional del Estado común; la balcanización, el desorden, el privilegio y el enfrentamiento entre territorios; la consecución de la secesión soberanista y la instauración de nuevos Estados independientes.
b) Hacia el interior: en el desarrollo de un patriotismo ---catalán, vasco, gallego--- fundamentalista y excluyente; en la imposición cada vez más coercitiva del nacionalismo obligatorio a una sociedad compleja y abierta; en la mutilación de la identidad plural característica de los españoles; en la imposición del monolitismo identitario y la uniformidad forzosa; en la exclusión y marginación de los que defienden una identidad compuesta; en el rechazo del pluralismo identitario en los ámbitos cultural, educativo, mediático, administrativo e institucional.
3.- LA ALTERNATIVA QUE DEBERIAMOS DEFENDER: EL PATRIOTISMO ESPAÑOL PLURALISTA, EL NACIONALISMO CIVICO, El COSMOPOLITISMO Y EL EUROPEISMO.
a) Aspectos de cultura política:
El estudio de nuestra Historia nos demuestra que es necesario encontrar una solución equilibrada y estable al penduleo histórico entre particularismo y uniformismo, que desestabiliza permanentemente el país.
Esta solución equilibrada debe consistir en un posicionamiento general de rechazo del nacionalismo étnico, segregacionista y particularista y de afirmación de la unión plural del conjunto de España.
Para ello es esencial definir un patriotismo español abierto e integrador, que recupere la tradición histórica liberal-democrática de nuestra cultura política contemporánea. Un patriotismo abierto que cristalice en un nacionalismo español democrático, cívico, y respublicano, que defienda a la Nación española como una Unión plural de todos sus pueblos en un Estado compuesto fuerte.
Esta integración, realizada mediante el pluralismo cultural y democrático, ha de ser capaz de sintetizar diversos ámbitos de intereses generales: el local, el autonómico, el nacional y el europeo. Y ha de ser capaz, mediante esta síntesis, de establecer el predominio del interés general sobre los particulares.
La esencia constitutiva de este nacionalismo es la libertad y la ciudadanía, que dan forma a un nacionalismo abierto y no fundamentado en el rechazo de los otros, la exclusión y el fundamentalismo, sino en la integración de las diferencias en una síntesis comunitaria. Este nacionalismo ha de estar abierto, por consiguiente, a la construcción de unidades políticas más amplias, que pueden superar la Nación y el Estado nacional mediante la integración a un nivel continental Europeo o Hispanoamericano. Abierto, por ende, a una concepción cosmopolita y humanista de la unión política.
La identidad española resultante de este patriotismo es una identidad común, abierta y plural, basada en el respeto a nuestro pasado histórico, y en el reconocimiento del importante papel de España en la Historia de la Humanidad. Una identidad y unidad capaz de superar nuestras patologías del pasado, mediante la defensa de la libertad, el talento y la igualdad en el orden interno e internacional.
Ha de ser una identidad española compuesta, integrada por identidades individuales plurales y compatibles, que encuentran su sentido en el marco de esa identidad plural común. Identidad cuya esencia es la libertad y la integración de la pluralidad en una síntesis comunitaria.
Esta concepción implica el rechazo de la mutilación identitaria derivada de los nacionalismos autoritarios: el rechazo del nacionalismo autoritario uniformista y dictatorial para el conjunto de España, que niega la complejidad del país mediante la imposición coercitiva; y el rechazo del nacionalismo étnico, particularista y segregacionista propio de los nacionalismos periféricos, que intenta imponer subversivamente su concepción reaccionaria, anacrónica y destructiva, anticonstitucional y antidemocrática, contra la libertad, la igualdad, la cooperación y la solidaridad.
b) Aspectos constitucionales:
El proyecto de este patriotismo abierto se concreta en la defensa de un Estado compuesto, autonómico-federal, que desarrolle el modelo constitucional de 1978 mediante la reforma del Senado, la clarificación de la distribución de competencias, la recuperación por el Estado de las competencias esenciales para el desarrollo de la libertad e igualdad entre los españoles, y el cierre del sistema, a fin de impedir la centrifugación y destrucción de la democracia española.
Dada la situación de desarticulación en que nos encontramos, es vital el fortalecimiento del Estado para conseguir la unión, la libertad y la igualdad frente a la desvertebración, el autoritarismo etnonacionalista, la mutilación identitaria y la disminución de la libertad.
Es vital, asimismo, convencer al conjunto del pueblo español y a cada uno de sus componentes territoriales, de que el rechazo del independentismo, el soberanismo el confederalismo y el particularismo cantonal y caciquil, es imprescindible para la sobrevivencia de la democracia española y la libertad.
Por ello, la reforma del sistema democrático ha de fijarse como objetivo general el establecimiento de límites al autogobierno a fin de mantener la Unión de la diversidad.
c) Aspectos de política cultural y lingüística:
La concepción que acabamos de formular implica la defensa de una cultura abierta y plural, así como del bilingüismo, la cooperación y la intercomunicación mediante el idioma común, sin menoscabo de los idiomas específicos de cada territorio. Implica también la ejecución de políticas lingüísticas que consoliden una educación bilingüe e integrada, que respete la libertad de opción educativa. Todo ello en el marco normativo de la obligatoriedad del aprendizaje (*)de las lenguas cooficiales y la libertad del uso de cualquiera de ellas.
4.- LA ESTRATEGIA DE LA TRANSFORMACION.
Es necesario activar mecanismos políticos de defensa de esta alternativa mediante la crítica del oportunismo de los dos grandes partidos; la movilización del movimiento ciudadano y la creación de un espacio político plural (un bloque político o un tercer partido) que represente a la tercera España frente al sectarismo y oportunismo de los dos grandes partidos españoles y al fundamentalismo anacrónico de los nacionalismos secesionistas.
Esta configuración política tiene como característica esencial la transversalidad del movimiento ciudadano y del bloque político o tercer partido que lo representen. La transversalidad como democracia de base, síntesis integradora de las posiciones políticas del liberalismo progresista y la socialdemocracia y unión equilibrada de la diversidad mediante el rechazo del uniformismo y el particularismo.
Para conseguir la realización de estos objetivos es preciso impulsar un cambio de los equilibrios políticos generales del país, a fin de acabar con el chantaje minoritario de los nacionalismos periféricos sobre la mayoría del pueblo español. Es necesario, como instrumento para ello, un Pacto de Estado entre los dos grandes partidos y el movimiento Ciudadano, a fin de realizar una reforma constitucional, electoral y del sistema de partidos que acabe con la centrifugación y fortalezca el Estado, sin imponer el uniformismo ni ceder ante el particularismo.
(*) NOTA: Donde dice aprendizaje, debe decir aprendizaje escolar, razón: me han hecho algún comentario crítico a este artículo referente a la obligatoriedad del aprendizaje de las lenguas cooficiales. He añadido la palabra “escolar” para indicar que, a mi juicio, lo que es obligatorio es el aprendizaje por parte de los niños en la escuela de ambos idiomas cooficiales, y nada más. No es constitucional establecer la obligatoriedad de uso, sino que en el resto de la vida social debe regir el bilingüismo en uso de la libertad de los ciudadanos. Sobre el aprendizaje escolar y el bilingüismo existen expertos en este tema y largos años de debates sobre él. No es asunto que deba tratarse en detalle aquí.
Luís Bouza-Brey