desde 2.006 en Internet

miércoles, 16 de enero de 2008

España es poesía (12): "Bernardo López García"

Al Dos de Mayo

Oigo, patria, tu aflicción,
y escucho el triste concierto
que forman, tocando a muerto,
la campana y el cañón;
sobre tu invicto pendón
miro flotantes pendones,
y oigo alzarse a otras regiones
en estrofas funerarias,
de la iglesia las plegarias,
y del arte las canciones.





Lloras, porque te insultaron
los que su amor te ofrecieron
¡a ti, a quien siempre temieron
porque tu gloria admiraron;
a ti, por quien se inclinaron
los mundos de zona a zona;
a ti, soberbia matrona
que, libre de extraño yugo,
no has tenido más verdugo
que el peso de tu corona!
Do quiera la mente mía
sus alas rápidas lleva,
allí un sepulcro se eleva
contando tu valentía;
desde la cumbre bravía
que el sol indio tornasola,
hasta el África, que inmola
sus hijos en torpe guerra,
¡ no hay un puñado de tierra
sin una tumba española !
Tembló el orbe a tus legiones,
y de la espantada esfera
sujetaron la carrera
las garras de tus leones;
nadie humilló tus pendones
ni te arrancó la victoria;
pues de tu gigante gloria
no cabe el rayo fecundo,
ni en los ámbitos del mundo,
ni en el libro de la historia.
Siempre en lucha desigual
cantan tu invicta arrogancia,
Sagunto, Cádiz, Numancia,
Zaragoza y San Marcial;
en tu suelo virginal
no arraigan extraños fueros;
porque, indómitos y fieros,
saben hacer sus vasallos
frenos para sus caballos
con los cetros extranjeros.
Y aún hubo en la tierra un hombre,
que osó profanar tu manto.
¡Espacio falta a mi canto
para maldecir su nombre!
Sin que el recuerdo me asombre,
con ansia abriré la historia;
presta luz a mi memoria,
y el mundo y la patria a coro,
oirán el himno sonoro
de tus recuerdos de gloria.
Aquel genio de ambición
que, en su delirio profundo,
cantando guerra, hizo al mundo
sepulcro de su nación,
hirió al ibero león
ansiando a España regir;
y no llegó a percibir,
ebrio de orgullo y poder,
que no puede esclavo ser,
pueblo que sabe morir.
¡Guerra! clamó ante el altar
el sacerdote con ira;
¡guerra! repitió la lira
con indómito cantar:
¡guerra! gritó al despertar
el pueblo que al mundo aterra;
y cuando en hispana tierra
pasos extraños se oyeron,
hasta las tumbas se abrieron
gritando: ¡Venganza y guerra!
La virgen, con patrio ardor,
ansiosa salta del lecho;
el niño bebe en su pecho
odio a muerte al invasor;
la madre mata su amor,
y, cuando calmado está,
grita al hijo que se va:
“¡Pues que la patria lo quiere,
lánzate al combate, y muere:
tu madre te vengará!”
Y suenan patrias canciones
cantando santos deberes;
y van roncas las mujeres
empujando los cañones;
al pie de libres pendones
el grito de patria zumba
y el rudo cañón retumba,
y el vil invasor se aterra,
y al suelo le falta tierra
para cubrir tanta tumba!
¡Mártires de la lealtad
que del honor al arrullo
fuisteis de la patria orgullo
y honra de la humanidad.
en la tumba descansad,
que el valiente pueblo ibero
jura con rostro altanero
que, hasta que España sucumba,
no pisará vuestra tumba
la planta del extranjero!

Bernardo López García

Escúchala en la voz de Adolfo Marsillach

"Oigo patria tu aflicción", Ismael Medina

50 días que cambiaron España

Quiero leerlo en el futuro en los titulares de “El País” si es posible. Ha comenzado la campaña electoral en la que se dirimirá que modelo de nación queremos los españoles.

El Estado gradual de Rodríguez Zapatero se viene abajo, no solo por los errores cometidos, que son demasiados, sino por las veleidades que nos ha hecho vivir para su mayor gloria; es hora de que los ciudadanos de este país le digan a sus políticos lo que no quieren, lo que no queremos.


No queremos vivir en la crispación, ni en el engaño cotidiano a que nos somete un gobierno, que lo único que pretende es su perpetuación a cualquier precio, incluida la cesión de lo que somos si fuera necesario.

Queremos que se respete la Constitución mientras siga vigente, los políticos no puede jugar con nuestros derechos fundamentales, según convenga a sus intereses.

También queremos que definitivamente en este país se hagan las reformas necesarias no las electoralmente beneficiosas para algunos.

Queremos servicios de calidad, profesionales competentes, y organizadores consecuentes. Es hora de que no se nombren exclusivamente cargos por afinidad política, necesitamos a los mejores, no a los especialistas en el trepismo, que tragan con cualquier corrupción que les permita incrementar su poder.

Es hora de plantar cara a tanta mezquindad, y solo los ciudadanos podemos hacerlo, en las urnas, en la calle, en cualquier lugar. Es hora de hablar de política y decir lo que pensamos, y lo que sentimos.

Quedan cincuenta días para el 9 de marzo, ni un solo día sin dejar sobre la mesa una pregunta: ¿tú quieres seguir siendo lo que eres?, ¿o prefieres qué te organicen la vida?.

Vamos directos hacia la confrontación entre dos grandes frentes políticos, por una parte la coalición PSOE-nacionalismos, progresista, actualista, pragmática, e incrustada en el poder. Por otra, un PP renovado, sin miedo a sí mismo, bien pertrechado, y dispuesto para cambiar el curso errático de una fantasía política; y una UPyD que ya no puede pasar desapercibida, con un modelo válido de futuro en su equipaje, entre el socialismo y el liberalismo, en ese espacio transversal en el que cabemos todos.

Estas son las alternativas, nosotros debemos elegir que es lo que queremos para el futro en España. Si triunfa el frente progresista, durante la próxima legislatura nos vamos a quedar como el rosario de la Aurora. Si vence el frente constitucionalista, nos recuperaremos y las cosas volverán a ser normales, sin estridencias, ni frikismos innecesarios.

Es bien sencillo, los que quieran que progrese la Alianza de las Civilizaciones que voten PSOE, los que quieran que España permanezca que voten PP, los que quieran seguir viviendo del cuento, que voten nacionalismo, y los que quieran que los ciudadanos entren en el parlamento con propia voz, que voten UPyD.


Erasmo de Salinas

Rajoy: ahora, abre la puerta


El golpe de autoridad de Rajoy ha conseguido darle el mando no sólo en su partido, sino sobre la campaña electoral.

Aunque con una inversión involuntaria de los factores (pues lo previsto era primero echar a Gallardón y luego introducir a Pizarro), el resultado es una posición táctica de ventaja frente al Psoe y una orientación estratégica dominante, pues el gobierno, su partido y sus medios de información ahora están moviendo ficha en función de las iniciativas del líder (nunca mejor dicho) del PP, capaz de "una sorpresa por día", expresión usada por Sarkozy en su campaña victoriosa de 2007.

Sarkozy: una referencia para Rajoy. Hablo del animal político que arrolló en la elección presidencial francesa, antes de difuminar su imagen, en estos últimos meses, por una escenificación imprudente y contraproducente de su accidentada vida personal. Como don Mariano es "muy de Pontevedra", esas flaquezas de la carne difícilmente podrán formar parte de su imagen pública. Pragmático y calculador, sereno y paciente, a diferencia de la agitación de su amigo Nicolás, Rajoy se inspira sin embargo en su fórmula ganadora: atacar, sorprender, imponerse.

No obstante, aquello no fue suficiente para rematar la faena del hiperactivo candidato francés: reinventando la "apertura política", consiguió el apoyo de socialistas históricos con currículum impertinente, algo que agradó a los electores cansados de las oposiciones artificiales del sistema partidista binario.

Si Rajoy quiere aprovechar la dinámica ganadora en la que se encuentra, debe moverse todavía más y convertirse en el fuego de Heráclito, referencia máxima del cosmos (electoral, en este caso): abriendo hacia su izquierda, ahora que Gallardón, convertido en alfombra, ha dejado libre el acceso. UPD, plasmación, entre otras cosas, de la izquierda decente, y compuesta, dentro de su heterogeneidad, por personalidades atípicas y disconformes, es el compañero de ruta idóneo para presentar un frente compacto, determinado y suficientemente amplio contra la ofensiva separatista y cedista de los nacionalistas y del Psoe.

A diferencia de la apertura de Sarkozy, dirigida a individuos, la propuesta de Rajoy deberá acercarse a colectivos recientemente conformados. En la rebelión cívica encarnada por UPD, junto con aliados más previsibles, como Foro Ermua, AVT y otras fuerzas vitales de la sociedad como son CCC o Denaes, hallará Rajoy el sostén para salir del aislamiento simbólico en el que lo encerró la propaganda social-nacionalista durante cuatro años. Sumará de esa forma los diez u once millones de electores fieles y un número todavía imprevisible de ciudadanos reacios a participar de la dicotomía de siempre, pero dispuestos a arriesgar su voto para que las cosas, por fin, cambien a favor de España.

Atrévete, Rajoy, dando el paso más difícil: abre la puerta, ahora que has ordenado la casa.

Jorge Harrison

Por qué no soy pacifista

El pacifismo es una doctrina que se opone a las guerras y otras violencias humanas, pero también es una ideología, que adopta tintes políticos o religiosos.

Lo diré desde el principio, no creo en el pacifismo, al igual que no creo en la existencia de los extraterrestres, o en la bondad de Rodríguez Zapatero. Y digo que no creo, porque si es una doctrina su lugar ontológico se encuentra en el ámbito de las creencias. Se necesita fe, mucha voluntad, y una gran dosis de ingenuidad política de la que carezco, para creer en algo organizado con otras intenciones a las que se exponen. Evidentemente sí creo en la paz, y la deseo, pero considero que el equilibrio de fuerzas es la única garantía de su posibilidad.


A lo largo de la historia humana podemos comprobar que con buenos deseos no se han conseguido detener las guerras, y solo la victoria de uno de los rivales ha permitido su conclusión. La paz siempre se ha firmado tras la derrota de alguien.

Si analizamos el ejemplo más conocido de pacifista, Mahatma Gandhi, el icono más reconocido del movimiento, debemos recordar que para lograr la independencia pacífica del Reino Unido de la nación india en 1947, tuvo que fragmentar su territorio y segregar a sus gentes en hindúes y musulmanes. Tras sesenta años, India y Pakistan siguen en guerra de baja intensidad por la posesión de Cachemira, y ambos países poseen armamento nuclear.

La obra de Gandhi permitió un acuerdo de reparto de tierras y gentes sin prácticamente derramamiento de sangre, pero pagando el elevado peaje de fragmentar la nación india, segregar a su población, y pasar a una situación de tensión permanente desde entonces. La paz no ha perdurado ni con el pacifismo natural que se promueve en la religión de los hindúes, porque los musulmanes no son pacifistas, ni nunca lo serán, realmente no pueden serlo si creen en su religión, por coherencia no pueden permitir que los poderes políticos sustituyan sus valores religiosos por los civiles, de ahí se deriva la inutilidad de tratar de implantar una democracia en Afganistán o Irak.

Evidentemente, Gandhi fue un personaje inolvidable, pero si Reino Unido hubiera querido continuar con el imperialismo británico, lo habría hecho; sin embargo, la época de las grandes colonias concluyó con la apertura de los mercados tras la Segunda Guerra Mundial, así se podía establecer un dominio económico desde la metrópolis que resultaba más rentable, y por lo tanto era innecesario, por costoso, un dominio político.

El mercado pacificador

Soy de los que piensan que el desarrollo global del mercado ha hecho más por la paz, y la erradicación de la violencia, que cualquier iniciativa pacifista. Se que esto que digo resultará una barbaridad para los espíritus más sensibles, pero es demostrable. Japón, Alemania, China, Rusia, India o Pakistán han avanzado más hacia la paz por la apertura y desarrollo de sus mercados que por ninguna otra condición política, social o cultural.

Personajes de nuestra historia tan relevantes y admirables como Inmanuel Kant, León Tolstoi, Bertrand Russell, Albert Einstein, Ernst Jünger, Pablo Picasso, o John Lennon se han declarado pacifistas, y estoy seguro de que cada uno tendría sus buenas razones para hacerlo, posiblemente que hubieran contemplado horrorizados los estragos de la guerra.

El pacifismo es un arma peligrosa, especialmente si se utiliza como instrumento político para ganar algunas batallas haciendo trampas. “Haz el amor y no la guerra”, decía el movimiento hippie de los años setenta del pasado siglo

Pero en realidad esta hermosa frase oculta un mensaje mítico y una liturgia secular: sustituye la guerra por el amor, erradica la violencia y abre tu corazón, sé bueno y perdona a tus enemigos, pon la otra mejilla si recibes una afrenta, no reacciones si eres agredido. El sincretismo civil comienza en ese momento a desplazar la religión cristiana en Occidente, especialmente en Europa, pues si los Estados son capaces de proporcionar una nueva moral, (aunque la moral siempre es la misma, con muy ligeras variaciones), la fe cristiana resulta innecesaria.

La estrategia de suplantación de valores cristianos por nuevos valores civiles es promovida por los partidos de izquierda en los países occidentales. En los países de influencia socialista y comunista, la religión había sido perseguida y erradicada de forma directa, pero en Occidente era necesario neutralizar el poder religioso y su influencia, esencialmente sus valores, y la única posibilidad era implantar una nueva religión, una nueva doctrina social, con nuevos valores, o al menos con denominación diferente de los existentes.

¿Es el socialismo una religión?

La solidaridad, el ecologismo, el pacifismo, la igualdad, la laicidad, la prevalencia de lo social sobre lo individual, la fe en la agrupación, no son más que valores cristianos transformados. La solidaridad es el amor al prójimo, el ecologismo el respeto por la obra divina, el pacifismo es la fraternidad universal, la laicidad es la vacuna definitiva para las creencias religiosas, y lo social es una extensión del comunitarismo cristiano. Hasta el símbolo de la paz es una paloma con una rama de olivo en el pico, tal que si fuera el Espíritu Santo.

Sin embargo hay una inmensa falacia en esta estrategia, tan utilizada en nuestros días por los políticos de izquierdas, que conduce a una reflexión insoslayable: si la izquierda defiende el materialismo como única fe, ¿para qué necesita sustituir al cristianismo y suplantar sus valores?.

Evidentemente por una sola razón: la conquista del poder, porque la gente necesita creer en algo, sino el materialismo deshumanizador sería rechazado, para eso había que desplazar los valores existentes y sustituirlos por otros manufacturados a la medida de los intereses de los políticos de izquierdas.

Desde mi reflexionada laicidad, esta es la razón por la que no creo en el pacifismo, porque sencillamente es un instrumento violento que permite que algunos partidos alcancen el apoyo de los ciudadanos desplazando inicuamente a las doctrinas rivales.

Un pacifista es un soldado de una causa política determinada, que busca acabar con el enemigo por medio de su extraordinaria bondad, haciendo culpables a los demás de los males del mundo, y que por supuesto pretende salvarnos de nosotros mismos, para guiarnos hacia el paraíso maravilloso que otros han establecido de antemano, con dirigentes incluidos.

Las intenciones de la Alianza de Civilizaciones

Hoy se han reunido por primera vez en Madrid los actores políticos de la gran comedia de la Alianza de las Civilizaciones. Sería de agradecer que se dejaran de jugar con las emociones de la gente buena e inocente, con la única intención de alcanzar más poder o mantener el que tienen. Turquía, el principal alíado del proyecto quiere entrar en Europa por cuestiones económicas, y promueve su candidatura. Los demás, son invitados del Gobierno de España que se hacen unas vacaciones a costa del erario público para promocionar la candidatura de su anfitrión y promotor, Rodríguez Zapatero, en las próximas elecciones generales.

Alejándome de coyunturas irrelevantes, sigo siendo fiel partidario de la "doctrina de las dos espadas" de Guillermo de Ockham; en cuestión de poderes, mejor repartidos que en una sola mano, porque la acumulación absoluta de poder, tarde o temprano, conducirá a alguna forma de totalitarismo.

En España asistimos hoy a la aglutinación de todos los poderes en la política: económico, judicial, legislativo, ejecutivo, mediático, militar y tecnológico. Solo queda el poder religioso, maltrecho tras la implantanción de la Educación para la Ciudadanía, de ahí su vigente resistencia, y cuando sea definitivamente derribado los ciudadanos estaremos absolutamente abatidos y entregados a los políticos. Esto se corresponde exactamente con una pérdida de soberanía de los ciudadanos que algunos políticos necesitan para sus propósitos inexplicados.

Definitivamente no soy pacifista, por la misma razón que no me considero cristiano, por qué deseo tener mis propios valores, no los que tratan de imponerme. Ante todo, creo en la libertad de elección, no en aquellos que tratan de decirme cuales son los límites de mi libertad y que es lo políticamente correcto. Y definitivamente soy laico, porque la laicidad es la oposición a cualquier adoctrinamiento por parte de los que disfrutan de cualquier tipo de poder, tanto religioso como político.

Biante de Priena

"España Laica, Ciudadanía Plural y Convivencia Nacional", de Rafael Díaz-Salazar

Ciudadanos en la Red ofrece una entrevista radiofónica a Rafael Díaz-Salazar, a propósito de la aparición de su libro España Laica, Ciudadanía Plural y Convivencia Nacional, realizada en Radio Vetusta el día 15 de enero de 2008 por Sonia Avellaneda y ESR.


Una de las tareas que España tiene pendiente es articular su diversidad. Debemos crear una cultura nacional del diálogo para que nuestro pluralismo ideológico, moral y religioso nos enriquezca a todos. Para que España pueda ser plural tiene que ser laica, pero ello no significa que la religión deba desaparecer de la vida pública. La laicidad se concibe en este libro como una cultura de la cooperación de sujetos e instituciones que renuncian a imponer su hegemonía, se esfuerzan en aprender unos de otros y buscan colaborar en acciones para el bien común del país.

Rafael Díaz-Salazar es profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense. Trabaja en sociología de las desigualdades internacionales y en sociología de la religión. Ha publicado quince libros sobre justicia internacional, política y religión, clase obrera y condiciones de trabajo. Pertenece al consejo asesor de la Revista Internacional de Sociología. Es profesor invitado en diversas Universidades de América Latina (Brasil, Venezuela, Cuba y El Salvador). Sus últimas obras son: Redes de solidaridad internacional, La izquierda y el cristianismo, Justicia Global. Las alternativas de los movimientos del Foro de Porto Alegre, Trabajadores precarios y El factor católico en la política española.

Enlaces Relacionados

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...