Asturias ha elegido un nuevo camino para alejarse del destino al que estaba sentenciada y condenada. Lo ha hecho de forma discreta, aunque apasionada. Contra viento y marea, como se definen las causas dífíciles. Contra la molicie del poder y contra los engaños de los medios de comunicación. Contra la anestesia a que hemos sido sometidos los asturianos durante largos años Asturias se ha liberado de treinta años de demagogia y lo ha hecho de forma natural, sencilla y singular.
Mientras en toda España el PP ha derrotado al PSOE, cambiando los ocupantes de los centros de poder, en Asturias hemos elegido el camino más difícil y el más glorioso, librarnos, al mismo tiempo del bipartidismo que asola España desde hace 35 años, sin hacernos, por ello nacionalistas, para defender nuestro país. También hemos cerrado para siempre el camino del nacionalismo, que se abre con más fuerza en el País Vasco, se mantiene en Cataluña y se recupera en Galicia o Canarias. Durante los últimos meses en Asturias se ha escuchado un lema: más Asturias es más España, para que nadie se confunda, ni confunda a la opinión pública.
Los asturianos somos diferentes, no hace falta que el Estado nos conceda su estatus desde el poder, nosotros lo sabemos y ejercemos con criterio propio. En Asturias somos igual de diferentes que cualquier español, no más, ni menos. Eso es lo que se relata en nuestra historia particular desde hace 1300 años, pero dentro de la historia de España, desde la misma fecha. Si España existe como nación, posiblemente haya sido, con más esfuerzo de los líderes asturianos que de los de ningún otro pueblo. Si España adquiere una constitución en 1812, para cambiar de régimen y erradicar el poder absoluto de la monarquía, tal vez sea porque los asturianos comprendemos que vivir en sociedad, es seguir siendo diferentes, pero al mismo tiempo caminar en común, igualando las oportunidades para todos. En Asturias, la opresión siempre ha sido un motivo para remontarse, sin mirar el color del opresor, sino la ignominia de la opresión.
Cierto es que España es un desastre tras la violencia extrema y delirante que el socialismo ha ejercido sobre el pueblo español, con una sonrisa; pero también es cierto, que lo ha hecho con la anuencia y connivencia del PP que hoy ha triunfado hegemónicamente en las urnas de España. La vía asturiana es novedosa, porque se zafa del maniqueismo tradicional, al que hemos estado sometidos en la democracia española desde hace tres décadas. Ahora queda saber si nos detenemos en Asturias o seguimos adelante, todo dependerá de las necesidades de España y la actitud de nuestros adversarios. Foro Asturias no es sólamente una escisión del PP, nada tiene que ver, en nuestras filas hay gente que viene del PP y gente que viene de otros lugares. Foro Asturias es una vía novedosa en la política española, que se aparta del maniqueismo tradicional, al mismo tiempo que de los nacionalismos extemporáneos. Foro Asturias está hecho en Asturias, para Asturias y para España, si fuera necesario.
Cuando en las plazas de España se reunen en protesta los indignados sin especificar los autores de su indignación, los asturianos hemos elegido la vía de la política para hacer frente al futuro, zafándonos de los autores de la indignación y tratando de recobrar el rumbo de la nave comunitaria, con las últimas fuerzas que nos quedaban, con lealtad y confianza en un político, que se ha apartado del juego sucio de la política cuando este ya resultaba insoportable.
Francisco Álvarez Cascos se ha ofrecido, cuando en esta tierra estábamos reclamando rigor y dignidad a los políticos, cuando demandábamos restitución y denunciábamos la corrupción existente; y los asturianos, en tan solo cinco meses, hemos logrado una hazaña inolvidable. Desplazar del poder con un partido, que más parece una reunión de sextaferia, a los que han permitido la decadencia de Asturias y de España, desde su egoismo, ignorancia, propaganda e insidia. Y lo hemos logrado, a pico y pala, a tres turnos, sin detenernos ni un instante, cuando veíamos que en la TPA, el organo mediático del PSOE, o en La Nueva España, el órgano mediático del PP de Gabino de Lorenzo, se nos ponían todas las trabas y se mentía con intención sobre nuestra realidad y nuestros objetivos. Pero también nos hemos enfrentado a todos aquellos que desde dentro de Foro Asturias nos decían que era imposible y generaban los infundios más chabacanos sobre las intenciones de Cascos; desde la ausencia de democracia, hasta que todo ésto era un negocio. Todo queda atrás, tras la victoria es necesario pasar página, aunque a nadie que lo haya vivido se le olvidará lo acontecido mientras viva.
Hemos podido con todo, Cascos ha podido romper, con la ayuda de los suyos, el yugo que nos oprimía, como Alejandro Magno rompió el nudo gordiano con su espada cuando le pidieron que lo deshiciera. En la victoria hay que ser generosos con los derrotados. Foro Asturias podrá relacionarse con cualquier partido de Asturias, tanto con el PSOE, como con el PP o con IU, siempre que respeten las reglas del juego, pero para ello, nuestros adversarios deben hacer una profunda reflexión interna y posiblemente desplazar a los representantes que se han apoderado del poder en sus filas y que han vulnerado todos los principios democráticos y la representación de sus afiliados. Ese no es nuestro problema, cada uno deberá resolver los suyos.
Por delante tenemos en Foro Asturias una de los objetivos más apasionantes que se han dado en la política española en los últimos años, lograr que la política sea en realidad una representación de los ciudadanos y no un mecanismo de opresión ejercido con violencia sobre los ciudadanos, para convertirlos en sus siervos. En estos momentos en Asturias está naciendo una nueva era en la política, que bien podría recordar al trienio liberal o a la Atenas de Pericles.
Quizás la emoción del partidario me embargue, al contrario que otros muchos no pienso que Francisco Alvarez Cascos sea alguien especial, pero sé que es un político esencial que Asturias necesita. Me recuerda a Agustín Argüelles, y contaré dos anécdotas sobre este ilustre asturiano, que aprendió todo con Jovellanos (cuanto se parece a Manuel Fraga, el ilustrado gijonés, que no se me olvide). Agustín Argüelles djo un día que él solo servía para diputado, para político, que en todo lo demás sería un inútil y lo dijo como lo sentía. La otra anécdota nos lleva a cuando reclamó un sueldo al Gobierno por haber sido nombrado preceptor de Isabel II (la verdad, que posiblemente haya sido el político español más pobre de nuestra historia) y el Gobierno le concedió 180.000 reales anuales de pensión, al día siguiente, Argüelles les respondió que el país no estaba para alharacas y que con la mitad, 90.000 reales, él se arreglaba. Cuando Argüelles falleció, más de 50.000 madrileños le acompañaron en sus exequias, de forma espontánea. El preámbulo de la Constitución de 1812 y la primera Constitución española, se deben a su concepción de la política.
Lo dije cuando parecía imposible, lo repito cuando se ha conseguido: ¡A tus órdenes Presidente!, haz que Asturias recobre su orgullo, hazlo como sepas y como quieras. Confío en tu criterio, los asturianos seremos leales, no a tu persona, sino a la representación que vas a ofrecernos, la que nos merecemos, y para la que te hemos elegido en libertad y democracia.
Como termina nuestro himno:"... hemos cogido la flor", después de habernos subido al arbol. Mi enhorabuena a todos los que lo han hecho posible.
Enrique Suárez