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jueves, 7 de mayo de 2009

Recuerdos del ayer: Ciudadanos y UPyD

Dedicado a los militantes de Ciudadanos y de UPyD, que no saben lo que está ocurriendo (artículo publicado el 30/03/2008 en nuestro blog). Hoy podemos decir que Ciudadanos y UPyD son prácticamente idénticos, sólo hay una diferencia de tiempo en su consunción; como ha dicho Albert Boadella con acierto: "UPyD es la continuación de Ciudadanos a escala nacional". Más de lo mismo para lo mismo, el engaño, la usurpación, y el abuso de poder.

Decíamos ayer:

Quizá sea el momento de recordar, una vez más, todo lo ocurrido; una vez más, una vez menos. Pero antes les hablaré del silencio, es necesario hacerlo. ¿Han leído ustedes a Kafka?, si no lo han hecho, deberían hacerlo.

Comprendí el auténtico significado del silencio cuando descubrí al escritor checo hace muchos años, inicié su rastro por “El Proceso”, luego vinieron “La condena”, “La metamorfosis”, “América”, “El Castillo” y algunas cartas a Milena y a su padre. Alguien a quien admiro, y que ya no está entre nosotros, me habló de Franz Kafka, cuando aún no había terminado de leer a Julio Verne y a Emilio Salgari. El otro día, mi hija que tiene diecinueve años, y lee mucho menos de lo que yo leía a su edad, pero habla mucho más por el móvil y el msn, estaba hojeando la metamorfosis, no dije nada, me callé y pasé de largo.

A ese silencio me refiero, queridos lectores, callarse con intención, no expresar lo que se siente o lo que se teme, no decir lo que se piensa o se sabe; más allá de la opinión, más acá del juicio, en ese escenario preparatorio de las reflexiones importantes. No dije nada, porque me importaba mucho más lo que podría decirme ella, y no quería interferir en su entrada en el mundo imaginario y real, en su pérdida de la virginidad intelectual, porque Franz Kafka escribe para llevarnos a la madurez, para despertar del sueño de la ingenuidad, y lo hace más contra nuestra capacidad de creer que contra lo que creemos, describiendo lo que puede ocurrir y al final, ocurre.

Alguien dijo que cuando se hacen prolongados preámbulos, es porque no se quiere decir algo o porque se quiere decir mucho, y tal vez sea por lo que he alargado la introducción kafkiana, porque realmente de lo que quiero escribir es de Ciutadans y UPyD, una vez más.

El holandés errante*

Quien por primera vez acuda a este blog pensará que los que aquí escribimos somos auténticos radicales, que luchamos desaforadamente contra el nacionalismo, especialmente el catalán, y que somos extremistas en nuestros deseos de regeneración democrática para este país que nos acoge y que se sigue llamando España, y posiblemente no se equivocará, pero también he de decirle que no éramos así.

Hace año y medio, los que aquí nos encontramos decidimos participar en un nuevo proyecto político que surgía en Cataluña, a la sombra de algunos intelectuales y de nuestro maestro, Albert Boadella. Ni siquiera nos conocíamos. Quien tenga interés en saber los motivos que nos han traído hasta lo que actualmente somos puede consultar la historia del blog, en el epígrafe Ciutadans, y ahí verá la otra parte de la historia que no se contará nunca en la página oficial del partido.

Este blog, que hoy cumple precisamente 500 días y noches, surgió cuando vimos que nada había que hacer con el barco pilotado por “El Holandés Errante”, aún perseveramos durante meses, hasta que decidimos irnos del partido tras el Congreso que se celebró en Hospitalet, en el que los delegados asistentes, tras votar contra la gestión del presidente Albert Rivera, del comité ejecutivo y, del consejo general, decidieron cambiar el ideario del partido – que había sido uno de los mayores elementos de conjunción – por un engendro elaborado por el profesor De Carreras, y ratificar al artífice del estropicio, Albert Rivera, como presidente.

Luego surgió UPyD, el partido de Rosa Díez, y algunos nos ilusionamos con su proyecto, parecido, pero en esta ocasión de ámbito nacional y con una defensa radical de la igualdad y la libertad para todos los españoles, la unidad de España y la preeminencia de la Constitución, y a pesar de las boutades de algunos de los fundadores, decidimos echar una mano, no todos, porque algunos nos advirtieron de que UPyD era más de lo mismo, y en el blog ha quedado archivada su posición.

El problema de UPyD sigue siendo Cataluña, no podía ser de otra forma, porque realmente resulta sospechoso que en los lugares donde el nacionalismo arrasa los principios constitucionales la campaña haya sido de mínima intensidad, lo que se puede observar en los resultados, y en las acciones heroicas de algunos luchadores individuales. Precisamente en estos lugares el PSX (PSOE más nacionalista, menos español) ha obtenido sus mejores resultados.

La inefable hibridación entre Ciutadans y UPyD

La dirección nacional de UPyD sabe perfectamente lo que ha ocurrido en Cataluña, no solo en lo que se refiere a los desastrosos resultados electorales obtenidos, sino a las tentativas de asedio y asalto de Ciutadans a UPyD-Cataluña. La dirección nacional de UPyD sabe lo que ha ocurrido y está tardando demasiado en tomar decisiones, esperando a Godot, posiblemente.

Las declaraciones que ha hecho al diario El País hace apenas un mes, el coordinador de UPyD Cataluña, son un ejemplo del sí pero no o del no pero sí, de la ambivalencia en que se está moviendo UPyD en Cataluña en relación al partido “similar” que es Ciutadans.

Una vez más habrá que decirlo, si UPyD Cataluña se funde con Ciutadans en un híbrido político, en ese mismo instante toda España se va a enterar de lo que se puede esperar de UPyD; y no lo digo como advertencia, sino como deducción consecuente, porque si lo hacen sabiendo todo lo que ha ocurrido en Ciutadans, es que este partido no tiene intención alguna de cambiar las cosas, sino de alcanzar el poder para llevar adelante las intenciones de sus dirigentes.

No se puede pactar con un partido que no ha respetado a sus militantes, en el que se ha manipulado en numerosas ocasiones la democracia a interés de los dirigentes, se han vulnerado los estatutos, se han cometido irregularidades políticas en la máxima amplitud del espectro político, y todo con la única intención de rentabilizar las posiciones personales de los dirigentes, mantener un partido “no nacionalista” en Cataluña, y seguir mareando la perdiz.

Rosa Díez y Gorriarán lo saben, no habrá desconocimiento en su decisión, en este caso no habrá casualidad, sino causalidad, y lamentablemente no hay excepciones que refuten la regla. Si pactan con Ciutadans, UPyD habrá comenzado el largo camino hacia su final; será el justo precio que pagarán por embarcarse en la nave de las velas negras, con su cautiva tripulación "no nacionalista": habrán comenzado un maravilloso viaje por la eternidad de la inexistencia política.


Erasmo de Salinas

Los trepas y la tropa

Hoy he leído algo que me ha dejado perplejo, he de reconocerlo públicamente, y no por lo que se dice, sino por lo que entraña. Albert Boadella, en una conferencia pronunciada en el Foro de la Nueva Sociedad, el pasado 26 de abril, acompañado de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, se posicionó claramente sobre su voto en las próximas Elecciones Europeas: "Yo voto a Doña Rosa Díez, que es la continuación de Ciudadanos, pero en el conjunto de España"

Y no le falta razón al maestro en su afirmación y como estamos en un país libre prescindo de comentar su decisión electoral y me quedo con los motivos. ¿Realmente es UPyD la continuación de Ciudadanos en el conjunto de España?. Pues creo que sí. El partido de Albert Rivera y el partido de Rosa Díez se parecen como dos gotas de agua, con una diferencia de ámbito de expansión, y de énfasis en el liderazgo, pero ideológicamente son similares, ambos son personalistas, organizados jerárquicamente de forma vertical, con muy poco aprecio por la democracia y la libertad, y con una militancia harta de los devaneos de sus líderes divinizados.

Si en Ciudadanos Antonio Robles fue el secretario general que trató de imponer a toda la gente de su cuerda, incluso algún marxista en los puestos de mando, con tanta estupidez como dureza, en UPyD, Carlos Martínez Gorriarán ha convertido el partido en una estructura orgánica que remeda la burocracia soviética, haciendo un brindis a la ignominia que supone apartar de los puestos de dirección a los más capacitados, porque no son de su cuerda.

En ambos se han cometido errores de patio de escuela, gracias a la escasa preparación para el liderazgo de los mandantes, que tienen que suplir con férrea disciplina y blindaje militar. Un partido que se regodea en su laicismo fanático proponiendo la reprobación del Papa, en compañía de gente de ERC e IU, antes de unas elecciones europeas, cuando intenta recoger buena parte de sus votos entre el electorado cristiano del Partido Popular, no tiene demasiado futuro.

Al igual que ocurrió en Ciudadanos, cuando el máximo urdidor de su quiebra, Fraçesc de Carreras, propuso en un programa de televisión un referéndum de autodeterminación para Cataluña, ante una militancia posicionada en la lucha contra el nacionalismo catalán.

Errores de estas dimensiones concluyen con la posible confianza que un elector medianamente informado puede asumir, pero como las decisiones dentro de estos partidos muestrario –de todo ofrecen en las valijas, todo lo que se pueda consumir por los electores- se toman por los gerifaltes de la dirección y son aplaudidas por la trouppe palmera de trepas que les acompaña, no hay alternativa posible. Sin posibilidad de crítica, todo se termina convirtiendo en lo mismo, sin contraste alguno.

La clasificación de los partidos muestrario, condenados a asfixiar la libertad de expresión de sus seguidores y cualquier posibilidad de pluralidad discursiva, porque podría poner en peligro la apropiación indebida y autoritaria de la dirección del partido, es sencilla, se resume en dos categorías de participantes: los trepas y la tropa, o cómo dijo en cierta ocasión uno de nuestros compañeros, la élite y la chusma.

Los trepas tienen todos los derechos, disfrutan de todas las ventajas, no son cuestionados aunque digan chorradas, y ejercen el poder que les proporciona el núcleo sectario que han formado contra todos los demás, agrupados en la tropa, que tiene todas las obligaciones, pueden ser cuestionados en cualquier momento, incluso despreciados, y las únicas actividades que pueden desarrollar en el partido son las que requieren más esfuerzo y menor compensación: pegar carteles, sellos, repartir propaganda, montar tenderetes, buzonear con frío o calor y aplaudir en los mítines que ofrecen los trepas, siempre bien colocados, dispuestos a lamer el culo a los dirigentes máximos si es necesario o a llevar a la familia de procesión a los actos públicos. Los trepas son conocidos y respetados por todos, aunque sean irrespetables.

Los auténticos idealistas de los partidos muestrario están en la tropa, por supuesto, porque son los que sólo obtienen desventajas por su presencia en la formación política, los trepas, sin embargo, son los que administran el dinero y el poder, tomando decisiones, que habitualmente nunca están en contra de sus intereses personales, y en muchas ocasiones exclusivamente para fortalecer su posición dentro del partido. Habitualmente los miembros de la tropa no tienen ni nombre, son militantes, afiliados, "buenos chicos".

Que en el siglo XXI tengamos que asistir en este país a las manipulaciones y orquestaciones de la melodía del futuro que imponen los trepas, en plena desigualdad, ausencia de libertad, y respeto por las personas y la justicia, clama al cielo y al infierno. Pero los trepas son así, se lo creen, y encima se piensan que se merecen la posición que han obtenido con trampas y engaños, pisando a los demás, y obteniendo ventaja de la ingenuidad de sus compañeros, y todavía se permiten tildarse de demócratas, de izquierdas, o liberales. Que asco y vergüenza me provocan.

Algunos personajes logran zaherirse por sus características personales, por su propia trayectoria , por la defensa valiente que han hecho de sus ideas con peligro para su existencia cómoda, que no son ni trepas, ni tropa, por qué se sitúan fuera del horno de la discusión interna y el debate militante.

Son esos áulicos personajes que con su llamada arrastran a muchos miembros de la tropa a incorporarse al partido, sin advertirles de la existencia de los trepas. En mi caso, debo a la veneración que siento por Boadella el haberme incorporado a Ciudadanos en su día, de lo que no me arrepiento, fundamentalmente por que a mí me gusta vivir entre la tropa, cuanto más lejos de los trepas mejor, eso me permite poder expresar en libertad lo que me parece. Sé que otros también se incorporaron a Ciudadanos por Boadella, y la confianza que despierta.

Quizás Boadella no lo sepa, no sepa que una buena parte de lo que nos ocurrió en el partido, fue gracias a su llamada, posiblemente nunca ha sido consciente del poder de sus palabras para los que no teniendo ninguna duda de la honestidad y necesidad de su llamada, acudimos a su solicitud, para entregar lo mejor de nosotros mismos y ser arrastrados por el fango.

La primera vez, en Ciudadanos, sirvió de escarmiento, cuando muchos de sus seguidores comprobamos que se incorporaba a UPyD, sentimos cierta incertidumbre, por qué no teníamos claro que era lo que se proponía el partido de Rosa Díez, más allá de obtener representación electoral.

Ahora ya lo tenemos claro, por eso, respetando el criterio libre de Albert Boadella, de votar a quien bien le parezca, somos numerosos los que no vamos a imitar su conducta, fundamentalmente por qué votar a UPyD es apoyar a los trepas, y nosotros seguimos siendo tropa, pero a estas alturas con una gran experiencia en que no nos tomen el pelo.

Cuando se aclare Albert Boadella con lo que es UPyD, una continuación de Ciudadanos -al que tantos reproches impone-, posiblemente volveremos a encontrarnos. Como ayer mismo nos recordaba nuestro amigo Dante Pombo de Alvear, cuando decía que su admirado Federico puede equivocarse, hoy me toca decir a mí, que Albert Boadella también puede equivocarse, y cuando dos mentes preclaras y honestas como las suyas, se equivocan al mismo tiempo, es que muy bien está representando su comedia Rosa Díez, una gran actriz.


Biante de Priena

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