Han imputado a Garzón, y la oclocracia ha saltado a la calle. Imputan al director de Empleo de Andalucía por lo de los EREs y Griñán ni lo destituye y encima nos dice que fue el que descubrió el asunto de la corrupción. Han exculpado a Camps por aquello del cohecho impropio, pero no por lo del amiguito, y José Blanco, aquel vástago honesto según Rubalcaba, también ha sido imputado, lo que agradece, porque así podrá luchar por su inocencia.
Zapatero, supongo que contando nubes, al fin. Rajoy recibiendo instrucciones de Merkel, subiendo los impuestos cuando había dicho en campaña que eso no ocurriría y leyendo El Marca, como siempre, mientras las agencias de calificación de la deuda nos van echando a empujones escalera abajo, por tramposos sin regeneración posible.
Mientras tanto, dice la EPA que ya tenemos 5,2 millones de parados en este país, tres millones más desde que Zapatero se hizo con el poder a golpes de pásalo, aliándose con los enemigos del momento, para derrocar al PP de José María Aznar, porque lo del 11-M había sido por lo de la guerra de Irak, con toda seguridad.
Mientras tanto van cerrando más empresas cada día y se va produciendo más paro. Ahora nos dicen que la recesión de España que nunca iba a existir y en la que llevamos desde 2008, en realidad, va a alcanzar un 1,7 % de retroceso según el FMI, lo que supondrá medio millón más de parados.
España lo tiene crudo y mucho más con este elenco que nos representa políticamente, que meten más miedo que la última entrega de Pesadilla en Elm Street y un programa de Telecinco, conjuntamente.
No sé ustedes, pero yo no tengo mucha confianza en que esta legión de ineptos vaya a resolver alguno de los problemas que tenemos, más bien pienso que van a complicarnos mucho más la vida y al 30 % de pérdida de poder adquisitivo que llevamos acumulado desde que el Príncipe de la Alianza de Civilizaciones se dignó en oprimirnos, se sumará ahora otro 20 % con el tancredismo de Mariano Rajoy, que espera un milagro en medio de las escaleras del destino, sin decidirse si hace una reforma laboral, financiera, de la justicia o de la gastronomía, pero anunciando grandes cambios, siempre para un futuro que no acaba de llegar.
No me fío de ninguno de todos ellos, ni de los que trincaron del PSOE ni de los que han venido a corregirlo, dicen, del PP. Nada, pero ni un pelo de calvo me fío de esta gente ¿Y por qué?.
Pues sencillamente porque no están haciendo bien las cosas, lo primero que se debe hacer tras un incendio, y lo de Zapatero fue como lo de Nerón en Roma, es evaluar los daños, pero aquí sigue el fuego quemando obras y personas y los bomberos no acaban de llegar. Pienso que no tienen ni idea de que es lo que van a hacer y por eso no dicen nada, claro, lo mejor cuando no se tiene ni idea es pasar de todo y esperar que las cosas cambien con el simple paso del tiempo.
¿Se creen ustedes que si Rajoy tuviera diseñada la hoja de ruta del futuro no le iba a faltar tiempo para mostrarla, orgulloso, a todos los españoles en una entrevista de esas que le gusta hacer a él? Vayan desengañándose, por lo menos que no les pille de sorpresa, lo que está claro es que con el PP van a empeorar aún más las cosas que con el PSOE y no se avista que esto vaya a cambiar, y mientras tanto, aquí estamos españoles, condenados a una “normalidad” inexistente e improbable, mientras todo se va desmoronando. Atrapados en el Síndrome de Casandra, viendo el futuro que se avecina y no pudiendo hacer nada para evitarlo.
No creo que lleguemos a las elecciones andaluzas sin que Mariano Rajoy nos sorprenda con una ingrata noticia, que posiblemente sirva para que rebose definitivamente el agotamiento de la paciencia de los españoles.
¿Qué pasará?. A mí, me da la sensación que estamos en los prolegómenos de la tormenta del desierto que va a barrer con toda la estupidez a la que tenemos que enfrentarnos cada día desde hace 8 años. No sé a ustedes, pero a mí todo ésto me produce malas vibraciones, y para nada sensación de "normalidad".
Enrique Suárez