"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres
dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que
encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se
puede y debe aventurar la vida" Miguel de Cervantes
Cuando Zapatero pronunció aquella inolvidable frase en la
que decía que la Tierra era del viento, al asesor literario se le debió olvidar
completarla, posiblemente porque la haya pillado de alguna página de internet
de frases anónimas. En fin, esta frase no es ninguna estupidez, como algunos
han pensado, sino una profunda invitación al pensamiento de Hegel, que por
haber sido expuesta con la frivolidad que Leire Pajín pretendía cambiar de sexo
al PIB, quedó reducida a estupidez altisonante prorrumpida por un deslustrado
patán.
Voy a tratar, por esta vez y sin que sirva de precedente,
de congraciar al ex presidente Rodríguez Zapatero con la razon, ya sé que es
algo escatológico, pero la sofística y la retórica lo soportan todo. Nuestro
eximio máximo representante, tal vez quiso decir algo que fue incapaz de
comunicar la metáfora que entraña esta frase: la Tierra es del Viento.
La Tierra es del Viento, es un concepto en sí mismo que
nos define el Zeigeist de una época, la fuerza compartida por todos los
individuos de una cohorte determinada, independientemente de sus naciones o
pueblos originales (Volksgeist) y también de otras condiciones, que se reúnen en un
objetivo común. El Zeitgeist, sería así, el “genius séculi” del romanticismo
alemán.
Se introduce de esta forma una
comparación entre el estado de un individuo y el espíritu de una nación. En el
proceso de su formación, el individuo sufre varios cambios sin perder su
identidad. Como una parte de la historia mundial, una nación -exhibiendo una
cierta tendencia expresada en su volksgeist - tiene su rol- en el proceso total
de la historia mundial. Pero una vez que contribuye su porción a la historia
mundial, ya no tienen un papel en el proceso de historia mundial. La sumersión
en el proceso total previene el renacimiento cultural de las personas, porque
han agotado su creatividad en el crecimiento histórico del espíritu que los
guía (zeitgeist - wikipedia).
De esta cuestión surgen distintas opciones, la filosofía
nazi del gran hombre spengleriano, entañada por Adolf Hitler, la filosofía
materialista de la disolución del hombre en la sociedad encarnada por Lenin o
Stalin y los socialismos, la existencialista que nos conduce a la nada del ser
humano de Jean Paul Sartre, o la nihilista de Nietzsche y Freud. También hay
otras más positivas como la estancialista de Ortega y Gasset, o la
racio-vitalista de Bertrand Russel.
El viento del mundo, también es el título de una
magnífica novela de Pierre Pelot de ámbito prehistórico que nos habla del
nacimiento de la cultura humana en el Árica oriental hace 1,7 millones de años. El viento del mundo construye y destruye la historia de la Tierra y los seres humanos que la habitan.
De esta forma, “el viento del mundo” (el zeigeist de una época) sí sería el dueño de
la Tierra, si con esta metáfora queremos reconocer al clima de un momento que
influye, más allá de la historia y de sus historias, sobre los individuos que
comparten tiempo vital en el planeta. Hubo épocas de vientos catastróficos,
como las guerras mundiales, mientras hubo otras de vientos gélidos como la
guerra fría y otra de periodos cálidos como el Renacimiento o tal vez, la
globalización.
El mayor problema que puede tener un país al igual que
las personas que lo forman es no saber de donde sopla el viento del mundo en un
determinado momento de su historia, algo que le está ocurriendo a Artur Mas, el
Peter Pan catalán que se ha empeñado en orientar su feudo contra los vientos
que soplan sobre España en estos momentos.
Sin agotar el tema, ayer mismo fue elegido Presidente de
los Estados Unidos de América Barack Obama, por segundo mandato. Quizás mucha
gente no sepa que ha sido el primero en emitir su discurso de convocatoria a
elecciones también en español (ya lo hizo en la ocasión anterior), dado que la
pujante comunidad hispana de los Estados Unidos, con casi cincuenta millones de
habitantes, cada día está haciendo valer más su impronta cultural en el país
del Tío Sam, tanto es así, que en muchos estados las papeletas electorales para
votar a su Presidente, Congresistas, Senadores y Gobernadores, se encontraban
en dos idiomas, inglés y español. Los vientos del Oeste favorecen a la cultura
española en esta época, algo que redundará cuando salgamos de la crisis en unas
relaciones cada vez más estrechas entre España y Estados Unidos.
Sin embargo, hay gente en este país que no es favorable a
tal cosa, entre ellos los socialistas, más orientados desde hace dos siglos a
la servidumbre colonial francesa (una vez que el socialismo real se ha descompuesto en sus múltiples mafias), o los nacionalistas, como Artur Mas, que se
ha aventurado hasta Moscú para recabar apoyos del Kremlin a su proyecto, sin haber
vendido ni una butifarra, a pesar de todas las energías y recursos que invirtió
en el proyecto. A los nacional-socialistas todo lo que huela a España y libertad les
pone incómodos, por eso es normal que cuando el viento del mundo, que no es
otro que el de la libertad comienza a expresarse en español, ellos traten de
proteger de forma mezquina, sus intereses partidarios, no vaya a ser que sus seguidores
se den cuenta de su cuento.
Si sólo había que escuchar a Raymon, aquel cantautor
valenciano que se transformó en catalán por nacionalismo cuentacorrentista; hay
que hacerle caso “al vent del món”, que hoy, desgraciadamente para algunos,
se expresa en español, afortunadamente para todos los que disfrutamos de la lengua
que convertía gigantes en molinos y molinos en gigantes, en la época de
Cervantes.
Enrique Suárez
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