Comenzaré diciendo que servidor siente tanta nostalgia de Franco como simpatía por José Luis, y los que saben lo que aprecio a ese egregio representante público que habita La Moncloa me comprenderán. Los demás, que hagan los deberes.
En fin, a lo que quiero referirme en esta ocasión es a la esperpéntica escenografía del elenco político, judicial y cultural de este país, que magnífico espectáculo contemplar a un fiscal que juró los Principios del Movimiento Nacional, despotricar contra la Sala Segunda del Supremo por aplicar el Estado de Derecho a un juez que ha dado más tumbos por la política que los calzoncillos de Don José Blanco. Y esos artefactos, perdón, artistas, a punto de encerrarse solidariamente a comer marisco mientras critican al pobre Fariñas por hacerle una huelga de hambre a esos "magníficos demócratas" que son los hermanos Castro, entre los que seguro que se cuenta Victor Manuel, que le hacía canciones de homenaje al dictador cuando era más joven. ¿No me digan que no es goyesco el cuadro?
En este país, la derecha padece neurosis obsesiva y un poquito de paranoia, pero la izquierda está desquiciada e histérica, y la influencia de la política española sobre los ciudadanos está resultando extremadamente perjudicial para su salud mental. A este paso nos llevan a la psicosis, de tanto promulgar sus delirios.
Pero lo que quería comentarles es lo que echa de menos la izquierda a Franco, que ya no le sirve ni el PP para encontrar fachas, a los que acusar de todos los males que han ocurrido, ocurren y ocurrirán. La izquierda de este país es tremendamente dependiente de la historia, muy soberbia y muy inculta, y tras los descomunales errores que ha cometido, no puede asumir la responsabilidad de haber metido la pata y habernos conducido a la peor crisis económica y la mayor cifra de desempleados de la historia de España.
Los de la ceja, los defensores de la alegría sienten nostalgia de Franco, ¿por qué no existirá Franco para seguir echándole la culpa de lo que ocurre y justificar así seguir viviendo del chollo?. Están desquiciados, no funciona nada, ni las estrategias, ni la propaganda, ni la tensión, ya no saben que hacer, cualquier día se presentan en el Valle de los Caídos y descubren que la tumba de Franco se ha convertido en cenotafio y que en realidad el dictador sigue dirigiendo el país desde la sombra, por eso todo lo que hace José Luis fracasa. La culpa será entonces de Franco, vivo o muerto, da igual, siempre será culpable de lo que haya hecho (y lo que haya dejado de hacer), porque la izquierda no permitirá que se pase página al franquismo que es su gallina de los huevos de oro, aunque hayan pasado mil años.
La culpa de lo que ocurre no puede ser de José Luis que es mucho más infalible que el Papa cristiano, sobretodo desde que se encontró con Obama en el encuentro interplanetario de aquel desayuno, dónde fue saludado por el lider norteamericano, mientras nuestro Mr Bean particular babeaba como un foxterrier y repetía "jelou, jelou" con una enorme sonrisa. ¡País de tarugos y mendrugos!
Biante de Priena
En fin, a lo que quiero referirme en esta ocasión es a la esperpéntica escenografía del elenco político, judicial y cultural de este país, que magnífico espectáculo contemplar a un fiscal que juró los Principios del Movimiento Nacional, despotricar contra la Sala Segunda del Supremo por aplicar el Estado de Derecho a un juez que ha dado más tumbos por la política que los calzoncillos de Don José Blanco. Y esos artefactos, perdón, artistas, a punto de encerrarse solidariamente a comer marisco mientras critican al pobre Fariñas por hacerle una huelga de hambre a esos "magníficos demócratas" que son los hermanos Castro, entre los que seguro que se cuenta Victor Manuel, que le hacía canciones de homenaje al dictador cuando era más joven. ¿No me digan que no es goyesco el cuadro?
En este país, la derecha padece neurosis obsesiva y un poquito de paranoia, pero la izquierda está desquiciada e histérica, y la influencia de la política española sobre los ciudadanos está resultando extremadamente perjudicial para su salud mental. A este paso nos llevan a la psicosis, de tanto promulgar sus delirios.
Pero lo que quería comentarles es lo que echa de menos la izquierda a Franco, que ya no le sirve ni el PP para encontrar fachas, a los que acusar de todos los males que han ocurrido, ocurren y ocurrirán. La izquierda de este país es tremendamente dependiente de la historia, muy soberbia y muy inculta, y tras los descomunales errores que ha cometido, no puede asumir la responsabilidad de haber metido la pata y habernos conducido a la peor crisis económica y la mayor cifra de desempleados de la historia de España.
Los de la ceja, los defensores de la alegría sienten nostalgia de Franco, ¿por qué no existirá Franco para seguir echándole la culpa de lo que ocurre y justificar así seguir viviendo del chollo?. Están desquiciados, no funciona nada, ni las estrategias, ni la propaganda, ni la tensión, ya no saben que hacer, cualquier día se presentan en el Valle de los Caídos y descubren que la tumba de Franco se ha convertido en cenotafio y que en realidad el dictador sigue dirigiendo el país desde la sombra, por eso todo lo que hace José Luis fracasa. La culpa será entonces de Franco, vivo o muerto, da igual, siempre será culpable de lo que haya hecho (y lo que haya dejado de hacer), porque la izquierda no permitirá que se pase página al franquismo que es su gallina de los huevos de oro, aunque hayan pasado mil años.
La culpa de lo que ocurre no puede ser de José Luis que es mucho más infalible que el Papa cristiano, sobretodo desde que se encontró con Obama en el encuentro interplanetario de aquel desayuno, dónde fue saludado por el lider norteamericano, mientras nuestro Mr Bean particular babeaba como un foxterrier y repetía "jelou, jelou" con una enorme sonrisa. ¡País de tarugos y mendrugos!
Biante de Priena
2 comentarios:
No estoy de acuerdo conque el problema de la izquierda sea "no aceptar habernos llevado a una depresión económica, et c." Tiene problemas, sin duda, pero creo que aquí no está Ud. viendo imparcialmente las causas de la crisis económica, que se remonta desde mucho antes.
La crisis económica en realidad viene de 1980. Ya en la época de Felipe González había un paro del 28% de la población. Las causas del paro no son, por ejemplo, que los salarios sean altos: son bastante menores que la media europea. La productividad está en la media. El mercado laboral español, contra lo que se suele decir, no es excesivamente rígido, al menos desde la aprobación por González de la modalidad de contrato temporal en 1986. Si tuviera que culpar a alguien, quizá me decantaría porque en este país no existe un mercado de consumo interno lo suficientemente fuerte.
Lo importante es que este país siempre ha estado en crisis. Aznar puso un contrato hipotecario sobre el problema, y le echó algo de tierra -- tierra y cemento y ladrillos ... -- encima para que no se notara. Así conseguiría dar una imagen de competencia y sabiduría económica, mientras no le estallara la burbuja inmobiliaria en las manos. Zapatero interpretaría en esta comedia, más bien el papel de idiota útil.
Pero que estalle una burbuja no significa que entremos en crisis. Siempre hemos estado en crisis. Era la burbuja, que no dejaba verlo.
Miren: en 1981, ya se empezó a robar gobernando por primera vez
la izquierda. Viví, de primera mano cómo ésta, se falsificaban las nóminas de ingresos para obtener viviendas sociales que, en algunos casos eran chalets adosados y que al día de hoy los
han vendido por una auténtica "pasta" y, al día de hoy otros, como yo misma, seguimos viviendo de alquiler y
no llegamos a fin de mes. Miren, históricamente la izquierda ha sido y es siempre la misma, con lo cual.." la izquierda, ni para torcer" En cuanto a la derecha, bueno y sus políticos han encontrado la fórmula idónea para no estar de acuerdo con la izquierda pero, hacer y deshacer lo mismo que hace ésta sin riesgos. Lo lamentable y triste ha sido que el pueblo español mientras ha tenido el estómago lleno, no ha habido problema y ahora es cuando empieza, un poco a
despertar de este largo letargo.
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