En épocas de cambios rápidos y abruptos como la que vivimos, cuando el cada día de nuestra sociedad se caracteriza por un acelerado cambio de valores, no es extraño que se produzcan problemas de adaptación en las personas, pero también en las instituciones, las normas y las leyes que regulan nuestra convivencia.
En esta ocasión hablaremos de la discriminación o de las discriminaciones, porque hay muchas y de diferentes tipos; el diccionario de la RAE define así las cosas:
En esta ocasión hablaremos de la discriminación o de las discriminaciones, porque hay muchas y de diferentes tipos; el diccionario de la RAE define así las cosas:
Discriminación: (del lat. discriminatĭo, -ōnis).1. f. Acción y efecto de discriminar. ~ positiva. 1. f. Protección de carácter extraordinario que se da a un grupo históricamente discriminado, especialmente por razón de sexo, raza, lengua o religión, para lograr su plena integración social.
Discriminar. (Del lat. discrimināre). 1. tr. Seleccionar excluyendo. 2. tr. Dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc.
Observada la etimología, podemos pasar a la siguiente cuestión. Lo que ocurre cuando algo que en un momento histórico determinado estaba en situación de discriminación, pero tras las medidas compensatorias correspondientes (discriminación positiva), resulta que alcanza posición privilegiada y comienza a discriminar, a lo que antes le discriminaba.
Parece un trabalenguas, pero seguro que los que lo sufren lo entienden muy bien, y los que lo hacen, lo niegan o lo entienden muy mal. Veamos algunos ejemplos y situaciones:
Lengua genérica española (castellano) en Cataluña, País Vasco, Galicia; en los años setenta del pasado siglo el catalán estaba marginado, con la llegada de la democracia cada vez va ganando más territorio o cuota, y actualmente se observa cómo en Cataluña, el uso de lengua catalana discrimina al castellano.
Discriminación de género, en los años setenta las mujeres sufrían una legislación discriminante, después de haberse instalado numerosas compañeras feministas y unas cuantas partidas de millones (cerca de cincuenta millones de euros este año para la causa) y varios decretos electoralistas, actualmente hemos llegado a la situación contraria, la legislación discrimina claramente a los hombres, mientras que la legislación laboral sigue permitiendo que las mujeres sigan cobrando sueldos un tercio inferiores por igualdad de tarea.
Representación política, la paridad en las listas de los partidos de izquierda, discrimina de nuevo a los hombres, y conculca el principio democrático de la igualdad de oportunidades, pues si se es mujer con menos cualidades que un hombre podrá figurar en las listas electorales por mor de las cuotas.
Nación española, única en los años setenta, ahora deja de ser considerada como tal, por el impulso de los nacionalistas que dividen España en otras naciones, por exclusivos intereses partidistas y políticos.
Convivencia de pareja, al reducirse los matrimonios religiosos, e incrementarse las uniones civiles y otras variedades, las personas que tienen sus creencias religiosas son vistos como bichos raros, exactamente lo contrario de lo que ocurría hace cuarenta años, dentro de poco serán discriminados, al tiempo.
Deslegitimación de la autoridad, que es una labor organizada políticamente y legislativamente, por mor de intereses políticos, ha conducido a una situación insostenible en las aulas españolas, confundiéndose autoridad y autoritarismo de forma interesada, y bloqueando las decisiones de los profesores.
Familias españolas, se ha pasado del hogar patriarcal al hogar democrático, en el que los hijos disfrutan de todos los derechos y los padres de todos los deberes, y si los padres tratan de explicar que la justicia no es eso, terminan siendo considerados fascistas.
Legislación española, y por ende, la justicia, si alguien comete un atentado terrorista como de Juana Chaos y asesina a 25 personas, se le condena a 3000 años de cárcel, de los que cumple 19 y se puede ir a la calle tan contento. Por la misma razón alguien que asesine a una sola persona puede pasarse en la cárcel hasta 30 años.
Leyes prohibicionistas establecidas por el ministerio de sanidad, discriminan y establecen la discriminación con rango de ley porque a alguien se le ocurre aplicar sus obsesiones particulares a la vida social y las costumbres de los españoles.
Se podrían enumerar muchas más, pero creo que con estos ejemplos es suficiente. La discriminación por la costumbre procede de errores históricos derivados de una administración del poder con criterios dogmáticos, machistas, autoritarios, segregacionistas e inadmisibles y todo lo que se nos pueda ocurrir.
Ahora bien, las discriminaciones que se producen en la actualidad en muchas ocasiones responden al fenómeno de inversión de la discriminación, que consiste precisamente, en discriminar a lo que antes discriminaba, o en otras palabras, en sustituir una discriminación por otra, cambiar de sentido la discriminación, para nada resolverla.
Cuando esto se hace desde la democracia, tiene doble delito, porque no ocurre, sino que se hace ocurrir, con intención y voluntad, se hace una discriminación a propósito, a sabiendas que la situación final conduce a la discriminación.
Esto es, sencillamente fascismo, y no los envuelven de lucha por la igualdad, y encima, algunos ciudadanos se lo creen. Es lamentable la maldad de los adoctrinadores, pero también la ingenuidad de los fieles.
La inversión de la discriminación en todos sus aspectos, es la principal causa del incremento de violencia en este país, con reverberaciones mediáticas e institucionales organizadas desde las administraciones públicas, guiadas por intereses políticos electoralistas.
Además de que todas estas leyes vulneren varios apartados de la Constitución, son el mayor signo de retroceso social que se ha vivido en España desde la llegada de la democracia, pero encima, parece que algunos que presumen de progresismo nos están salvando del abismo. Hay que tener caradura.
Discriminar. (Del lat. discrimināre). 1. tr. Seleccionar excluyendo. 2. tr. Dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc.
Observada la etimología, podemos pasar a la siguiente cuestión. Lo que ocurre cuando algo que en un momento histórico determinado estaba en situación de discriminación, pero tras las medidas compensatorias correspondientes (discriminación positiva), resulta que alcanza posición privilegiada y comienza a discriminar, a lo que antes le discriminaba.
Parece un trabalenguas, pero seguro que los que lo sufren lo entienden muy bien, y los que lo hacen, lo niegan o lo entienden muy mal. Veamos algunos ejemplos y situaciones:
Lengua genérica española (castellano) en Cataluña, País Vasco, Galicia; en los años setenta del pasado siglo el catalán estaba marginado, con la llegada de la democracia cada vez va ganando más territorio o cuota, y actualmente se observa cómo en Cataluña, el uso de lengua catalana discrimina al castellano.
Discriminación de género, en los años setenta las mujeres sufrían una legislación discriminante, después de haberse instalado numerosas compañeras feministas y unas cuantas partidas de millones (cerca de cincuenta millones de euros este año para la causa) y varios decretos electoralistas, actualmente hemos llegado a la situación contraria, la legislación discrimina claramente a los hombres, mientras que la legislación laboral sigue permitiendo que las mujeres sigan cobrando sueldos un tercio inferiores por igualdad de tarea.
Representación política, la paridad en las listas de los partidos de izquierda, discrimina de nuevo a los hombres, y conculca el principio democrático de la igualdad de oportunidades, pues si se es mujer con menos cualidades que un hombre podrá figurar en las listas electorales por mor de las cuotas.
Nación española, única en los años setenta, ahora deja de ser considerada como tal, por el impulso de los nacionalistas que dividen España en otras naciones, por exclusivos intereses partidistas y políticos.
Convivencia de pareja, al reducirse los matrimonios religiosos, e incrementarse las uniones civiles y otras variedades, las personas que tienen sus creencias religiosas son vistos como bichos raros, exactamente lo contrario de lo que ocurría hace cuarenta años, dentro de poco serán discriminados, al tiempo.
Deslegitimación de la autoridad, que es una labor organizada políticamente y legislativamente, por mor de intereses políticos, ha conducido a una situación insostenible en las aulas españolas, confundiéndose autoridad y autoritarismo de forma interesada, y bloqueando las decisiones de los profesores.
Familias españolas, se ha pasado del hogar patriarcal al hogar democrático, en el que los hijos disfrutan de todos los derechos y los padres de todos los deberes, y si los padres tratan de explicar que la justicia no es eso, terminan siendo considerados fascistas.
Legislación española, y por ende, la justicia, si alguien comete un atentado terrorista como de Juana Chaos y asesina a 25 personas, se le condena a 3000 años de cárcel, de los que cumple 19 y se puede ir a la calle tan contento. Por la misma razón alguien que asesine a una sola persona puede pasarse en la cárcel hasta 30 años.
Leyes prohibicionistas establecidas por el ministerio de sanidad, discriminan y establecen la discriminación con rango de ley porque a alguien se le ocurre aplicar sus obsesiones particulares a la vida social y las costumbres de los españoles.
Se podrían enumerar muchas más, pero creo que con estos ejemplos es suficiente. La discriminación por la costumbre procede de errores históricos derivados de una administración del poder con criterios dogmáticos, machistas, autoritarios, segregacionistas e inadmisibles y todo lo que se nos pueda ocurrir.
Ahora bien, las discriminaciones que se producen en la actualidad en muchas ocasiones responden al fenómeno de inversión de la discriminación, que consiste precisamente, en discriminar a lo que antes discriminaba, o en otras palabras, en sustituir una discriminación por otra, cambiar de sentido la discriminación, para nada resolverla.
Cuando esto se hace desde la democracia, tiene doble delito, porque no ocurre, sino que se hace ocurrir, con intención y voluntad, se hace una discriminación a propósito, a sabiendas que la situación final conduce a la discriminación.
Esto es, sencillamente fascismo, y no los envuelven de lucha por la igualdad, y encima, algunos ciudadanos se lo creen. Es lamentable la maldad de los adoctrinadores, pero también la ingenuidad de los fieles.
La inversión de la discriminación en todos sus aspectos, es la principal causa del incremento de violencia en este país, con reverberaciones mediáticas e institucionales organizadas desde las administraciones públicas, guiadas por intereses políticos electoralistas.
Además de que todas estas leyes vulneren varios apartados de la Constitución, son el mayor signo de retroceso social que se ha vivido en España desde la llegada de la democracia, pero encima, parece que algunos que presumen de progresismo nos están salvando del abismo. Hay que tener caradura.
Liliana de la Sota