ESTADOS UNIDOS
Ayer, se celebro el debate del Estado de la Nación en USA; Bush, hablaba sin papeles, sencillamente, se dirigía a su pueblo representado por congresistas, senadores, magistrados, y ciudadanos de a pie. Es curioso, solo llevaba unas notas y habló de forma continua durante más de media hora. Aquí algunos dicen que es idiota, analfabeto y torpe.
Nancy Pelosi, presidenta del Congreso, demócrata, aplaudía y se levantaba aplaudiendo, cuando el presidente decía algo con lo que estaba de acuerdo. Sus correligionarios la seguían o no. Sonreía complaciente, estaba feliz. Bush, también. Los congresistas, republicanos y demócratas también expresaban su satisfacción. El contenido de lo que se decía, quizá sea menos importante que las formas, que la plenitud política en que se desarrollaba la reunión.
Hace muchos años, leyendo “La Democracia en América”, de Alexis de Tocqueville, comprendí que el pueblo americano, en cuestiones políticas, no tiene nada que ver con el europeo, pero sus políticos tampoco. A lo largo de muchos años he ido comprendiendo cada vez mejor el valor clásico que los ciudadanos norteamericanos conceden a su democracia. Nada que ver con lo que aquí ocurre, nada de nada.
Tocqueville (1805-1859), lo expresa con maestría y de una forma singular, cuando nos recuerda que los americanos no esperan a que el Estado resuelva sus problemas, porque el país es suyo, no del Estado, no del Presidente, no de los políticos, y ellos, tienen que velar por su custodia, por su seguridad, por que funcionen bien las cosas, por la libertad, por la justicia, y la democracia.
En Estados Unidos, los ciudadanos son vigilantes permanentes de las acciones políticas, no tanto de las propuestas políticas, al contrario de lo que aquí ocurre. Cuando no están de acuerdo con algo, forman una asociación y recurren a los tribunales hasta que su problema crece y termina llegando al Congreso o al Presidente. Y entonces, reciben respuesta argumentada, siempre.
Cuando alguien pide algo se le dice que no o que sí, o que espere cinco días o dos años, pero siempre recibe respuesta de la administración; sea para una queja, sea para una solicitud de trabajo, o para su propuesta de invadir Irán, sea para lo que sea, la administración funciona.
La sociedad norteamericana está organizada sobre la libertad, la quinta enmienda, una constitución de muy pocos artículos, una judicatura con máximo poder en la que pesa el criterio del juez incluso tanto o más que las leyes. Hay que recordar que son comunidades que eligen a sus jefes de seguridad, los famosos sherif del condado. Eligen libremente todo, dentro de lo que hay.
Aunque no se engañen ustedes, nada es perfecto. Se habla de que no hay seguridad social o sanidad universal, y es cierto. Por la sencilla razón de que a la gente no se le obliga a participar en la constitución de un sistema sanitario único, y en sus sueldos, al contrario que en Europa, no se les descuenta una parte para servicios sociales. El Estado no se ocupa de ellos, ellos deben ocuparse del Estado, libremente.
También hay unas diferencias sociales mayores que las de Europa, unas regulaciones laborales muy simples, pero esto no quiere decir que no haya nada, los cheques sanitarios o los cheques de alimentos, y otras alternativas, cubren buena parte de las necesidades de los americanos más desafortunados.
Las grandes corporaciones y multinacionales ejercen su poder económico sobre la política en los aledaños de la presidencia, por medio de “lobbys” muy organizados. Aunque también hay otros que se ocupan de la justicia, las diferencias raciales, la paz, o la guerra.
Hay críticos reconocidos en la sociedad norteamericana, que han liderado o lideran los movimientos contra las políticas intervencionistas internacionales, o por la búsqueda de alternativas más justas, quizás el más activo sea Noam Chomsky, pero hay muchísimos más Jay Gould, Gore Vidal, entre los intelectuales, Sarandon, Pen, Robbins, entre los actores de cine; Oliver Stone, entre los directores cinematográficos.
Periódicos como el Washington Post, e incluso cadenas de televisión, iglesias evangelistas, veteranos del Vietnam, movimientos ecologistas. Hay un sistema crítico libre en la sociedad, pero convergente en su oposición al sistema político, o a las ideas defendidas por el presidente. Es una sociedad bien organizada.
ESPAÑA
Decía Fernando Díaz Plaja, en su libro “El español y los siete pecados capitales”, que en esta tierra la envidia alcanzaba condición de clima, y no le falta razón, pero además en España se envidia de una forma zafia, chusca, irreverente, ladina, y “cutre”.
A esta conclusión llegué, hace unos cuantos años, tras una conversación con un colaborador de Gregorio Marañón, el Doctor Hernández, que pasaba de los noventa años, y que mantenía un humor estupendo, cuando me relató el siguiente chiste:
Dos trabajadores jóvenes, esperaban en la puerta de una fábrica norteamericana para entrar a su trabajo, cuando ven salir al director en un gran coche, con su chofer. Entonces, uno le dice al otro: “ves a Mr. Smith, dentro de 20 años yo seré como él”
La escena se traslada a España, cambian fábrica, coche, director y trabajadores a la escala de la mediocridad, y por supuesto, la frase: “ves al Sr. Rodríguez, dentro de 20 años estará como nosotros”.
"El tema de la envidia es muy español. Los españoles siempre están pensando en la envidia. Para decir que algo es bueno dicen: "Es envidiable", comentaba Jorge Luis Borges, al que posiblemente la envidia le impidió ser Premio Nóbel.
Los españoles nos hacemos contra los otros, aquí la igualdad se busca poniendo zancadillas y derribando al que se ha elevado. Con lo que nunca salimos del pozo, extraordinariamente tapizado de derribados y derribadores.
En ningún lado se lucha como en España, lo reconocieron Cesar, Napoleón, y Hitler. Winston Churchill, decía de los españoles que éramos vengativos y que el odio nos envenenaba. Eso es la furia española, crecerse ante el castigo, defenderse del acoso y el ataque de los otros con rabia animal.
Albert Camús, reconocía que “fue en España donde mi generación aprendió que uno puede tener razón y ser derrotado, golpeado, que la fuerza puede destruir el alma, y que a veces el coraje no obtiene recompensa”, esto habla de la diferencia de España en relación al resto de países europeos. Hay un hecho diferencial.
Amando de Miguel, considera que nuestro país no es que sea diferente, es que resulta inverosímil. Y no le falta razón, pero yo estoy más con Gregorio Marañón, cuando decía aquello de: “amo tanto a España, porque la conozco”, yo no me atrevo aún a amarla, pero la voy conociendo, posiblemente la termine amando.
Para concluir, quiero agradecer la existencia de este precioso instrumento que es el Wikiquote, para buscar citas sobre temas y autores. Por cierto, he mirado todas las frases que se le atribuyen a Rodríguez Zapatero, y no salvaría ni una sola, es lamentable que un presidente del gobierno sea tan inane.
Quizás de todas ellas, destacaría dos por su incongruencia, la primera se refiere a la monarquía: “"Estoy muy a gusto y muy tranquilo porque tenemos un Rey bastante republicano", y otra realizada en unas declaraciones a la revista Time: “La igualdad entre sexos es más efectiva contra el terrorismo que la fuerza militar", que delatan su ignorancia, prepotencia, y arribismo.
Bush, sin leer una palabra, discurso de más de media hora, ante su gente y el mundo, es como para sentirse orgulloso y tener envidia; pero igual ocurre con Fidel Castro, que es un pelma, pero conecta con su pueblo como pocos, largando durante horas, aunque eso ya es historia.
Aquí, José Luis, cabeza baja, leyendo el discurso desde la primera hasta la última página, y permitiéndose además impartir cátedra sobre lo que balbucea o grita, y Rajoy, a la par, riñendo cabreado, imperativo, vehemente.
Es absolutamente lamentable como nos comen la cabeza a los españoles estos políticos de tercera, esa es otra de nuestras características, tenemos tanta necesidad de creer que nos van a salvar, que cualquier charlatán puede engañarnos, y de hecho, lo hacen. El franquismo nos acabó de meter la cárcel en la cabeza, y así nos va. Necesitamos creer en nosotros mismos, antes que en alguien.
Y para concluir, rescato un par de frases del Wikiquote, que no lo conocía y me ha encantado. Decía Mariano José de Larra, “el pobrecito hablador”: “en este triste país, si a un zapatero se le antoja hacer una botella y le sale mal, después ya no le dejan hacer zapatos”. Sí, ese es otro de nuestros problemas, querido Larra, no se perdonan los errores, aunque se sonría ante ellos, pero esto no lo sabe nuestro presidente.
Además, en lo de hacer una botella, creo que Aznar debe entender más, tanto como Clinton, por lo menos. Y me despido con un proverbio castellano, que he escuchado precisamente en tierras del Reino de León: zapatero solíais ser, volveros a vuestro menester.
Erasmo de Salinas
5 comentarios:
La envidia en España es un arma silenciosa que asesina esperanzas a zapatazos
Jorge Pus paragía thonto.
Phero aora ya no me parage tanthonto.
Yosi Pelonshy me parage mäs lista.
Haludos,
John Doe.
¿Cómo se nota que va llegando el fin de semana y que la gente consume drogas, eh?
si, eso, tiene razón el anónimo, el periódioco de Cataluña, el plural.com, canal plus, Gara...
Drogas duras, durísimas.
EE.UU. es la primera democracia del mundo, nos dio el ejemplo a todos, y, pese a sus imperfecciones, sigue estando muy por encima de nuestros modelos sureuropeos. El apego ciudadano y real de la gente a la democracia, sólo comparable al de los ingleses, me causa un asana y grandísima envidia.
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