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viernes, 26 de enero de 2007

El papillón de Perejil

En esta España del dislate permanente, se observan cada día con más frecuencia extrañas conductas de los actores. Si hay un presidente que sigue dialogando con una organización terrorista tras el accidental atentado de la T4; un terrorista, Iñaki de Juana Chaos, que ha asesinado a 25 personas reclama justicia, en una especie de retórica vitalista de última hora, y además, no es cuestión baladí, porque tiene buenas razones para hacerlo.

El asesino del supermercado, hace bien en plantear su pulso a la administración de Rodríguez Zapatero y en realidad, tiene buenos motivos para hacerlo porque la razón por la que se le retiene en la cárcel es harto precaria: haber escrito dos artículos con amenazas genéricas en Gara poco antes de ser excarcelado. Por lo que puede recibir una condena máxima de doce años, pero seguro que no pasará de dos años, según los expertos, con lo que en unos meses podría salir de la cárcel, si todavía no los ha cumplido.

Al ciudadano terrorista, le asisten los mismo derechos que a cualquier otro ciudadano de este país, y no puede ser tratado de forma diferente porque esta decisión, en buena lid, será declarada inconstitucional en el enésimo recurso, sino se revoca antes.

Iñaki Anasagasti, ha escrito en su blog, que si de Juana Chaos muere, se habría aplicado la pena de muerte en España por primera vez tras la muerte de Franco. El diputado del PNV, confunde los términos, la muerte por decisión propia debe ser considerada como suicidio. Ni siquiera como eutanasia, porque precisamente los equipos médicos de lo que se ocupan es de intentar salvarle la vida, no de quitársela.

La cuestión última de toda esta parafernalia es bien sencilla, poner en duda la legislación española y las decisiones de los jueces, una vez más, forma parte de la estrategia de ETA para desestabilizar las instituciones democráticas. Al igual que ha ocurrido recientemente con el debate sobre terrorismo o las manifestaciones divergentes.

Y es que, manda narices, el terrorista que celebró con cava las lágrimas de los hijos del matrimonio Becerril tras su asesinato, tiene razón en solicitar sin maldito arrepentimiento, su excarcelación. Ha cumplido sus penas con la justicia (3000 años reducidos a 19), y el motivo por el que se le retiene de forma preventiva es ridículo, comparado con la estela de sangre de su trayectoria.

Reclama derecho a la libertad quien extinguió de forma voluntaria la vida de al menos 25 personas. Reclama con su huelga de hambre y su amenaza de muerte propia, que le dejen vivir en paz. Los otros son siempre los culpables, esa es la forma de vivir de los terroristas, y posiblemente de morir, al tiempo.

Creo que cuando fallan las instituciones, como es el caso, el pueblo debe plantearse alternativas. ¿Qué problema hay en dejarlo libre?.

Ninguno, en la Isla de Perejil, territorio español, acordonada por el ejército, vigilada por satélite y procurándole alimentos, una tienda de campaña, y bebida suficiente, por supuesto, hasta que se establezca la sentencia. Esa es la libertad que merecen los asesinos como De Juana Chaos, una vida miserable entre las cabras, algo a lo que no tuvieron derecho los asesinados por su odio. La sociedad española tiene todo el derecho, a protegerse de los criminales indecentes como este individuo.

Que De Juana Chaos se quite la vida me resulta indiferente, hace tiempo que no forma parte de los vivos, como sus numerosas víctimas. Pero que encima se intente cargar el Estado de Derecho y los jueces no sean capaces de resolver de forma abreviada, los problemas que genera un asesino múltiple con sus protestas, es algo que no llevo con paciencia.

Es la era Zapatero, como en el circo, todo es posible; igual le conceden un indulto por razones humanitarias. Como va a soportar el presidente del Gobierno ser responsable de una muerte, con lo bueno que es.

Liliana de la Sota

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que se pudra en la carcel

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