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jueves, 10 de julio de 2008

La ciudadanía es un grado

Comentario a "La fortaleza vacía" de Biante de Priena

La corrupción de la aristocracia lleva a la oligarquía, y la de la democracia a la demagogia. Y eso es lo que está pasando en España: corrupción en la élite, y degeneración en las masas, como un proceso circular y autorreforzado que lleva al hundimiento de la respública. ¿Por qué se produce este proceso de clausura arriba y aborregamiento abajo que ocasionan la desconexión entre ambos niveles y la putrefacción del sistema?

En los años sesenta del siglo pasado, los efectos del desarrollo europeo, la emigración, el turismo, y las inversiones internacionales produjeron trece años de desarrollo económico, personalización del poder, estabilidad y aborregamiento en el contexto de la dictadura de Franco. En aquellos años, España cambió de raíz su estructura económica y social y sus patrones culturales. Hasta que la crisis internacional de mediados de los setenta, junto a la senilidad y muerte de Franco propiciaron un cambio de régimen tras un período de unos cinco años de desorden y descomposición de la sociedad y el poder.

¿Periodificamos? ¿Trece años de expansión y cinco de descomposición?

En aquella época, los chicos del PCE eran como un plúmbeo enjambre de avispas, incluso para los que éramos antifranquistas pero no muy activistas: queríamos formarnos, estudiar, trabajar, y no aceptábamos subordinar totalmente nuestras prioridades personales a las exigencias de la huelga general política, ni los intereses generales del país al objetivo de paralizar todo para conseguir un cambio de régimen. Así que imagínense cual era el comportamiento predominante en la mayoría de los españoles: iban a lo suyo y no querían meterse en líos. Recuerden, hasta Franco aconsejaba a no sé quién no meterse en política, como hacía él mismo. Entre tanto, Carrillo estaba en Francia, Camacho iba de huelga en cárcel, el clan de la tortilla hacía excursiones campestres, Pujol cantaba en Montserrat y fundaba bancos, y Arzalluz andaba por ahí.

Pero el clima general, en aquellos años, era idealista: se creía en el fin de la utopía, que se encarnaría en la Tierra, unos cuantos se iban de comuna, marijuana, música y amor libre, y salvo incidentes lejanos, como Irak, digo, Vietnam, el mundo iba per lui meme.

Hoy las cosas son algo distintas: parece que estamos terminando el quiquenio dorado que empezó en el 2002, la inmigración mantiene el tirón de la economía, nos vamos a hacer turismo a todos los rincones del mundo, y hasta invertimos en Latinoamérica; Franco no está senil, sino en eterna adolescencia, el plúmbeo enjambre de avispas son los nacionalistas, el Movimiento Nacional todavía está en proceso de configuración, y cuando se produzca el cambio de régimen la opción no será comunismo o democracia, sino implosión o democracia.

Pero los ciclos parecen acortarse: del 60 al 73, frente a del 2002 al 2008, y quizá del 73 al 78 frente a del 2008 al 2011.

Pero siempre, la ciudadanía es un grado: una minoría que genera un movimiento, que genera reuniones (Tívolis, Plataformaspros, ¿Gravinias?), que genera redes, que genera partido. Pero siempre una minoría que se transforma en el grano de mostaza (o en el culo) minúsculo que fermenta la masa inerme, que al fin despierta y apoya un cambio de régimen. Pero los ciudadanos somos ese forúnculo minúsculo que se debe hacer sentir para extender su sensibilidad a los durmientes y generar una élite que encabece el proceso de fermentación. Todavía no lo hemos conseguido, pero en eso estamos. ¿Faltan tres años?

En fin, hoy me he dejado llevar por el relajo de analogías que sugieren, e implican riesgos perceptivos y posibles equivocaciones. Empecé intentando hacer un breve comentario a “La fortaleza vacía”, de Biante, y me salió casi un artículo, aunque dejo para otro día el tema de las exigencias cualitativas, de tipo moral e intelectual, que se derivan del grado de ciudadanía. Ciudadanía es ascenso, no descenso; democracia, no oligarquía; honestidad, no manipulación; creación de nuevos consensos, no cerrazón cerril; enriquecimiento humano, no envilecimiento.

En fin, este casi artículo es una despedida, pues me voy a desconectar hacia el Báltico, aunque este año no es tan atosigante el calor. Hasta la vuelta, que tengan un buen verano.


Luis Bouza-Brey

8 comentarios:

Enrique Suárez dijo...

"Pero siempre, la ciudadanía es un grado: una minoría que genera un movimiento, que genera reuniones (Tívolis, Plataformaspros, ¿Gravinias?), que genera redes, que genera partido. Pero siempre una minoría que se transforma en el grano de mostaza (o en el culo) minúsculo que fermenta la masa inerme, que al fin despierta y apoya un cambio de régimen".

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Excelente análisis, literalmente estamos hablando de la levadura de la sociedad, la que permitirá el milagro de convertir la harina en pan en las circunstancias del horno de la actualidad, los elementos dispersos se reunen para formar el alimento del pueblo, porque el "maná" se ha acabado.

Saludos

Erasmo

Atreides dijo...

La democracia corrupta también se convierte en oligarquía, es la que tenemos en Bruselas, por ejemplo.

sisa dijo...

Me da pena decir esto... pero ojalá la crisis dure mucho y cuando el pueblo no pueda comer... se pase por la guadaña a tanto gobierno central, autonomicos, ayuntamientos, Bruselas todos corruptos y explotadores de unos ciudadanos aborregados, que salvo que no pueden comer no se defenderán.

Felicidades Bouza tú análisis de la situación es tan real que da miedo.

Anónimo dijo...

No creo que te de pena, pura demagogia.
Supongo que tu no eres parte del "pueblo", vamos que no eres de los que pasarán hambre.
Si te puedes dar el lujazo de que tus hijos estudien en el extranjero, es que vas sobrado de dinero.
Hará falta saber en qué te ganas el dinero, y si no eres parte del engranaje que vive de explotar a los demás. Porque la abundancia no viene así como así, o has heredado o has dado un braguetazo, o eres muy espabilado. Por supuesto que puede haber gente que lo gane con el sudor de su frente. Pero son los menos.

Pura demagodia Sisa, pura charlataneria...

sisa dijo...

No! te has parado a pensar, que mis hijos puedan ser unos chicos muy listos y esten estudiando con beca de estudios y trabajar como personas responsables...No como vosotros que le llorais al papa estado: para que os regalen piso y os den un trabajo de funcionarios ¿o no es para eso que os adoctrinan? para que sólo lloreis y pidais limosna. Vosotros no me dais pena DESGRACIOADOS vuestros hijos SÍ ya que le habeís jodido su futuro.

Demagogia es: pensar que todos somos como vosotros nazinalistas descerebrados. Porque no le pregustas a Montilla, Carod, Mallol y toda la caterva del tripartito de donde sacan el dinero... para vivir en esas mansiones y llevar a sus hijos a colegios como el aleman, frances, ingles.
Ellos no los llevan a colegios catalanistas y ¿sabes porque?
para que a sus hijos no los adoctrinen y así puedan cuando crezcan seguir explotandonos a todos. Bueno a mi NO que me largo de está dictadura YA!

Anónimo dijo...

He aquí un ejemplo claro de porqué en este país la sociedad civil nunca llegará a estar organizada para enfrentarse a los abusos del poder. El profesor Bouza-Brey escribe un excelente artículo sobre la necesidad de que la sociedad, motivada y fermentada por ciertas élites intelectuales, genere los movimientos imprescindibles para enfrentarse a las oligarquías que están a un tiempo corrompiendo el sistema y degenerando a las masas, y todos los comentarios que se obtienen son un signo de claro enfrentamiento entre quienes deberían unir fuerzas para posicionarse y luchar contra esa situación.

Y justo eso es lo que las élites titulares y culpables de la corrupción pretenden. Y caemos en la trampa. Mientras sigamos enzarzados en estas disputas de vecindario, ellos seguirán campando a sus anchas por estos prados donde al final sólo se oirán los sonidos de las esquilas y los balidos de sus portadores.

Tal vez sería más útil y positivo identificar de una vez por todas a quienes sabemos culpables de la indeseable situación en la que estamos inmersos, convertirnos de una vez en ciudadanos y exigir la reintegración de y el respeto a nuestros derechos como tales.

Y ello no será posible sin una sociedad civil bien organizada y dirigida por líderes naturales, sin dependencia de las organizaciones políticas, pero con capacidad de movilización e influencia suficiente para que su voz deba ser tenida en cuenta.

Anónimo dijo...

Opino que ha pasado el tiempo de montar tenderetes y menos aún desde páginas de Internete.

Este período ha dado de sí lo que ha podido, ya no hay más. En adelante será la propia sociedad la que tenga que hacer lo que sea, pero seguir confiando en los "linces" que estamos encantados de habernos conocido, es inútil, cada mochuelo volará a su olivo.

Y pongo un sólo ejemplo aunque ni es personal ni denigratorio en absoluto, simple observación ejemplar. Luis Bouza ha demostrado tener el olfato políico de un gato de yeso, baste recordar que en "su opinión" no es "deseable" una revoluaión. Sabido es que las revoluciones se hacen porque algunos las "desean". Con eso ya está todo dicho.

Sigue quedando la denuncia, la crítica y la llamada a la resistencia ciudadana frente a sus esclavistas modernos. Que no pare.

Anónimo dijo...

felices vacances, estimado b-b. espero que vuelva para deleitarnos con otros "quasi articulos", aunque ponga mas enfasis en "culo" que en "art"; con o sin grano.

cuando vuelva espero reirme de nuevas novedades desde la vida recta del ciudadano, porque de la revolucion -digo revolution, elle meme- a esta parte voy algo desfasado.


su devoto ciudadano (que no ciuDADAno),
berenger

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