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domingo, 1 de junio de 2008

El hombre-cosa


No vamos a hablar hoy del héroe geológico de Marvel Comics Group, uno de “los cuatro fantásticos”, sino del materialismo capitalista, de cómo los intereses mercantiles van desposeyendo a los seres humanos de sus características propias (convirtiéndose en "apropiadas" en su enajenación).

Para su buen funcionamiento, el materialismo del capitalismo debe “cosificar” a los seres humanos, convertirlos en objetos, como decía Martin Heidegger aquel señor que fue denostado por hacer una reverencia al poder de su tiempo, y no considerado por elevar la condición del ser humano ante el mundo que le rodeaba.

Todo el lío que vivimos tiene un referente incuestionable, el francés René Descartes que fue el primer friki de la historia, con aquello del “cógito, ergo sum” (pienso, luego existo) terminó separando el mundo objetivo del subjetivo, lo social de lo persona, la mente del cuerpo, configurando un “antiholismo” que llevamos varios siglos tratando de resolver, con Nietzsche, con Marx, con Freud, y también con Heidegger.

Descartes quería estudiar el mundo objetivo sin el ser humano, al que acabó “cosificando” para hacerlo objetivo, no como Voltaire o Pascal que admitían que la existencia del hombre era algo irreductible, con entidad suficiente para disfrutar de una categoría propia.

El padre del método científico juntó churras con merinas, aprovechando la cartografía del pensamiento de la patrística de Agustín de Hipona y nos dejó las cosas claras, “pienso, luego existo”, pero se le olvidó decirnos que “el mundo también es pensado, por un ser pensante”, no sólo percibido por un ser que sólo piensa, sino que también siente.

El filósofo francés lo resolvió de forma muy occidental, como los padres del conductismo, “sólo existe lo que se puede constatar”, y a eso lo denominamos “objetivo”, con sus dos connotaciones: meta y objeto. Lo demás no cuenta, y así nos quedamos: hechos una “cosa”.

Y el hombre, como “cosa” deja de ser humano para convertirse en un referente institucional: para el mercado es un productor y consumidor, para el Estado un contribuyente; para el comercio, un cliente; para los medios de comunicación, un espectador, para todas las formas institucionales del poder, un ser pasivo que es objeto y no sujeto. Porque es el poder el que utiliza al hombre y no el hombre el que utiliza el poder, y a eso lo denominan política los que dominan, y usurpación y detentación, los dominados.

Y da igual que protesten los rebeldes desde la resistencia (Nietzsche, Freud, Marx, Heidegger, y otros), porque al mundo “organizado” le interesa sólo el hombre “cosificado”. Un hombre que no se piense a sí mismo, y que actúe mecánicamente controlado por la propaganda, los intereses de mercado y las "razones" del Estado. El Poder reduce el ser humano a una cosa más.

El Estado considera que cada ser humano es un elemento social, nada más. El mercado considera que es un productor-consumidor. Entre ambos controlan los medios de producción y consumo. Los medios de comunicación establecen que ese es el único modelo posible, además de “moderno”, “adaptado”, “óptimo”. A todos les interesa la cosificación del ser humano.

El hombre ya no es un ser que se piensa o se hace a sí mismo, es más bien un esclavo de su propia obra, porque toda obra humana es manipulada por el poder para obtener beneficios, políticos, económicos, sociales, y quienes manejan el poder, no salen perjudicados precisamente, más bien son afortunados seres que siguen explotando al hombre y expoliando el mundo.

La libertad es posible exclusivamente en el marco de juego que establecen los poderosos, no hay más allá, es el precio que pagamos los occidentales, al crear una civilización que no solo nos civiliza, sino que nos somete. La cosificación es imprescindible para el buen funcionamiento del sistema, es el estar lo que se prima, y no el ser, porque todo el que es, y no sólo está, es un disidente al que el sistema tratará de batir con todos sus medios.

Estaréis "felices" mientras sigáis siendo cosas, no hay por qué preocuparse.

Biante de Priena

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Ostia! Qué discurso más socialista y antiliberal. Te ha quedao niquelao. Lástima que no me haya gustado nada.

VIVA LA LIBERTAD

Anónimo dijo...

16.11.06
La conversión del hombre en cosa

x Carlos X. Blanco

Se tratará de romper la cadena de modos de producción basados en la explotación del hombre sobre el hombre. Se tratará de abolir algún día la propiedad privada, y muy especialmente la propiedad privada de los medios de producción.

Suprimir de forma urgente, primero, la propiedad privada que desborde exageradamente las necesidades vitales de sus titulares y cuya posesión en manos privadas se oponga a las necesidades sociales. Se tratará de romper la tónica de la historia "universal", esa tónica de una maldad común de servidumbres, esclavitud, explotación del asalariado.

Revolución: se trata de aniquilar una serie de sistemas que, por encima de sus grandes diferencias económicas, comparten el dato radical de que el hombre es convertido en "cosa" en función de unas relaciones sociales que el propio hombre ha fabricado. Se trata de enterrar para siempre la cosificación del ser humano, de la cual es causante y responsable él mismo.

Enterrar etiquetas. Lanzarlas a la papelera. Que te llamen comunista. Que te digan anarquista. Ecologista, libertario, leninista. Que no encajes en su definición, en su "-ismo", es muy buena señal. Es preciso y urgente abandonar el debate escolástico que uno mantiene con los demás y con uno mismo. Tan solo se trata de no admitir, bajo ningún concepto ni valoración, la cosificación humillante del hombre por el hombre. El modo de producción capitalista es, en este sentido, la continuación genealógica directa del esclavismo y la servidumbre. Es la cosificación máxima del hombre en la cual la sustancia vital de su vida activa, el trabajo, lo que el hombre podría tener de creador, se vende por horas al capital. El capital que ya no tiene que estar representado por otro hombre particular de carne y hueso, el patrono explotador. El explotador abstracto es el Capital mismo que compra y vende mercancías: sociedades anónimas y transnacionales. El capital es el enemigo: que se adueña de los hombres de carne y hueso y los convierte en mercancía. Pues el único lenguaje que entiende el capital es el de la mercancía. Y cada cuerpo humano se despoja de su ser biológico y social, para pasar a tomar la única y descarnada forma que el capitalismo entiende, la forma que el sistema impone: la de la mercancía.

La mercantilización del ser humano que conocemos por la historia antigua, la civilización clásica, el oriente imperial, etc., no puede verse como asunto finiquitado. La esclavitud en sus formas más diversas no parece ser un modo de producción en sí mismo. En rigor, es una categoría jurídica compatible con bases económicas y estructuras políticas y sociales de lo más diverso. El capitalismo clásico analizado por Marx veía necesaria la superación de los vínculos feudales del hombre con la tierra y una extinción los derechos del señor. Era por ende, una liberación de la servidumbre del campesino con el fin de convertir su fuerza de trabajo en mercancía libre de trabas. Pero el capitalismo no quedó congelado en aquella forma clásica. Su evolución va deparando las más diversas formas jurídicas y políticas que permitan la obtención de plusvalía a través de la explotación de trabajo humano. Si en la evolución del capitalismo del siglo XXI se contempla una vuelta a la esclavitud, nada hay de contradictorio con el modo de producción imperante. Los mercados esclavistas ya existen. El tráfico de personas es un hecho. La obtención de plusvalías por medio de la ultra-explotación de las personas "invisibles" a la ley, sin nacionalidad ni documentación, es uno de los factores más importantes del "desarrollo" de los estados que proclaman a los cuatro vientos su cantinela sobre los Derechos Humanos.

La nueva sociedad mundial, una vez dejada atrás la vieja mojigatería ético-religiosa, ha admitido "en la práctica" (pues ¿quién hace caso de las prédicas?) todo género de mercantilización del hombre, yendo más allá de su fuerza de trabajo. El capital, el ansia burguesa de los seres cosificados por el capital, tiende a valorizar otras cosas además de la clásica fuerza de trabajo como productora de plusvalía. Se trafica con órganos, y se trafica con niños. Se importan y exportan mujeres. Los estados negocian cuotas de trabajadores indocumentados, cuya sola masa influye en el precio del trabajo. Además del trabajo en el sentido mercantil y productivo, el ser humano reducido a cosa él mismo se convierte en fuente de placeres, diversiones, y servicios más diversos. La prostitución y toda índole de servicios que suponen una relación de dominación del hombre sobre el hombre, un control sobre sus vidas, cuerpos y mentes, están alcanzando unas proporciones que superan con creces las barbaridades que sabíamos por los relatos clásicos.

El desarrollismo en el eje mediterráneo-levantino español es hoy una orgía de especulación, uso y abuso del hombre-cosa, destrucción del medio. Se importan mujeres eslavas y sudamericanas. Se importan braceros africanos, rumanos. Se comercia con niños y se les pone camino del tajo o del burdel. Se suple la falta de agua con sudor de gentes. Afluyen los capitales al Estado Español como frontera del mundo "subdesarrollado" con la Civilización. Como ocurre en todo territorio de frontera, la lejanía de la Ley y el Derecho se hacen patentes. Se ve a la luz del día, si se quiere ver. Es cuestión de no querer cegarse. Regiones españolas tradicionalmente incultas y atrasadas se han convertido en sumideros de trabajo semi-esclavo y en centros de acumulación rápida de plusvalías. De esas plusvalías solamente una pequeña parte de su población nativa se beneficia. Los invernaderos y las fincas de trabajo agrícola estacional toman el aspecto de campos de concentración. El sudor humano concentrado tras las vallas. La valorización del cuerpo humano constreñido, y puesto a trabajar.




http://www.lahaine.org/
index.php?blog=2&p=18478

Uncanario dijo...

Man thing no es uno de los 4 fantasticos, ese es The Thing a secas, Man Thing es otro personaje del gran elenco Marvel, pero no es componenete de los 4 Fantásticos

Anónimo dijo...

Rumores de sables.

http://www.minutodigital.com/
actualidad2/2008/06/01/
zapatero-celebra-el-dia-de-las-fuerzas-
armadas-sancionando
-al-general-blas-pinar-gutierrez/

Enrique Suárez dijo...

Socialista y antiliberal?, que va, es racional y no políticamente correcto. Liberal es defender la libertad del individuo y eso es lo que digo, pero también hay que verl los límites, a quien se sirve con el propósito, en fin, que no todo el progreso es bueno, y menos si es progresismo, que eso es malo, en todas las circunstancias.

VIVA LA LIBERTAD!, por supuesto.

Anónimo dijo...

REPÚBLICA NACIONAL ESPAÑOLA
Municiones para la resistencia
JUAN COLOMAR


Prólogo de: JAVIER AL SHALAL




Como realidad política, España plantea una peculiaridad única en relación al resto de países de su entorno: el cuestionamiento permanente de su existencia nacional por una serie de partidos de ámbito regional, que aspiran a constituir sus propias estructuras estatales.


Quien se adentre en la lectura de esta colección de textos tendrá la oportunidad de comprobar que en España, durante los últimos años, se ha elaborado un discurso nacional irreverente y descarado; podrá percatarse del potencial arrollador que irradian estos escritos.



Con todo, no se equivocará quien llegue a comprender que su principal valor reside en ser materiales de un orden perteneciente a una nueva legitimidad. Pero nada se hace valer si no se presenta en sociedad como un desafío.





JUAN COLOMAR nació en Palma de Mallorca, cursó la carrera de Derecho en la Universidad de Barcelona, ciudad en la que ejerció durante varios años como abogado, y actualmente trabaja en Valladolid como Técnico Superior de la Comunidad de Castilla y León.



En la década de los sesenta ingresó en el Front Obrer de Catalunya, rama catalana del Frente de Liberación Popular. Tras su expulsión toma parte en la reunión constitutiva de la Liga Comunista Revolucionaria, militando en las filas del trotskysmo hasta que se cuestiona el carácter científico de la ideología marxista. Colabora entonces con diversos grupos empeñados en la propagación de un europeismo alternativo al oficial.



En 1996 participa en la constitución del Partido Nacional Republicano, integrándose desde esa fecha en su dirección.


REPÚBLICA NACIONAL ESPAÑOLA

Municiones para la resistencia
Autor: Juan Colomar
Prólogo de: JAVIER AL SHALAL
Formato: 15 x 21 ctm.
132 páginas.
Cubierta impresa a color, plastificada y brillo.



Precio: 10,00 €

(gastos de envío no incluídos)




INFORMACIÓN Y PEDIDO

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Tfno y Fax: 91 464 58 45

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Anónimo dijo...

Qué susto. Cuando he leído lo de hombre-cosa. Pensaba que el artículo iba sobre el secretrario general de ciudadanos. !Bofill y Roig a la puta calle!

Anónimo dijo...

os que se pelean dentro de un muerto no son precisamente personas y si el caso nada de buenas.

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