desde 2.006 en Internet
domingo, 17 de diciembre de 2006
Derramando el tiempo
La política en España, más que un arte de lo posible o del buen gobierno, es ridícula y espantosa. La derecha de procesión, empeñada en que el solar patrio mantenga la unidad sacro-santa y la trascendencia histórica, aplicando el arancel de pandereta a la Europa común; mientras que por otro lado, la izquierda bochornosa, se levanta dispuesta a salvarnos de nuestros enemigos y de nosotros mismos, aunque para ello deba cambiar el curso de las manecillas del reloj y la geografía universal.
Parece que desean que el agnosticismo de socavón, que afortunadamente hemos alcanzado, se prostituya en los planos de la construcción del futuro, con la aluminosis de los materiales reciclados de los escombros impertinentes.
¿Se habrán preguntado estos exegetas del silencio colectivo, qué España queremos los españoles?. Evidentemente, no la que nos ofrecen desde su pusilanimidad irredenta y su incapacidad demostrada.
Qué falta de respeto a los ciudadanos, cuando una ministra nos dice qué tenemos que hacer y dejar de hacer, apelando a la ciencia desde su amplio desconocimiento del ser humano y erigiéndose en la Juana de Arco de la Cruzada contra las contaminaciones de la vida. ¿Estamos demasiado sucios para usted señora Salgado?, ¿nos quiere poner bonitos?
Mientras la señora Trujillo quiere niponizarnos en camarotes amplios a los que llama viviendas, considerando que el movimiento okupa es un tributo a la modernidad. Y la señora Narbona, cual ninfa de los océanos, nos recuerda que el agua es un bien preciado (más bien, apreciado), y que su consumo requiere represión y continencia. Hombre visto así, no hacen falta trasvases, ni potabilizadoras.
A la ministra de cultura, no la menciono, porque no recuerdo ni su nombre.
El señor Caldera, Solbes, Moratinos, Alonso, López Aguilar, y otros, “la banda del patio”, con su irrepetible cabecilla, han entrado en la Historia, y están a punto de salir de ella. La Historia soporta tan mal la impunidad como la mediocridad.
¿A dónde nos conduce esta pandilla de ignorantes, elevados al ejercicio abusivo del poder, más por las circunstancias que por sus propios méritos?.
Y la oposición, ¿qué es eso?. Ah, el PP, ese señor de barba que protesta por todo y para nada, que nos recuerda nuestros orígenes heroicos y nos anuncia un porvenir funesto. ¿Qué más sabe hacer? Si al menos cantara bien.
Lamentable espectáculo de feria, mientras en las comunidades sediciosas, siguen rindiendo culto a los mitos, por medio de los ritos habituales y los trinos de los chamanes de la diferencia, que en su modernidad montaraz, pretenden retornar al feudalismo de la tierra por encima de las personas.
Los ciudadanos permanecemos absortos ante tanta proeza gratuita de la sinrazón, esperando que la marea lo arrastre todo, pero el tsunami no acaba de llegar; anhelamos el Mahdi de la razón, como los musulmanes esperan al del espíritu.
España es un desconcierto organizado, estamos construyendo el escenario del futuro con albañiles que quisieron ser arquitectos y fracasaron. Que desprecio a la inteligencia, que inquina más analfabeta, que disposición al sacrificio de los demás, y a la glorificación propia. Nunca había abundado tanto la estupidez en la política española.
Sin embargo, desde la invocación al principio que sostiene la contumacia, el del laissez-faire de lo políticamente correcto, debemos ser buenos ciudadanos, aplaudir la miseria, y entronizar el equívoco. Ciudadanos, ellos, nuestros políticos, nos necesitan. Hagamos su España entre todos.
Erasmo de Salinas
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Amigo Erasmo, nada es eterno. Si bien es cierto que hay cosas que duran más que otras, o que incluso se imponen y prevalecen más de lo deseado.
Pero ZP, el mediocre ZP, el malvado, ese freak con cara de idiota y rabo de diablo, que se rodea de los más imbéciles de entre los mortales, también él desaparecerá.
Un golpe del destino -o de estado, pues aún no lo sabemos- lo elevó al poder. Pero quien sube de un modo tan ilegítimo tiene muchísimas más posibilidades de terminar en el arroyo.
El tiempo lo dará, y Zapatero acabará derramado, como la orina de un tísico, sobre los libros de historia. Y tú y yo lo veremos, y lo disfrutaremos.
El mayor traidor que ha tenido la historia de España. Fernando VII se quitó del medio o lo quitaron, y el pueblo español defendió su nación. Pero este tipo actúa igual que el enemigo, estando dentro de Madrid, ¿se puede aguantar tanto cinismo político, tanta infamia social?
Publicar un comentario