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sábado, 8 de junio de 2013

Memoria de un estercolero





Desde que José Blanco fue nombrado ministro de Fomento, España se convirtió en un país sin retorno posible a la normalidad. 

Es lo que tiene convertir a un soberbio papanatas, analfabeto y desconceptuado, por la gracia del sultán Zapatero, en un gerifalte que distribuía las obras públicas de este país según su agenda personal y siempre al servicio del partido, del partido que más pagara por sus gestiones. Digno sucesor de "la tuneladora" Maleni, que se gastó cientos de millones de euros para salvar a una mariposa, la hormiguera oscura, que abunda en todo el país, mientras llenaba los bolsillos de las empresas que realizaban las obras y tal vez, las arcas de su partido político.

Tener “un conseguidor” en el poder, es la mejor forma de haber acabado con cualquier posibilidad de justicia, ya lo comprobamos en su día con el hermano de Alfonso Guerra en la Junta de Andalucía, y hasta hoy no han dejado de trincar en la izquierda andaluza, ramas política y sindical, hasta llegar a crear un emporio del trinque, mejor organizado en muchos aspectos que la mafia siciliana o la camorra napolitana. La cosa nostra andaluza, al igual que la valenciana, la balear o la catalana, la asturiana o la castellano-manchega, no tienen nada que envidiar a los ejemplos originales. Ejemplos de mafias del PP y del PSOE, de los nacionalistas y los sindicatos, tenemos por todo el territorio nacional, desde hace varias décadas.

La cuestión no es describir lo que está ocurriendo, que no es otra cosa que los ciudadanos se están dando cuenta de a que tropa de criminales y delincuentes les han concedido su representación pública. La cuestión es saber como va a concluir el oprobio y la desmesura, porque parece que los miembros de la casta, aunque han sido suficientemente detectados, señalados y sentenciados públicamente,  no están por la labor de abandonar sus pesebres. Ni siquiera tienen la decencia de reconocer el daño que le han hecho a este país, en el que hay más de 6 millones de parados y donde se está produciendo una deuda que cada día nos asfixiará más, sólo por mantener a los privilegiados de la casta en el poder, sin perder comba, ni beneficio en su encomienda en el trinque. Todavía tratarán de convencernos de que si nos han destrozado la vida ha sido por nuestro bien, para que no triunfe la derecha o la izquierda, o vete tu a saber si para protegernos del peligro extraterrestre que amenaza nuestras vidas.

La farsa en el escenario público continúa, aunque los espectadores ya estamos hartos de contemplarla. Ni nos seducen los actores, ni nos fascina el guión y además tampoco nos gusta pagar cien veces lo que vale una, sólo para que la casta y sus acólitos permanezca viviendo a costa de los demás. Hay tanto desmadre en la cosa pública, que lo mejor sería acabar con ella y luego ver lo que realmente era necesario, una vez que se haya expurgado a todos los parásitos que la tienen carcomida en vida.

La mención a lo público se ha convertido en un escarnio a los españoles, ¿cómo se puede defender un antro de corrupción de proporciones inescrutables?. Lo público, en manos de estos truhanes es una grave patología parasitaria, que nos va privando de la vida, son tan enormes los vicios públicos que no hay ninguna posibilidad en este país de que puedan existir virtudes privadas, lo que ha hecho la casta es convertirnos a todos en delincuentes a la fuerza, han elevado a la normalidad lo que era la más depravada conducta incívica. ¿Están legitimados los miembros de la casta para exigir el mínimo esfuerzo a los españoles después de todo lo que nos han hecho?. ¿Qué pensarán Rubalcaba y Rajoy cuando se acuesten por las noches? Tal vez piensen cuánto les queda representando a los españoles, que es lo que pensamos la mayoría de los contribuyentes de este país, aunque todavía no lo hayamos expresado con la contundencia que requieren los crímenes y delitos de la casta. Creo que con estos mimbres, no vale de nada el arte de la cestería, es tontería seguir insistiendo en que esto tiene alguna solución, que no sea que la casta se rinda y entregue el poder al pueblo.


Enrique Suárez

jueves, 13 de septiembre de 2012

Disculpe, le voy a asesinar


"Nada hay más injusto que buscar premio en la justicia". Marco Tulio Cicerón

Leído por ahí, en un lugar de cuyo nombre no quiero acordarme...
-Disculpe, le voy a asesinar, verá usted es que tengo un cáncer y cualquier día se pone terminal, además, como hay cosas que no se pueden asegurar, a ciencia cierta, siempre quedará la duda razonable. In dubio pro reo. Últimamente tenemos unos jueces muy comprensivos con los delincuentes, sean políticos o civiles, por eso hay que aprovechar la ocasión, y como realmente no me queda mucho tiempo de vida, pues prefiero vivirla bien, sabiendo que si las cosas se tuercen, siempre me quedará la justicia española para ampararme, por motivos humanitarios y una bondadosa finalidad social.

-Oiga usted, pero eso que usted dice no me parece justo, con su planteamiento me manda usted a otro mundo y no le va a pasar nada, según los magníficos jueces españoles, eso me parece que es abrir la caja de los truenos. ¿Está usted seguro de qué las cosas son así?, ¿a ver si va a equivocarse y comete usted un error?

- Que no, que he leído la sentencia del caso Bolinaga y que si usted tiene una enfermedad terminal, aunque sea en el caso de supuesto, se queda libre por la gracia de sus señorías, aunque haya sido un criminal de lo más sanguinario. ¿Sabía usted que Iñaki de Juana Chaos va a ser papá?, pues si él se quedó libre, llevándose 25 vidas por delante, como no voy a quedarme yo si sólo me lo voy a cargar a usted, y además tienen que pillarme, que igual le encargan a los forenses de la Audiencia las pesquisas y confunden mis huellas con las de algún otro. Así que vaya usted soltando la pasta cuanto antes y déjese de tonterías, yo tengo una enfermedad terminal, pero me parece que como no se dé prisa más terminal va a ser la suya, que la sentencia favorable a la excarcelación de Bolinaga, el que mantuvo secuestrado a Ortega Lara más de 500 días, ya es firme. Los firmantes han sido lo más granado de la magistratura española promocionada por el régimen: Fernando Grande Marlaska, Javier Martínez Lázaro, Ramón Sáez Valcárcel y Alfonso Guevara. Verá usted como a partir de ahora todos los delincuentes de este país vamos a tener enfermedades terminales, con esto de la crisis es que llevamos una mala vida que ni le cuento. Nada que ver con los delincuentes políticos que gobiernan y hacen oposición en este país en nombre de la democracia, que esos si que trincan y nadie les dice nada.

- Pues lo siento mucho, pero va a tener usted que matarme, porque llevo en el paro dos años y desde hace seis meses no cobro ni los cuatrocientos euros, además los escasos ahorros que tenía los ingresé en preferenciales y me los han volado. Desde hace seis meses vivo con mis cuatro hijos y mi mujer de lo que nos proporcionan en Cáritas, pero no tengo liquidez, vamos estoy más pelao que el culo de un mandril, lo único que le puedo dar es estas facturas que me han pasado hoy mismo y que no sé como voy a pagarlas. Pero me ha dado usted una magnífica idea, si decide no matarme, mañana mismo voy al centro de salud y me hago un análisis de todo, a ver si tengo suerte y me encuentran algo que pueda ser terminal. Pero no se preocupe, le aseguro que no le haré la competencia, yo me voy a especializar en atracar políticos y jueces corruptos, que esos sí que están forrados.

- Por supuesto compañero, hala, vaya usted con Dios, que lo que tiene encima casi es peor que lo mío, pero también me ha dado usted una magnífica idea con eso de la especialización, creo que a partir de ahora me voy a dedicar a atracar empresarios de esos que hicieron grandes negocios con el PSOE y los nacionalistas, y ahora los siguen haciendo con el PP. Me voy a sacar un listado de los consejos de administración de las Cajas de Ahorros que se transformaron en bancos, que ahí si que tiene que haber. Yo, con los políticos y los jueces corruptos prefiero no meterme, que gracias a ellos se puede uno ganar honestamente la vida siendo un delincuente, sin que pase nada. Creo que a partir de ahora me voy a dedicar a los secuestros. Si le parece bien, podemos colaborar en alguno, aunque no le encuentren nada reseñable en su salud con las pruebas diagnósticas; al fin y al cabo, con que uno de los dos esté supuestamente terminal ya es suficiente, para que termine siendo responsable de todo y luego pueda salir por la puerta grande, gracias a la conmiseración humanitaria de los señores magistrados. Cuantas cosas le debemos a Zapatero, y también a Rajoy, todo hay que decirlo. Yo, de verdad, no sé de que se queja la gente.
Enrique Suárez

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