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viernes, 26 de julio de 2013

El fallo humano






Hace años, cuando ocurría una catástrofe como la acontecida en la víspera de Santiago que, impidió a 80 personas seguir con vida y a otras muchas les permitió continuar con ella, pero destrozada, se decía que había sido un terrible accidente; posteriormente, trataban de averiguarse las causas, a veces se conocían y otras no, pero esas causas nos importaban a los demás, no a los fallecidos, heridos, a sus familiares y amigos. Averiguar las causas no va a devolverle la vida a los que la han perdido, por completo o por entregas, ni a sus familiares y amigos, les va a amainar el sufrimiento.

Cuando leo en los papeles que el maquinista es el principal  responsable por tomar una curva, definida como difícil por los expertos, al doble de velocidad de la permitida, y que todo pretende resumirse en un fallo humano, creo que no se está actuando de forma justa. Es cierto que, seguramente, tras lo ocurrido hay fallos humanos, pero con certeza, no sólo el del maquinista. 

Los fallos humanos comienzan en el diseño de una vía de ferrocarril de alta velocidad en la que, tras un trazado recto de más de 80 Kms  en el que se circula a más de 200 Km por hora, se debe reducir la velocidad a 80 kilómetros por hora. Los fallos humanos están en aquellos que decidieron que en este trazado no hubiera un sistema de seguridad complementario de frenado. Los fallos humanos están en los controles externos que impidieron que un conductor que se jactaba en Facebook de la velocidad que alcanzaba conduciendo su tren, no fuera apartado del servicio por conducta temeraria. Los fallos humanos están en llevar en ese convoy vehículos generadores adheridos en las máquinas por un trazado electrificado por completo. Los fallos humanos están en el mantenimiento de los sistemas de seguridad. Seguramente hay muchos fallos humanos, que terminarán resumiéndose en que un maquinista no había hecho lo que tenía que hacer, otra cosa es saber si intentó hacerlo y no pudo, o no hizo nada y si fue así, porque no lo hizo. Hay numerosas especulaciones que, seguramente, quedarán en eso.

Pero me gustaría hacer una reflexión al respecto sobre los fallos humanos, si resulta que se decide que esta es la causa del accidente, parece que nos quedaremos tranquilos porque el sistema funciona perfectamente, la técnica es magnífica, la gestión infalible, y vivimos en el mejor mundo de los posibles como el Cándido de Voltaire. Me temo que no es así. La diferencia es que si la responsabilidad es de los gestores y administradores, de los políticos, puede ser su puntilla con la que está cayendo, por eso ha sido urgente encontrar un "chivo expiatorio" en la cabeza del maquinista, para desviar la atención de los ciudadanos del origen, más que probable, de lo acontecido: las decisiones erróneas de los ineptos que han gestionado los recursos públicos en su interés y beneficio.

La regeneración ferroviaria de alta velocidad de España oculta una de las mayores bolsas de corrupción de este país, que ha costado mucho más de lo que debiera, que se mantiene al doble de coste que en otros lugares como Alemania, que ha hecho trayectos innecesarios, que esconde una estructura mafiosa inadmisible en toda sus dimensiones, desde trazados hasta concesiones, desde adquisición de materiales hasta subcontratas,  desde tráfico de influencias hasta sobornos.

Hace años denunciamos en este blog un bochornoso escándalo de corrupción y embaucamiento, en la época en que la Ministra de Fomento, Maleni Álvarez, hoy imputada en el caso de los ERES, nos contaba maravillosos cuentos para dormir felices. Se trata del misterioso caso de la mariposa hormiguera oscura, y los 113 millones de euros que costó salvarla, cuando no necesitaba ser salvada. No siendo el único caso acontecido. Han sido muchos.

Ese es, en mi criterio, el auténtico fallo humano que sostiene a todos los demás y que, en esta ocasión, intentará ocultarse tras las espaldas de un maquinista, que perdió la cabeza o el control, pero todos los que se han beneficiado, en la larga cadena de despropósitos que han permitido la funesta consecuencia de la pérdida de más de 80 vidas, seguramente, quedarán en la impunidad y el olvido. 

La justicia señalará al maquinista, la causa última, para serenar conciencias y calmar ánimos, sin indagar siquiera cuales fueron las causas fundamentales del accidente, no vaya a ser que el Tribunal Supremo tenga que desestimar el asunto por "fallos en la instrucción".

Enrique Suárez

1 comentario:

fractalio dijo...

Enrique, 100% de acuerdo. Los responsables seguirán sin responder, para variar. En la cadena de responsabilidades incluyo desde el presidente de la comisión europea hasta el maquinista, pasando por el comisario europeo del ramo, el presidente del gobierno de España, la ministra de fomento y todos los altos cargos de esas instituciones y de RENFE, además de la judicatura y fiscalía al completo, por ver, oír y callar.

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