Vivimos tiempos contradictorios, que anticipan cambios estructurales profundos en las relaciones establecidas entre ciudadanos y políticos, al fin y al cabo, estos últimos son sus representantes públicos, sobre el papel, aunque la realidad nos venga demostrando lo contrario.
La situación política y económica de España es catastrófica y desgraciadamente no tiene ninguna pinta de mejorar. Sin embargo, como decía Einstein, las crisis son buenas para cambiar, la actual debería llevarse algunas cosas por el desagüe de la historia. Una de ellas, sin duda, es la impostura en la representación pública que los políticos hacen de los ciudadanos. La política se ha convertido en un vertedero, en el que se puede encontrar todo un muestrario de basura, podredumbre, corrupción y miseria.
Los españoles, tenemos que agradecerles siempre a José Luis Rodríguez Zapatero y a Mariano Rajoy, así como a todo el elenco de representantes públicos que viven confortablemente a nuestra costa, que nos hayan llevado a una transición real, que va de la inocencia al conocimiento de que la representación pública en la política, es un oficio extraordinariamente perjudicial para nuestra existencia, para nuestra vida cotidiana. El poder, cuando está en manos ineptas, es un arma muy peligrosa, que puede hacer mucho daño a mucha gente, en plena impunidad irresponsable, sencillamente expurgada por ese proceso ritual que son las elecciones, en la que ciudadanos libres asisten a ratificar a los repreentantes que les imponen los partidos políticos. Ese ancilaje al poder es el arquetipo de la sumisión que los siervos expresaban a sus señores en el Antiguo Régimen.
Preguntarse si la causa de nuestro malestar actual es más responsabilidad del PSOE por gobernar o del PP por no saber hacer oposición es una inanidad, es mejor decir que el tandem PSOE-PP es responsable de que España vaya mal, de que haya 5 millones de parados, de que tengamos un déficit de más del 11 % a pesar de haber subido los impuestos y la inflación de forma artifical, de que la deuda total de los españoles alcance el 400 % del PIB. El resultado de la ecuación es sencillo: el PSOE-PP han fallado y nos han conducido al fracaso, a la ruina y a la desesperanza; hoy los españoles somos un pueblo acosado por los impuestos, por leyes opresivas e inanes, por la desmoralización más intensa e inmensa.
Si en algo tendríamos que ponernos de acuerdo los españoes es en cambiar, cuando algo falla estrepitosamente es necesario buscar alternativas. Este país necesita una alternativa al PP-PSOE, es algo que venimos promoviendo desde hace tiempo en este blog, porque los conflictos que tienen entre el PP y el PSOE en su disputa por el poder no resuelven los problemas de los ciudadanos, que cada día son mayores, más intensos, más graves y dolorosos. Nos afectan a todos y por tanto deberíamos buscar una solución conjunta para atajarlos. Esa solución pasa por exigir un cambio en las relaciones entre políticos y ciudadanos, algo que solo se puede conseguir afrontando conjuntamente la política del PP-PSOE, al fin y al cabo unitaria, en los daños que nos ocasiona a los españoles.
Siempre que hay ocasión, me agrada recordar alegorías mitológicas que reflejen los hechos del presente, considero que la mitología es un arma cargada de futuro, porque nos ofrece su semántica particular para comprender de forma simbólica los sucesos de la vida. Sin embargo, al vivir en una cultura extravagantemente icónica estamos perdiendo la capacidad de soñar por nosotros mismos, algo que denunció Bachelard, para convertir nuestros sueños en reproducciones colectivas, hasta ahí llega la homogeneidad social que nos imponen, al sueño compartido en un abanico de las posibilidades que nos ofrecen.
Los hechos acontecidos durante los últimos meses con el asturiano Francisco Álvarez Cascos nos recuerdan el mito de Prometeo, que en síntesis fue aquel personaje que robó a los dioses del Olimpo el fuego para entregárselo a los hombres, pero también nos retrotrae hasta Sócrates, que prefirió morir ante una acusación ignominiosa para que sus ideas permanecieran, que huir de su suicidio inducido, como le ofrecieron sus amigos. Hay algo de épico en la hazaña de Paco Cascos, algo utópico y ucrónico, su marcha del PP, obra que construyó durante 30 años en compañía de otros y a la que dedicó prácticamente media vida, es un hecho sin precedentes en la política española de los últimos 40 años, con la excepción de aquel Adolfo Suárez que presentó su dimisión, para que la UCD pasara a mejor vida con el Presidente Calvo-Sotelo.
Francisco Álvarez Cascos ha dado el paso epopéyico que conduce del poder a la gloria, en compañía de unos cuantos leales, y en olor de reconocimiento por sus antiguos compañeros más dignos, ha dicho basta, abriendo una brecha moral en el PP, porque al irse se ha llevado consigo los principios y la historia de esta formación política, pero también la carta de naturaleza de su utilidad pública, válida también para el PSOE. Si la política no sirve al pueblo, el pueblo no debe servir a la política, ha sido su sentencia final y resumida sobre lo acontecido. Con su liberación nos ha brindado la oportunidad de que todos salgamos del redil representacional en el que languidece nuestra ciudadanía y recobremos la soberanía que nos han arrebatado, los usurpadores que detentan nuestra representación pública, quizás el hiato de liberación no dure demasiado tiempo, porque los partidos políticos tratan de cerrarlo rápidamente para que no se les escape en fuga el combustible que alimenta su poder y los privilegios de sus designados, es decir, todos nosotros, los ciudadanos, el pueblo español, que mantiene en la detentación al PP y al PSOE y a todas las demás formaciones que nos tienen esclavizados a su voluntad y en interés exclusivo de nuestro despojo para incrementar sus privilegios.
Esta historia puede acabar bien o puede acabar mal, Cascos no ha salido tras 34 años del PP para volver a replicar los errores cometidos que nos han traido hasta donde estamos, hay algo de arrepentimiento y espíritu de enmienda en su acto, porque quiere otra oportunidad que permita blindar democráticamente una formación política para que nadie tenga que pasar por la humillación y vejación a la que le ha sometido una organización sin alma, con el único interés de alcanzar el poder para seguir haciendo lo mismo que ha hecho el PSOE, es decir, cambiar algo para que todo siga igual. Solo hay que ver la hostilidad manifiesta de las dos formaciones políticas mayoritarias de este país hacia Cascos, para saber que su espalda es la mejor brújula. “Sin democracia, todo lo demás cae”, ha dicho y tiene toda la razón. Sin democracia todo es un montaje teatral para engañar al público.
Pero para que su proyecto salga adelante necesita el apoyo de los españoles hartos de la representación política existente, adherida a siglas como PSOE o PP, que se han vaciado de contenido político real. Necesita que las personas recuperan su dignidad, y decidan, desde su libertad, abdicar de su confianza en lo que no sirve para cambiar realmente las cosas. Que la gente transforme sus emociones en acciones, abandonando lo que no es para buscar otra forma de relación entre los que gobiernan y los gobernados, rompiendo la relación exitente entre los que mandan y los que estamos obligados a obedecer.
Paco Cascos ha cumplido con su palabra y ofrece una alternativa a todo lo existente, desde el conocimiento profundo de lo que existe y también de las cosas que hay que cambiar para que la política deje de ser hostil con los ciudadanos, agresiva con su bienestar, despojadora de sus libertades y derechos. Yo he decidido sumarse a su causa y todos aquellos que quieran hacerlo pueden reunirse en un grupo de facebook, por ahora, en el que ya hay más de 3400 miembros, no somos muchos todavía, pero no somos pocos para haber comenzado hace poco tiempo.
Su dirección en facebook es la siguiente: grupo de apoyo a Cascos. Que cada uno sea dueño de si mismo y salga de la cárcel de inseguridad y miedo en la que han convertido su mente desde el poder. El primer escenario de la batalla será Asturias, que tiene tradición en propagar su influencia por España, ya se verá hasta donde llega la hazaña.
Enrique Suárez
La situación política y económica de España es catastrófica y desgraciadamente no tiene ninguna pinta de mejorar. Sin embargo, como decía Einstein, las crisis son buenas para cambiar, la actual debería llevarse algunas cosas por el desagüe de la historia. Una de ellas, sin duda, es la impostura en la representación pública que los políticos hacen de los ciudadanos. La política se ha convertido en un vertedero, en el que se puede encontrar todo un muestrario de basura, podredumbre, corrupción y miseria.
Los españoles, tenemos que agradecerles siempre a José Luis Rodríguez Zapatero y a Mariano Rajoy, así como a todo el elenco de representantes públicos que viven confortablemente a nuestra costa, que nos hayan llevado a una transición real, que va de la inocencia al conocimiento de que la representación pública en la política, es un oficio extraordinariamente perjudicial para nuestra existencia, para nuestra vida cotidiana. El poder, cuando está en manos ineptas, es un arma muy peligrosa, que puede hacer mucho daño a mucha gente, en plena impunidad irresponsable, sencillamente expurgada por ese proceso ritual que son las elecciones, en la que ciudadanos libres asisten a ratificar a los repreentantes que les imponen los partidos políticos. Ese ancilaje al poder es el arquetipo de la sumisión que los siervos expresaban a sus señores en el Antiguo Régimen.
Preguntarse si la causa de nuestro malestar actual es más responsabilidad del PSOE por gobernar o del PP por no saber hacer oposición es una inanidad, es mejor decir que el tandem PSOE-PP es responsable de que España vaya mal, de que haya 5 millones de parados, de que tengamos un déficit de más del 11 % a pesar de haber subido los impuestos y la inflación de forma artifical, de que la deuda total de los españoles alcance el 400 % del PIB. El resultado de la ecuación es sencillo: el PSOE-PP han fallado y nos han conducido al fracaso, a la ruina y a la desesperanza; hoy los españoles somos un pueblo acosado por los impuestos, por leyes opresivas e inanes, por la desmoralización más intensa e inmensa.
Si en algo tendríamos que ponernos de acuerdo los españoes es en cambiar, cuando algo falla estrepitosamente es necesario buscar alternativas. Este país necesita una alternativa al PP-PSOE, es algo que venimos promoviendo desde hace tiempo en este blog, porque los conflictos que tienen entre el PP y el PSOE en su disputa por el poder no resuelven los problemas de los ciudadanos, que cada día son mayores, más intensos, más graves y dolorosos. Nos afectan a todos y por tanto deberíamos buscar una solución conjunta para atajarlos. Esa solución pasa por exigir un cambio en las relaciones entre políticos y ciudadanos, algo que solo se puede conseguir afrontando conjuntamente la política del PP-PSOE, al fin y al cabo unitaria, en los daños que nos ocasiona a los españoles.
Siempre que hay ocasión, me agrada recordar alegorías mitológicas que reflejen los hechos del presente, considero que la mitología es un arma cargada de futuro, porque nos ofrece su semántica particular para comprender de forma simbólica los sucesos de la vida. Sin embargo, al vivir en una cultura extravagantemente icónica estamos perdiendo la capacidad de soñar por nosotros mismos, algo que denunció Bachelard, para convertir nuestros sueños en reproducciones colectivas, hasta ahí llega la homogeneidad social que nos imponen, al sueño compartido en un abanico de las posibilidades que nos ofrecen.
Los hechos acontecidos durante los últimos meses con el asturiano Francisco Álvarez Cascos nos recuerdan el mito de Prometeo, que en síntesis fue aquel personaje que robó a los dioses del Olimpo el fuego para entregárselo a los hombres, pero también nos retrotrae hasta Sócrates, que prefirió morir ante una acusación ignominiosa para que sus ideas permanecieran, que huir de su suicidio inducido, como le ofrecieron sus amigos. Hay algo de épico en la hazaña de Paco Cascos, algo utópico y ucrónico, su marcha del PP, obra que construyó durante 30 años en compañía de otros y a la que dedicó prácticamente media vida, es un hecho sin precedentes en la política española de los últimos 40 años, con la excepción de aquel Adolfo Suárez que presentó su dimisión, para que la UCD pasara a mejor vida con el Presidente Calvo-Sotelo.
Francisco Álvarez Cascos ha dado el paso epopéyico que conduce del poder a la gloria, en compañía de unos cuantos leales, y en olor de reconocimiento por sus antiguos compañeros más dignos, ha dicho basta, abriendo una brecha moral en el PP, porque al irse se ha llevado consigo los principios y la historia de esta formación política, pero también la carta de naturaleza de su utilidad pública, válida también para el PSOE. Si la política no sirve al pueblo, el pueblo no debe servir a la política, ha sido su sentencia final y resumida sobre lo acontecido. Con su liberación nos ha brindado la oportunidad de que todos salgamos del redil representacional en el que languidece nuestra ciudadanía y recobremos la soberanía que nos han arrebatado, los usurpadores que detentan nuestra representación pública, quizás el hiato de liberación no dure demasiado tiempo, porque los partidos políticos tratan de cerrarlo rápidamente para que no se les escape en fuga el combustible que alimenta su poder y los privilegios de sus designados, es decir, todos nosotros, los ciudadanos, el pueblo español, que mantiene en la detentación al PP y al PSOE y a todas las demás formaciones que nos tienen esclavizados a su voluntad y en interés exclusivo de nuestro despojo para incrementar sus privilegios.
Esta historia puede acabar bien o puede acabar mal, Cascos no ha salido tras 34 años del PP para volver a replicar los errores cometidos que nos han traido hasta donde estamos, hay algo de arrepentimiento y espíritu de enmienda en su acto, porque quiere otra oportunidad que permita blindar democráticamente una formación política para que nadie tenga que pasar por la humillación y vejación a la que le ha sometido una organización sin alma, con el único interés de alcanzar el poder para seguir haciendo lo mismo que ha hecho el PSOE, es decir, cambiar algo para que todo siga igual. Solo hay que ver la hostilidad manifiesta de las dos formaciones políticas mayoritarias de este país hacia Cascos, para saber que su espalda es la mejor brújula. “Sin democracia, todo lo demás cae”, ha dicho y tiene toda la razón. Sin democracia todo es un montaje teatral para engañar al público.
Pero para que su proyecto salga adelante necesita el apoyo de los españoles hartos de la representación política existente, adherida a siglas como PSOE o PP, que se han vaciado de contenido político real. Necesita que las personas recuperan su dignidad, y decidan, desde su libertad, abdicar de su confianza en lo que no sirve para cambiar realmente las cosas. Que la gente transforme sus emociones en acciones, abandonando lo que no es para buscar otra forma de relación entre los que gobiernan y los gobernados, rompiendo la relación exitente entre los que mandan y los que estamos obligados a obedecer.
Paco Cascos ha cumplido con su palabra y ofrece una alternativa a todo lo existente, desde el conocimiento profundo de lo que existe y también de las cosas que hay que cambiar para que la política deje de ser hostil con los ciudadanos, agresiva con su bienestar, despojadora de sus libertades y derechos. Yo he decidido sumarse a su causa y todos aquellos que quieran hacerlo pueden reunirse en un grupo de facebook, por ahora, en el que ya hay más de 3400 miembros, no somos muchos todavía, pero no somos pocos para haber comenzado hace poco tiempo.
Su dirección en facebook es la siguiente: grupo de apoyo a Cascos. Que cada uno sea dueño de si mismo y salga de la cárcel de inseguridad y miedo en la que han convertido su mente desde el poder. El primer escenario de la batalla será Asturias, que tiene tradición en propagar su influencia por España, ya se verá hasta donde llega la hazaña.
Enrique Suárez
1 comentario:
según radio macuto dice que no creará un nuevo partido, sino que aprovechara las siglas de CDC ... como el impresor Sandi
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