Don Luis María Ansón, disculpe usted, pero no puedo compartir las palabras laudatorias que hoy nos ha ofrecido el editorial del diario digital “El Imparcial” que usted preside, bajo el título: “Rosa Díez, la UPyD y la conciencia nacional”, porque no tienen ningún sentido.
Rosa Díez no tiene conciencia nacional, que más quisiéramos los españoles que fuera así, pero desgraciadamente no lo es. La lideresa incuestionable de UPyD dice muchas cosas que no se pueden sustentar sobre sus hechos; quiero recordarle que a la cuestión de la conciencia nacional, Rosa Díez, ha llegado de forma tardía y posiblemente más motivada por intereses electorales que por otras razones o sentimientos más inherentes a la conciencia nacional española. En realidad, cuando Rosa Díez comenzó con su proyecto personalista, la UPyD, no defendía la nación española, sino el Estado Unitario, pero ahora ya ni siquiera defiende tal cosa, sino el Estado fragmentado que nos ofrece el federalismo, al igual que el ideario de su antiguo partido el PSOE y los nacionalismos secesionistas.
No sé si usted sabrá, creo que no, que el partido de Rosa Díez en su Congreso del pasado fin de semana ha realizado diversas modificaciones en su ideario, una de las más importantes es que ya no defiende la unidad social, política, y administrativa de la nación española, sino un Estado Federal de Intensidad Media Cooperativo,(eso sí, de una forma muy discreta para que no repercuta electoralmente en su partido), que es una ocurrencia de su valido Carlos Martínez Gorriarán, que nos ha dado a conocer en su blog en cinco capítulos, ciertamente estridentes por su voluntarismo desinformado y su pontificación espúrea.
Señor Ansón, le hacía a usted mejor informado, nunca le consideré un simple opinador político, sino un periodista con criterio y juicio mensurados, buen conocedor de la realidad. Veo que no es así. No sé si el editorial laudatorio de Super Rosa lo habrá escrito usted, o el director del diario que usted preside, supongo que al menos lo habrá leído, y si no dice nada al respecto, también supongo que le brindará su apoyo, por eso dirijo a usted estas palabras.
Sí, es cierto que Rosa Díez defiende una nación de ciudadanos, al igual que el ideólogo Francesc de Carreras que modificó el ideario original de Ciutadans, provocando la escisión del partido que todavía dirige Albert Rivera, en su estado más ruinoso. También es cierto que esa ha sido la vieja aspiración de la izquierda tradicional española más jacobina desde que en 1812 los liberales propusieron precisamente que la soberanía nacional, no era exclusivamente de los ciudadanos, sino del pueblo español que no es lo mismo, y que en las 9 constituciones que se han sancionado desde entonces el criterio liberal ha permanecido vigente hasta la Constitución actual de 1978 .
El artículo 1.2 de la Constitución Española dice textualmente:
La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado
Verá usted, señor Ansón, el pueblo español es el conjunto de todos los ciudadanos españoles, no los ciudadanos españoles simplemente, sino el conjunto de todos los ciudadanos españoles, que no es lo mismo; cada español no es soberano más que cuando forma parte del pueblo español, así que su soberanía no deviene de su condición de ciudadano, sino de su condición de español. Los ciudadanos de este país somos soberanos porque formamos parte del pueblo español, no por nuestra condición civil, algo que los socialistas y nacionalistas no acaban de comprender.
Y usted, que es un hombre ilustrado, también sabrá que la condición de ciudadano no proviene de la nación, porque nada tiene que ver con ella, sino del Estado. Creo que nunca he escuchado, más que a algún bárbaro jacobino hablar de ciudadanos de la nación, porque eso es un despropósito, además de un error, al igual que hablar de la fantasía de una nación de ciudadanos. El predicado del sujeto ciudadanos es el Estado, mientras que el predicado del sujeto españoles es España (no como Estado, sino como nación). La condición de nación determina que los ciudadanos devienen de súbditos en soberanos, algo que nada tiene que ver con el Estado que no entiende de propiedad de la estructura, de la anatomía española, sino del funcionamiento de las administración e instituciones, es decir, de su fisiología pública.
Pero ya sabe usted que desde el socialismo siempre se ha negado la existencia de la nación –concepto discutido y discutible, según Zapatero-, porque es el último escollo para someter a un pueblo soberano a sus intereses partidistas y convertirnos en súbditos de su creencia o la de sus aliados nacionalistas. Rosa Díez, como buena socialista que es, propone exactamente lo mismo, pero de una forma artera, insidiosa y fraudulenta.
Porque el discurso de Rosa Díez, señor Ansón, es el enmascaramiento más perfeccionado del socialismo español, una auténtica obra de arte para convencer al electorado de sus buenas intenciones para la nación española, para los ciudadanos, para el futuro de este país, pero cuando se analiza en profundidad, es un tremendo engaño, una enrevesada estafa pública. Lo que entiende Rosa Díez por España, nada tiene que ver con lo que dice nuestra Constitución que es España, por eso su interés en cambiar la Constitución por otros motivos, para derribar la última frontera de la soberanía nacional de los ciudadanos que conformamos en conjunto el pueblo español, y así convencernos de la necesidad de abdicación de nuestra propiedad y dominio sobre la nación, para hacernos súbditos del Estado fragmentado y federal que propone desde su partido.
Rosa Díez tiene la misma conciencia nacional que Rodríguez Zapatero, no en vano ambos representan las dos caras del socialismo español, Rosa Díez, la tradicional, con un fuerte estado centralista aunque replicado en las autonomías y la novedosa, con un estado débil fragmentado, diverso, disperso, irracional, e inconstitucional, que ilumina Rodríguez Zapatero. Ninguno de los dos defiende la nación española, más bien al contrario, lo que promueven es su disolución y fragmentación.
Creo que en ulteriores ocasiones debería estar usted más atento a las cosas que se escriben en ese magnífico diario que usted preside y que tiene por cabecera el nombre de “El Imparcial”. Sigo con atención sus intervenciones en otros medios y hasta hoy nunca había contemplado una metedura de pata semejante en algo de lo que usted es responsable, no sé si de forma directa o indirecta, pero como se dice habitualmente, hasta el mejor escribano hace un borrón.
Rosa Díez no tiene conciencia nacional, que más quisiéramos los españoles que fuera así, pero desgraciadamente no lo es. La lideresa incuestionable de UPyD dice muchas cosas que no se pueden sustentar sobre sus hechos; quiero recordarle que a la cuestión de la conciencia nacional, Rosa Díez, ha llegado de forma tardía y posiblemente más motivada por intereses electorales que por otras razones o sentimientos más inherentes a la conciencia nacional española. En realidad, cuando Rosa Díez comenzó con su proyecto personalista, la UPyD, no defendía la nación española, sino el Estado Unitario, pero ahora ya ni siquiera defiende tal cosa, sino el Estado fragmentado que nos ofrece el federalismo, al igual que el ideario de su antiguo partido el PSOE y los nacionalismos secesionistas.
No sé si usted sabrá, creo que no, que el partido de Rosa Díez en su Congreso del pasado fin de semana ha realizado diversas modificaciones en su ideario, una de las más importantes es que ya no defiende la unidad social, política, y administrativa de la nación española, sino un Estado Federal de Intensidad Media Cooperativo,(eso sí, de una forma muy discreta para que no repercuta electoralmente en su partido), que es una ocurrencia de su valido Carlos Martínez Gorriarán, que nos ha dado a conocer en su blog en cinco capítulos, ciertamente estridentes por su voluntarismo desinformado y su pontificación espúrea.
Señor Ansón, le hacía a usted mejor informado, nunca le consideré un simple opinador político, sino un periodista con criterio y juicio mensurados, buen conocedor de la realidad. Veo que no es así. No sé si el editorial laudatorio de Super Rosa lo habrá escrito usted, o el director del diario que usted preside, supongo que al menos lo habrá leído, y si no dice nada al respecto, también supongo que le brindará su apoyo, por eso dirijo a usted estas palabras.
Sí, es cierto que Rosa Díez defiende una nación de ciudadanos, al igual que el ideólogo Francesc de Carreras que modificó el ideario original de Ciutadans, provocando la escisión del partido que todavía dirige Albert Rivera, en su estado más ruinoso. También es cierto que esa ha sido la vieja aspiración de la izquierda tradicional española más jacobina desde que en 1812 los liberales propusieron precisamente que la soberanía nacional, no era exclusivamente de los ciudadanos, sino del pueblo español que no es lo mismo, y que en las 9 constituciones que se han sancionado desde entonces el criterio liberal ha permanecido vigente hasta la Constitución actual de 1978 .
El artículo 1.2 de la Constitución Española dice textualmente:
La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado
Verá usted, señor Ansón, el pueblo español es el conjunto de todos los ciudadanos españoles, no los ciudadanos españoles simplemente, sino el conjunto de todos los ciudadanos españoles, que no es lo mismo; cada español no es soberano más que cuando forma parte del pueblo español, así que su soberanía no deviene de su condición de ciudadano, sino de su condición de español. Los ciudadanos de este país somos soberanos porque formamos parte del pueblo español, no por nuestra condición civil, algo que los socialistas y nacionalistas no acaban de comprender.
Y usted, que es un hombre ilustrado, también sabrá que la condición de ciudadano no proviene de la nación, porque nada tiene que ver con ella, sino del Estado. Creo que nunca he escuchado, más que a algún bárbaro jacobino hablar de ciudadanos de la nación, porque eso es un despropósito, además de un error, al igual que hablar de la fantasía de una nación de ciudadanos. El predicado del sujeto ciudadanos es el Estado, mientras que el predicado del sujeto españoles es España (no como Estado, sino como nación). La condición de nación determina que los ciudadanos devienen de súbditos en soberanos, algo que nada tiene que ver con el Estado que no entiende de propiedad de la estructura, de la anatomía española, sino del funcionamiento de las administración e instituciones, es decir, de su fisiología pública.
Pero ya sabe usted que desde el socialismo siempre se ha negado la existencia de la nación –concepto discutido y discutible, según Zapatero-, porque es el último escollo para someter a un pueblo soberano a sus intereses partidistas y convertirnos en súbditos de su creencia o la de sus aliados nacionalistas. Rosa Díez, como buena socialista que es, propone exactamente lo mismo, pero de una forma artera, insidiosa y fraudulenta.
Porque el discurso de Rosa Díez, señor Ansón, es el enmascaramiento más perfeccionado del socialismo español, una auténtica obra de arte para convencer al electorado de sus buenas intenciones para la nación española, para los ciudadanos, para el futuro de este país, pero cuando se analiza en profundidad, es un tremendo engaño, una enrevesada estafa pública. Lo que entiende Rosa Díez por España, nada tiene que ver con lo que dice nuestra Constitución que es España, por eso su interés en cambiar la Constitución por otros motivos, para derribar la última frontera de la soberanía nacional de los ciudadanos que conformamos en conjunto el pueblo español, y así convencernos de la necesidad de abdicación de nuestra propiedad y dominio sobre la nación, para hacernos súbditos del Estado fragmentado y federal que propone desde su partido.
Rosa Díez tiene la misma conciencia nacional que Rodríguez Zapatero, no en vano ambos representan las dos caras del socialismo español, Rosa Díez, la tradicional, con un fuerte estado centralista aunque replicado en las autonomías y la novedosa, con un estado débil fragmentado, diverso, disperso, irracional, e inconstitucional, que ilumina Rodríguez Zapatero. Ninguno de los dos defiende la nación española, más bien al contrario, lo que promueven es su disolución y fragmentación.
Creo que en ulteriores ocasiones debería estar usted más atento a las cosas que se escriben en ese magnífico diario que usted preside y que tiene por cabecera el nombre de “El Imparcial”. Sigo con atención sus intervenciones en otros medios y hasta hoy nunca había contemplado una metedura de pata semejante en algo de lo que usted es responsable, no sé si de forma directa o indirecta, pero como se dice habitualmente, hasta el mejor escribano hace un borrón.
Enrique Suárez Retuerta
2 comentarios:
20091111124 – Don Enrique. A sus pies.
Ansón, se le está viendo demasiado el plumero.
¿Y qué plumero es ese??
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