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viernes, 22 de agosto de 2014

Apuntes para comprender que ocurre en la política española



"Cuando la tiranía se derrumbe, procuremos no darle tiempo para que se levante" Maximilien Robespierre

Los ciudadanos asistimos absortos cada día,  a la exposición de cientos de noticias que, hace sólo unos años, nos daría cada una, para comentarios que durarían semanas. ¿Nos hemos acostumbrado de tal forma a la degradación de la política que hoy nos resultan indiferentes?, no creo que sea así, más bien al contrario, los ciudadanos de este país nunca antes habíamos dedicado mayor atención y tiempo a las cosas que ocurren en la política española. 

Hay ocasiones en las que parece que no existe otra cosa en este mundo más que las extravagancias políticas que nos encontramos, y a pesar del hastío, no hablas con alguien que no te acabe contando alguna barbaridad acontecida en el día anterior, por algún político o algún partido. En realidad, creo que es un signo de los tiempos, nos aproximamos a la apoteosis de la desfachatez, a la culminación de todos los despropósitos que nos brindan desde el poder.

¿Pero qué ha ocurrido en este país para que en la última década las cosas de la política hayan degenerado de esta forma?, creo que los ingredientes más importantes del menú son el incremento de la comunicación directa entre ciudadanos a través de las redes sociales, la propia degradación de los representantes políticos y por último, el diagnóstico en la conciencia colectiva de los ciudadanos de que la política más que una alternativa de servicio, es un expolio de unos aprovechados, en función de los intereses de los políticos y los partidos a los que representan (porque en realidad nunca han representado a los ciudadanos).

Dice un viejo refrán español, que aunque la mona se vista de seda, mona se queda, y las operaciones de maquillaje de la casta y sucesores están a punto de expirar. Han sido tantos los delitos impunes que se han cometido desde la política española que la gente ya está comenzando a dudar de si la justicia española no es una sucursal del poder político, al igual que los medios de comunicación, que hasta ahora se habían dedicado a tapar sutilmente los desmadres de una élite representativa que cada día se asemeja más en sus formas a la mafia siciliana.

Hay otro fenómeno que podemos observar en algunos formaciones, como el PSOE, Podemos o recientemente,  UPyD, la rebelión de las bases en los partidos políticos, que exigen una democracia interna real y no la pantomima acostumbrada y ficticia con la que han venido funcionando durante los 35 últimos años. La concentración de poder en las ejecutivas de forma sectaria y corporativa, está a punto de saltar por los aires. En el PSOE se ha visto recientemente con la exclusión de las candidaturas alternativas a la triunfadora, que sumaban más votos que aquella, entre ambas. En Podemos, se está viendo con las advertencias de Pablo Iglesias y Echenique sobre “los intrusos” y “la gente que no comparte nuestros valores” (cuando en cualquier democracia, los dirigentes de un partido tendrían que esperar a ver lo que dicen sus bases antes de considerar cuales son los valores del partido o quienes resultan “intrusos”, no vaya a ser que los intrusos realmente sean ellos).

El último caso ha sido UPyD, con la sugerencia de Sosa Wagner de que el partido de Rosa Díez debería unirse con Ciudadanos dada la situación del país, a lo que la "indiscutible" lideresa del partido magente y su camarilla, han respondido de forma furibunda denunciando por traición la propuesta y al proponente, cabeza de candidatura en las Elecciones Europeas recientes. La enésima tentativa de autoritarismo del partido de Rosa Díez ha sido respondida, a su vez, por los militantes de la base del partido que apoyan la propuesta de Sosa Wagner. Entender lo que ocurre en UPyD no es difícil, pues es, sin duda, el partido que mejor representa la organización de una formación política en el marketing y el populismo, dispuesta a defender cualquier idea o alternativa que le conceda votos. Las cartas de Alvaro Ballesteros y Fran García, y la de Mikel Buesa, todos ellos cargos caídos del partido, nos muestran por donde van las cosas.

En el PP las cosas no se mueven porque el partido está en el poder y el que se mueva no sale en la foto, ni en las candidaturas, mientras haya acceso al pesebre público, todos felices. En IU, están esperando a ver qué ocurre con Podemos tras su congreso, pero están dispuestos a no dejarse ni un conserje colocado por el partido en la batalla. En los partidos nacionalistas como CDC con su aventura pujoliana, CC con su referéndum sobre las prospecciones y en ERC sobre la independencia siguen su propio curso, ajenos a las necesidades reales de los ciudadanos que dicen representar.

Es tan fácil de comprender lo que está ocurriendo, que parece mentira que en este país sigamos viviendo en la inopia.

Lo que está aconteciendo es, sencillamente, que el modelo de representación política en este país está agotado y no lleva ni arreglo, ni apaño. La mayoría de los ciudadanos han comprendido definitivamente que el mayor atentado a la igualdad que existe en este país es el que existe entre ciudadanos de a pie que pagan todos los destrozos y políticos de pedestal que se llevan todos los privilegios y beneficios. La ausencia de isocracia, que nos condena a un modelo estamental como el existente antes de la primera Constitución de 1812, en el que los que representan a los demás, y los que estos han colocado en las administraciones públicas y empresas vinculadas a la cosa pública, viven bien, mientras que sus representados cada día viven peor y con más dificultades.

El cuento se acaba, los de la casta lo saben y andan desesperados tratando de buscar fórmulas que le devuelvan la confianza de sus electores, que se ha ido para siempre.  Así lo demostraron las elecciones europeas con 5,2 millones de votos perdidos por el PSOE y el PP en relación a las anteriores. Ni las propuesta de alcaldes más votados del PP, ni la hibridación electoral de los candidatos del PSOE, ni los círculos de Podemos, ni las propuestas de alianzas entre Ciudadanos y UPyD, o entre el PSOE y el PP, salvarán de la catástrofe a la casta política española, absolutamente deslegitimada por sus delitos, sus corrupciones y sus fraudes, además de su desvergüenza, pero también por la crítica incendiaria que cada día acompaña sus hazañas en las redes sociales, así como las protestas sin interrupción de buena parte de los ciudadanos que abjuran de su representación (83 % en la última encuesta del CIS que trató el tema), pero sin duda y  fundamentalmente, el escaso apoyo recibido de los electores en las pasadas Elecciones Europeas, donde un 58 % de los convocados no votaron por ninguna formación política. Hoy todos los partidos políticos reunidos son una minoría, con respecto a ninguno que es el elegido por la mayoría.

La extinción del modelo de representación política con el que hemos vivido los últimos 35 años en este país está próxima, o bien los políticos de todos los partidos cambian su tradicional comportamiento despótico, o serán depuestos definitivamente, al tiempo que los partidos políticos que hoy conocemos disueltos por inútiles ejemplos de democracia. También se extinguieron los dinosaurios de la noche a la mañana y habían dominado el planeta durante millones de años. 

Los políticos de este país deben ir dándose cuenta de su condición absolutamente prescindible, cuando se han convertido en causa fundamental de nuestros problemas y consecuencia de nuestra ingenuidad y confianza infantil, cuando anunciaban la búsqueda de nuestro bienestar en las campañas electorales, pero en realidad sólo se procuraban el suyo una vez que llegaban al poder. 

Creo que a partir de ahora no podrán continuar engañando a la gente, se les agota el tiempo y se les acaba el chollo, por mucho que se disfracen en su impostura y usurpación. Las alternativas se van definiendo, o bien deponen en breve su actitud infame, o vamos camino de un enfrentamiento ineludible, directo y prolongado entre ciudadanos y políticos, hasta que sean desalojados de la representación política que les hemos concedido y han demostrado que no se merecen.

Enrique Suárez


2 comentarios:

Republica bananera dijo...

Para mi el desencadenante ha sido el pinchazo de la burbuja inmobiliaria: Se ha reducido drásticamente el dinero en manos de los políticos, menos tarta a repartir entre los mismos, las clientelas siguen exigiendo canapés, ya no se puede seguir jugando con recalificaciones porque la cuestión está agotada,...

Todo un símbolo: hace unos meses se presentaron 14 políticos para inagurar una pequeña rotonda en la que los 14 entraban con dificultad. Esto no hubiera ocurrido hace 7 años.

Republica bananera dijo...

La pregunta es: ¿Hacia donde vamos? Los profesionales de la política han optado por la huida hacia a delante (al inicio de la crisis yo ya pronostiqué que suprimirían hospitales antes que suprimir coches oficiales), negandose a admitir que la fiesta se ha acabado y que ya no quedan canapés en la bandeja, se niegan a aplicar reformas de la administración pública como se está haciendo en otros países europeos, se niegan a reconocer que la corrupción es generalizada tratándolo como casos aislados, ... solamente están esperando a que retorne la burbuja inmobiliaria.

http://pimientosfritos.blogspot.com/2013/12/no-pasa-nada.html

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