El regreso de Aznar: la verdad sobre el triunfo electoral del PP en las elecciones autonómicas

Cuando se analizan con detalle los resultados de las elecciones del 22-M se llega a la conclusión de que más que un triunfo del PP, lo que ha ocurrido es un descalabro del PSOE: los votantes socialistas se han quedado en casa, pero no han pasado o lo han hecho de forma muy escasa, a ser votantes del PP.

Si en el PP se sienten satisfechos con los resultados obtenidos, no se han enterado de que España no quiere al PSOE de Zapatero y todo lo logrado, aunque asume que el PP de Mariano Rajoy puede ser una solución provisional a los graves problemas que se presentan, pero de ninguna forma una solución definitiva. Algo se está haciendo mal en el PP, alguien está equivocándose y alguien está favoreciendo la recuperación del PSOE cuando Alfredo sea su cabeza de cartel. Si no se espabilan en el PP, el PSOE volverá a triunfar en las Elecciones Generales, tanto si se anticipan como si se celebran en su convocatoria natural.

El tancredismo expectante de Mariano Rajoy es una estrategia errónea y débil para triunfar en las elecciones, esperar que su victoria dependa de los errores del rival le condena a presentarse como un irresponsable que permite que el país se vaya a la mierda, con tal de triunfar en las elecciones. Alguien que hace tal cosa, no puede ser Presidente del Gobierno.

Mariano Rajoy obtiene una puntuación por debajo de Alfredo Pérez Rubalcaba en la valoración que hacen los españoles, y tan solo una centésima por encima de la que le conceden a Zapatero, después del desastre que ha organizado con la sinfonía para brotes verdes y motivos para creer que nos ha brindado durante los últimos tres años, dejando el país al borde de la quiebra, con cinco millones de parados.

En las pasadas elecciones autonómicas, el PP ha perdido votos con respecto a los que hubiera obtenido de mantenerse las proporciones del año 2007, siempre que se hagan proporcionales ambos comicios a la participación en las urnas, cuatro puntos más elevada en las elecciones de 2011.

A la vista de los resultados electorales de mayo, el PP ha cometido graves errores que le pasarán factura más temprano que tarde. Quizás el mayor de todos haya sido no aceptar a Francisco Álvarez Cascos como candidato por el PP de Asturias, porque le ha brotado Foro Asturias de repente, donde no había problemas con anterioridad. Eso le ha supuesto perder a su partido más de 150.000 votos. Otro caso, en cierta forma similar, es el acontecido en Navarra, con la escisión del acuerdo con UPN, que le ha restado 130.000 votos al PP y ha llevado su partido a una presencia testimonial en esta comunidad.

El PP ha perdido proporcionalmente votos en todas las comunidades donde ha gobernado, menos de un 5 %, lo que es algo asumible, y fundamentalmente en la Comunidad Valenciana, aunque Camps ha resistido el caso Gürtell con fortaleza sorprendente, perdiendo un 8 % de sus votos sobre los esperados. Es difícil crecer donde ya se ha obtenido una mayoría en elecciones anteriores.

En cuanto a los grandes triunfos del PP, han sido prácticamente en los lugares donde el PSOE gobernaba, especialmente en Aragón, donde Luisa Fernanda Rudí ha obtenido los mejores resultados proporcionales para su partido en España, seguida de Maria Dolores de Cospedal en Castilla La Mancha y el PP de Extremadura de Monago, así como en la comunidad de Cantabria. En Baleares se ha triunfado gracias al descalabro del PSOE, más que por el éxito del PP, lo que indica que la situación peculiar de la comunidad insular ha mermado los resultados.

En cuanto a Murcia, donde se han obtenido los mejores resultados proporcionales de España, todavía se ha crecido, al igual que en La Rioja. Hay lugares donde haciendo las cosas bien, todavía se hacen mejor, o el rival las hace peor.

El balance total, es que el PP ha perdido cerca de 200.000 votos con respecto a las elecciones de 2007, cuando se hacen proporcionales los resultados a la participación en ambos comicios. Peores resultados que en el 2007, no es precisamente una victoria, sino una derrota cuando se compara con su propia trayectoria, aunque relativamente nos parezca una victoria cuando se compara con haberse mantenido, más o menos, cuando el PSOE se ha descalabrado, y ha perdido más de dos millones de votos con respecto a 2007.

Urge tomar decisiones ante la inminencia de la convocatoria electoral, el cambio del candidato del PSOE, exige el cambio de candidato del PP, porque Mariano Rajoy está absolutamente quemado por haber llevado desde la oposición una política que no ha impedido el descalabro institucional, económico y político de España. Alfredo Pérez Rubalcaba no es un iluminado como lo era Zapatero, sino un personaje siniestro que va a jugar todas las bazas para desentenderse tanto del pasado, como de su partido si es necesario. La partida de ajedrez se va a desarrollar de poder a poder, y va a buscar el enfrentamiento cuerpo a cuerpo con Mariano Rajoy, que si ahora no obtiene mejor calificación por el electorado que la de Rubalcaba, con la que está cayendo, a medida que la campaña se vaya desarrollando la distancia todavía se incrementará entre ambos líderes y ambos partidos.

José María Aznar ha ofrecido en Valladolid su programa abreviado de gobierno para salir de la crisis y ha dicho que se encuentra en plena forma para acometer las responsabilidades que correspondan. Como Cascos dijo en su día, se encuentra en situación disponible.

Si en el PP no prevalecieran las ambiciones personales y sí los intereses generales del país, Rajoy debería retirarse a un segundo plano e invitar al Presidente Aznar a ser el candidato a las próximas Elecciones Generales, de no hacerlo, es muy posible que si Alfredo, Pérez y Rubalcaba, la santísima trinidad del socialismo, se ponen de acuerdo y organizan una campaña que abjure del zapaterismo, centrada en programas ilusorios y ofertas fantásticas, henchida de propaganda, manipulaciones e intoxicaciones, es muy probable que el PP, con Mariano Rajoy de candidato a la Presidencia del Gobierno, vuelva a perder las elecciones, como en las dos ocasiones anteriores.

Alfredo Pérez Rubalcaba sólo tiene que convencer a los españoles que es mejor candidato que Mariano Rajoy, sin quitarle ni un voto al PP, algo que no le resultará difícil, y suplicar a los electores habituales del PSOE que regresen a las urnas, porque de otra forma el PP se va a hacer con el poder absoluto en España, algo que sería perjudicial para todos los españoles y su bienestar social, según nos relatará. No es tiempo para palomas como Zapatero y Rajoy, sino para halcones como Rubalcaba y Aznar.

No hay más leña que la que arde.

Enrique Suárez