Si los conceptos no están claros no se pueden hacer teorías consistentes y posiblemente ese sea el principal problema epistemológico de la política española actual. La ignorancia de los políticos que nos representan es ofensiva, una auténtica infamia para el sentido común y la inteligencia de los ciudadanos.
La sociedad de masas, la eclosión mediática, la decadencia intelectual y el burka del talante, han conducido a muchos compatriotas a la extraña conclusión de que son libres porque pueden cambiar de canal de televisión con el mando a distancia, o porque pueden hablar, en tiempo real, con un taiwanés o taiwanesa desde Villaconejos por el Messenger. Otra cosa es el paro, la deuda, el déficit y la cochambre en la representación pública.
La impostura en política se manifiesta en nuestro país más que en ninguna otra profesión , donde hay gente como Basagoiti, González Pons o Pérez-Espinosa que se han convertido en socialistas de palabra y discurso, para arengar a los ciudadanos contra la epopeya de Francisco Alvarez Cascos que se avecina. Las siglas son más importantes que las personas, las organizaciones son más importantes que los personalismos, y alguna otra tontería que no encaja en un partido que no sea socialista, porque defender algo por encima de las personas, que no sea la justicia, representa la insidia de la memez, que es la más perniciosa de todas. Que ceguera más enorme la de los iluminados por las alas de la gaviota, antaño de la libertad.
Las personas son siempre el sujeto de la política, las personas diferenciadas, con identidad propia, que respetan las instituciones y deben ser respetadas por ellas. Un político es igual que un ciudadano, no se puede elevar a los políticos a costa de demoler a los ciudadanos. La sociedad de masas no es una entidad amorfa, sino un agregado de personas con identidad, libertad, responsabilidad, derechos y deberes. La trampa postmodernista de la deshumanización de la política (y por ende, de la ciudadanía), es la mejor forma de eludir responsabilidades ante los electores, porque si algo indeseable ocurre, la responsabilidad será de los clones que se reproducen en las organizaciones, no de fulano o mengano. ¡Qué barbaridad!
La proeza de Alvarez Cascos es humanizar de nuevo la realidad política, algo parecido a lo ocurrido en el Renacimiento con el arte y la cultura, o en el Romanticismo con las personas. Los políticos españoles actuales se han hecho un zumo con la colección de ciudadanos que formamos este país, para extraer el valor añadido de la sociedad de masas. Las legislaciones impuestas remedan a las establecidas en la Unión Soviética, en las que desde un Comité Central se establecían los límites de la realidad, algo que termina asfixiando la libertad, y consecuentemente la vida. Aquí nos ponen la vida a 110, por nuestro bien, y se quedan tan frescos.
Cascos ha hablado de cruzada en Cangas de Onís, de recobrar los valores humanos, del civismo, de la “areté” política, los códigos de conducta que aseguran la nobleza de actitudes en quienes representan a los demás, pero al mismo tiempo su discurso se establece contra los charlatanes, contra los impostores, contra los trepas, contra los sinvergüenzas que aspiran a representar a los demás sin reunir méritos para ello, sin ofrecer nada, porque nada pueden ofrecer, al bienestar de los demás, más que su intención de alzarse en privilegios que no les corresponde, expoliando a sus prójimos.
Alvarez Cascos nos habla de la impostura de los que viven de la política, no de los que viven para la política, de los buscavidas en comparación con los estadistas, que piensan en términos de generaciones y no de salvar su culo en el instante dejando la deuda de sus errores a sus descendientes, en un acto de mendacidad que alcanza cotas de genocidio saturnino.
Claro que es tiempo de profetas, no de charlatanes, Alvarez Cascos lo sabe, por eso nos habla a los asturianos como Moisés habló a su pueblo de una Tierra Prometida, en esta ocasión más allá en el tiempo, a partir del próximo 22 de mayo, por eso nos induce a un éxodo para abandonar la mezquindad y decadencia política en la que nos encontramos, para dejar atrás la esclavitud, el expolio, y el despojo al que nos someten los que nos representan mal en su propio interés y beneficio.
Que magnífica alegoría primaveral para Asturias. Moisés, el profeta de las grandes religiones monoteístas (las ideologías se han convertido en creencias), salvando a su pueblo de los mezquinos que se aprovechan de él. Decía Mircea Eliade que la historia humana siempre se acaba reproduciendo en el mito del eterno retorno, la historia de la humanidad se reedita sin fin, porque los seres humanos somos siempre humanos, por mucho grado de sofisticación tecnológica o cultural que nos acompañe en el contexto. Tal vez tenga razón.
Moisés comprendió el mensaje de una zarza que le nombró, que le concedió significado, tal vez Cascos haya sentido la misma llamada en su interior al contemplar el enzarzado escenario de la política española , para emprender la de liberación de su pueblo asturiano oprimido por una legión de impostores que se arremolinan ante el duerno del despropósito incoercible.
Moisés recibió las Tablas de la Ley en el Monte Sinaí, que analogía magnífica cuando nos habla de recobrar la civilidad política, de civilizar a los representantes públicos sometiéndoles, como al resto de los ciudadanos, al imperio de la Ley. Cuando Moisés descendió de las alturas del Monte Sinaí, (algo que recuerda el descenso de Cascos desde las cumbres de la política de Génova, tras haber sido todo en su partido) , se encontró a su pueblo adorando el becerro de oro por influencia de los que solo querían extraer lo material de la existencia, aunque fuera en perjuicio de sus semejantes. Los que lideraban la plutocracia fueron eliminados, como serán apartados de la vida pública todos los corruptos e impostores en un futuro próximo.
Por último, Moisés guió a su pueblo hacia la Tierra Prometida atravesando el Mar Rojo (que extraña coincidencia, si se compara con el espacio público en España) , para lo que fue necesario abrir un paso entre sus aguas dejándolas a izquierda y derecha, haciendo un camino de centro que permitiera el paso de su pueblo hacia el futuro. Los hebreos de aquella generación (Cascos ya tiene siete mil seguidores oficiales en Foro Asturias) vagaron cuarenta años por el desierto, muchos no llegaron a la Tierra Prometida, pero lo hicieron sus hijos, una generación libre que cambió el curso de la historia.
Moisés jamás llegó a la Tierra Prometida, ni muchos de los que lo acompañaron, pero sí lo hicieron sus descendientes que jamás volvieron a perder su identidad y han luchado con denuedo durante milenios por mantener su libertad. Claro que estamos en tiempos de profecía, de profecía autocumplida, de las profecías que son sueños que se acaban convirtiendo en realidad.
Esto es lo que nunca podrán comprender los que consideran que las siglas, las organizaciones, o las entelequias sociales son más importantes que las personas, que los seres humanos libres y sus proezas, cuando se proponen trascender.
Enrique Suárez
3 comentarios:
Sorprendente e inédito.
Las condiciones que ha generado la historia movilizan automáticamente al personal sin ayuda externa alguna, ni líderes, ni voces, ni consignas. Como por un resorte, el mundo camina por las calles anunciándose a si mismo ante los parásitos dirigentes muertos de miedo. Y encima el público está montando sus propias organizaciones autosuficientes sin necesidad de botarates. ¡Adonde iremos a parar!
Pues es muy fácil, a donde le corresponde a la humanidad ciudadana. El poder nacional está pasando a las manos soberanas de cada país. Luego ya se verá.
No hay otro camino ni otra realidad a la vista. Todos los ciudadanos están arrimando el hombro y juntos terminarán con esta pesadilla.
¡Que se vayan!
¡¡Atención Ciudadanos, el espíritu de Moisés se ha reencarnado en el cuerpo de Álvarez Cascos!! ¿Será capaz de que se unan el Cantábrico y el Mediterráneo y se engullan al PSOE y al PP juntos?, estoy deseando oír el próximo milagro para poder contárselo a mis nietos antes de irse a la cama, seguro que se dormirán antes que con "El Gato con Botas".
Paz y Amor para todos los que luchan por conseguir un justo reparto del trabajo y la riqueza que con el se genera.
Profesor ¿qué tal va usted de la úlcera?
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