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jueves, 7 de enero de 2010

La historia del complejo mundo cuadrado del circunflejo inolvidable



Dedicado a mi amiga kkdelujo

Érase una vez, en un país de contables y cuentistas, manipuladores y corruptos, piratas despiadados y princesas operadas, constructores acaparadores y destructores implacables; moros, morosos, y morros pisados, timos y desfalcos, misas y misterios, cruces y caminos, getas de todos los colores y sustancias, en el que surgió un hombre profundamente feminista, que cuestionaba como filósofo escéptico la existencia, la realidad que la mayoría podíamos ver, menos él, que en su atesorada ceguera tras años de exposición a la deformación de la realidad por el pensamiento crítico y sectario de sus ancestros, se propuso transformar lo que existía para que viviéramos en un mundo nuevo.

Nuestro antihéroe circunflejo no aspiraba a la épica de otra hazaña que la de destruir lo realmente existente para implantar su modelo de la realidad, su “como debería ser” particular, entre el pacifismo redentor y la ecoteología, esa nueva religión en la que se respetan los animales y las plantas más que los seres humanos. Pitagórica armonía la del malandrín, que despojaba de libertades y derechos a los ciudadanos, para conceder privilegios a los grupos que enarbolaban su vicitimismo, así que ni corto ni perezoso decidió repartir entre todos los mortales del territorio los recursos obtenidos, más que por justicia por ambición de equidad y recuperación de un equilibrio existente en su cabeza euclidiana de patio escuela.

Los criminales siempre serían los otros, los que se oponían a su versión, los oponentes a su memez, los detractores de su imbecilidad, y en la corte de los milagros y el esperpento pronto se dieron cuenta los taimados de que sólo tenían que pedir, o incluso exigir sus compensaciones –por no haber hecho nada más que dar la brasa durante toda su vida por defender su creencia, como más verdadera que la de los demás-, protestando que algo queda, aunque sea una subvención de algún meapilas sobrealzado por el destino.

Así que todos los aprovechados colectivos se adueñaron de los bienes producidos por todos los que trabajaron para ellos y para los demás, los productores de impuestos, los que dedicaron 60 o 70 horas semanales para mantenerse a sí mismos, a sus familias y a todos los pobres damnificados, que exigían lo suyo, sin haber pegado palo al agua.

Los sindicalistas, siempre atentos a cualquier eventualidad que les produzca beneficios fueron los primeros en acercarse al antihéroe de las cejas circunflejas, los hombros encogidos, y los brazos aspados. ¿Qué hay de lo nuestro, dijeron?. Millones de euros para los “trabajadores”, perdón, para los sindicalistas, que se han liberado para defender al proletariado de la opresión del capitalismo, y para conseguir que cada día haya más parados, porque el trabajo es un coto privado de su propiedad exclusiva. Todos lo celebraron, menos los que pagaron.

Llegaron las feministas y pidieron lo suyo, una Ley de Violencia de Género que criminalice el machismo, y quien dice el machismo, a los hombres, porque todos son potenciales asesinos, que como perros pueden devorar a las pobres mujeres que se les aproximan en su inocencia. Nada dijeron de los hijos, de los bienes, de las desigualdades generadas al imponer un criterio sectario de redistribución tras las rupturas conyugales.

Por supuesto, los ecologistas de salón, que viven del cambio climático y el culto de regreso al paraíso, junto con los antitaurinos, los deshumanizadores y desculturizadores no perdieron el tiempo, y exigieron lo suyo. La filosofía del tomate, el aire para quien lo trabaja, y todos organizados en mostrar a los demás sus actitudes criminales para vivir cómodamente a su costa, se dedicaron a influir sobre el circunflejo bondadoso.

También los bancos, las entidades financieras, especialmente las cajas de ahorros absolutamente ruinosas, tras haber pagado sueldos enormes a absolutos inútiles por pertenecer a un partido o un sindicato, aprovecharon también la oportunidad. Danos un plan de salvación, hermano Zapatero, y nosotros haremos el milagro de los panes y los peces, y él ínclito personaje accedió.

Los pacifistas atentos, no perdieron comba, y utilizaron distintas estrategias, no en vano su movimiento del No a la Guerra había elevado a los altares a su ídolo, que dejó alianzas para hacer extravagancias, como enviar ejércitos de pacifistas para hacer una democracia en Afganistán, cuando los afganos no saben ni lo que es.

Pero de todos ellos fueron los nacionalistas -más incluso que los propios socialistas- los que sacaron mayor tajada, sabiendo que su apoyo era imprescindible para que el cejado se mantuviera en el poder. Trataron de colar el plan Ibarretxe, y no pasó, pero con el Estatut, y ese tremendo nacionalista catalán de origen cordobés que es Pep Muntille, se sintieron fascinados. Siempre más dinero para Catalunya –Espanya nos roba, cuando en realidad los que roban a manos llenas son los nacionalistas del Palau y los caballos blancos de CIU-. Él, un hombre de un criterio firme, lo vio justo y se hizo catalán, tanto como dialogante con los terroristas de ETA o Al Qaeda, o los piratas somalíes. Lo que se puede resolver con dinero público –que no es de nadie- bien resuelto está.

Enamorado de la vida, promovió una ley del aborto por el bien de las niñas de 16 años que debían follar todo lo que pudieran según el nuevo catecismo y excluyendo a sus padres y familias del corte que supondría quedarse preñadas. Y así tenemos que las niñas de 16 años no pueden consumir tabaco o alcohol, pero si pueden decidir por sí mismas si abortan o no, con el asesoramiento del Estado.

Y los chicos de la memoria histórica, tratando de reeditar la historia, para que termine explicando –en buena dialéctica materialista- que los que tenían razón eran los que perdieron la guerra, cuando se olvidan de los que la provocaron con intención para derrocar un gobierno legítimo y republicano.

En fin, el país de las maravillas de Marco Polo, no tenía comparación siquiera con el territorio que fue España en su día, y que gracias a este ilustre abominable que niega la realidad, para mantener a todas las cofradías de su secta, ha jodido todo lo existente para “civilizarnos a su criterio”, para que España sea el país con más dificultades para resolver la crisis económica –que el negó- de Europa, para lograr la cifra de paro más elevada de nuestra historia –más de cinco millones de parados contando los que hacen cursos con los sindicatos-, para dejar a los españoles con un pufo de cientos de millones de euros, para la propia Elena Salgado reconozca que se tardará cinco años en crear empleo –así que diez años perdidos, cinco con él antihéroe y cinco para resolver su estropicio-, y se quede tan fresca.

Creo que lo mejor que podemos hacer los españoles es invitar a nuestro salvador a que se suicide –una salida noble, harakiri-, a ver si lo entierran de una puta vez en el Valle de los Caidos, que es donde en este país se envía a los salvadores, que nos hicieron la vida imposible. ¿No es hora ya de que haya un socialista en el Valle de los Caidos por España?.Y en su defecto, que se exilie como Betino Craxi, otro ladrón socialista que los italianos echaron a gorrazos cuando descubrieron que era un sinvergüenza que lo único que hacía era apropiarse de lo ajeno y beneficiar a su secta.

Cada minuto que Zapatero sigue en el gobierno nos endeudamos con más de 250.000 euros, este tio nos quiere arruinar, para hacernos unos pordioseros que no tengamos más remedio que reconocer que si no fuera por él, aún estaríamos peor. ¡Que se vaya de una puta vez!, el antihéroe de los cojones, a costa de convertir a todos los demás en la misma mierda que el patrocina. Nos va a dar una gastritis o una úlcera de la náusea y el vómito ininterrumpido a la mayoría de los españoles no abducidos que quedamos y luego a ver como lo arreglamos, porque si esperamos a que estos inútiles resuelvan algo vamos apañaos. ¿Pero quién coño se ha creido que es este imbécil?

Biante de Priena

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