En este país llevamos treinta años soportando el fracaso del socialismo real en la Unión Soviética, gracias a que los perdedores contra la libertad se han acantonado en el poder y el dinero público. La caída del Muro de Berlín en 1989, dejó al descubierto lo que habían hecho con sus respectivos pueblos, lo que habían hecho las burocracias del socialismo real.
El mito de la igualdad de los países del Pacto de Varsovia, expandido en los países occidentales gracias a los medios de comunicación enfrentados contra el capitalismo reinante,- la denunciada hegemonía "imperial" de los Estados Unidos, y el invento "contra el pueblo" de la Unión Europea-, quedó convertido en en una alegoría de la opresión, y el reparto de privilegios desde el sectarismo más furibundo.
Se pudo comprobar “in situ” que el socialismo, más que disminuir la desigualdad, lo que había conseguido era igualar a los países de su órbita en la abismal diferencia en derechos, obligaciones y recursos, respecto a los "deleznables" países capitalistas. Tan hartos se quedaron los europeos del Este del aplastamiento de la bota rusa, que tardaron días en solicitar su ingreso en la Unión Europea, y hoy la inmensa mayoría de los países "dependientes" de la Unión Soviética, han integrado en la comunidad política y económica más rica del mundo, que es la Unión Europea.
El fracaso del socialismo se siguió desarrollando entonces en dos frentes: el socialismo bolivariano-castrista de Latinoamérica y el progresismo de los países occidentales.
Cierto es que la mayoría de los países latinoamericanos están gobernados por partidos de izquierda, que tratan de emular y mejorar la dictadura castrista. Pero el primer error que están cometiendo es la creación de burocracias inmensas dispuestas para oprimir a los discrepantes desde el ostracismo hasta la persecución. El socialismo, es la antítesis de la libertad, utiliza la democracia para imponer su modelo, asfixiando la discrepancia, negando la pluralidad.
El progresismo de los países occidentales se comercializó por el fraccionamiento de la supuesta igualdad en sus fragmentos, convirtiéndose en la doctrina de la modernidad y el pensamiento políticamente correcto –como si sólo fuera uno el válido y todas las demás opciones desechables-.
Los nuevos motivos para creer se fundamentaban en la igualdad de género, la igualdad de salario, la defensa de la igualdad en los más desfavorecidos, la igualdad en el trabajo, la lucha contra el capitalismo, y la igualdad de todos los pueblos y naciones, con un alegato internacionalista y mesiánico.
En realidad, el progresismo es, a los efectos, más una religión sectaria que una doctrina política, que pretende desplazar y eliminar a otras creencias posibles, desde la religión católica a la musulmana, desde los ideales conservadores hasta los anarquistas, para ocupar todo el “espacio espiritual”, al tiempo que todos los poderes. El socialismo sigue siendo tan totalitario como con Lenin o Stalin, lo único que ha cambiado es la forma de presentación, que se ha adaptado a la promesa de un mundo nuevo, un "más allá" en el más acá.
Ciertamente, el efecto más pernicioso del socialismo es la deshumanización de los seres humanos y la eliminación de su libertad, porque los socialistas se sienten ungidos por el dedo de la verdad absoluta y consideran que todos los que se oponen a sus veleidades son reaccionarios, y enemigos del pueblo. La verdad no existe, y si exíste, sólo hay una, la suya.
El socialismo es incapaz de crear riqueza, porque comete el error más grave de la evolución social, elimina la competencia, evitando que los mejores ocupen los puestos de responsabilidad pública, para colocar en ellos a los afines, en un sectarismo estridente.
España, es hoy en día el último ejemplo vivo del socialismo en Occidente, porque los planteamientos de Obama en USA y Brown en UK, nunca tendrían la osadía de socavar los cimientos políticos de la democracia liberal, cosa que ha hecho el PSOE de Zapatero con la brutalidad que caracteriza a la torpeza y la ignorancia.
Pero el mayor problema que genera en un país como el nuestro es su singular criterio de justicia, que establece que los miembros del partido y de los sindicatos afines, por el hecho de serlo, se convierten en un grupo de privilegiados enorme que se zafan del trabajo, de los criterios de selección para los demás, para dedicarse a la política, y vivir a costa de los otros. Socialista en el poder es sinónimo de privilegiado en nuestro país.
La barbaridad anti-ideológica del pragmatico -la conquista del poder como única referencia- del socialismo español, le hará convertirse en el único partido que será constitucionalista en Euskadi y nacionalista en Cataluña, con tal de afincarse en la poltrona, mientras Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Asturias siguen siendo cortijos.
Una prueba última de las bondades del socialismo, es que en las comunidades en que el PSOE gobierna –con la excepción de Cataluña- es precisamente en las que la pobreza es la más alta y el PIB por habitante más bajo de todas las españolas, y eso que los socialistas han gobernado en ellas desde la transición.
El socialismo se ha reinventado en España, gracias al apoyo de los medios de comunicación subvencionados, la demonización del PP, y los acuerdos anticonstitucionales con los nacionalistas. Y España ha progresado, a pesar de los socialistas, que han producido cuatro millones de parados con sus políticas, han disminuido un 20 % la riqueza de los españoles, han arruinado miles de empresas, sobretodo de autónomos, y han tomado las instituciones como si fueran un predio conquistado, y considerándolo una oportunidad para el negocio y la colocación de amigos y familiares.
Solo cabe preguntarse, si en este país hemos conseguido lo que tenemos, lo que somos, a pesar de las barbaridades socialistas, ¿qué no hubiéramos logrado sin ellas?.
Erasmo de Salinas
El mito de la igualdad de los países del Pacto de Varsovia, expandido en los países occidentales gracias a los medios de comunicación enfrentados contra el capitalismo reinante,- la denunciada hegemonía "imperial" de los Estados Unidos, y el invento "contra el pueblo" de la Unión Europea-, quedó convertido en en una alegoría de la opresión, y el reparto de privilegios desde el sectarismo más furibundo.
Se pudo comprobar “in situ” que el socialismo, más que disminuir la desigualdad, lo que había conseguido era igualar a los países de su órbita en la abismal diferencia en derechos, obligaciones y recursos, respecto a los "deleznables" países capitalistas. Tan hartos se quedaron los europeos del Este del aplastamiento de la bota rusa, que tardaron días en solicitar su ingreso en la Unión Europea, y hoy la inmensa mayoría de los países "dependientes" de la Unión Soviética, han integrado en la comunidad política y económica más rica del mundo, que es la Unión Europea.
El fracaso del socialismo se siguió desarrollando entonces en dos frentes: el socialismo bolivariano-castrista de Latinoamérica y el progresismo de los países occidentales.
Cierto es que la mayoría de los países latinoamericanos están gobernados por partidos de izquierda, que tratan de emular y mejorar la dictadura castrista. Pero el primer error que están cometiendo es la creación de burocracias inmensas dispuestas para oprimir a los discrepantes desde el ostracismo hasta la persecución. El socialismo, es la antítesis de la libertad, utiliza la democracia para imponer su modelo, asfixiando la discrepancia, negando la pluralidad.
El progresismo de los países occidentales se comercializó por el fraccionamiento de la supuesta igualdad en sus fragmentos, convirtiéndose en la doctrina de la modernidad y el pensamiento políticamente correcto –como si sólo fuera uno el válido y todas las demás opciones desechables-.
Los nuevos motivos para creer se fundamentaban en la igualdad de género, la igualdad de salario, la defensa de la igualdad en los más desfavorecidos, la igualdad en el trabajo, la lucha contra el capitalismo, y la igualdad de todos los pueblos y naciones, con un alegato internacionalista y mesiánico.
En realidad, el progresismo es, a los efectos, más una religión sectaria que una doctrina política, que pretende desplazar y eliminar a otras creencias posibles, desde la religión católica a la musulmana, desde los ideales conservadores hasta los anarquistas, para ocupar todo el “espacio espiritual”, al tiempo que todos los poderes. El socialismo sigue siendo tan totalitario como con Lenin o Stalin, lo único que ha cambiado es la forma de presentación, que se ha adaptado a la promesa de un mundo nuevo, un "más allá" en el más acá.
Ciertamente, el efecto más pernicioso del socialismo es la deshumanización de los seres humanos y la eliminación de su libertad, porque los socialistas se sienten ungidos por el dedo de la verdad absoluta y consideran que todos los que se oponen a sus veleidades son reaccionarios, y enemigos del pueblo. La verdad no existe, y si exíste, sólo hay una, la suya.
El socialismo es incapaz de crear riqueza, porque comete el error más grave de la evolución social, elimina la competencia, evitando que los mejores ocupen los puestos de responsabilidad pública, para colocar en ellos a los afines, en un sectarismo estridente.
España, es hoy en día el último ejemplo vivo del socialismo en Occidente, porque los planteamientos de Obama en USA y Brown en UK, nunca tendrían la osadía de socavar los cimientos políticos de la democracia liberal, cosa que ha hecho el PSOE de Zapatero con la brutalidad que caracteriza a la torpeza y la ignorancia.
Pero el mayor problema que genera en un país como el nuestro es su singular criterio de justicia, que establece que los miembros del partido y de los sindicatos afines, por el hecho de serlo, se convierten en un grupo de privilegiados enorme que se zafan del trabajo, de los criterios de selección para los demás, para dedicarse a la política, y vivir a costa de los otros. Socialista en el poder es sinónimo de privilegiado en nuestro país.
La barbaridad anti-ideológica del pragmatico -la conquista del poder como única referencia- del socialismo español, le hará convertirse en el único partido que será constitucionalista en Euskadi y nacionalista en Cataluña, con tal de afincarse en la poltrona, mientras Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Asturias siguen siendo cortijos.
Una prueba última de las bondades del socialismo, es que en las comunidades en que el PSOE gobierna –con la excepción de Cataluña- es precisamente en las que la pobreza es la más alta y el PIB por habitante más bajo de todas las españolas, y eso que los socialistas han gobernado en ellas desde la transición.
El socialismo se ha reinventado en España, gracias al apoyo de los medios de comunicación subvencionados, la demonización del PP, y los acuerdos anticonstitucionales con los nacionalistas. Y España ha progresado, a pesar de los socialistas, que han producido cuatro millones de parados con sus políticas, han disminuido un 20 % la riqueza de los españoles, han arruinado miles de empresas, sobretodo de autónomos, y han tomado las instituciones como si fueran un predio conquistado, y considerándolo una oportunidad para el negocio y la colocación de amigos y familiares.
Solo cabe preguntarse, si en este país hemos conseguido lo que tenemos, lo que somos, a pesar de las barbaridades socialistas, ¿qué no hubiéramos logrado sin ellas?.
Erasmo de Salinas
3 comentarios:
Magnífica diatriba contra el robo y la usurpación de las legiones de Zapatero...
Para colgar en el encabezamiento del post.
Es historia la primera concentración de autónomos en ESPAÑA
http://www.youtube.com/watch?v=XHMSARPwuA4
El Sr. Rubiales pretende colocar otra vez MERCANCÍA PODRIDA. Deje su mensaje con su LIBRE OPINIÓN en el hilo:
http://www.votoenblanco.com/La-lucha-fratricida-entre-UPyD-y-Ciudadanos,-un-mal-ejemplo-para-los-democratas_a2983.html
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