Modelo americano, modelo europeo
Afortunadamente, la banca independiente europea no ha escuchado en sus certezas a los gobernantes franceses. Digo esto porque la confrontación entre el modelo americano y el modelo europeo, está en el corazón de los años que hemos pasado y de los que nos quedan por vivir.
Sé muy bien que, durante la campaña presidencial, algunos de ustedes -e incluso algunos de los más próximos- no comprendía por qué cuestionaba el modelo norteamericano, una cuestión de separación y enfrentamiento con Nicolás Sarkozy
Estaba convencido desde hace mucho tiempo, de que este modelo que pretendía dominar la globalización definitivamente, estaba en contradicción formal, flagrante, sorprendente y violenta con la vocación francesa y con los valores que prevalecen entre nosotros. Para los interesados hay un artículo de Jean-Claude Casanova en la revista "Comentarios", que define nuestra posición, en el verano de 2007, y que recoge esta argumentación.
Hubo entonces un conflicto que no afectaba exclusivamente a la sociedad, más bien fue un choque de civilizaciones, y estoy muy satisfecho de que lo hayamos manifestado en ese periodo crucial.
Quiero retomar, porque está vinculado estrechamente con la cuestión de las "subprime", el análisis de Michel Camdessus, que me ha gustado mucho, y que se desarrolla en relación a las "subprime". Pero me pregunto si no podemos ir más allá, y pensar que las "subprime" en vez de ser una causa, son más bien una consecuencia, y trataré de exponer por qué.
Recuerden las reflexiones que hemos hecho sobre el tema en las reuniones de este tipo, y también en el congreso fundacional de nuestro movimiento.
¿Cuándo se produjo la ruptura de este modelo de dominación de la globalización, y que he llamado por comodidad, el modelo americano?. ¿Dónde estaba el virus?.
En mi opinión, el virus es el siguiente: este modelo, que algunos denominan neo-liberal, mientras otros lo definen como neo-conservador, y otros lo conocen como anglo-sajón, eligió una orientación que entraba en contradicción con lo que fue la historia de Europa y la historia de Occidente en los últimos 150 años.
En pocas palabras, durante los últimos 150 años tuvo lugar en Occidente - y cuando digo Occidente me refiero a un área tan amplia como desde California a Vladivostok, pasando por casa ... obviamente - el desarrollo de un modelo que se sustentaba en una simple idea, el progreso técnico, tecnológico, científico y económico, y las desigualdades económicas que debían desaparecer o, en su defecto, al menos restringirlas.
Básicamente, todo el mundo vivía con esta idea, como nosotros en Francia. Hemos vivido con la fe en el progreso de Norteamérica, y discúlpenme que lo diga, pero a pesar de los crímenes que no olvido, se ha vivido también vagamente con esta idea en Moscú... Todo el mundo vivía con esta misma idea, de que acompañando al progreso desaparecerían las desigualdades.
Algo que ocurrió a comienzos de la década de los ochenta. Margaret Thatcher fue elegida en 1979 y Ronald Reagan en 1981. Estaban inspirados por la misma escuela, una doctrina que debemos a Friedman o Hayek.
Este pensamiento se consideraba muy estructurado, muy poderoso. Antes de su aprobación, George Bush -padre, no W...-, decía: "Es un pensamiento vudú". No vean ninguna alusión a la actualidad jurídica reciente...
Esa fue la palabra que utilizó para hablar del pensamiento de Ronald Reagan. Este pensamiento se expresó en los círculos más próximos, porque jamás osaría a expresarlo ante la opinión pública, que había que abandonar la idea de la reducción de la desigualdad, que lo mejor para la creatividad de las sociedades, era la aceptación de las desigualdades e incluso que se perpetuaran y ¡crecieran!.
Así que hemos pasado los últimos veinte años en los Estados Unidos.
Hay un informe de la OCDE, que tuve la oportunidad de leer hace poco tiempo, que lo demuestra de la manera más esclarecedora. Hemos visto las manifestaciones de Nicole Maestracci en esta tribuna, a saber, que durante los últimos años, los ricos se han hecho más ricos y los pobres, más pobres.
En esta sociedad en la que el progreso reinó de forma suprema, en la que se tuvo la impresión de que los descubrimientos técnicos sucedían a los hallazgos tecnológicos, los ricos eran más ricos y los pobres más pobres, ¡y no solo un poco!.
En los EE.UU., a lo largo de los últimos veinte años, el precio de la mano de obra no cualificada ha disminuido y en los Estados Unidos en los últimos años, el 50% de la riqueza creada por el pueblo norteamericano, ¡fue capturado por el 1% más rico de la sociedad americana!.
Los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres. Esto no es una inercia, es el centro mismo del sistema en el que nos encontramos. Así que, discúlpenme por decirlo, pero si esta es la realidad social norteamericana -y por qué no decirlo- de las sociedades anglosajonas, existe sólo un medio evitar que las tensiones sociales nos desborden, ¡y no es otro que la droga!.
Estoy hablando de la droga que se da a los pobres: a saber, la inundación de créditos y que se le va a hacer si no pueden pagarlos. Así, las "subprime", cuya devolución estaba fuera del alcance de los prestatarios, no sólo era un medio de enriquecimiento de los bancos, también era una forma de anestesiar, por el consumo artificial, el malestar de los pobres. Es precisamente este modelo que quería implantarse en Francia, y es precisamente al que nos negamos y teníamos buenas razones para hacerlo.
Ahora, no me malinterpreten, he descrito este fenómeno para los Estados Unidos, pero si bien en menor grado, nosotros también tenemos esta situación en Francia, situación en la que la mayoría de las riquezas son capturadas por la fracción más rica de la población.
Excuso decir, que el escudo fiscal y la Ley Tepa no son otra cosa que la expresión de esta voluntad de favorecer a los más favorecidos para dar energía a la sociedad.
Ahora, por supuesto, que ha estallado el incendio, se hace un llamamiento a los bomberos y a las medidas de urgencia. Estas medidas, ustedes lo saben, se han desarrollado tras varias semanas de vacilación, pero han sido tomadas por los europeos, y en última instancia, considero que está bien. Se actuó de forma más justa y oportuna que con el plan propuesto por los norteamericanos.
Esta doble idea propuesta por el Primer Ministro británico ha traído la tranquilidad: Gordon Brown se declaró dispuesto a sujetar los bancos, incluso entrando a formar parte de su capital, y creando un gran sistema asegurador para los préstamos interbancarios. Yo lo he apoyado.
Hemos votado "a favor" en la Asamblea Nacional y el Senado, y hemos votado "a favor", en particular, lo digo "sotto voce" y con cautela, porque hay una posibilidad, a diferencia del plan norteamericano, para que estos créditos no tengan que ser movilizados.
He dicho "una posibilidad". No he dicho "una gran opción", no he dicho una posibilidad cierta, pero hay una posibilidad de que con el conjunto de estas medidas, se recupere la tranquilidad en los agentes del mercado.
Hemos apoyado este plan, por qué sabemos lo que ocurriría de no hacerlo, el caos, y sabemos que el caos en las quiebras de los bancos, la historia nos lo ha mostrado miles de veces, termina afectando a todo el mundo, especialmente a los más débiles, en sus puestos de trabajo, en su seguridad, en sus ahorros, en sus jubilaciones.
Por eso digo, que en cada ocasión que tengamos que actuar de manera responsable lo haremos. Es nuestra opción, nuestra forma de estar, nuestra elección y nuestra identidad.
Crisis financiera, crisis económica, crisis social
Ahora, por lo tanto, ya que no hemos podido evitar esta crisis, hay, ante nosotros, dos crisis muy importantes, una es la crisis económica, otra es, forzosamente, la crisis social.
Quiero decir que, hay una profunda crisis en la sensibilidad pública de la gente, por que ahora hay dos cuestiones en la conciencia de todos, en la sensibilidad de los franceses que no hacen política, en los que se contentan con escuchar la radio por las mañanas, en los que escuchan todos los días en el discurso correspondiente la concesión de 10, 20, 30, 40, 400 miles de millones de euros para la crisis, dos cuestiones que ocupan a los franceses y les van a mantener ocupados durante los próximos años, dos cuestiones que les hace entrar en cólera.
La primera cuestión es la siguiente: ¿dónde encontrarán esos miles de millones de euros?. ¿De dónde sale ese dinero?, ¿no nos decían que el Estado estaba arruinado?.
La primera cuestión, no se equivoquen, es un reto para la labor que se hizo para lograr un Estado más sobrio y con unas cuentas más equilibradas.
La segunda cuestión es la siguiente: para los bancos, para los banqueros, ellos encuentran todo el dinero que necesitan, por miles de millones y sin límites, pero para nosotros, para nuestra vida, para la educación, para la sanidad, para el empleo para nuestros negocios, hay mucho menos, y a veces no hay nada.
Esta cuestión, en periodo de planes sociales, con el desempleo anunciado, de restricciones de todo tipo, puede anunciar una crisis social.
Estas dos crisis, crisis moral y de equilibrio, y crisis social, están ante nosotros y son consecuencia evidentemente de la crisis económica, aunque se hayan evitado los efectos de la más devastadora.
Todo esto, debido a que no se ha hecho pedagogía de la crisis, o se nos anuncia con gran alharaca que se va a "refundar el capitalismo". Hay que tener en cuenta la ingenuidad que supone desde el comienzo de los tiempos pensar que las cosas que se anuncian en la política o la publicidad se acaban haciendo por sí mismas, y no como Jean Monet imaginaba hacerlas, en la convicción y la discreción, sino hacerlas realmente y ponerlas en escena.
Creo que no hay mucha posibilidad de que las obras surjan de los métodos que se están empleando, que hasta ahora sólo se encuentran en el ámbito de la comunicación.
Sin embargo, quiero ir más allá de esta apariencia. En realidad, se cantan las virtudes de un capitalismo ideal mientras se conduce a la picota al capitalismo real, se trata de hacernos creer que habría un capitalismo virtuoso, el gentil capitalismo de los negocios de otros tiempos, pervertido por el mal capitalismo financiero, y que se regresará al primero suprimiendo el segundo.
Para esto, evidentemente, hay que quemar lo que ayer se adoraba. Espero que no le haya pasado desapercibida a Hugo Chávez la "conversión socialista" de Nicolás Sarkozy. Esto no es más que una payasada, y debe, entre nosotros, reseñarse al lado del Fouquet´s...
Pero más allá de esta forma de ver las cosas, un poco burlesca, barroca, creo que hay algo más, un intento de restaurar la imagen del capitalismo como un modelo de sociedad, y esto constituye una cuestión para nosotros, para los franceses, para Francia, para nuestra historia, que los términos acabados en "ismo" tienen una virtud. Nos dicen lo esencial. En una sola palabra, componen una bandera y un acto de fe.
Traducción: Ciudadanos en la Red y Ramón Gutiérrez
Discurso de Clausura (1)
Discurso íntegro en francés
Vídeo en francés
continuará...
Afortunadamente, la banca independiente europea no ha escuchado en sus certezas a los gobernantes franceses. Digo esto porque la confrontación entre el modelo americano y el modelo europeo, está en el corazón de los años que hemos pasado y de los que nos quedan por vivir.
Sé muy bien que, durante la campaña presidencial, algunos de ustedes -e incluso algunos de los más próximos- no comprendía por qué cuestionaba el modelo norteamericano, una cuestión de separación y enfrentamiento con Nicolás Sarkozy
Estaba convencido desde hace mucho tiempo, de que este modelo que pretendía dominar la globalización definitivamente, estaba en contradicción formal, flagrante, sorprendente y violenta con la vocación francesa y con los valores que prevalecen entre nosotros. Para los interesados hay un artículo de Jean-Claude Casanova en la revista "Comentarios", que define nuestra posición, en el verano de 2007, y que recoge esta argumentación.
Hubo entonces un conflicto que no afectaba exclusivamente a la sociedad, más bien fue un choque de civilizaciones, y estoy muy satisfecho de que lo hayamos manifestado en ese periodo crucial.
Quiero retomar, porque está vinculado estrechamente con la cuestión de las "subprime", el análisis de Michel Camdessus, que me ha gustado mucho, y que se desarrolla en relación a las "subprime". Pero me pregunto si no podemos ir más allá, y pensar que las "subprime" en vez de ser una causa, son más bien una consecuencia, y trataré de exponer por qué.
Recuerden las reflexiones que hemos hecho sobre el tema en las reuniones de este tipo, y también en el congreso fundacional de nuestro movimiento.
¿Cuándo se produjo la ruptura de este modelo de dominación de la globalización, y que he llamado por comodidad, el modelo americano?. ¿Dónde estaba el virus?.
En mi opinión, el virus es el siguiente: este modelo, que algunos denominan neo-liberal, mientras otros lo definen como neo-conservador, y otros lo conocen como anglo-sajón, eligió una orientación que entraba en contradicción con lo que fue la historia de Europa y la historia de Occidente en los últimos 150 años.
En pocas palabras, durante los últimos 150 años tuvo lugar en Occidente - y cuando digo Occidente me refiero a un área tan amplia como desde California a Vladivostok, pasando por casa ... obviamente - el desarrollo de un modelo que se sustentaba en una simple idea, el progreso técnico, tecnológico, científico y económico, y las desigualdades económicas que debían desaparecer o, en su defecto, al menos restringirlas.
Básicamente, todo el mundo vivía con esta idea, como nosotros en Francia. Hemos vivido con la fe en el progreso de Norteamérica, y discúlpenme que lo diga, pero a pesar de los crímenes que no olvido, se ha vivido también vagamente con esta idea en Moscú... Todo el mundo vivía con esta misma idea, de que acompañando al progreso desaparecerían las desigualdades.
Algo que ocurrió a comienzos de la década de los ochenta. Margaret Thatcher fue elegida en 1979 y Ronald Reagan en 1981. Estaban inspirados por la misma escuela, una doctrina que debemos a Friedman o Hayek.
Este pensamiento se consideraba muy estructurado, muy poderoso. Antes de su aprobación, George Bush -padre, no W...-, decía: "Es un pensamiento vudú". No vean ninguna alusión a la actualidad jurídica reciente...
Esa fue la palabra que utilizó para hablar del pensamiento de Ronald Reagan. Este pensamiento se expresó en los círculos más próximos, porque jamás osaría a expresarlo ante la opinión pública, que había que abandonar la idea de la reducción de la desigualdad, que lo mejor para la creatividad de las sociedades, era la aceptación de las desigualdades e incluso que se perpetuaran y ¡crecieran!.
Así que hemos pasado los últimos veinte años en los Estados Unidos.
Hay un informe de la OCDE, que tuve la oportunidad de leer hace poco tiempo, que lo demuestra de la manera más esclarecedora. Hemos visto las manifestaciones de Nicole Maestracci en esta tribuna, a saber, que durante los últimos años, los ricos se han hecho más ricos y los pobres, más pobres.
En esta sociedad en la que el progreso reinó de forma suprema, en la que se tuvo la impresión de que los descubrimientos técnicos sucedían a los hallazgos tecnológicos, los ricos eran más ricos y los pobres más pobres, ¡y no solo un poco!.
En los EE.UU., a lo largo de los últimos veinte años, el precio de la mano de obra no cualificada ha disminuido y en los Estados Unidos en los últimos años, el 50% de la riqueza creada por el pueblo norteamericano, ¡fue capturado por el 1% más rico de la sociedad americana!.
Los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres. Esto no es una inercia, es el centro mismo del sistema en el que nos encontramos. Así que, discúlpenme por decirlo, pero si esta es la realidad social norteamericana -y por qué no decirlo- de las sociedades anglosajonas, existe sólo un medio evitar que las tensiones sociales nos desborden, ¡y no es otro que la droga!.
Estoy hablando de la droga que se da a los pobres: a saber, la inundación de créditos y que se le va a hacer si no pueden pagarlos. Así, las "subprime", cuya devolución estaba fuera del alcance de los prestatarios, no sólo era un medio de enriquecimiento de los bancos, también era una forma de anestesiar, por el consumo artificial, el malestar de los pobres. Es precisamente este modelo que quería implantarse en Francia, y es precisamente al que nos negamos y teníamos buenas razones para hacerlo.
Ahora, no me malinterpreten, he descrito este fenómeno para los Estados Unidos, pero si bien en menor grado, nosotros también tenemos esta situación en Francia, situación en la que la mayoría de las riquezas son capturadas por la fracción más rica de la población.
Excuso decir, que el escudo fiscal y la Ley Tepa no son otra cosa que la expresión de esta voluntad de favorecer a los más favorecidos para dar energía a la sociedad.
Ahora, por supuesto, que ha estallado el incendio, se hace un llamamiento a los bomberos y a las medidas de urgencia. Estas medidas, ustedes lo saben, se han desarrollado tras varias semanas de vacilación, pero han sido tomadas por los europeos, y en última instancia, considero que está bien. Se actuó de forma más justa y oportuna que con el plan propuesto por los norteamericanos.
Esta doble idea propuesta por el Primer Ministro británico ha traído la tranquilidad: Gordon Brown se declaró dispuesto a sujetar los bancos, incluso entrando a formar parte de su capital, y creando un gran sistema asegurador para los préstamos interbancarios. Yo lo he apoyado.
Hemos votado "a favor" en la Asamblea Nacional y el Senado, y hemos votado "a favor", en particular, lo digo "sotto voce" y con cautela, porque hay una posibilidad, a diferencia del plan norteamericano, para que estos créditos no tengan que ser movilizados.
He dicho "una posibilidad". No he dicho "una gran opción", no he dicho una posibilidad cierta, pero hay una posibilidad de que con el conjunto de estas medidas, se recupere la tranquilidad en los agentes del mercado.
Hemos apoyado este plan, por qué sabemos lo que ocurriría de no hacerlo, el caos, y sabemos que el caos en las quiebras de los bancos, la historia nos lo ha mostrado miles de veces, termina afectando a todo el mundo, especialmente a los más débiles, en sus puestos de trabajo, en su seguridad, en sus ahorros, en sus jubilaciones.
Por eso digo, que en cada ocasión que tengamos que actuar de manera responsable lo haremos. Es nuestra opción, nuestra forma de estar, nuestra elección y nuestra identidad.
Crisis financiera, crisis económica, crisis social
Ahora, por lo tanto, ya que no hemos podido evitar esta crisis, hay, ante nosotros, dos crisis muy importantes, una es la crisis económica, otra es, forzosamente, la crisis social.
Quiero decir que, hay una profunda crisis en la sensibilidad pública de la gente, por que ahora hay dos cuestiones en la conciencia de todos, en la sensibilidad de los franceses que no hacen política, en los que se contentan con escuchar la radio por las mañanas, en los que escuchan todos los días en el discurso correspondiente la concesión de 10, 20, 30, 40, 400 miles de millones de euros para la crisis, dos cuestiones que ocupan a los franceses y les van a mantener ocupados durante los próximos años, dos cuestiones que les hace entrar en cólera.
La primera cuestión es la siguiente: ¿dónde encontrarán esos miles de millones de euros?. ¿De dónde sale ese dinero?, ¿no nos decían que el Estado estaba arruinado?.
La primera cuestión, no se equivoquen, es un reto para la labor que se hizo para lograr un Estado más sobrio y con unas cuentas más equilibradas.
La segunda cuestión es la siguiente: para los bancos, para los banqueros, ellos encuentran todo el dinero que necesitan, por miles de millones y sin límites, pero para nosotros, para nuestra vida, para la educación, para la sanidad, para el empleo para nuestros negocios, hay mucho menos, y a veces no hay nada.
Esta cuestión, en periodo de planes sociales, con el desempleo anunciado, de restricciones de todo tipo, puede anunciar una crisis social.
Estas dos crisis, crisis moral y de equilibrio, y crisis social, están ante nosotros y son consecuencia evidentemente de la crisis económica, aunque se hayan evitado los efectos de la más devastadora.
Todo esto, debido a que no se ha hecho pedagogía de la crisis, o se nos anuncia con gran alharaca que se va a "refundar el capitalismo". Hay que tener en cuenta la ingenuidad que supone desde el comienzo de los tiempos pensar que las cosas que se anuncian en la política o la publicidad se acaban haciendo por sí mismas, y no como Jean Monet imaginaba hacerlas, en la convicción y la discreción, sino hacerlas realmente y ponerlas en escena.
Creo que no hay mucha posibilidad de que las obras surjan de los métodos que se están empleando, que hasta ahora sólo se encuentran en el ámbito de la comunicación.
Sin embargo, quiero ir más allá de esta apariencia. En realidad, se cantan las virtudes de un capitalismo ideal mientras se conduce a la picota al capitalismo real, se trata de hacernos creer que habría un capitalismo virtuoso, el gentil capitalismo de los negocios de otros tiempos, pervertido por el mal capitalismo financiero, y que se regresará al primero suprimiendo el segundo.
Para esto, evidentemente, hay que quemar lo que ayer se adoraba. Espero que no le haya pasado desapercibida a Hugo Chávez la "conversión socialista" de Nicolás Sarkozy. Esto no es más que una payasada, y debe, entre nosotros, reseñarse al lado del Fouquet´s...
Pero más allá de esta forma de ver las cosas, un poco burlesca, barroca, creo que hay algo más, un intento de restaurar la imagen del capitalismo como un modelo de sociedad, y esto constituye una cuestión para nosotros, para los franceses, para Francia, para nuestra historia, que los términos acabados en "ismo" tienen una virtud. Nos dicen lo esencial. En una sola palabra, componen una bandera y un acto de fe.
Traducción: Ciudadanos en la Red y Ramón Gutiérrez
Discurso de Clausura (1)
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